27 junio

¿Globalización? ¿Qué globalización? ¡...Si yo vivo en mi casa!

 

 


No es que estén matando a los indios, nos están matando a todos.  No, me estoy expresando mal: no es que estén matando solamente a los indios, eso quise decir.  La modernidad avanza, el siglo xxi que parecía tan lejano cayó como un mazazo y todavía no vivimos en la luna.

   No vivimos ni en nuestra casa, corriendo del trabajo al supermercado, y de ahí a pagar los impuestos (los que tienen suerte). 

  O caminando y caminando la calle sin calma y sin pausa los que se dedican a explotar las fuentes informales de recursos que brinda la gran bolsa de consorcio que descarta cada día el sistema.  

  Igualmente casi todos los vendedores de drogas y baratijas sueñan con comprarse el departamento, y los cirujas con un auto nuevo y olvidar el carro y los caballos para siempre.  

  Y así más o menos todos, el Síndrome Rockefeller nos empuja a obviar lo obvio del sinsentido de nuestro trajín, aumentando nuestra tolerancia al desastre total si podemos avanzar un peso más en nuestras billeteras. 

  O eso era antes, cuando se podía avanzar ¿Antes de que? Antes…

  La nueva matriz de consumo se ha vuelto finalmente la Matrix, que consume seres humanos, pero sin Hollywood, sin romanticismo, no estamos salvando el mundo en el último minuto, ni siquiera vamos a tener el beso romántico antes de morir, ya que hemos volatilizado las relaciones humanas.  

  Entonces queremos el celular nuevo.  

  ¿Para qué? Nadie sabe, no vale hacer preguntas, tenemos que tenerlo y listo. Y el celular se fabrica con aquella montaña… Aaaaaaaahhhh mira vos, yo no tengo nada que ver, a lo sumo para hacer el mío habrán gastado una piedrita…

  Entonces nos acorralamos en las ciudades, voluntariamente hacinados, auto desplazados de nuestra capacidad de entender el mundo, lo reemplazamos con noticias y fotogramas de la realidad, y estamos contentos, consumimos tantos virus como medicamentos, tanto alcohol como humo de caños de escape. 

  Defendemos a capa y espada la vida virtual, sin sabor, sin color, sin esperanzas de liberación.  Pero más allá, en los campos vírgenes, en las selvas infinitas, en los grandes ríos llenos de peces… ¡no! ¡¡No!! ¡Pará! ¡Pará, pará! 

  ¡Estas mirando una postal…! …pero más allá, mas allá de las ciudades amuralladas, donde las especies se extinguen a un ritmo estupendo, y la tierra negra se vuelve polvo a una velocidad fabulosa. 

  Donde antes había gente solo deben quedar maquinas, porque así está determinado por el poder de concentración que requiere el mecanismo de control-consumo-producción que fabrica, entre otras cosas, tu celular nuevo.   


  Entonces están matando a los indios porque ellos se quedan, porque las comunidades indígenas que todavía sobreviven a medio camino entre el monte y el desierto, son retazos, hilachas de un gran poncho que cubría cada rincón de américa.

  Al resto de la población rural la expulsaron hace rato, con indemnización o simple patada en el culo, hacia las ciudades, y siglos de conocimientos transmitidos de generación en generación, se están perdiendo para siempre, y la idea es que se pierdan, y para siempre. 

  La esclavitud de los conceptos no empieza cuando miramos la propaganda en la tapa del diario, ya estaba dada antes, cuando nos quedamos sin opciones más que la aspirina, más que la vida actual.  

  Entonces corrieron a todos del campo, para hacer todo más y mejor, y en silencio: atravesando la noche sin calma, la tierra se arrasa hora tras hora para inmortalizar a Keynes y Adam Smith, Ford y Rockefeller.

  Para nosotros quedaron los símbolos huecos, la estatua de la libertad, la torre Eiffel, el Obelisco, la latita, el paquete, el crédito y la refinanciación.

  Y en el medio de la nada, todavía hay instinto de comunidad, todavía hay apego a la tierra, todavía hay un conocimiento atado a la naturaleza y un estilo de vida que no la destruye.  

  No hay que ser ingeniero para saber que eso molesta, y mucho, las ultimas fronteras agrícolas no están en la tierra, sino en nuestra mente, cuando la saturación de informaciones cruzadas nos lleve a decir, _“bah, por mí que hagan lo que quieran, esos indios porque no se dejan de joder” y las ultimas topadoras aun paradas inicien la explosión en sus motores. 

  El mundo vuelve a ser plano, retrocedimos cinco mil años en la última década.  Y todo para que, para que inventen de una buena vez la vacuna contra la libertad, así todos esos gusanitos que no nos dejan dormir se vayan de nuestra mente al fin y podamos aceptar lo que viene sin complejos. 

23 junio

Fútbol, sociedad, gobierno...

 

 

  Cuando vivía en La Plata, en la ciudad de La Plata, íbamos con Walter a la cancha, a disfrutar de la fiesta que significa ser sepultado por una lluvia de papelitos, la efervescencia de las banderas, la hermandad del canto y la tribu, y una pelota escapando desesperada de amigos y enemigos.  

  El futbol profesional hoy en día dista mucho de ser un deporte, es más bien un negocio perverso, pero el resto estaba bien, y no faltábamos a ningún partido, si podíamos ir.  Él era de Boca y yo de River, así que un día tomamos la decisión equitativa de renegar de nuestros antiguos clubes y seguir a Gimnasia adonde fuera.

  Para mí era también un acto de justicia porque mi tío nos había convencido a casi todos los primos que los de Boca mataban bebes, entre una larga lista de otras atrocidades, lo que a nuestra corta edad, nos hizo elegir solidariamente su mismo cuadro.  

  Con la misma cara afirmaba también, entre otra sarta de mentiras, tratando de fijarlo en nuestras cabecitas inocentes, que a los indios había que matarlos de chiquitos, porque después crecían y se hacían malos… 

  Por supuesto que un artista tan consumado de la mentira y la manipulación no deja nunca de estar en las altas esferas sociales, donde participa de la arquitectura del poder que define las políticas que nos afectan a todos…

  Pero volviendo al tema, era lindo sentirse parte de la tribu, y hermanarse en una causa común, aunque no fuera más que un partido de futbol, igualmente no entendía el fanatismo, más que la pasión, que llevaba a hacer daño, a odiar a otra persona porque no tuviera los mismos colores que los nuestros.

  El anonimato entre la multitud podía convertir a personas normales el resto del tiempo en potenciales asesinos anónimos capaces de tirar una piedra a la cabeza de un desconocido, o gritar su odio, mucho más que su amor, durante horas.

  Lo extraño del caso es que muchas veces esta agresión mutua era dirigida a las personas que después se cruzaban durante la semana sin alterar su trato cotidiano, como si todo hubiera sido un paréntesis social de tiempo y  sentido. 

  Por las mismas razones que deje de ver futbol, por no participar en la construcción del fanatismo y la locura, de la guerra social, creo que los gobiernos del mundo entero no permiten que se vaya a la quiebra ni el más pequeño club de barrio.  

  Mediante el desangrante apoyo económico pueden convertir a los lazos sociales solidarios en instintos asesinos, y usar la creatividad como una herramienta de destrucción.  Son objetivos manifiestos dividir estancamente a la sociedad, sembrar el odio los prejuicios y la intolerancia, reclutar mercenarios, generar entusiasmo cuando todo va mal, tapar las más escabrosas noticias, y remitir las más altas aspiraciones del ser humano a la supremacía de un color cualquiera. 

  Claro está que en su nombre también nos venden la impunidad, la seguridad, la inseguridad, la represión, el tratamiento y control degradante como si fuéramos animales, contratos y estafas millonarias en equipamiento e infraestructuras, y mucho más.

  Pero lo más peligroso es que hemos llegado a creer que eso está bien y ya lo hacemos, lo favorecemos, voluntariamente.  Hasta a una vaca hay que arriarla…pero nosotros hemos regalado nuestra dignidad. 

  Entonces salía esa tarde del clásico, entre Gimnasia y Estudiantes. 

  Habíamos ganado, la alegría se derramaba por las avenidas rumbo a la plaza San Martin, donde se juntaría la gente a festejar.  

  Yo como siempre, me había despegado de la gente que había ido conmigo, mirando el espectáculo humano, sin entender: un colectivo de la línea 518 pasaba lentamente por la avenida siete, cuando un inconsciente saca una bandera de estudiantes por la ventana, acumulando puteadas hasta que el embotellamiento de la esquina dio tiempo a los más desaforados de destrozar las ventanillas del micro a baldozasos, uno pateaba la puerta pretendiendo que el chofer le abra para extraer al enemigo, otros intentaban pegarle a través de las ventanillas rotas… 

  En cuanto vió un hueco, el conductor del colectivo, haciendo gala de su sangre fría, lo saco de la zona de peligro maniobrando rápidamente.  Y esto sucedió delante de los espantados pasajeros por un lado, y la mirada aprobadora de los fanáticos, hombres mujeres y niños.  

  A pesar de sembrarlo y abonarlo en sus hijos, muchos no llegarían a tanto pero lo aprobaban explícitamente, dejando que el trabajo sucio lo hagan los barrabravas, a quienes seguramente más tarde dirían que había que erradicarlos de la fiesta popular del futbol.

  Yo iba viendo como perdía sentido todo, pero seguía mirando, un rato más antes de volver a la pensión, la noche había caído prolijamente, yo solo me identificaba con la masa con un gorro azul y blanco con largas trenzas y flecos azules y blancos, con una dedicatoria firmada en su costado por mi amigo Gastón.  

  En el centro de la plaza se encontraba el núcleo de la hinchada, alimentando su fanatismo y su adrenalina con alcohol y drogas.  Yo volvía por la vereda ya hacia mi casa, cuando de repente siento que me arrebatan el gorro, me doy vuelta, y se lo estaba probando un tipo, impunemente, como si no hubiera nada más que explicar. 

  Escudado en su categoría, su cara desencajada, sus tatuajes, su cuerpo y su cerebro anestesiado, ni siquiera me miraba mucho, y seguramente no esperaba que yo le dijera “dame mi gorro”…

  El tipo no entendía, solo había ganado un gorro y no esperaba que ningún idiota se lo reclamara, y yo que dámelo porque es mío, mientras como una masa de hormigas, el resto de la barrabrava iba rodeándonos, lentamente, mientras algunos curiosos se iban alejando de la misma manera, aunque tal vez mirando para atrás, para llevarse en sus retinas una buena anécdota que contar… 

  Yo quería que me lo devuelva y el que no, y que si quería “combatir” por el gorro, y yo que el gorro es mío, dameló, y si hay que combatir vamos a combatir.  

  Yo intuía que estaba ya en el medio de un enjambre pero solo tenía ojos y atención para la cara del tipo, vino un referente de la hinchada, el Melli, que me preguntaba con quien había venido, de  donde era, con quien andaba, y yo que nada, estoy solo, soy de Concordia Entre Ríos, y ese tipo me zarpo el gorro y voy a combatir para recuperarlo, y es mano a mano no se meta nadie.  

  Ni siquiera lo miraba más que para esquivarlo y seguir a tiro del arrebatador, que miraba desconcertado, igual que los demás, como me soltaba una y otra vez del tipo, que me decía que me valla a mi casa.  Obviamente no podía ganar. 

  Entonces gano la tenacidad, y el otro se decidió también, y en el encontronazo inicial termino sentado del primer derechazo, al lado de una canilla, en el barro de la plaza. 

  Yo lo espere que se levantara, ahora viniendo más precavidamente a mi encuentro, mientras los demás hacían espacio, entonces empezamos a golpearnos minuciosamente delante de todos, en un despliegue de impiadoso respeto por las reglas del Box.  

  El tiempo pasaba mientras íbamos acercándonos, girando, al centro de la plaza, junto al monumento a Artigas, sin definir un ganador claro, sin que ninguno de los dos se rinda, y sin que ninguno vuelva a caer, a pesar de la sangre que iba tiñendo mezclada nuestras ropas. 

  El gorro en cuestión estaba asegurado en el cinto del tipo, y ahí seguiría hasta que me lo devuelva.  En un momento creo que pararon la pelea, y empezamos a negociar nuevamente, ya que obviamente la otra solución era matarme. 

 Él me decía que era para su hermano que estaba preso, que se lo dé, de corazón para el… yo que valoro la libertad más que nadie, y a pesar de no haber cometido un delito en mi vida, ya había conocido el  interior de las comisarias, arrastrado por esa ley de “averiguación de antecedentes” que faculta al estado a encarcelar a sus ciudadanos por 24 horas sin más explicaciones que un dato que pueden recabar en 24 segundos.  

  Pensé en el hermano de este tipo, preso, y el ganando un gorro para compartir su alegría, y me conmovió, y decidí dejárselo.  Después de media hora de pelea ya éramos como viejos conocidos así que lo abrace y le digo “está bien, llevale el gorro a tu hermano, te lo regalo” pretendiendo así cerrar el ciclo con un significado más constructivo que la violencia misma.

  Entonces me saco violentamente de un manotazo: “que me tocas” dijo. Y ahí yo ya perdí los estribos y comencé la pelea nuevamente, ya en el centro mismo de la plaza donde lo había llevado retrocediendo paso a paso, en el corazón mismo de la hinchada, castigando con furia ciega, el insulto de pretender seguir siendo aún tan estúpido.  

  Solo un minuto más paso antes de que viera el fantasma de una cabeza canosa y unos grandes bigotes, surgiendo desde el costado atrás de una mano traicionera que me dio de lleno en la mandíbula. 

   Mi cabeza se balanceo como una hamaca, mi cuerpo la siguió con mi cintura como eje, pero tampoco, ni siquiera ahí caí. 

  Ante la nueva situación, y mientras algunos increpaban al tipo que me había pegado “que te metes si es mano a mano” yo vi que había que terminar la pelea nomas.

  ¡“Bien, bien, esta es “La 22” que todos queremos”! Y giraba mirándolos, aplaudiendo e insultándolos a todos, mientras mi cara empezaba a chorrear la sangre derramada por la traición, y yo encaraba el camino a casa volando de bronca e indignación.  “Pará, limpiate la sangre que te va a llevar la policía” me decía el mismo que antes pretendía mandarme a casa… 

  “¡La policía!... ¿Qué policía? La policía son ustedes, pegando por la espalda, ratas de mierda”  y nadie hubiera podido encontrar argumentos para discutirme… 

  Me fui sin preocuparme más por nada, aunque la gente se cruzaba de vereda al verme: un tipo de pelo largo, despeinado y sin gorro, lleno de sangre de la cabeza a los pies, caminando resuelto de dientes apretados, con los ojos llameantes de furia e impotencia.

  Por suerte no vi mi reflejo en ninguna vidriera, o también me hubiera asustado.

  Entre a la pensión y la muchachada estaba en una pieza, jugando a las cartas creo, “¡¡¡ ¿Qué te paso?!!!” 

  Era la pregunta, esperando la noticia de una explosión o un choque frontal con un colectivo…  uno vino con una Curita, simbólicamente, querían curarme, pero lo que tenía lastimado era mi sentido de la justicia.  

  Agarré la bici como estaba y surque la avenida siete hasta la casa de los pampeanos a veinte cuadras para gastar mi energía, rompiendo en el camino todos los espejos de los autos que crucé estacionados, quería hacer daño y no sabía a quién ni como… 

  Pasé un rato por allá pero no podía estar en ningún lado, volví a casa a tomar sopa por dos semanas, la mandíbula hinchada, los dientes apretados de bronca que no dejaban mejorar la cosa…

  Por suerte con el tiempo alcance a disminuir mis malos pensamientos, así que cuando alguien me aviso que el que me había pegado “el Ruso” estaba tomando algo en el bar de abajo de la pensión, y se ofrecieron hacerlo mierda por mí, ya estaba en condiciones de declinar la invitación.  El tipo dicen que murió al tiempo, al del gorro no lo volví a ver, y con los años alcance a entender que el Melli me estaba queriendo salvar sacándome del medio… 

  Igual, el futbol sigue aburrido como siempre, y los padres siguen criando a sus hijos en una justificación de la violencia que pretenden que no se esparza a todos los demás aspectos de su familia y la sociedad…

  Después se encuentran todos en alguna marcha por la seguridad.

 

Una vida más

 


 

 

Escuchaba una canción de Gustavo Cerati, un músico hoy postrado, inútilmente (¿Lo mantendrán vivo por cien años si su situación sigue generando ingresos?), por el estrés y los excesos: La ciudad de la furia. 

  Alcancé a vislumbrar el amor, la entrega de su poesía despiadada, al escucharla cantada por una persona que había compartido sus días con el músico, y que sin embargo hoy en día no tiene más nada que perder, ni cuentas que rendirle a nadie.  

  Vive en la calle, alcoholizado, pero vivo, con sus huesos tirados en el pasto o las baldosas en vez de una cama de hospital, y comparte lo que tiene con la gente de la calle, porque “lo que está en la calle es de la calle” aunque no con cualquiera.  

  Lo he visto echar de su lado a gurisitos descalzos, por robarle rastreramente la frazada, y también gritarle su indignación a una madre que le tiraba del pelo a su hijita de cinco años.

  Peleó en Malvinas y fue herido, paso dos años en la isla soledad, prisionero de guerra, y dice que si tuviera que volver, volvería.  

  Un argumento que escuche de varios excombatientes, que vivieron el contexto de la pelea monstruosamente desigual, el valor, el sacrificio, el compañerismo, y el intenso frio. 

  Un día vimos un video sobre Malvinas y describía cada fusil, cada sensación, los boquetes en las corazas de metal, la admiración por los pilotos de los Pucará volando a ras del agua para no ser detectados, las balas trazadoras.  

  La falta total de previsión, la irresponsabilidad de los mandos contra la valentía y la entrega de cada soldado.

  …Soldaditos, con 18 años, muriendo en tierras desconocidas.  El Subteniente de ayer bebe y come y duerme mirando a casi todos los jóvenes de hoy pensar que coctel se van a hacer para seguir derramando su vida en el más absurdo desperdicio de sentido, luchando por ser cada día un poco menos libres. 

  ¿Qué razón lo va a sacar de su abandono?

  Entonces hoy escuchaba esta canción en casa, y me lleno de amor, como un descubrimiento, una comprensión, como algo palpable que se transmite a través del parlante en una capacidad de admirar la belleza del mundo… la verdadera belleza. 

  Y sigo pensando que el amor está en todo, en todos lados, y sin embargo decir “amor” es tratar de encajonar una sensación que se multiplica a sí misma en miles de facetas por segundo, y aunque se exprese mejor en su perfección, a través del contacto con otra persona, no deja de ser más que una manera de ver el mundo, un formato de interpretación superficial para el desarrollo y la expansión como seres humanos.  

  Podría ser otra palabra, y no cambiaría nada, como no cambian su esencia los miles de asesinos que pululan por el mundo matando en su nombre.

  Sin embargo, creo que todo en mi vida lo he hecho por amor, y no me arrepiento de eso, vivo, con la libertad y la confianza de transcurrir por el planeta en una relación que construye y crea en su nombre.

  Sin embargo… casi siempre han sido demolidos los frutos de mis esfuerzos por personas que solo aman el dinero, cínicamente, intentando mantener y aumentar sus ganancias destruyendo lo que estaba bien, acorralando personas, tomando de rehenes hasta a los niños. 

   Todavía hoy insisten y malgastan la vida.  

  Omiten ver que su esclavitud se desnuda cada día y se cobra en su propio cuerpo el frenesí que los empuja a correr desde que abren los ojos atrás de un premio que nunca colmara su ambición.

  Entonces debería cambiarme de bando, y correr hacia la estupidez de derrotarse a uno mismo, de entregarse a las corporaciones, al consumismo, al prejuicio, a la seguridad a cualquier precio, a la posesión de las personas como norma humana civilizatoria. 

  No. 

   No voy a hacerlo para poner una trinchera que solo me deje encerrado, para iniciar una guerra conmigo mismo.  

  Prefiero disfrutar del viento en mi cara antes que la mentira del aire acondicionado, amasar mi pan cuando tengo harina en vez de venenos en formatos súper publicitados, inyectados en la voluntad de consumo a contra de toda valoración nutricional de los mismos. Comer es una metáfora.

  Pero soy un pacifista cabal, capaz de recorrer el mundo entero para encontrar el juguete perdido de un niño. 

  ¿O cabría hacer menos?  Para ponerme en guerra a mí hace falta  mucho más que estupidez, más que mala onda… solo peleo por amor  y por el espíritu humano, y no me guardo nada al momento de cambiar mi vida por un símbolo que no sea de tela.  

  Tampoco hay que olvidarse de avisarme cuando termina, porque no recuerdo haberme rendido.  Solo he visto a mis verdugos correr la mortaja sobre mis ojos, y caminar tranquilos hacia el horizonte que creían conquistado, los he visto creer que había caído y cometer el error de no rematarme, tal vez porque eso era lo justo. 

  Hay cosas que solo las puede decidir el destino.

  Solo me rindo al mismo poder que hace salir al sol, palabras solo son letras, y todo esto no tiene más sentido que escribirlo, ficciones, para que se ericen las almas cándidas. 

  La vida no puede ser más que comprobada, toda apreciación ajena es improcedente, sigo en mí, no hay otro lugar donde buscarme.

  Algunos piensan que vivo en la costa del rio…



 

17 junio

¡Feliz día del periodista! ...Ah ¿No era hoy?

 



 

  ¿Información? ¿Para qué? 

  ¡Miremos Madagascar VII antes que en el cine!

  …No es que no tengamos tiempo, es que no tenemos ganas.  La información está igual de disponible, por los mismos canales, y a la misma distancia de siempre, desde siempre, pero es tan trabajoso ponerse a contemplarla y valorarla, catalogarla, que ya nadie se pone en tales trabajos.   

  El estrés, la complejidad de los caminos para llegar a comprar a tiempo la comida, imponen una batalla perdida, donde todo el frente se termina definiendo en una necesidad: información, buena información es la que llega hasta mí.  

  Claro que también debe ser posible acceder a ella sin moverme del sillón de la compu.  

  Y si viene digerida, criticada, catalogada, condensada, globalizada, extrapolada, sintetizada, valorada, sistematizada, elegida, etc., etc., etc., mejor que mejor “información” pues así no interfiere con los canales dedicados a otras cuestiones más importantes.  

  La buena información no roba tiempo para escuchar o leer demasiado, en desmedro del “tiempo libre” que podemos dedicar a la diversión.

  No acosa la mente haciéndonos pensar después de un día frustrante, y agotador de trabajo, ni nos oprime con cuestiones escabrosas que nos puedan llegar a quitar el sueño o hacernos sentir responsables de nada.

  Hoy en día amamos, perseguimos, buscamos… ¡exigimos! Información que no diga nada: como lombrices en una lata, esperamos ansiosos las cascaras podridas del sistema, sin pretender nunca algo más jugoso o más fresco que nos obligue a pelarlo o procesarlo trabajosamente. 

  Luego, esperamos que nos ensarten en un anzuelo, para pescar al pájaro que vuela en nuestros pensamientos y enjaularlo para siempre, comiendo de la latita hasta el fin de sus días.  

  Es que el cielo es muy amplio, como caballos con anteojeras no necesitamos ver, para ser eficientes, solo responder a los tirones de las riendas, solo saltar cuando todos saltan, aplaudir cuando todos aplauden, reír sin pausa cuando nos lo solicitan, y de vez en cuando soltar un lagrimón para equilibrar la balanza sentimental.

  Se hace tan romántica la pobreza, siempre a punto de ser rescatada por el corazón humano, tan lejanas las tragedias en países más pobres que el nuestro, tan violenta la sociedad de otras latitudes, que estamos a punto de estallar de amor, y compramos las acciones de Entretenimientos Sociales Homologados SRL.  

  Pero cuando volvemos… cuando prendemos la pantalla otra vez ya cambio el panorama: nuestro gobierno es el peor del mundo, el manicomio es la única institución que crece, miles de policías se pelan las rodillas por falta de uniformes adecuados, y la única solución es poner todo a la venta para que lo manejen mejor (¡pero si acabamos de comprarlo!) 

  No importa, no discutas, desnudas tu ignorancia y pueden arrepentirse, apresúrate que baja más el precio, hay que pagar las deudas… (¿Qué deudas? ¿Si yo no pedí nada? ¡Ni me llamaron para ninguna repartija!). ¿Cómo te atreves a ir contra la corriente? ¿Es que acaso sabes lo que hay aguas arriba?

  Mejor descansá y dejate llevar, que el camino es largo y si estas atento, siempre hay algo que picotear, o alguien. Y para escarmiento nos señalan los cadáveres de los salmones bajando lentos entre las piedras, aunque pareciera que en su cuerpo estilizado todavía flota una sonrisa.

  No es que no entendamos, sino que no tenemos tiempo. Estamos cansados y confusos, mejor bajar un poco el ritmo, la presión, no sea que terminemos mal el día  ¿para qué perderse el programa de la medianoche pensando y amargándose la vida?

   Mañana será mejor, como dijimos ayer. Y así se borran los recuerdos cada 24 horas, y se emiten continuados cheques en blanco sobre nuestro futuro.

  Entonces no es solo la prensa lo que está fallando, no es solo la libertad de expresión que se acota de un lado y del otro del poder por intereses opuestos y complementarios.  

  Pareciera que la información es un cardumen de peces ciegos que quieren cazar con redes para freírlos y enlatarlos a su manera.  ¡Pero la gente solo come carne podrida!

  Solo los restos, y con eso alcanza y sobra para sus estómagos curtidos, escapando espantados del que se atreva a decir una verdad que no esté sujeta a oscuros objetivos: como los médicos modernos, si la enfermedad no genera dinero, el paciente está técnicamente sano, y que se vaya a su casa.

  No es que no tengamos ganas, es que no entendemos.  Toda esa vorágine de textos, imágenes, fotos, películas, versiones, y rumores contradictorios… pueden llegar a volvernos locos antes que nos demos cuenta.  

  Como extraño los días en que salía a barrer la vereda y me enteraba de la vida de todo el barrio en quince minutos, charlando con mi vecina… ah ¡Pero si la tengo en el chat! A ver, no está conectada ¿Me habrá borrado?  Entonces lo más sano es tomar partido. 

  Listo, sin dudas, cara o cruz, rojo o negro como en la ruleta, total lo importante es nunca comprometerse tanto que no se pueda cambiar a la vereda opuesta.  Alguien debe tener razón, eso es obvio ¡Es imposible que tooooodos mientan! ¿No? ¿Es imposible, no?

  La única certeza es elegir el mejor combustible, inyectarnos una verdad autoproclamada y seguirla hasta que pierda velocidad, y así seguir en el camino, no importa adonde lleve, un día veremos la bandera a cuadros y todo cobrara sentido. 

   Y así seguimos en la pista, en una carrera de un millón de vueltas donde todos abandonan, y los únicos que sonríen son los dueños de las escuderías…   de a ratos nos vemos corriendo solos y todos nos pasan, ¿Llegaremos a boxes? 

  ¿O esos que se pierden atrás de la loma son nuestra gente?  Saltamos del bólido humeante entre las llamas.


   Y así un día nos enteramos que ya estábamos afuera de carrera, y con el casco todavía entre las manos, nos derrumbamos a mirar el canal 694 donde el reverendo jones justifica el suicidio como estrategia de vida… 

  Hemos llegado a la verdad, pasame las papas fritas…

13 junio

Basura, respeto, revolución.

 

 

  Iba un tipo caminando por la calle, seguramente condenado al ajetreo diario de pelear sin descanso apenas para sobrevivir: sin tiempo de comer, llevaba un sanguche de jamón y queso en una mano, mientras con la otra esparcía el contenido del sobrecito de mayonesa en su interior.   

  Acto seguido abría su boca para darle el primer mordisco, y todo eso sin dejar de caminar,  digno, conforme a pesar de todo, ganándose su pan con esfuerzo.  

  No fue eso lo que me sorprendió, pues a veces hay que acostumbrarse a comer y dormir caminando, sino el gesto de tirar el sobre vacío al piso, con la misma atención que si lo estuviera embocando en un tacho de basura imaginario.  

  El gesto no era como he visto tirar desde los autos de lujo los paquetes, para mantener limpio el interior, o las personas apuradas dejando caer los envoltorios como hojas secas, mientras caminan a sus casas enceradas y libres hasta de telarañas.  

  No fue de ninguna manera un gesto inconsciente, automático, sino más bien como una queja sorda y un tanto hipócrita, un mensaje diciendo: en mi casa tengo un tacho de basura, y no tiraría esto al piso si hubiera uno disponible acá, mínimamente…

   Y la escases de recursos sicológicos para justificar esa actitud me hizo recordar a la municipalidad poniendo carteles ecologistas en la legislatura mientras se aprestan a destruir la provincia entera y el futuro de sus propios hijos  solo por llenarse los bolsillos.  

  Mientras en los suburbios su más grandioso esfuerzo pasa por amontonar y quemar montañas enteras de plástico, llenando todo de humo blanco o humo negro, mientras solo atinan a pasar una maquina topadora alisando todo, mientras el bosque, la costa, la fauna desaparecen sin resquicios de remediación. 

  Mientras los más obsecuentes y acríticos desesperados se ganan un lugar en un plan “cooperativo” donde aprenderán a descansar en las espaldas de otros, en un simulacro de trabajo en equipo donde aprenden a mirar ocho mientras trabajan cuatro, pero no importa, los municipales son peores aun…  tampoco se olvidaran de  cumplir con el pago de su deuda puntualmente en cada acto que se los convoque.

  Mientras, forjan kilómetros de veredas de hormigón armado en los barrios de las afueras para que facturen sin pausa las canteras del gobernador, bastante atareadas por cierto, abasteciendo cada obra vial que comienza solo cuando todos los hilos están atados, bien atados a la misma mano… 

  Esto no quiere decir que en los caseríos de calles de tierra, poder pisar en lo firme cuando el agua de lluvia convierte todo en una pasta pegajosa, no sea un avance hacia la estratosfera, histórico en el devenir de sus días, que corren paralelos a los de la ciudad de cemento.

  Entonces aprendemos a no cuestionar nada por las dudas, que se nos corte el chorro, y a hacer la vista gorda ante cada pequeño acto de corrupción que drena los bienes comunales, para beneficiar a un particular. 

  Lo importante es lograr ser el  próximo particular, o el próximo empleado municipal impune, incontrolado, que pueda manejar el camión para su beneficio, la máquina para sus caprichos, el personal a su antojo… changuitas que les dicen, subsidiadas por todos nosotros.

  ¿Soluciones? No, solo aumentan el problema, porque el problema es estructural de las conciencias ciudadanas, el problema es ético, el problema es de sensibilidad hacia el daño que se produce a los demás.  

  Pero no importa si una plaza se cae a pedazos mientras la mano de obra se ponga puertas adentro  ¡si mis hijos juegan en casa, no ahí donde se juntan todos esos vagos y futuros delincuentes…!

¿No hay fisuras en el discurso? Nunca más.  Se aprende, se acostumbra a ser subsidiado, mantenido, a preguntar ¿Vos que cobrás? En vez de ¿En que trabajás? 

  Y aceptar que las cosas funcionen así en vez de generarse espacios de interacción económica válidos, en vez de frenar el enajenamiento de los bienes públicos, la concentración y el monopolio, el abuso permanente de poder y la impunidad.  

  El desgaste social se siente en la calle, se palpa en el atrincheramiento, la polarización, el trote rápido hacia la doctrina y el fundamentalismo partidario, personalista.  En el apoyo legal y económico fuertemente condicionado por la ausencia total de crítica como condición fundadora de ciudadanía.  

  Y aunque los excluidos del nuevo sistema son muchos más de lo que parecen,  no tienen voz, ni tiempo de oponerse, solo corren atrás de un plato de comida, son los nuevos tontos del pueblo, no pertenecen ni a la oposición…

  Pero entonces… ¿en qué cambio la democracia? ¿Es que alguna vez fue mejor? 

  ¿O peor? 

  No sé, tal vez no confié en los libros de historia como para sacar conclusiones, pero puedo hacer algo por mí mismo y es equilibrar la balanza interna hacia el bienestar, poniendo en juego parámetros urgentes, insoslayables, hacia el futuro, como si de verdad fuéramos una sola nación, una patria, una comunidad, un planeta, una familia, como para pensar en una forma de vida sostenible, no solo económicamente, no solo ambientalmente, sino también mmm 

  ¿Moralmente? ¿Psicológicamente? ¿Socialmente?  Se acaban las definiciones sin llenar el vaso, un ser humano abarca todo.  Y todo es todo…

  ¿O es que el gérmen de los asesinos de esa hermosa mujer no está adentro de nuestras conductas, al imponernos a los gritos a nuestros niños, al chantajearlos, al someterlos a nuestros dictados fluctuantes? 

  ¿Y sería tan importante a los ojos de la sociedad si hubiera sido? (¿”si hubiera sido”? ¿Acaso no pasa cada día?)

   ¿Una mujer pobre y fea?  

  Es terrible que lo mejor de una persona se defina por parámetros estéticos artificiales… aparentemente solo imponiéndonos económicamente a nuestros vecinos logramos adquirir derechos, y eso no los resta a los demás, no señor por supuesto, solo aumenta los nuestros, y la lógica es que no alcance para todos, en un mundo de derechos limitados y obligaciones infinitas. 

  Entonces… a la única revolución, al único giro hacia la libertad, al único vuelco humano posible lo van a dar las mujeres, cuando se liberen de los estereotipos, cuando se expandan, derramando su libertad sobre sus hijos, sobre sus hijas.  Incluso deberían liberarse urgente del estereotipo feminista que tanta manipulación y mediocridad, tanto aislamiento produce.  

  No importa si fueron educadas como prostitutas de lujo, Geishas destinadas a ser la buena esposa de… o si nacieron sometidas a lavar y juntar y pegar los platos rotos de la decadencia familiar… o si las convencieron que ahora llegaba el tiempo de la venganza y había que imponer un nuevo imperio que equilibrara el daño de siglos de agachar la cabeza y correr hacia la cocina… o si…

  No pasa más que por ahí, en mi opinión, la solución posible a los problemas acuciantes de todas las sociedades, que reconocernos como seres humanos, explorar nuestro potencial, hombres y mujeres, y proteger a los niños para que puedan tener la oportunidad de decidir en libertad, la necesidad de expresarse claramente.  

  Entonces, tal vez naturalmente apaguemos el televisor y empecemos a derrotar a la globalización.  

  Entonces, tal vez recobremos el valor de una caricia, en vez de una red social mundial, y empecemos a inventar cuentos en vez de pagar DIRECTV, y construyamos la paz desde adentro de nosotros mismos, desde cada familia, cada comunidad, cada planeta virgen que habita en la inocencia de una criatura que nace, esperando que lo escuchen en vez de hacerlo callar.

 

11 junio

Hijos del planeta

 

El mundo se mueve a base de energía, cada vez que comemos un plato de fideos, estamos pagando por el innumerable y diverso encadenamiento de procesos que convierten a una espiga de trigo en un iluminado paquete, crujiente barato y atractivo que podemos pagar en cuotas.  

  Aparentemente esto es más barato pero nos hace totalmente dependientes de los hidrocarburos, además de ocultar los enormes costos sociales y ambientales de la industria en sí misma, hoy en día más irresponsable y cínica que nunca.

  Desocupación, miseria, contaminación, exclusión, expulsión y exterminio de comunidades enteras, concentración económica, guerra, control social y espionaje, esclavitud, disgregación familiar y social, dependencia, colonialismo, destrucción del individuo, uniformidad…  

  El costo que no queremos asumir como propio es tan grande que no se puede siquiera vislumbrar en su conjunto, pues afecta a cada una de las facetas de nuestra vida.  

  Repartimos esa responsabilidad en cada paquete que consumimos y pensamos por eso que no tiene importancia, pero la repetición como seres humanos de rutinas pre diagramadas por los centros de producción nos convierte en esclavos del mismo sistema que nos dirige, sin oposición de nuestra parte, y eso es lo más curioso.  

  Nosotros somos el paquete.


  Así, aunque encontráramos solución a cada uno de estos acuciantes problemas actuales, no haríamos más que cambiar el enfoque un poco más hacia un lado o hacia el otro, moviendo los problemas de lugar, el valor de los factores, porque la estructura que genera los problemas no va a hacer nacer las soluciones que solucionen nada.  

  No en realidad, no a largo alcance, no ahora, no en todos lados, no para todos, no cuando sea necesario, no nunca nada para nadie, en todo el planeta.

  Voluntariamente cerramos los ojos a toda evidencia, cada vez más restringidos a los pequeños nichos de producción y consumo que nos han sido asignados, y solo algunos afortunados, descargamos nuestro estrés en los cada vez más restringidos nichos de producción y consumo de entretenimientos.  

  Como animales educados, nos hemos acostumbrado a llegar hasta el borde del alambrado y doblar, sin la desesperación de la vaca preñada, sin el nerviosismo de la oveja, sin la desfachatez del cerdo, ni siquiera tenemos la sed de vida del trigo, que se eleva con todo su potencial absorbiendo cada nutriente para dar semilla.  

  Tranquilamente vegetamos charlando hacia el abismo, o comentando el superarreglado partido de futbol, o enardecidos en defensa de doctrinas vacías y engañosas que teóricamente nos llevarían a mejorar.  

  Pero somos estériles, no hay nada nuevo que podamos ni deseemos darle al mundo, más aun, soñamos despiertos con que todo siga igual durante mil años, aunque de noche nos despierten las pesadillas.  

  Asumimos un formato y lo multiplicamos mediante el falso consenso, mediante el miedo, los prejuicios, la extorsión, el deterioro de las condiciones de los demás, cerrando los ojos ante cualquier tropelía que sufran los distintos, peligrosos, insoportables para la mente cuadriculada que genera la cinta de producción humana.  

  Vivimos sin pedir explicaciones, no nos importan, no queremos saber, convencidos de que ya no hay vuelta que darle, preferimos la ilusión de pensar que podamos un día subirnos al caballo y galopar sobre las cabezas de los demás, en vez de sentir los cascos herrados sobre la nuestra.  Pero esto no es una lotería, los premios ya fueron repartidos hace rato. 

  ¿Que nos controlan? ¿Que vigilan tu Mail, tu teléfono, tu cuenta de Twitter? 

  No por ser cierto (¡O hasta podría no serlo, tal vez ya ha dejado de ser necesario!)  es menos intrascendente, es solo la expresión de una sociedad de control que se basa en símbolos de poder.  

  Hace rato dejaron de importar los mecanismos de control pues todos los desvíos han sido nuevamente asimilados, vivimos presos de una ambigüedad  llevada al extremo, nosotros somos los ambiguos, bipolares, esquizofrénicos, queriendo destruir el mundo un minuto y luego dedicar otro minuto a salvarlo.  Ingenuamente… 

  ¿Ingenuamente? Pretendemos que minuto a minuto la cuenta de cero, pero nunca da cero, nunca da nada, la cuenta es falsa.

  A nuestras mentalidades cuadradas de animales enclaustrados, a nuestras voluntades esclavizadas por el estatus, el confort, el prestigio, las escalas de valores, la ética y la moral, y una serie interminable de mentiras destinadas a atomizarnos como seres humanos, les parece lo más normal agarrar una libreta, y sumar, como en el supermercado. ¡Agarrar un libreto y declamar, interpretar, como si estuviéramos en el teatro y pudiéramos volver después a nuestra vida real…!

  Sumamos cada piedra que nos va a hundir, elegimos la mejor soga y prolijamente hacemos el nudo corredizo en nuestro cuello, y esperamos pacientemente en lo alto del puente que nos den la orden de tirarnos.  Parece incluso una metáfora, pero es bien real.  

  No podremos cambiar jamás la matriz energética derivada del petróleo, la vida entera derivada del petróleo, las personas y el mundo vistos como derivados del petróleo, mientras sigamos sin cambiar nuestra matriz mental de consumo,  apropiamiento y desperdicio del mundo.  

  Estamos en dos frentes opuestos a la vez y esa es la mayor victoria de los despojadores, se han ahorrado hasta el trabajo de combatirnos, de hacer la guerra, de encarcelarnos y perseguirnos, todo lo hacemos entre nosotros, dentro de nosotros, como espumosos corderos jugando en el corral.

  Entonces no es necesario perder el tiempo combatiendo, todo suma a la misma máquina, todo apunta al mismo cenit.  Un día va a bajar del cielo un idiota del tipo David Rockefeller y nos va a decir, “les hemos mentido, dios era yo”.  

  Y podremos suspirar tranquilos, pero hasta ese momento, solo podremos escapar rompiendo la libreta, el diario donde anotamos nuestros logros de salvadores del mundo “martes 11 de junio de 2013: dos negritos, ocho pingüinos, una hectárea de amazonas, cuarenta metros cúbicos de casquete polar… 

  Y esto contando solo los peces gordos, lamentablemente no llegué a tiempo de salvar el rinoceronte blanco, que se extinguió en la hora del almuerzo, mañana volveré con más bríos”  ¿¿Realmente conocemos el destino de una sola cosa, de un centavo, de un milímetro de energía que deleguemos en terceras personas??   

  Nosotros no pero ellos sí.

  Nuestra única opción es la transparencia total,  es asumirnos como seres humanos completos y complejos, y asumirnos de una manera en que nos hagamos cargo del enorme costo real que tendrá nuestra libertad.  

  Es necesario hacer el recuento de nuestras actividades y seguirlas hasta el origen, haciéndonos cargo del costo enorme que hacemos pagar al mundo por vivir persiguiendo quimeras ajenas masificadas, primero hacia un lado, luego hacia el otro, en el grotesco baile de la modernidad.

  La energía más barata y renovable es la del sol, y la forma más viable de aprovecharla es abriendo las ventanas, dejando que nos ilumine y nos caliente la piel, dándole una maceta, una semilla que nos devuelva en una sola lechuga que no haya viajado en camión… 

  ¿Monsanto? ¡¡Pero si nosotros somos “Monsanto”!!

  Puede parecer difícil, pero el cambio empieza por lo que tenemos más a mano, nosotros mismos, lo único real, lo único manejable, lo único verificable somos nosotros mismos… 

  ¿Y si empezamos por ahí? ¿Podemos aun pensar por nosotros mismos? ¿Podemos siquiera responder a esta pregunta sin hacernos trampa? Les deseo la mejor de las suertes… ¡Éxitos miles! El camino hacia nuestro propio descubrimiento está plagado de falsos monstruos marinos… 

  ¿Lograremos ser como el mar, o solo un nuevo ingenuo Cristóbal Colon de nuestras personas?



 

09 junio

Condicionamiento: un millón de balazos, un solo cementerio, y todos los gusanos que alcancen

 

 

  Hay gente que se dedicó a construir el mundo que conocemos durante 20, 30, 40, o cincuenta años… hasta que un día mira un video o escucha una noticia, o es afectada por los acontecimientos de una forma tan inusual que no tiene respuestas, que no puede mantener siquiera su permanencia como detentadores del permiso  para que suceda de esa manera.

  No hablemos de resolverlo, sino de que un día se dan cuenta que el piso no es el que se mueve sino que nunca existió, era una trampa, solo estaban siendo engordados para ser digeridos por las grandes fauces del sistema, y están al borde de la extinción, en todos los sentidos. 

  Entonces se plantean sobrevivir, cambiar el mundo, y pretenden hacerlo con el mismo tipo de pensamiento con que lo degradaron… entonces lo primero que hacen es buscar una “institución” con la etiqueta “cambiar el mundo” donde poder integrarse de alguna manera, sin darse cuenta que jamás van a cambiar nada mientras sigan observando con sus viejos ojos, con sus viejas miradas, con sus viejos hábitos de entrega, delación y encajonamiento del espíritu.  

  Pero sus viejos ideales caducos están tan arraigados, tan formados a su imagen y semejanza que no tienen herramientas, ni capacidad de generarlas.  El miedo a perderse que les inculco cada cuento para niños que leyeron en libros de tapa dura, les impide de mil maneras distintas deshacerse de los hábitos, de los condicionamientos, de las rutinas, los mandatos, etc. Pues no conocen otra cosa.

  Entonces ante la opción de quedar desnudos y vulnerables eligen seguir protegidos por una farsa que represente el germen de sociedad que pretenderían construir si realmente se permitieran elegirlo, y por supuesto esa elección es determinada por todos los parámetros sociales dominantes que generan el mundo tal cual es.  

  Es más deseable y practico mantener una farsa como marco de relacionamiento que despojarse de todo para mantener la esencia intacta.  Esta decisión necesita inclusive combustible externo. Ante esta dicotomía de la conciencia, solo pueden adquirir más insatisfacción y frustración, pues no ven resultados más que en el diseño visual, estructural, jerárquico, territorial.  

  En fin: dada la repetición de los viejos esquemas solo pueden aspirar a reproducir sus viejos errores, en instituciones erróneas, aunque ahora con la pretensión de renovación y cambio, como si hubiera un cambio real renovando lo mismo de siempre… el efecto es en definitiva, obviamente el contrario…

  Dada esta espiral mágica de volver una y otra vez a combatir el enemigo con sus propias armas, para tomar sus baluartes y hacerlos propios, como hemos sido adoctrinados para que seamos buenos soldados y nada más, no hacemos más que reproducir el ideal de nuestra propia dominación.  

  Con las facilidades que brinda una vida de acumulación, de elecciones condicionadas sumado al temor de perder todo en un golpe de manos equivocado, era cuestión de tiempo para que el sistema dominante genere muy fácilmente sus propias realidades aleatorias, sus propias verdades alternativas, sus propias oposiciones y sus propias enfermedades auto curables.  

  Como un buen medico, se autovacuna, y genera la reacción controlada que no llegara a producir enfermedad que ponga en riesgo el cuerpo social.

  Como cualquier virus artificialmente inoculado, carece -por concepto- de fuerza vital para autogenerarse y multiplicarse, y solo aspira a descubrir el lote de punta que sirva para administrar los recursos humanos hacia su propio desperdicio o, en todo caso, urgente, poco deseable y raro, su exterminio, en razón de cortar de raíz un salto cualitativo hacia la variable inesperada del descontrol y la autogestión, la multiplicación en base a parámetros inútiles a la hegemonización, la independencia del aparato de producción y consumo o cualquier otra desviación del estándar esperado. 

  Entonces por cualquier vía, todo vuelve lentamente a sus cauces, las lecciones son asimiladas y sin salir de sus parámetros completamente, se dan el lujo de no sentirse responsables de nada, poniendo el alivio de haberse salvado por un pelo, al servicio de cualquier actividad relajante y caritativa que les permita desahogarse.  

  Renacen sin dejar de pertenecer a la estructura caníbal, que clementemente les da otra oportunidad de redimirse, en agradecimiento a su aporte en sangre nueva y ajena.

  La frustración, la angustia, el estrés, se ocultan solo el tiempo suficiente para juntar la nueva cuota, la que finalmente será pagada, sin haber movido un solo parámetro de lugar, sin haber cedido un milímetro a la presión interna que los reclama como seres humanos, como individuos conscientes, responsables, convivientes del mismo planeta con las demás formas de vida. 

  Finalmente pagan el precio a su forma de vida.  La gran boca abierta nunca dejo de estar allí donde estaba, en el mismo exacto lugar debajo de sus pies, y los traga.  Y así otra forma de vida lanza un brote nuevo en la dirección correcta, acaparando el tímido rayo de sol que queda libre en esta intrincada selva que se hace llamar la sociedad de consumo.

Hoy lloré de amor

  

A veces miro a mi alrededor la tierra fresca, a veces miro las hierbas crecer, los árboles de pie, y después de tanta destrucción, de haber llorado en silencio sobre las cenizas tantas veces, apretando los dientes, ignorando mis propias lágrimas, mi propio dolor...  

A veces recuerdo haber sangrado hasta caer pisoteado solo para decir que luche en vez de entregarme... 

 A veces me pasa que volver a empezar me recuerda cada comienzo en el medio de la nada, mientras mi casa todavía humeaba arrasada por los poderosos que pretenden que solo debe haber un formato del mundo...

  ... Y lloré... Porque a veces miro a mi alrededor y empiezo a pensar que algo realmente de lo que hacía cada día, cada año de mi vida en otra dirección, en medio de la incomprensión, el prejuicio fácil incomprobado y el descredito, tenía realmente un sentido.   

  Porque a veces me pasa que cansado sigo poniendo el cuerpo en marcha para sembrar y construir, para armar y arrancar y para eso no como dos días de cada tres, y lo poco que me importa, cuando así vi comer a mis hijos, cuando no había nada alrededor... 

  Porque a veces siento que alguien entiende, que alguien se suma, que alguien ve el mundo desde el otro lado y por un rato me siento acompañado.  

  Porque siento que mis hijos pueden apuntar a ser personas libres, felices, enteras, y estar orgulloso de ellos y ellos de mí.

  ...Hoy llore por todo lo que perdí y no tuve tiempo de llorar, hoy llore desconsolado por cada vez que arrasaron mis sueños, y solo pude salir corriendo justo a tiempo de salvar apenas mi vida, y nada más.  Y nada menos.  

  Hoy llore por cada vez que perdí por dar luz en vez de oscuridad, por dar amor y vida en vez de aceptar sometimiento, soberbia, codicia y maldad.  

  Y porque intentándolo también me oscurecieron, y todavía estoy limpiando eso.  Hoy llore para limpiarme, para lavarme por dentro, para descargarme de ese peso inútil de recordar la oscuridad en vez de ver salir el sol. 

  Y hoy llore también por todas esas personas que ni siquiera pude darle las gracias, por todas esas personas que me salvaron la vida con un gesto, con un pedazo de pan, con un plato de comida, una sombra o un techo.  

  Con un abrazo, una sonrisa, un beso, o solo con su forma de no ceder ante nada, sin nada.  Por los que vi caer adelante mío, haciendo el mundo que hoy camino.  Por los que me enseñaron a dar vida cuando la opción era matar.  Por mis hermanos que se siguen desparramando por el mundo.  

  Por los que no volveré a ver y no podré devolverles jamás su tabla en el medio del naufragio, cuando solo tenían tal vez una tabla…

  Hoy solo puedo decirles a los jefes esclavistas, a los políticos cínicos y toda su jauría de perros de presa, a los miserables millonarios, a los capataces, a los policías.  A los comerciantes de almas y de precios, a los detentadores del poder, efímeros, ciegos...  

  A algunos de los abogados, ingenieros, arquitectos, contadores, médicos, psicólogos, etc. Etc. Y a todos lo que hacen de su profesión una herramienta para ensuciar el mundo y el alma.  A todos los que escondidos en un disfraz de buena onda, arte, música... 

  Consumen y desilusionan personas en busca de poder y prestigio consolidado, aun a costa de sembrar más puterios que pelos tienen en la cabeza, mentiras y manipulación, y usan sus manos y su voz para confundir y malgastar, para marchitar y envejecer.  Y finalmente enfermarse.  

  A todos los que intentan convertir a seres humanos en mascotas por un dólar más o por un milímetro más de ego.  A toda la mugre que arrastra al mundo hacia abajo, ahogando las mejores personas hasta la muerte, intentando estúpidamente frenar un cambio que sucede desde la conciencia y no desde papeles donde se asientan reglas y determinismos sociales.  

  A todos los uniformizadores, a todos los arrasadores, a todos los esclavos voluntarios y chupamedias, a los obsecuentes felices, a los que ni siquiera entienden el valor de mantener una palabra, ni las consecuencias de desdecirse.  A los desperdiciadores del mundo a cambio de miseria ajena, a los que se divierten rompiendo lo que otros construyen.  

  A los que descargan su humillación y frustración hasta en los niños, en vez de aprender de ellos y dar la cara al viento, sonreír y levantarse.  A todos los cínicos hipócritas que pretenden que el mundo no es redondo, que no es un solo mundo, y elaboran en su cabeza una fantasía de que van a lograr vivir en una isla a salvo, y reparten, venden esa ideología por donde pasan.  

  A todos los que arrasan el mundo a sangre y fuego, con armas y máquinas de metal.  A todos los que distribuyen veneno en infinidad de formatos y envases.  A los que tienen como único lujo humano a la traición, a los que se sienten más livianos cargando las culpas en espaldas ajenas. 

  A todos los que me usaron, los que me consumieron antes que me dé cuenta de cuanto estaba perdiendo...a todos hoy me dan ganas de decirles: pueden chuparme bien un huevo.

  Hoy llore de amor, por estar en paz, porque mi camino por un segundo tuvo un sentido absoluto.

  Y sin embargo no sé si estoy llorando por las cenizas y los escombros futuros de todo lo que hoy hago, cuando tal vez corriendo por mi vida todavía escuche atrás los machetazos cortando todo otra vez... 

  Y tampoco me importa, todo lo llevo en el corazón liviano, todo lo aprendí aprendiendo, todo lo empecé moviendo otra vez mis manos lavadas en el pasto, secadas por la helada y el viento, y mi cuerpo calentado por cada corazón afiebrado que me dijo...

  Que importa, ahora empecemos de nuevo...

 

02 junio

Como una flecha (Poesías)

 

 

Aire alrededor

 

No está en el texto, la poesía

No está en la letra, el color.

No es mirando pájaros

Como se aprende a volar

¡Ni la sed se va con el azul

Que dicen tiene la mar!

El silencio es un texto…

De palabras aterrizando

En un lugar escondido

Donde preferimos callar.

 

Un día antes de morir

 

Voy a pensar al margen de la estadística

Voy a despertarme como si no existiera la noticia

Caminar como si no hubiera asfalto

Ni edificios, semáforos, supermercados.

Voy a vivir como si no existieran las escuelas

Y perder el tiempo como si no estuviera el reloj

 

Sistemática mente

 

Botas pateando puertas

Desguazando miseria

De cortinas rotas y bisagras oxidadas

Ahora mismo, y yo acá mirando.

Sangre corriendo quieta

Mangueras listas apuntando

Para lavar a blanco ala

Noticieros armados 3, 2,1 ¡Aire!

Munición para la victoria.

¿Cuántos niños más hay hoy

Revisando la basura?

Buscando juguetes

Pateando vidrios rotos

Con pies descalzos.

¿Y cuánto invierno acecha

Entre los techos? Ráfagas de viento

Helado vienen, haciendo temblar

Las chapas, los colchones,

Apagando el fuego antes de tiempo.

Cuanta camioneta, cuanta bota

Cuanto fusil engrasado, nuevo

Cuanto uniforme planchado

Jugando a la guerra en las oficinas

Pero siguen naciendo, los sueños

Aun en la miseria.  En los alambrados

Para los que intentan comer

Queda la carne secándose al sol.

Genero

 

¿Cómo puede estar tan indefensa

Frente a tu risa mi alma?

¿Cómo puede la tristeza correr

Con la cola entre las patas?

Despiadada como la luna,

Intocable como una estrella,

Sin embargo es más noche

Cuando no te puedo ver.

 

¿Poesía?

 

En equivoco ejercicio

El mundo se nutre de metáforas

Como si fueran ciertas.

Solo porque se construyen con retazos

Como collages de realidad pronta

A servirse en un plato.  Pero la verdad,

Ese punto de vista esquivo ¿Existe?

La realidad ¿Es realmente comprobable?

¿Sería posible enfrentar a los gigantes

Si no los viéramos como molinos de viento?

Tanto como puedas pelea, tanto como

Si un día fueras a ganar… Pero el sol

Ha visto caer a todos los contendores,

Y no serás la excepción. 

 

Lentamente

 

Yo soy como el mar

Y ella como una roca:

Golpeo, hago ruido y vuela espuma,

Salto y ruedo, y sigue ahí mirándome.

A veces la rodeo como una isla.

A veces me retiro gorgoteando.

A veces parece entregarse, darme permiso

Para volver y cubrirla completamente…

Pero cuando salgo todavía sigue ahí

-y toda mi fuerza no la mueve un pelo-

Aferrada al centro de la tierra.

Un día la roca será arena

O el mar podrá cambiar de lugar

Mientras tanto me entrego en este amor eterno

Que recomienza con cada amanecer.

 

Awe xibxuwbrw

 

Ser consciente, de ser

Me hace ver el mundo de otra manera

¿Cuánto me robo la sociedad?

¿Cuánto tiempo pinto con brea

De mi quietud en la eternidad?

Una conexión se expresa:

Sin pedirla viene y se expresa en mí,

Y siento que la luz es más que sentir

Que hay algo más.

Afecto como pasto,

¿Cuantos seres viven de más que eso?

Entre remolinos de sangre seca

Brota una flor, como si no existieran.

El mundo fabrica un insecto, y la vida

Recomienza ¿Somos más que química?

¿O solo elementos fosfóricos

Amalgamados en nitrógeno?

Un día mire a mí alrededor

Y eran rayos, era el sol.

En cada cosa esta todo

¿O no?

 

Coerción

 

El mundo se define

Lentamente

Entre la bruma de la mañana

Que tardamos en destruirlo.

Y llega a nosotros en un lento vuelo

La conciencia de haber perdido el tiempo

Matando en vez de crear.

Y solo queda la ilusión de sentir

Que hacemos algo.

¿Acaso preferimos ser manipulados?

¿Es necesario responder?

 

Nación política

 

Las manos sucias de tierra

Las manos sucias de harina

¿Es necesario comer hoy también?

Sin escapar de nada,

Se vive caminando entre las hienas

Sin sacarse las alas

Se come como un pajarito.

Y cuantos gomerazos cada día

Hay que esquivar antes de llenar el pico…

¡…Cuantos nidos ver caer con el árbol entero!

Los beneficiarios te invitan a sacar número

A hacer la cola, a sentarte en la oficina

Multiplicando al revés, hacen uno con diez.

¿O nadie es responsable de nada?

¿Nadie es parte de nada?

¿Nadie es dueño de lo que reclama?

Para cuidarlo, para evitar su…

 

No se puede hablar de todo a la vez

Y sin embargo se enseña en escuelas

Donde todos nosotros no asistimos

Se transmite en libros dobles

Se oculta en horas de sonrisas programadas

Y seguimos así, como si no pasara nada

Entregando el cien por cien de nuestro tiempo

A los fabricantes del miedo

Consignatarios del planeta

Nos convencieron ¿nos convencieron?

De que perder todo un día va a dar ganancias

Y seguimos así, como si no pasara

Como si no murieran, como si no viviéramos

Y cada día nos vemos un poco más abajo

De la rueda que avanza ¡Y no frena

Para llevarnos! Como nos dijeron

¿Seguro nos dijeron? O solo quisimos creerlo

 O no todo estuvo claro desde el principio

No llegamos primeros, no pudimos

Y forzadamente corremos solos

Con todo el equipaje inútil

Que pensábamos llevar

Al otro lado.

 

El mundo es redondo

Siempre se supo.

 

 

Divagaciones

 

Todo lo que hay es presente

El tiempo que paso ya fue y no esta

Hay gente que pretende sembrar

En el surco quemado y frio. Aunque…

La tierra siempre es buena,

Cada estación promete lo mismo

Si sabemos elegir la semilla

En el tiempo de poderla cuidar.

 

Rumbo a proa

 

Navego incansable este mar eterno

La brisa es tan suave, fresca,

Que no alcanza a llenar las velas

 Que me paso mirando las estrellas.

Añoro la costa sin conocerla, un puerto

Ya es imprescindible, agua arrastro

Adentro y afuera del casco, y sal.

Prometo quemar las naves

Una vez más, para ver

Donde termina la tierra:

Desde donde sale el sol.

Si he de vivir, para ver el fruto de mi árbol

Si he de morir, en la aventura sea,

Que mi nombre no se me olvide

Antes de ese tiempo.

 

Un día

 

Hoy me desperté, arañando sueños inciertos

Hoy me desperté al margen del mundo

(Y ya estoy bastante al margen).

No hay sistema que encaje con mi mismo

Ni me interesa, no nací para venderme gratis.

No tengo la culpa de haberme endurecido tanto

Que el hambre y la desolación cotidiana

No sean causa de ceder un minuto.

Ni de perder de a ratos la ternura…

Cuando los cachorritos pisan mi almacigo

Cuando mis cachorros lo sembraron.

Hoy me desperté tan alejado de todo

Que no podría encontrar a nadie

Con quien cambiar una sola palabra

Y seguir con ganas de hablar.

Hoy, después de mucho tiempo

Intentando ceder para hacer la paz

Rompí lanzas, hice el fuego del ritual.

Construyendo letales armas,

Declare la guerra, se acabó la alianza

Con todo lo que me destruye.

Y no tengo la culpa de no saber rendirme

De no haber visto nunca una bandera blanca

Camino con mi hacha hacia el árbol negro.

 

…y vivir

 

Lluvia y sol

Relámpagos

Viento, arena

El pasto seco vuela

Hasta aplastarse mojado

En la tierra nueva.

Quisiera ser un pez

Para remontar el rio

O bajar por el torrente

Sentirme vivo,

Y salir de la incomprensión

Que me produce este mundo.

Cada día ya no trato de entender.

Cada día ya no trato de pertenecer.

Solo miro la gota de lluvia

Germinando en el aire

Soñando con fundirme en el agua

Que un día llegara al mar.

 

Hermanita chivilichada

 

Entre tantos vasos rotos

Llegamos hasta nosotros:

Solo somos dos personas.

Profundo, insensato, instantáneo,

Es el mundo que nos toca.

Y sin embargo ver

A través de la noche,

Tu luz llamándome

Me atrapa en un nuevo día

Que solo pide un rato más

De expresarse en libertad.

Te abrazaría, hasta que salga el sol

Te llevaría a recorrer el mundo

En el bolsillo de  mi camisa.

… pero debo irme  y esperar

Que tus pensamientos solos

Encuentren su lugar

Hacia la luz. Para que no olvides

Para que no te pierdas

La llevo prendida, gracias.

 

Y llega el día

 

Y llega el día, como por abajo del tiempo

En que las cosas se definen

Y lo esencial se deja ver.

La panza manda a veces más que un general

Y nos obliga a descartar el peso

Que consume los recursos antes de ser creados.

Y entre tanta oscuridad y tanto viaje

Llega el día, entre las manos, entre los pies descalzos

Sobre la tierra, sobre la calle que se vuelve amiga.

 

Conceptos y diferencias

 

Para mi es caminar

Para vos arrodillarse

Para mi es compartir

Para vos es imponer

Para mi es buscar una razón

Para vos es poseerla

Para mi vivir es llegar desde mí

Para vos es llegar hacia vos

Para mi es libertad y respeto

Para vos sumisión y obediencia

Para mí son elecciones

Para vos chantajes

Para mi es amor

Para vos es dinero

Para mi es responsabilidad

Para vos es olvido

No hace falta elaborar el tiempo

Que se vuelve sal y desierto.

Si en lo fundamental

No estamos de acuerdo,

Es necesario aceptarlo,

Ya para siempre. 

Felices e Incapaces

  Bueno...   Siempre es un problema conocer a gente importante.  Y es un problema porque la gente importante tiene problemas importantes... ...