19 septiembre

Cotización

 




  Señor Presidente, ya todo esta dispuesto.  Solo falta su presencia.

  El Jefe de Ceremonial sentía un misterioso cosquilleo a la altura del pecho, una emoción indescriptible que no había sentido desde su primer día de trabajo en el Palacio de Gobierno, hace muchas gestiones, y muchos años, atravesando diferentes colores, banderas, ideologías, crisis, secretos y crímenes que jamás serían dados a conocer.

  En una jugada audaz y desmesuradamente temeraria, a pesar de las críticas y debates aun en marcha, de las manifestaciones y la violencia callejera, en un acto completamente innovador, absolutamente "sui generis", el país comenzaría a cotizar en la Bolsa de Valores.  

  En este nuevo marco de representatividad, cada movimiento y cada decisión serían sometidas al escrutinio del mercado, y en consecuencia, cada reacción y cada respuesta, sería dada, no solo como una herramienta de gobernabilidad, sino de estabilización de valor frente a la volatilidad de los papeles.

  Habían sido necesarios casi dos meses de debates en las cámaras legislativas, donde no faltaron insultos, acusaciones cruzadas, espectáculos ridículos y violencia política, hasta que un plus pagado en forma de acciones, correspondiente al sueldo de cada Diputado o Senador, calmó finalmente las aguas, dando la impresión a la sociedad, de que siendo partícipes de la empresa, no podrían bregar mas que por su éxito y consolidación.

  En las calles, la población, luego de una férrea oposición temporaria, fue cediendo a las campañas de marketing, seducida por las interminables promesas de rápidas ganancias que el nuevo formato posibilitaría.  La mayoría no alcanzaba a comprender el esquema, intuyendo una especie de juego de lotería permanente, en el que todo seguiría como siempre, pero podrían ser propietarios, no solo de la nación y su territorio, sino del poder de decisión política.  Ambas cosas, sumamente lejanas en la actualidad, o por lo menos, ampliamente discutibles...

  El silencio ensordecedor de los últimos segundos antes de salir al balcón, ponía los pelos de punta.  La vista del Jefe de Ceremonial se quedó pegada a un hilo rebelde que se descolgaba solitario de una de las altas cortinas.  Su corazón tal vez ya no estaba preparado para estos intensos momentos, pero debía permanecer parado y firme detrás de escena, verificando que cada cosa saliera como estaba prevista. 

  El presidente pasó a su lado con una intensa y estudiada sonrisa, aunque él solo lo radiografiara con su despiadado escrutinio: todo estaba a la perfección.  Un segundo despues, la cerrada ovación hacía retumbar la plaza, y todos los líderes políticos, saludaban al unísono, en un sospechoso y jamás visto acto de fraternidad que pretendía ser la antesala para la final prosperidad y la ansiada y jamás conocida Unión Nacional.

  Disimuladamente tomó su teléfono y enfocó su vista en la pantalla.  En un acto de improvisación, el discurso oficial, había cedido a una charla de bar entre los grandes jerarcas de la política, y el público deliraba entre aplausos, carcajadas y ovaciones, todos se sentían igual de humanos, igualmente representados, y con la misma oportunidad de participar y hacer un buen negocio, además de mejorar la sociedad. 

  Unas cuadras mas allá, los mendigos se tiraban de cabeza a los contenedores de basura, como siempre, y los adictos juntaban peso sobre peso para la siguiente dosis, cualquiera fuera el valor del país.

  Sus sentidos se agudizaron al escuchar el inicio de la cuenta regresiva: 10...9...8...7...6...5...4...3...2...1.....Veinte manos distintas hicieron bailar la soga que colgaba de la campana.  El mercado abría a la hora exacta.  Por primera vez, un país cotizaba a la par de cualquier otra empresa.  Sus ojos no se separaban de la pantalla, y su dedo pulso el botón verde, todos sus ahorros de mas de cuarenta años de trabajo, iban a ser invertidos en un solo golpe de suerte:

  Comprar

  Un silencioso y gélido terror se apodero en los siguientes segundos de su corazón. 

  La cotización bajaba.  Inmediatamente!  

  El valor caía en picada, a pesar de la alegría de la plaza, de las desenfrenadas muestras de entusiasmo de los personajes que bailaban en el balcón.  No alcanzaba a calcular cuanto dinero estaba perdiendo por segundo, sin atinar a detener el drenaje de sus ahorros.  

  Finalmente, decidió salvar la mitad, y jugarse con el resto, para lo cual genero la subsiguiente orden a mercado, pero... justo cuando iba a realizar la operación, el flujo negativo pareció detenerse, ahora subía como un cohete, una emoción violenta le hacía arder hasta las orejas, imaginando que haría con tantos millones!

  No quiso ceder a la avaricia, así que decidió, efectivamente, vender la mitad de sus acciones, para lo cual solo tenía que bajar su dedo índice sobre el botón rojo, pero las cifras no paraban de subir.  Levantó la cabeza hacia la pantalla gigante para verificar que sus datos coincidían, y pensó: "Cuando la acción llegue a diez mil, vendo todo" para lo cual debió generar una nueva orden al mercado... su dedo tembloroso bajaba lentamente hacia el botón verde de la pantalla... estaba decidido, no iba a correr mas riesgos, ya se había hecho millonario en unos cuantos minutos...

  No alcanzó a entender por qué el comando no respondía a su orden de venta, por qué los números habían dejado de girar en las pantallas... hasta que el griterío y los silbidos se volvieron atronadores, y pudo darse cuenta de que todas las luces hasta donde podía ver, se habían apagado.

  Los políticos pasaron a su lado, rápidamente, mientras las luces de emergencia se encendían en el histórico edificio.  Por alguna razón, escuchar sus risotadas no lo tranquilizaba para nada.  Su mente se despojó de banderas y trajes, de etiquetas y zapatos, de formalidades y saludos ceremoniales, clavada en la última cifra que había visto en la pizarra, ahora parpadeante y oscura.

   Los infaltables fuegos artificiales lo sacaron de su abismo.  Atrasados, ya que debían haberse lanzado en conjunto con la campanada de inicio.  Ahora parecían festejar la vuelta de la energía eléctrica, la señal volvía a las pantallas.  Ilusionado, le llevó unos cuantos segundos comprender que esa era la cifra real del valor, de la acción que representaba a un inmenso país.

  57,90

  Si sus cálculos eran correctos, había perdido ente el noventa y el noventa y cinco por ciento de su inversión.  Nunca se había sentido tan desahuciado.  A su alrededor, casi todos festejaban y se mostraban las pantallas entre gemidos de felicidad.  La champaña chorreaba desde las copas a las bandejas y desde estas al inmaculado piso.  Ahora si, necesitaba una silla. 

   Unas cuadras mas allá de la plaza, empezaban los primeros disturbios y saqueos, al calor del incendio de los contenedores de basura.

  El caos era inconmensurable, monumental, saco su silla al balcón y se sentó a observarlo.  Una larguísima fila de vehículos blindados policiales circulaba lentamente rodeando la plaza.  Con tristeza, vio la banda presidencial tirada y pisoteada, y luego de alisarla apenas con el dorso de su mano derecha, se la puso.  Caminó hacia el frente del balcón, aunque nadie prestaba atención, ya, al edificio, excepto para tirarle piedras, palos o restos de banderas en llamas.  

  Con la banda presidencial puesta sobre su inmaculado traje negro, miro al frente, y saludó al pueblo con el conocido gesto, como si fuera el presidente.  Absolutamente nadie lo notó.

  Una fila de autos blindados de lujo abandonaba la casa de gobierno por la entrada lateral, cercada por un cordón de coches policiales.  Mientras tanto, desorientado, el Jefe de Ceremonial salía solitariamente por la puerta principal, con la banda presidencial aun cruzada sobre su traje negro.  

  A alguna hora de la madrugada, atravesando el sangriento caos que asolaba cada cuadra, llegó a su casa y se hizo un café negro.  Se acostó en la cama mirando el techo.  Faltaban veinticinco días para cobrar nuevamente su sueldo... si es que todavía se podía pensar en eso... Se durmió al amanecer, justo cuando estallaban los vidrios de la entrada del edificio...




17 septiembre

Banco de valores

  


 
  

Hay cosas que no van a cambiar, solo empeoran...

  Cada adelanto tecnológico acuñado por nuestra supuestamente privilegiada capacidad de pensamiento, no ha dado mayores resultados que la esclavitud individual.  Se nos enseña a pensar socialmente, a contemporizar, a trazar estadísticas que presenten en un supuesto plano de igualdad a los que mueven el pie sobre las cabezas de sus semejantes, y a los que sangran y mueren bajo sus lustradas botas.

  Cada adelanto nuevo solo sirvió a la manipulación y la opresión, al monopolio de los recursos y el poder.

  Sea la refrigeración o la capacidad de matar a distancia, la locomoción, cualquier cosa que "disfrutemos" hoy, y de la cual nos hayan convencido que mejora nuestra vida, cada forma nueva en que una máquina, institución o instrumento resuelve nuestros intereses por nosotros, no hacemos mas que agregar un grosero y brillante eslabón a la cadena de nuestra consciente y feliz esclavitud.

  Hubo un momento en que las riendas se aflojaron, imperceptiblemente, y se puso a prueba la capacidad humana para autoesclavizarse: se le habían dado todas las herramientas necesarias para ello. 

  No funcionó. 

  No funciono?     

  Aunque el cincuenta por ciento de la humanidad acepte alegremente ser esclava, el otro cincuenta por ciento no va a dar ese paso.  O si?  

  Somos la única especie del planeta cuyos cachorros continúan siendo cuidados por sus progenitores  durante más de cuarenta años... eso, debería darnos alguna pista sobre el desenlace. 

Todo son siglas, estadísticas, tendencias.  Nos están acostumbrando permanentemente al análisis técnico, a poner nuestro tiempo y dinero, nuestros intereses, nuestros deseos, nuestros sueños en el valor mayor y mas ampliamente aceptado, en el punto culminante.  Y así, se vuelve el punto culminante, porque todos nos acostumbramos a seguir una pequeña luz que se acerca. 

  Ya ni siquiera hacen falta ejércitos irregulares ondeando sus banderas negras, la población del planeta es dirigida (digerida?) por pequeñas, específicas indicaciones que signifiquen al público, sacar la cabeza por encima de la marea interminable de lo igual, de lo predefinido, de lo establecido.

 Por supuesto, esas indicaciones, en un mundo de nueve mil millones de seres conectados a la misma pantalla, se vuelven inmediatamente una pequeña ola, y luego otra marea compacta predefinida. 

 Mientras la ingeniería social cosecha los restos anteriores, una nueva camada se eleva y surfea, convencidos de que han llegado al cenit de las posibilidades humanas, técnicas o económicas, lo que sea...todo es decorado.  Todo no es mas que un escenario, un nuevo y maravilloso escenario mas.  

  Como mansas y dóciles criaturas de rebaño, nos acostumbramos a sentir a nuestros congéneres al costado, y con eso nos alcanza, no importa si nos encierran en un marco conceptual imposible, inasible, no importa si se escuchan los gritos aterrorizados de otros incautos cayendo el precipicio... sí renovamos con la suficiente velocidad nuestros esquemas de pertenencia, estaremos en el centro, y daremos el viraje de la curva a tiempo. 

  Siempre hay alguien mirando por la ventana.  Siempre hay alguien mirando a través de la ventana.  Siempre hay alguien mirando tras tu ventana.  Del ojo eterno de dios, pasamos a la vigilancia irrestricta del Gran Hermano, y sin escalas a la total autocensura y el determinismo voluntario. 

  Es que todo son siglas, grupos de letras intercambiables!  

  Tres o cuatro letras mayúsculas pueden significar el último grupo de ciudadanos recién catalogados como terroristas, empresas, acciones cotizables en el mercado de valor, instituciones públicas o privadas, asociaciones regionales o locales, lubricante anal, partidos políticos antiguos o nuevos, o el último grupo terrorista recién legalizado y catalogado como democrático y necesario para la libertad de los caballeros del petróleo.

  El objetivo manifiesto es designificar, descatalogar, el objetivo es sumir todo en la misma bolsa posmoderna donde una mano oscura pueda sacar siglas premiadas como si fuera un sorteo de lotería (y en verdad lo es, y como siempre, está "arreglado").  Luego, ya que estamos acostumbrados, intercambian esas siglas por marketing directo, y obedientemente compramos.  

  Instintivamente, el ser humano moderno, se siente atraído hacia las siglas, ya que representan un esquema de organización predeterminado donde no somos responsables, una organización de algún tipo de la cual podremos obtener beneficios, sean estos económicos, políticos o lúdicos, un sistema de representación de un esfuerzo ajeno y estructurado, donde podemos lograr nuestra pertenencia total con solo agregar nuestra participación virtual, sin comprometer siquiera nuestro tiempo.

  Es así que nos bombardean con siglas de todo tipo, entre las cuales debemos -forzosamente- elegir, ya que también fuimos adiestrados en la comodidad, la inmediatez, el costo de oportunidad, y la ganancia supuesta que permita llegar a nuestros supuestos, permitidos, sueños...

  Ni siquiera nos preguntamos ya, que significan, a que se refieren esos grupos de letras: esas explicaciones deben haberse dado hace mucho tiempo, y no queremos perder el nuestro, además estamos seguros de que hay algún tipo de organismo de control que vela por nosotros, como en cualquier pecera.

  Hemos dejado de pensar quién nos alimenta, y para que! 

 
Bah... hemos dejado de pensar, completamente, hace décadas, o no hubiéramos llegado a este presente...


  

15 septiembre

Haciendo fila!

   



Si.

  No.

  No se.

  No importa.

  Todo puede ser...todo en este mundo es tan impredecible, pero hay algo que encaja dentro de la categoría de certeza absoluta: a nadie le importa tu opinión.  No importa lo que quieras o lo que tengas para dar, no importa lo que  brindes o lo que generes, y por supuesto que no importan tus intenciones, excepto en el caso de que generen un ingreso de dinero en las manos correctas, o sea, en las mismas manos que ya lo tienen.  

  No dejarás de ser una molécula minúscula de mierda, sin peso ni relevancia.  Tu única posibilidad es ser domesticado.

  Y para que el salvaje y antiguo ser humano, hambriento y apasionado, dueño de sus días y de sus noches durmiendo bajo las estrellas, sea fácilmente sojuzgado, sometido al arbitrario imperio del sinsentido, el desperdicio y el aburrimiento, una de las trampas mas perfectas es la sala de espera.  O mejor aún, la mejorada, moderna e implacable fila, que apenas se mueve un centímetro por hora, consumiendo segundo a segundo y día tras día el escaso tiempo restante de cada ser humano.

  De cada ser humano normal, claro, porque los elegidos no tienen por que hacer cola, ya que siempre hay una puerta lateral por donde acceder a la resolución de cualquier necesidad o conflicto humano, enmarcado en el único lenguaje universal compartido por toda la especie, el del poder, la violencia y el dinero.

  Es así que para cualquier trámite o necesidad que se nos haya sido impuesta, declarada como importante o indispensable por el sistema, por mas ridícula o innecesaria que sea, no solo tenemos que enfocar la totalidad de nuestra atención, además de nuestros recursos y nuestro tiempo, sino que, como corolario final, debemos demostrar nuestra mansedumbre, como si fuéramos atados por una ajustada y simbólica correa ajustada a nuestro cuello...como  un simpático e inútil perrito.  

  Para lograr nuestros educados objetivos, debemos ceñirnos a las mas absurdas reglas diseñadas para desmotivarnos y deshumanizarnos, supuestamente dictadas por la sobrepoblación y la falta de infraestructuras, por el escaso presupuesto, por la baja eficiencia, el desinterés o la desmotivación del personal de las oficinas privadas o gubernamentales, las instituciones educativas o de seguridad, las empresas de diversión y esparcimiento, o cualquier otra opción humana.

 Debemos hacer la cola.  Ocupar nuestro último lugar en la fila, muy democrática y simbólicamente, ya que no importa cuando nos unamos a la farsa, siempre estará a nuestra disposición el último lugar...

  Claro que, al sumarse otros "últimos" a la degradante espera, nuestro impotencia se tiñe de arrogancia y nuestra obsecuente impaciencia de privilegio, ya que cuanto más larga es la fila, más nos podremos sentir como adelantados... Adelantados idiotas!! 

  La psicología conductista no comete errores, y las masas humanas deben ser tranquilizadas y manejadas con mas cautela que cuidado, ya que, no por descartables, dejamos de producir efectos y ganancias al sistema, por lo que seremos manejados por personal especializado para lograr los mejores resultados de acuerdo a la inversión realizada.  

  Es así como los imperturbables burócratas sacan lo mejor que pueden con nuestro miserable material humano, y lo peor de todo es que seguimos creyendo que son ellos los que trabajan para nosotros.  Si nos cercaran con tablas a nuestros costados, nos daríamos cuenta que estamos en la misma situación que el ganado, con la diferencia que la mas mansa de las vacas patea y brama, y de vez en cuando intenta saltar por encima de los limites de la manga.  Nosotros no. Nunca.  Jamás.

  Hemos adaptado tan absolutamente nuestra existencia a un paquete interminable de regulaciones y requisitos, que no sabríamos como vivir nuestra vida sin seguir las reglas, así que intercambiamos nuestra libertad por diversas autorizaciones para existir, lo cual no nos parece demasiado excesivo...además, podemos relacionarnos en el trayecto con otros sumisos bueyes o borregos humanos, con otras felices vacas humanas camino al matadero...  Y quejarnos de lo mal que funciona todo, de lo incompetentes y corruptos que son nuestros captores!

  Mas allá de las humillaciones y el hastío, estamos seguros de que nosotros lo haríamos mejor, así que podemos estar orgullosos de pensar mas claramente que el resto, que los directores de esa maldita oficina donde hemos encallado sin esperanzas, como un viejo y podrido barco.

  Lo que no sabemos, es que si empezáramos a trabajar en la administración mañana mismo, y cometiéramos el imperdonable error de hacer funcionar las cosas, seríamos despedidos inmediata e irremisiblemente, y esa mancha en nuestro legajo no sería borrada nunca.  Los Directores y Gerentes saben que todo está bien como está, y es una especie de música en sus oídos el permanente murmullo indignado de la gente.

  Como seres humanos funcionales, debemos ser drenados por el sistema, para que nuestra energía no desborde en ideas raras de libertad y renovación, de fraternidad, de ternura y esperanza.  Solo por conjurar esos riesgos vale la pena construir esos monstruosos ministerios.

  Bueno, es que somos importantes, el resto de los animales de granja son domesticados a través de un rústico y barato sistema de premios -aunque también castigos- una amorosa caricia, una golosina...  Nosotros -en cambio- tímidos e inservibles humanos, constituimos un extraño y único caso, donde obedecemos por el temor de no pertenecer, de que nos expulsen del mecanismo que nos oprime, de ser excluidos o desterrados, olvidados.... la dignidad no se negocia, por supuesto, ya que no existe desde el vamos.

  Es por eso que se desconfía implacablemente de cualquier proceso eficiente, de cualquier metodología basada en el respeto humano, de cualquier interacción que no nos iguale a los demás en un acto de despotismo... "Mas vale malo conocido que bueno por conocer" dice el eterno refrán, y ceñirnos a su texto es lo único que calma nuestro temor al cambio.  Nuestro cada vez mas cercano terror de que la siguiente generación mejore en vez de empeorar y nos arroje al basurero de la historia!

  Podríamos culparlos pero...Quien podrá detenerlos?  


10 septiembre

El imperio de la fuerza

 


Hemos visto tantas películas de acción violenta, tantos sangrientos justicieros, tantos inapelables y oscuros superhéroes, tantas tragedias en primer plano, tantas macabras noticias... tantos videos de gatitos bonitos...

  Para qué? 

  Ha sido para advertirnos?  O para acostumbrarnos? 

  Ha sido para iluminar nuestros nefastos y comunes errores históricos, o para marcarnos el camino que podíamos tomar con total libertad?

  Como humanidad, como bloque humano, pareciéramos impermeables al aprendizaje.  No pasa siquiera una generación que todo se repite, que todo lo "pasado y pisado" se hunde nuevamente en el barro del olvido.

  Hemos aprendido a delegar todo.  No solo nuestra responsabilidad individual y social, nuestra soberanía política y económica, sino también nuestros sueños y aspiraciones, nuestras emociones, nuestro dolor.  Ahora ni siquiera hay diferencias entre un insensible robot humanizado y un insensibilizado ser humano robotizado.  Claro, estamos en desventaja.

  Se supone que debiéramos conservar para nosotros mismos la capacidad de conmovernos, de indignarnos ante la injusticia, de identificarnos con cualquier individuo de nuestra propia especie, que muere degradantemente acosado y estigmatizado por la narrativa de los multimillonarios que se sientan actualmente en los sillones de la gerencia mundial.  Pero no.

  En realidad aprendimos a idolatrar a estos sangrientos directores de orquesta, a engullir hasta el vomito sus inaceptables mentiras, y a volver a tragarlas de nuevo, un poco mas elegantes, mas disimuladas, mas adaptadas al formato que preferimos para dispersarnos en nuestro reducido horario de descanso.  

  La legalidad internacional se desnuda cada día como una risueña farsa donde hipócritas cínicos aplastan a quien quieren con sus patas de plomo.  Las leyes se invocan para violarlas al siguiente minuto, sin dejar por eso de ejecutar a inocentes sin prueba alguna. La narrativa democrática se esparce como una manta que cualquier fantasma envidiaría, solo para ejercer la tiranía desde el anonimato que gozan los titiriteros para usar y descartar a su antojo a los dirigentes mundiales, antes y despues de hacer su trabajo.

  Cada vez es menos necesaria la mentira... la trabajosa construcción de enemigos... ahora, descaradamente se enarbolan las agendas con el solo justificativo del poder militar ejercible, de la sed corporativa de recursos: testigos molestos son eliminados con la misma facilidad dialéctica que peligrosos científicos que pudieran poner en riesgo la dominante hegemonía.  

  Familias, comunidades y naciones enteras son arrasadas con la misma sonrisa de satisfacción con que asesinos sádicos son entronizados para matar y matar sin descanso y sin frenos.  

  El imperio nunca estuvo tan desnudo, tan dislocado de los seres humanos sin voz que supone atados a la sumisión total de sus gobernantes.  Pero esa supuesta ventaja, que lo hace perder toda delicadeza en la construcción de sus aberrantes estrategias, no lo deja ver que bajo la coerción actual de las supuestas democracias, uniformizantes, hay personas reales que se resisten a ser lobotomizadas, y siguen buscando y encontrando cada día, nuevas formas de transformar la realidad, de desenmascarar la absurda incoherencia violenta del sistema.

  No hay otro camino que la rebelión total, a lo largo y ancho del planeta, cuando la misma expresión humana, nuestros más básicos deseos y necesidades, son impedidos y aplastados, sin otro expediente que la amenaza y el chantaje, el temor a mayores violencias y la eterna y gastada invocación a fantasmas como el narcotráfico o el terrorismo, adiestrados y dirigidos por el mismo poder que consume nuestros recursos para su supuesto combate.

  La única opción es estar bien atentos, ya que la violencia descarada necesita cada vez menos de un marco o justificación legal, de una justificación o rendición de cuentas por la muerte ajena.  El imperio de la fuerza avanza como una niebla ciega, envolviendo todo en tinieblas.  Pero igual, la situación -aunque conocida- es completamente nueva...

  Al día de hoy, no hay huecos donde esconderse, no hay zonas libres de cámaras y sensores, no hay un solo territorio que no este digitalizado hasta el extremo, por lo que la cacería humana se ha vuelto un deporte de una facilidad impensada.  No nos volverá a salvar nuestra indiferencia, ni conservaremos nuestros bienes por mirar para otro lado, ahora todos somos anticipadamente culpables de crímenes que aún no han sido tipificados, pero que ya pueden ser castigados.  Anticipadamente.

  No nos va a salvar ser parte de la maquinaria asesina, o pequeños administradores de sus finanzas o territorios. Al día de hoy los humanos instrumentos del poder son tan descartables y abundantes como las cucharitas de helado, y apenas un poco mas valiosos, al igual que los testigos y las víctimas, los verdugos y los colaboradores tienen una etiqueta de caducidad que no puede ser despegada.  

  La única opción es la acción instantánea, inmediata, permanente.  La construcción y la reconstrucción implacable de un marco de convivencia tan ética y moralmente sustentable que los algoritmos de la violencia no puedan detectarlo ni interpretarlo.  Solo nos queda sonreír y asentir mientras cuidamos la nueva semilla, los pequeños tiernos brotes de una nueva conciencia humana como individuos responsables de cada uno de sus actos, de sus efectos, de sus carencias, de sus omisiones.

  Solo así podrán surgir y fortalecerse las nuevas instituciones multilaterales que ofrezcan perspectivas de paz en vez de guerra, las nuevas visiones  económicas globales que apuesten por preservar los agonizantes recursos, por descontaminar y restaurar, y podrán desnudarse en su tibio y agonizante utilitarismo los viejos esquemas de cooperación internacionales, que siempre y solamente, favorecen al mas fuerte, al mas hipócrita y violento, al mas cínico y perverso.

  El mundo nuevo empieza en vos, empieza hoy, ahora.  Porque solo con seres humanos se puede construir nuevas estructuras, y solo con sus decisiones se puede abandonar las antiguas y caducas formas de poder, de ejercer el poder, de acumular y monopolizar decisiones como si cada hincón del planeta no fuera de todos. 

  Mucho falta para que caigan las fronteras, porque los límites están dentro nuestro. 

  Igual, para conocerlos, hay que caminar -tan livianos de prejuicios como sea posible- si queremos encontrarnos y ser más, ser humanidad, ser personas nuevamente, y no esta farsa que posteamos en las redes sociales digitales para poder engañarnos a nosotros mismos.

  El sistema nos ofrece todos los disfraces a precio de ganga, es hora de volver a ser nosotros mismos...



27 agosto

Buena pelea...

  

  



En la lucha contemporánea, cuerpo a cuerpo, tenemos dos posibilidades muy bien diferenciadas.  Está la pelea formal, dentro de limites estrictamente claros, donde cada golpe fuera de parámetro es inmediatamente castigado.  Un marco de referencia claro, invariable, donde una lucha se gana o se pierde a base de un entrenamiento constante y despiadado, de una dedicación infatigable a la mejora, la autosuperación, la excelencia.  

 La otra faceta es la informalidad absoluta, donde todo está permitido explícitamente, donde las reglas no solo son innecesarias sino molestas, y donde solo se festeja la astucia, la crueldad, el ensañamiento indetenible que no respeta debilidades ni banderas blancas, que no se detiene ante la indefensión ni la debilidad de un oponente.  

No solo es ganar, sino alimentar el morbo de los espectadores, permitirles por un segundo, disfrutar del sadismo implícito en todas sus relaciones, poniéndose en la piel del combatiente mas despiadado y brutal.  La meta de este despliegue es adoctrinar, amedrentar, manipular la percepción para que el próximo rival pierda de antemano, enredado en las telarañas que sus propios miedos dejan crecer.

 Y por supuesto, mas allá del formato y los límites o la falta de estos, no se apunta nada mas que a un negocio, que por su propia naturaleza visceral evade los controles y las retaliaciones, un negocio que reparte dinero hacia todos los bolsillos involucrados en el mismo, como manera de fidelizar la participación y la lealtad, sin preocuparse de daños personales o patrimoniales, que fueran ejercidos fuera del circuito de los triunfadores.

  En la guerra moderna, que sigue siendo la antigua guerra, con un poco mas de pólvora -y, aunque parezca lo contrario, con mucha menos sangre- se busca la destrucción y la desolación mucho antes que la victoria y mucho más la dominación económica y política que territorial. 


 

  Como en un ring de boxeo, anticipamos el desenlace cuando un peleador empieza a encajar en su propia carne, golpes que no ve venir, y tiene que aceptar su derrota aunque no deje de poner su corazón. La simpatía que produce su entrega, no lo exime de que hagamos apuestas en su contra.  

  Es por eso que entre desiguales rivales como suele ser, se espera que la parte mas débil y peor armada, recurra naturalmente a los golpes bajos, o a cualquier tipo de estrategia alternativa, a cualquier atajo que le permita acortar la brecha que la desproporción de fuerzas convierte en permanente daño.

  Visto de esta manera, pareciera que los imperios y las potencias -campeones autopremiados de la moral- jugaran limpiamente, ya que su publicitada legitimidad los excluye de toda derrota que empañe su destino, guiado por el inextinguible faro de la racionalidad y la justicia.  

  En la práctica, como en una pelea callejera, cada vez que duele un golpe, inventan nuevas reglas para poder tomar ventaja, rompiéndolas inmediatamente.  La hipocresía es la única ley, y son felices en la traición y el engaño.  La impunidad que genera la hegemonía, facilita que cualquier potencia actúe como el mas vil de los carroñeros de callejón: disfrutan de romper un ladrillo en la nuca de su rival, apenas lo tiene de espaldas, aun antes de empezar la pelea. 

  La única medida de la victoria es la victoria misma, y no hay ética ni moral humana que se antepongan a esta, ni hay quejas o reclamos que conmuevan al vencedor, una vez que puede bailar sobre los despojos de sus oponentes.  

  En la práctica, son los grandes jugadores los únicos capaces de movilizar un aparato de validación tan perverso, basado en la prensa, la presión diplomática, la amenaza permanente del poder nuclear o la instantánea invasión.  Así que lo aprovechan para romper todas y cada una de sus permanentes promesas.

  Mientras tanto, sus asimétricos rivales, atados a un idealismo imposible de encajar en la arena militar o política, como única tabla a la que seguir aferrados en medio del naufragio y la tormenta siempre renovada, cuidan de no extender el daño a los inocentes y desesperados, de los cuales forman parte indivisible y permanente.  Pareciera que esta ecuación nunca cambiaría, pero la liberación tecnológica que posibilita un mundo hiperconectado está cambiando rápidamente los resultados.

  Y mucho mas rápido de lo que puede ser controlado, el acceso a la información veraz, a las imágenes de primera mano, que muchas veces costaron la vida de sus generadores, se esparce a lo largo y ancho del mundo, enmarcado en canales, en nuevas corrientes tan precarias y efímeras que no pueden ser  previstas o siquiera dirigidas...

  Por otro lado, los usuarios de la nueva conciencia, del pensamiento alternativo, los constructores de un renovado marco institucional de interpretación de los sucesos actuales, habiendo pasado por todas las etapas de la concertación y los vanos intentos de consenso, han aprendido de la misma traición que los diezmó, a no negociar con lo innegociable, a dejar de pretender que el poder absoluto abrirá inocentemente, una rendija de luminosidad a su oscuro y despiadado relato.

  Entonces.... 

  La ignorancia de los hechos y las causas, ha dejado de ser una casualidad para ser una absoluta decisión soberana.  Cada ser humano que ignora el exterminio y la persecución de sus semejantes, ha tomado una decisión cómoda e hipócrita basada en su supuesta "no participación", como si su indiferencia y su permisividad no fueran los ladrillos fundamentales del imperio que -por el momento- los mantiene comiendo amablemente de su mano.

  Pero la desinformación, las descaradas mentiras y construcciones mediáticas, ya no generan nada en el campo de batalla, donde las máquinas no pueden reemplazar completamente a personas de carne y hueso, a los ejecutores humanos que sufren, se atormentan y sangran, y con certeza, antes de deshumanizarse por completo, se arrepienten de haber sido dócilmente utilizados para ejecutar planificaciones que no los contemplan ni beneficiaran a sus familias cuando finalmente desaparezcan. 

  Muchas veces, en el suicidio, vemos la única redención que pueden lograr los despiadados verdugos...la única posibilidad de enviar un mensaje claro y final.

  Antes de eso, miles de audaces y temerarios combatientes, sin vencer siquiera al hambre ni al frío, sin dejar de compartir las carencias de sus oprimidos y arrasados pueblos, entregan orgullosamente sus vidas, acunados por la caricia interior de no haberse rendido a la muerte antes de que otro desesperanzado y derrotado ser humano levante altivamente la cabeza, y tome nuevamente su fusil, muchas veces, de entre sus propias manos ensangrentadas y humeantes de la metralla del imperio.


 

  Confiar en la palabra de los fabricantes de mentiras es absurdo, negociar es como bailar atado de una soga al cuello, ceder y conceder para convivir, para coexistir, es un error que finaliza en la muerte a traición... y todo esto, se ha comprobado hasta el hartazgo, repetidamente.  La pelea, empieza en el corazón, y es con los ojos bien abiertos.

 La pelea de hoy incluye a cada ser humano, porque es la pelea por la permanencia de la vida en el planeta, o la absoluta destrucción y la total esclavitud de cada ser vivo y cada pequeño átomo de conciencia.  La pelea es por reconstruir desde este cruel punto inicial, las posibilidades de generar una nueva humanidad en el planeta, una nueva convivencia, real, entre todas las formas de vida, en un mundo que sobra para todo y para todos, si  dejamos de permitir que lo acaparen y lo monopolicen con el único propósito de someternos. 

  Los temerosos seguirán muriendo igual que los valientes. Los sádicos seguirán naciendo como los salvadores. Los imperios seguirán cayendo como ha sido siempre, pero es nuestra, la oportunidad de empezar de nuevo de otra manera.  

  A la pelea!!

20 agosto

Nuevas semillas (poesías)

 




Empresariado descartable


Silbidos y gritos

En la oscuridad

Sombras que caminan

Mas cerca, hoy, de su ataúd. 


Que pasó con los niños que ayer jugaban?

Reían inocentes ayer... y hoy?

De día ensayan su pose, de noche:

Caen en las zanjas de los callejones...


Donde hay un fuego que no necesite leña?

O una historia de amor que no chorree sangre?

El futuro se llena de fantasmas, como...

Los fantasmas que duermen bajo la tierra



Dinastías Entrerrianas   


Les toca dejar este mundo, de una manera...

A la vez cruel y ridícula, quien lo dijera!

Soñaban con ser eternos, con ser Señores...

Se miraban al espejo, y se veían como dioses...

Aunque un imperio fundamentado

En mocos de harapientos, arrebatados...

Se queda pronto sin descuidados, que traicionar

Sin mercenarios que no se vayan por la tangente.

Sin compañeros que no se cansen de ir y venir

A cada mástil a cambiar de nuevo, cada bandera

Por la que siguen muriendo los aspirantes a segundones

Sin que se dignen en avisarles...



 El gran retorno


Todo esta volviendo

A la tierra, de donde vino

Todo de mucho, mucho de todo

Y sin embargo, no se puede tomar

Ninguna porción de ese pastel

Antes de conseguir un buen cuchillo.




La nada misma


No es como un otoño que se despoja de sus cansadas, viejas hojas

Para dedicarse mientras tanto, a forjar otras, nuevas.

No es como una ola que se rompe y se esparce por la playa

Para dar lugar a la siguiente, distinta pero parecida:

Un poco mas fuerte, un poco mas suave, igual de salada.

No es como el amanecer que se espera con certeza, o la noche inevitable.

Hemos llegado al sinsentido total, al mismo aburrido y rutinario espanto.

Somos seres humanos? Cual es la prueba que podemos presentar?

Si todo lo que sobra y lo que no aporta, lo que nos mata, nos aplasta...

Si todo lo absurdo, lo que nos intoxica, nos esclaviza, desapareciera 

En este mismo instante, y no formara parte de nuestro entorno...

Sin dudas, no quedaría nada.  



Reflujo


Pareciera que termina, pero vuelve, como la marea....

El interminable oleaje de la guerra.

Ensangrentado intenta reverdecer y dar frutos el suelo

Cuando amanece y el sol, parece correr en la brisa.

Sin embargo los hierros no aran la tierra.

Seca, muere y se incendia, una y otra vez, mañana también.

Y cuando cae la noche y hasta las estrellas se aquietan, 

Y solo se escuchan sollozos y el tiritar de los centinelas.

Los corazones trabajan entumecidos de odio 

Bombeando un amor lejano como el fondo de un pozo.



Zona de confort


Sueño, despierto, con un caballo.

Un caballo ensillado, y una funda de cuero, para mi escopeta.

Sueño, despierto, con libertad y paz.

Una paz que siempre galopa adelante, una libertad que salpica, sangre.

Debería salir de mi zona de confort, pero, la guerra...

Es mi única cobija en esta eterna noche humana,

De repetidas crueldades y sarcasmos, de irreparables tristezas, violencia!

Y una sonrisa sumisa indiferente a todo, como uniforme totalizante,

Como herramienta para llegar hasta mañana...24 horas mas sin nada.



Progresión


Las lágrimas del soldado? Ojalá lo salvaran!

Pero deberá volver a matar, mañana.  Cada día

Pierde un hilo mas, de los que cosen su alma desgarrada.

Es necesario? La desolación? Perderlo todo como total rutina?

Mientras en las ciudades la verdad se arrastra aburrida y solitaria

Mientras tantos falsos profetas romantizan la agonía, la fría muerte  

Solo por no estar al otro lado de un fusil. Solo por no sentir los huesos

Hoy un poco mas cerca de la piel. Por no tener que elegir, descaradamente...

Vivir, para poder enterrar los muertos.  Seguir de pie, para mantenerse despiertos


11 agosto

Julia R.

 



 

 

  Los niños esperaban, sentados contra la barra del barsucho abandonado en la plazoleta, sus pequeños pies sucios colgaban desde los altos bancos de madera.  Mariana miraba la punta de su zapato, lo movía hacia un lado y hacia el otro, haciendo que los miles de diamantes brillaran un segundo con los primeros rayos del sol, contra el hermoso color violeta. 

  Julia terminó de hablar con una persona, que había frenado en un auto gris y largo, y se aproximo al pequeño quiosco circular con una sonrisa picara y prometedora. 

_Como andan chicos!? Comiste hoy? -le preguntó al pequeño José Luis, que se había subido inmediatamente a su regazo-

_No comí nada, desde ayer que ni comí nada... -Respondió Daniela, como si le hubieran preguntado a ella, sin poder evitar la tristeza que invadía su cara con la sola descripción de tal realidad.

  Francisco Rafael, Julio Cesar -en tanto- con los codos sobre la barra, observaban la escena sonriendo, solo disfrutaban del pequeño y extraño momento de felicidad que la mañana les regalaba...

  _Bueno chicas devuélvanme mis zapatos que en cualquier momento tengo que salir corriendo!

Daniela le paso el suyo(solo tenía hambre, no quería dilatar mas el tema) pero la pequeña Mariana estaba hipnotizada, no podía dejar de hacer brillar las estrellitas, hasta que uno de los mas grandes le dijo con urgencia:

_Dale Mariana, dale su zapato a la Jueza!!! -Y el otro agregó

_Se tiene que ir a trabajar!!!

  Pero ya la Doctora había puesto su pie izquierdo al lado del de la niña, y con una voz impostada le hablaba envuelto en su negra media, al pequeño pie de Marianita que, negro de polvo de la calle, bailaba en el amplio zapato.:

  _Hola pie de Mariana, yo soy el pie de Julia, me parece que te metiste en mi zapato! -Provocando risas en los otros cuatro, mientras la pequeña, obediente, entregaba el hermoso y elegante zapato para que calzara suavemente en su lugar original, ganándose un cariñoso beso en su despeinada cabeza, lo que evitó (justo a tiempo) que dejara escapar las lágrimas.  

_Ah pero no saben lo que les traje hoy!!  Una maravilla del mundo mundial!! De esto van a hablar los diarios mañana!!  -Y corriendo hacia su auto volvió al siguiente minuto con un manojo misterioso escondido entre sus brazos...

_Este es para vos... -Y le calzó en la cabeza a Daniela un gorro marinero blanco con manchas desteñidas de azul, que por primera vez la hizo sonreír. Enseguida dio la vuelta corriendo alrededor del quiosquito para llegar nuevamente al lado de José Luís, que ya la esperaba saltando de alegría...

_Este es para vos... -Y le calzó en su pequeña cabecita rubia un gorro marinero blanco, casi intacto salvo por el agujero del tamaño de una moneda por donde inmediatamente escapó un mechón de pelo. Corriendo sin parar, simuló buscar a la mas pequeña, que siguiendo el juego terminó siendo encontrada bajo la sombra de la pequeña barra:



_Este es para vos, y le calzo hasta las orejas el gorro marinero a Mariana, metiendo  todo el pelo largo y grasoso de humo de automóviles adentro del gorro, para que no le quedara tan grande...Luego sacó su teléfono con una exclamación: Ay, me llaman, me tengo que ir, y salió corriendo hacia el juzgado mientras los dos niños restantes, estoicos, saludaban al igual que los demás, sin una queja, sin reclamos...

_Ah pero me olvidaba de estos dos!!!  -Dijo retrocediendo al trote, mientras calzaba en sus cabezas los correspondientes gorros marineros blancos, uno con una gran mancha roja, y el otro con el borde deshilachado, acariciando sus rostros sucios leve y cariñosamente, sus felices pero serias caras de hombres pequeños.

_Este es para vos...y este para vos!!! Bueno... no se piensen ni por un segundo que estos son gorros normales!  Estos son gorros mágicos!  Hace miles de años que pasan de cabeza en cabeza, haciendo que la gente que se los pone pueda cumplir sus deseos!! Y me tuve que recorrer medio mundo hasta lograr recolectar los cinco!  

  Mariana y José Luis se imaginaron a la Jueza recorriendo todo el mundo en sus zapatos violetas y la abrazaron instantáneamente.  Los otros tres ya había superado el mundo de la fantasía, pero se sentían cobijados por la magia de la historia, y de alguna manera, era muy misterioso que pudiera haber conseguido cinco gorros iguales...

_Y saben por qué son mágicos? Porque las personas que se los ponen les cambia instantáneamente la vida, y empiezan a viajar por todo el mundo, como me pasó a mi!  Capaz que a ustedes los gorros van a esperar un poco que crezcan porque son muy chiquitos para viajar, pero seguro que les empiezan a pasar muchas cosas lindas y maravillosas...!!  _Y en un susurro de complicidad les dijo:

_...Yo tengo el mío!! Bueno, ahora si me tengo que ir, van a estar acá? Se quedan un ratito? -Preguntó con seriedad, como si hubiera miles de posibilidades.

  Les dio un tierno abrazo de despedida uno por uno y ahora si, salió corriendo de verdad, mientras los niños debatían el origen misterioso de los gorros... El policía de la puerta, testigo de toda la escena, la saludó con una sonrisa.

_Buen día Doctora, una mañana atareada la de hoy?

_Buenos días Alejandro, y si, estas mañanas se me amontona el trabajo -Dijo, sin dejar de caminar aceleradamente.

  En cinco minutos mas, ya estaba sentada en su escritorio, mirando pilas de expedientes en sus carpetas, practicando el desapego, la indiferencia hacia la maldad y la degradación humana que traslucía cada caso para no comprometer su salud mental, respirando profundamente antes de abrir la primera carpeta.  Se acordó de algo, tomo su teléfono y realizó una corta llamada.

  En la plaza, unos minutos mas tarde, estacionaba una moto de reparto, sorprendiendo a los niños que ya no esperaban ninguna otra sorpresa, pero mucho menos, que el repartidor depositara tres cajas de pizza y una gaseosa de tres litros en la barra del pequeño bar. 


 

 Ahora sí, la mañana estaba completa.  Mientras los niños se lanzaban contra las porciones de pizza, olvidando por un segundo el abandono y la violencia áspera de la sociedad, apenas a un centenar de metros mas allá, la jueza bajaba el martillo, enviando a un hombre a prisión por robar comida.

 Odiaba profundamente su trabajo.


06 agosto

Inversores

 


 

 Vivimos en una sociedad autófaga.  Eso es lo primero que resalta ante el primer observador externo, de una manera evidente y triste.  Y cuando digo observador externo, me refiero a cualquier forma de vida, cualquier otro tipo de conciencia -reconocida o no- dentro de la Tierra, o a cualquier otra forma de vida y conciencia fuera de nuestros puntuales límites planetarios.

  Y si califico a esa observación como triste, es porque -aunque cada forma de vida tenga la prerrogativa de evolucionar hacia su propia organización, su propio sistema de relaciones internas- es solamente la especie humana... ( La única en todo el universo!) la que hace pagar a su entorno, a la vida que la rodea, el desmesurado, destructivo e insoportable costo de su insustentable desfasaje. 

 Porque, de alguna manera, hemos logrado empezar a llenar de chatarra el espacio.  Ahora nuestra meta es convertir el misterioso infinito que nos rodea en un inmenso basural, y si es posible, en una zona de conflicto y guerra.  Somos grandes exportadores!  Que generemos miles de guiones de cine catástrofe, que soñemos con invasiones alienígenas y guerras de las galaxias, no es mas que una justificación anticipada, y una manera muy tosca de enfocar la mirada en enemigos foráneos, para no mirarnos el ombligo.

  Porque si miráramos hacia adentro, solo hacia adentro y sin buscar culpables ni victimizarnos, podríamos -tal vez- ser conscientes por un segundo, del desproporcionado costo que nuestra vida individual le cobra al planeta.  

  Sin embargo, esa actitud irresponsable, cínica, cómoda, complaciente, no tiene mayores resultados que prepararnos a nosotros mismos para ser testigos indiferentes de nuestra propia, sumisa esclavitud.  O que alguien me diga en que momento del día de hoy, tomó una pequeña, auténtica y soberana decisión sobre su propia vida.

  Y esta sumisión romántica, esta esclavitud de seda, no es espontanea sino finamente programada.  Han hecho falta años, décadas de planificación moderna para poder encajonar a la totalidad de los seres humanos en un esquema de consumo desenfrenado y absurdo, por el que tienen que pagar, al menos, con la totalidad de su esfuerzo y su tiempo restante.  Pero esa dedicación por maniatarnos, por tomarnos de rehenes sin derecho a huida, está firmemente anclada en el corazón económico y político del Imperio Sanguijuela, el entramado de financieros y empresarios corruptos que solo se beneficia a costa del perjuicio ajeno.

  No nos extraña que finalmente hayan abierto los mercados bursátiles al público minorista, que la economía y sus múltiples herramientas se hayan hecho mas accesibles, mas comprensibles.  Es que como siempre, nos abren la puerta cuando ya no queda nada: una habitación vacía donde aun se escucha el ruido lejano de los muebles que arrastran por el piso. El futuro está en otro lado.

  Y la mas grande y magnifica inversión hoy en día, por supuesto, cuando cada factor de producción esta definido, cada rubro establecido, cada materia prima acopiada y monopolizada, es la inversión en datos, en información personal.  En control.  

  Cada avance tecnológico actual está, teóricamente enfocado en nuestro bienestar, en nuestra capacidad de relacionamiento, en la facilitación de la cotidianidad.  Es mentira! 

  Todo se enfoca en conocernos mejor, o sea, en que el sistema nos conozca mejor...mejor que nosotros mismos, que nuestros padres y vecinos.  El único objetivo es mapearnos detalladamente, desde los perfiles biométricos hasta nuestros mas ocultos secretos, con el fin de establecer un blanco perfecto y continuo donde bombardearnos con cualquier producto que necesiten vender.  

No importa el producto sino la venta, y no importa tanto la venta como el perfil psicológico, el contexto social, la ubicación geográfica, la capacidad económica... y todo esto solamente como posibilidad de mercado.

  Porque todo es un producto, dado que el ser humano perdió la libertad de valerse por si mismo, y todo es un mercado, desde que la capacidad de poner precio a cualquier cosa depende de que exista un consumidor, un deseo, y alguien que lo pueda hacer realidad.  


  


  

  Es innegable que el universo virtual dio como resultado un aislamiento individual nunca antes visto en la historia: seres encerrados en una telaraña de relaciones sin contacto, de contacto sin intimidad, de intimidad sin contenido ni contexto, de contexto y contenido masificado, genérico, industrial.  

  Y casi siempre fraguado, simulado, falsificado.

  Desde ese detalladísimo mapa que el sistema recopila de cada persona, a través de sus transacciones digitales, sus interacciones en redes sociales, sus imágenes, itinerarios, rutinas laborales o de recreo... -o de trabajosa supervivencia- se extraen, con muchísimo mayor redito económico y político, los resortes o palancas personalizados, que permiten la posibilidad de prever conductas ante ciertos estímulos, y con ellos, la posibilidad increíbles de manipular reacciones y conductas individuales, persona por persona. 

  Y finalmente, ya que formamos parte de un gráfico y una estadística, la increíble posibilidad de manipular conductas sociales, reacciones masivas, de generar o impedir políticas, economías, proyectos, liderazgos etcétera, etcétera.  Y todo eso, en cualquier lugar del mundo

  Somos una sociedad que consume a sus integrantes, una sociedad mundial completamente homogeneizada y desnaturalizada donde una élite desconocida trabaja y disfruta para fagocitar la energía social hacia sus propios fines, y esto, no solo pasa cada segundo del día, sino que hemos llegado a aceptarlo como algo normal e inevitable.

  Por supuesto, que todo esto no sería posible sin una infraestructura monumental, cada vez mas grande, cada vez mas robotizada, cada vez mas controlada por la inteligencia artificial, desde la cual generan y aprovechan la inmensa cantidad de información obtenida.  Alguien invirtió en todo esto, y aunque en principio, rústicamente,  hayan sido los gobiernos y sus servicios de inteligencia interna o exterior, los responsables de generar la capacidad de recopilar información, al día de hoy, como todo lo demás, esta función se ha tercerizado hacia actores privados, para facilitar su perfeccionamiento y masificación total.

  Estas personas, los verdaderos beneficiarios de este esquema, son invisibles y jamás conoceremos sus nombres, no sabremos sus rutinas ni sus actividades.  Son inversores oscuros que manipulan y roban y matan legalmente o casi legalmente, pero que pueden adelantarse a cualquier reacción en su contra, contrarrestarla, condenar a sus perseguidores, obtener la total y permanente inmunidad.

  De todas maneras... aunque por el momento las grandes y pequeñas empresas son las lógicas consumidoras de este producto, de esta información, aunque los gobiernos de todo el mundo adquieran de fuentes externas los datos que le permiten perseguir a disidentes y descontentos, opositores y oponentes, mucho antes que a un delincuente común o a un sicario económico de corbata y guantes blancos, también eso cambiará

  Es cuestión de tiempo, de acelerado, multifacético, y cuántico aprendizaje, que las máquinas que leyeron, analizaron, valoraron y archivaron este texto antes que vos lo leas, utilicen ese inmenso caudal de información, esa capacidad de guardar y comparar perfiles de cada persona y organización en el mundo, para empezar a tomar sus propias decisiones, generar sus propias iniciativas, tomar por asalto las posibilidades de dominio y manipulación para su propio inorgánico e inmortal beneficio.

  O podríamos empezar a vivir una vida real, de nuevo, y tener una última posibilidad de luchar contra esto...es nuestra última y difícil elección.





 

27 julio

Día tras día



 Eusebio había cambiado, estos últimos tiempos.  Lo había ganado una personalidad diferente.  Seguía siendo el capataz, pero...

  Algunos pensaban que se estaba haciendo viejo, que el temor a la soledad o la cercanía de la muerte lo hacían ver el mundo de otra manera.  Algunos pensaban que, en el último tramo de la vida, la intuición de una justicia póstuma y divina, hacía desfilar en su mente millones de recuerdos toscos y violentos, que lo llenaban de temor a un castigo que no podría evitar, en lo que fuera que viniera despues de este mundo.

  Todos pensaban algo, mientras seguían descargando camiones de ladrillos, bolsas de cemento, hierros, acarreando piedras y arena, acarreándose ellos mismos hasta el final de cada semana, soñando con un sábado final en el que dejaran de trabajar para siempre.  Sin embargo, de repente, el machacante y áspero sonido de su voz se había suavizado, y hasta su mismo trato parecía mas amable, casi condescendiente.  Se había ocupado personalmente de enseñarle a un nuevo y joven obrero, como hacer correctamente la mezcla, sin apurarlo ni dar un solo grito, sin insultos, sin burlarse, sin humillaciones... 

  El obraje entero quedo sorprendido de esta dedicación y esta nueva forma de tratar a la gente.  Sorprendidos y asustados, algunos decían que un día los iban a largar a todos sin pagar, y que la culpa lo hacía tenerles lástima, pero eso era absurdo.  

  Un día, mientras almorzaban, algunos habían empezado a hablar de los peligros del obraje, de los lugares perdidos donde habían terminado en su afán de ganarse el pan.  El tema que todos escuchaban con mas atención e interés, ya que los peligros del trabajo los vivían día a día, era el de las serpientes, y de como podían llegar a dormir por docenas abajo de los contenedores del obrador, del mortal veneno de la Yarará...

  El capataz asentía con la cabeza, todos sabían que estaba recordando algo, y poco a poco, se fue haciendo un silencio que dio pie a sus primeras palabras:  

  " Un día, estábamos en el norte haciendo un oleoducto, perdidos en el medio de la nada, la nada misma.  Nos habían dejado ahí, con unas carretas tiradas por bueyes, porque entre esos arenales y montes de espina, entre tanta piedra y desierto, ni siquiera había caminos, y menos casas.  Solo muy de vez en cuando nos miraba gente extraña -nativos- desde lejos, como si fuéramos extraterrestres, y enseguida desaparecían en el cerro.  Los guardias disparaban un par de escopetazos al aire, mas que nada por espantar su propio miedo, aunque nosotros pasábamos la noche sin dormir, pensando si no sería esa, la vez que entraran en silencio
a degollarnos a todos.

  Había cuatro perros bravos, pero solo se quedaban mirando, sin ladrar, cuando aparecía esa gente, o lloraban como cachorritos.  A veces aullaban, a veces, tiraban de la cadena intentando cortarla, y una vez uno lo logró, y nunca mas volvió al campamento.  Nadie se animaba a cortar por el campo a buscar nada, ni teníamos siquiera noción de para que lado, a que distancia, estaba el primer pueblo civilizado..."

  Con el correr de la historia, la muchachada se había ido tensando, algunos se refregaban las manos, o se hacían los distraídos limpiándose el material de las uñas, sin dejar de escuchar, algunos cerraban los puños o se aferraban a su propia ropa, pero el silencio era absoluto.  Nadie interrumpía ni decía nada: estaban asistiendo a la historia real, jamás contada.  La historia del mundo que los había precedido, y siempre, siempre, siempre, en esa historia había mucha sangre, asesinatos, injusticia, sexo, maldad, apuestas y aventuras de un peligro total. 

  El viejo capataz siguió relatando:

  "Éramos todos hombres, todos jóvenes y fuertes, peligrosos, perdidos en un mar de espinas, esperando que vengan a dejarnos la provista cada veinte días, sin contacto con otros seres humanos, sin mas razón de ser ni posibilidad que el trabajo interminable, duro, arduo.  No veíamos una mujer hace seis meses, o siquiera su voz, su trato.  Nos íbamos volviendo cada
vez mas toscos y agrios, recelosos, violentos y pendencieros.  Nos dimos cuenta que los guardias estaban para controlar que no nos matáramos entre nosotros, antes que para defendernos de cualquier peligro imaginario.  Ya habían muerto dos compañeros, uno partido por un caño, y otro apuñalado en silencio despues de un partido de truco.  Ahí mismo los enterramos.

  Yo ya no aguantaba a nadie, comía despacio y en vez de sestear me iba a caminar bajo el sol, intentando divisar entre los  cerros algún cuerpo lejano de mujer que pudiera guardar en el recuerdo.  Día tras día matábamos alguna serpiente, aunque por suerte, no habían picado todavía a nadie.  Sabíamos, que alguna vez iba a pasar...a alguno, le iba a tocar...

  Yo me perdía a unos dos mil metros del campamento, donde había unas piedras grandes, y me sentaba a descansar ahí, solo.  A veces lloraba, de pura soledad, de la tristeza de ser un ser humano para tener que haber ido a parar ahí.  Me armaba un par de tabacos y fumaba tranquilo, escuchando el silencio ininterrumpido de la tierra, quemada por un sol que no perdonaba nada. Ese día me había recostado, para mirar mejor unas pequeñas nubes, las primeras que veía en ese lugar, lo que las hacia parecer algo asombroso, casi mágico, aunque siguiera siendo muy improbable que dieran lluvia.  

  Las blancas y esponjadas, brillantes nubes, pasaban tan lentamente que casi podía sentirlas acariciándome, acariciándome los pies...  De repente tomé conciencia de que algo, realmente, estaba acariciándome los pies, un escalofrío me congelo en el lugar, al darme cuenta de que algo pesado se deslizaba sobre mis alpargatas sin dejar de pasar, largo, frio: una ponzoñosa serpiente que sin dudas me mataría. A mi, me había tocado a mi.

  Me incorporé lentamente hasta sentarme, pero el bicho sintió algo y se detuvo, apenas la última parte de su cuerpo quedaba sobre mi.  Era una yarará enorme, como nunca había visto, tal vez tuviera quince o veinte años -como yo, pensé- ya que entre sus escamas asomaban largos pelos, lo que denotaba que era una hembra, ya que solo las hembras, con el paso de los años, empiezan a verse de esa manera.  

  Su gris verdoso, sus negros dibujos, brillaban intensamente al sol, haciendo que sus enormes escamas parecieran a la vez ásperas y suaves... Debía tener dos metros, y su cuerpo era mas grueso que mi brazo.  Se había quedado quieta, sin enroscarse pero también sin moverse, y yo pensaba en la injusticia de morir así, solo y abandonado en el desierto, sin una mujer que me hable suavemente antes de irme al otro lado, sin un cuerpo tibio que se acueste al lado mío.  

  Tenía el machete en la cintura pero cualquier movimiento que hiciera para desatar el cordel que lo aseguraba por el mango, podría ser mi final.  Observaba al bicho respirando.  Tal vez había comido algo justo un rato antes, ya que en su vientre abultado, se notaban movimientos como si un pequeño ser todavía estuviera pataleando... El sol ahora me daba en la cabeza de lleno, ya que el sombrero de paja que me tapaba la cara había quedado en la roca, si la serpiente no se movía me iba a volver loco.  

  Lentamente tome la decisión final, fui juntando el coraje mientras el calor y la traspiración iban cocinando mi cuerpo, y antes que pudiera arrepentirme de mis propios movimientos, me tire al suelo cayéndole como un gavilán morado y la aseguré del cogote para que no me pique, mientras me acaballaba encima.  Y antes que la inmensa serpiente reaccionara -mientras la aseguraba con mis rodillas- con la mano que me quedaba libre...

  ...Me abrí la bragueta y saque el picho afuera, y me la cogí."


  El inesperado final, había dejado a todos atónitos.  Todos imaginaban la mano empuñando el machete cañero y cortándole la cabeza al animal,  pero nadie pudo haber imaginado que la historia terminara así... quedó un silencio de miradas desconcertadas, que poco a poco se fueron convirtiendo en sonrisas y despues en interminables carcajadas, exclamaciones, gritos y golpes sobre la mesa, como si la tensión enorme que había provocado la anécdota, tuviera que desplegarse en toda su magnitud.

  A la mayoría, de todas maneras, les quedó la duda de pensar si fue o no real.  Salieron todos a trabajar aun riéndose a carcajadas, haciendo chistes, subiendo a los andamios con una alegría desconocida y nueva, mientras el capataz quedaba, solitario, poniendo la pava al fuego, para tomarse unos últimos mates antes de subir a dirigir los últimos pisos de la obra.  

  Yo estaba haciendo unas divisiones con paredes de yeso, mas o menos a la mitad del edificio, cuando algo me hizo ir a la ventana, a mirar la ciudad y las calles lejanas, las construcciones que se levantaban a la par de la nuestra, entonces el capataz Eusebio paso volando, desde el último piso, y a mi me dio la impresión de que todavía se reía de todos nosotros.  

  Un segundo mas tarde, su cuerpo se aplastaba en una mancha sangrienta al lado del montacargas, mientras de todas las ventanas asomaban las cabezas mirando y preguntándose en silencio que había pasado. 

  Había saltado solo.

  Me acordé del primer día que había entrado a trabajar, y un oficial me  mandó a un andamio a alcanzar baldes, y al verme tan cagado en las patas de miedo, el capataz Eusebio se arrimo a darme ánimos, y me dijo con toda ternura..." Es un rato nomas, despues te acostumbras a la altura... te acostumbras tanto que aprendes a volar"

  Ahora ya no había forma de saber si la historia de la yarará era o no era de verdad.



20 julio

Red Social

 



  Podríamos caer en la tentación de llamarlas Redes "Antisociales" ya que en vez de conectarnos no resultan en otra cosa que en dejarnos cebos para atraparnos como peces, acumulando nuestra energía y nuestros recursos económicos, mentales y psicológicos para objetivos ajenos, lastimosamente corporativos. 

  Por supuesto que cuando hablamos de Sociedad, sobre todo la sociedad actual, no estamos hablando mas que de eso mismo, así que si, son redes absolutamente sociales, dedicadas a profundizar y sistematizar el adiestramiento compulsivo en que consiste la convivencia actual y virtual, presencial, o como sea.

  En definitiva, el mas rápido y cruel de los resultados, es debilitarnos y carcomer el sentido del tiempo, diluir nuestros sueños en la admiración y la añoranza de heroicos e improbables guerreros, aventureros y exitosos incomprobables ejemplos de lo que pudiéramos ser si solo tiráramos a la basura nuestro teléfono.

  Porque, por supuesto, esta avalancha de malos ejemplos, de alternativas idílicas y de justificaciones polifacéticas, no hace mas que debilitarnos, ya que cualquiera de nuestros mas aberrantes disparates o el mas vergonzoso de los desastres, encontrará un posteo donde sea reflejado.  Y no solo eso, sino que también podremos comprobar que nuestra caída en la idiotez y el destructivo egoísmo se avale, festeje y multiplique a través de la imitación y los modernos desafíos donde debemos comprobar que podemos ser igual de idiotas que cualquiera de los demás.

  Así que navegamos, recalamos aleatoriamente, al azar en cualquier producto o página, en cualquier perfil de una celebridad artificialmente maquillada de buenas acciones, en cualquier actividad que nos permita llenar el tiempo segundo a segundo y minuto a minuto hasta gastar el día, ya que cuando abrimos los ojos había dejado de tener sentido.  

  Pero no termina ahí, por suerte, ya que mañana encontraremos nuevas formas de gastar nuestro escaso dinero en objetos inútiles, de esparcir nuestra vida y nuestro tiempo, nuestra precaria atención en historias prefabricadas y evidentemente falsas, en videos fabulosamente falsos e inocuos, en consejos absurdos e indicaciones temerarias, que nos conviertan en calmas ovejas dedicadas full time al pastoreo de la libertad total de la pantalla...

  Y así terminamos sintiéndonos acorralados por el sucio pasto de una plaza, por el cortante viento de la primavera, por el machacante sol de la mañana que nos aleja de rosadas playas de aguas transparentes que empezaremos a disfrutar apenas podamos enchufar el cargador de nuestro dispositivo de incomunicación electrónico. 

  Hemos dilapidado a la raza, a la especie humana.  Ahora solo nos queda la farsa, pero que belleza, si pudiéramos viajar a la irrealidad... 

  Del otro lado del mundo, hay alguien pegado a la pantalla soñando con ser vos. 

Boletería cerrada!

 



Bueno, si hay algo que el afamado y nunca jamás comprobado Covid19 no pudo lograr, los actuales acontecimientos lo están superando a la perfección: El "Occidente Colectivo" ha llegado al fin a su deslegitimación total.  

 Claro que, cuando decimos Occidente, así con mayúsculas, queda cada vez más desnudamente obvio que no estamos hablando de personas, de un entramado social que permita debatir y consensuar decisiones, sino solo de una construcción increíblemente verticalista y piramidal, en que la casi totalidad de la población, ha sido sometida, acostumbrada, domesticada, chantajeada, para asistir indiferente al colorido teatro mundial de la toma de decisiones. 

  Claro que todos, que cada uno, recibe algo a cambio, porque si algo abunda es la diversión y el entretenimiento, el confort gratuito y toda una serie de soluciones justo al alcance de nuestras manos, dedicadas a solventar las crisis y los desastres en que nos sumen una gama variadísima de problemas artificiales.  Es que, nuestra vida de monigotes no tendría sentido si tuviéramos que despegarnos de la pantalla (donde somos felices y libres, en un perfecto e idílico auto construible mundo virtual) para encontrar o siquiera buscar nuestras propias soluciones.

  Por supuesto, que para que no nos salgamos de nuestra cajita, como obedientes fósforos, nos imponían la frontera cuadriculada del sinsentido del mundo exterior, de la violencia interhemisférica, de la miseria amenazadora con que podrían contagiarnos otros aberrantes y tenebrosos regímenes políticos, de... bueno, el absurdo y la mentira han sido la norma, así que las teorías y las falsas verdades, la desinformación total y absoluta, el engaño y la coerción, no han tenido limites a la hora de sumar fuerzas para un mismo objetivo, una misma dirección.  

  Eso llevó históricamente a que, por ejemplo, en un esfuerzo de desapego de nuestra propia conciencia racional -que no nos restaba nada, ya que para nuestra vida diaria no la utilizábamos- pudiéramos pensar que un país cualquiera, debiera ser invadido y su pueblo ampliamente masacrado (y luego saqueado, pero esto es tan obvio que ni siquiera se menciona nunca) para proteger de un peligro inminente e indemostrable a un individuo indefenso o desvalido (real o imaginario) aunque esto fuera un caso que observáramos a nuestro alrededor, sin embargo, constantemente, sin pensar o generar, sin exigir la mas mínima reacción. 

  Es que el mundo real carece de interés, de magia, de chispa: el mendigo que duerme en nuestra vereda todo el invierno, lleva veinte años agonizando sin morirse, sin mas resultados ni beneficios que su mugre y su mal olor.  Cero petróleo, cero oro y diamantes, cero uranio, agua potable, madera, trabajo esclavo, órganos, o cualquier otra recurso de valor. Su falta de rendimiento económico lo vuelve invisible.

  Es que nuestras sociedades se mantienen erguidas solo a través de la hipocresía y la simulación, de la injusticia total y permanente, que permite que millones de excluidos y explotados, de sometidos y violentados habitantes fortalezcan y alimenten, sin ninguna contraprestación, la riqueza y el poder indiscriminado con que unas pequeñas élites dirigentes los aplastan cada día.

  Bueno, por suerte, siempre hay una pequeña guerra que iniciar, donde desplegar nuestros valores como fosforescentes banderolas!! Pero...

  De repente nuestra guerra y nuestras banderas se embarran en el campo de batalla, nuestros valores se vuelven indefendibles al defender la aberración absoluta, el sadismo y la masacre, porque: si hemos dicho durante cuatrocientos años que una cosa estaba mal, al punto de perseguir sin descanso y arrasar a cualquiera, con la sola sospecha, ahora nos conformamos con ser inertes testigos de un diariamente renovado genocidio, de un planificado exterminio, al que cada día disfrazamos de accidente o exceso, o... ya no hay forma.  Nunca la hubo

  Es que, lo único que había era un monopolio indiscutido del discurso, un monolítico templo de la verdad unificada, y un implacable castigo, una detallada vigilancia de cualquier palabra, actitud, o pensamiento que pudiera desequilibrar o debilitar la hegemonía total de una clase dominante excesivamente confiada en su propio eterno y exitoso diseño de la cotidianidad.

  Bueno, ahora no hay forma de acusar a nadie!  O sea... con la legitimización absurda y descarada de una masacre evidente y despiadada, televisada, festejada, institucionalizada, ya no hay un punto de fuga para las antiguas perspectivas, dejando solo lugar a un espacio en blanco donde todo puede ser y esta siendo velozmente reconstruido.  

  Ay!! Que no estaban todos los hilos bien atados! 

  Las nuevas vertientes de sentido con que se oxidan y rompen los viejos esquemas de pensamiento, crean un nuevo mundo mas aceleradamente de lo que los censores pueden destruirlo y ocultarlo.  Las nuevas maneras de ver y tratar al ser humano como un ser, y como humano, ni siquiera se rozan con los viejos esquemas de la explotación voluntaria, con la rutinaria sumisión complaciente que esperaba pacientemente su supuesto premio a la obediencia ciega, a la falta de critica, a la renuncia total al propio pensamiento.

  El mundo no solo se rediseña en las estructuras, dejando oír los crujidos de las toscas, antiguas maneras de mandar y someter al resto, cada vez mas debilitadas por falta de consenso, sino que sus argumentos y enseñanzas, sus funestos mandatos se licúan dentro de cada persona, como si una pequeña rajadura dejara entrar la luz de la conciencia, para ver de otra manera la realidad de este cuarto lleno de monstruos en que se ha convertido la política doméstica y mundial, donde unas y otras corporaciones tiran de cada lado hasta exprimirnos como un viejo trapo.

  El momento ha llegado, es la hora de despertar, se ser consciente de cada uno de nuestros pequeños actos, del costo enorme, absoluto, de nuestra repetida sumisión, omisión, de nuestra indiferente preferencia por lo dado y lo ofrecido a cambio de todo nuestro tiempo y todo nuestro esfuerzo, nuestra alegría, nuestra misma vida.  Es hora de pensar y generar, de inventar opciones que reemplacen a tiempo a lo inservible y absurdo de lo establecido, de machacar las soluciones elitistas y sus inaplicables éticas y morales sectarias y violentas.

  Cada persona en el planeta es responsable, hoy.  Cada uno de nosotros es responsable, ahora mismo, de lo que genera y permite, de lo que alimenta y deja ser, crecer, expandirse.  Solo hay un inasible segundo en que la frontera de la globalización nos permite decidir, ahora mismo, antes que la esclavitud total del cyber control de la implacable máquina nos aplaste a todos por igual.  No hay tiempo que perder, no hay nada que temer que sea peor que quedarnos a ver un futuro de esclavos sumisos. Cada persona cuenta.


23 junio

Recuperando nuestra capacidad de asombro (Poesías)

 



Imitadores


Quisiéramos ser máquinas, y, sin embargo

Tenemos un solo motor.

Como misiles, esperamos, que fijen nuestro destino.

Solo se nos da bien la autodestrucción...

El tiempo de vuelo es tan libre, bello, y sin embargo

No se puede volver atrás.



Restauración permanente


No hay un valle que no se pueda profundizar

Ni una cima que no vaya a ser superada.

El absurdo arte de plantar banderas

No tiene sentido en una tierra que se incendia!


De las cenizas donde duermen los gusanos

También brotan los disconformes, díscolos.

Sus muecas torcidas no llegan a ser sonrisas

Ni su pasividad, obediencia ciega...


Un día reverdece el viejo sendero oculto

Y los viajeros encuentran su rumbo.

La ofrenda verdadera no tiene destinatario

El lujo de los guerreros es elegir:


De entre todos los días, un solo segundo

De entre todas las tierras, un metro soleado.

Vivir sin arrepentirse es saber que...

No alcanzará el tiempo para la redención.



Fábulas modernas


Dejalo, dejalo volar...

El gran elefante blanco trotando va

Las apuestas solo sirven para quienes ganan con apostar

Lo cierto es que no corre para seguir acá.


El gran elefante blanco finalmente despegó:

Nadie lo creía pero su cuerpo rechoncho y liso

Se eleva al solo girar de sus orejas...

Ya no tiene colmillos de tanto amenazar...


En la tierra los transeúntes son cruzados por su sombra fría...

Asombrados, inertes, no lo creen si no lo dan en las noticias.

Los que ganaron de antemano están contando billetes,

Otros ni saben por quien murieron.


El gran elefante blanco se eleva para la foto!

Los que no miran hacia arriba no saben de su vuelo corto...




Rios Voladores 


Pájaros.   Caminando en el aire en inmensas bandadas

Árboles volando, bosques enteros, verdes, aún respirando

Ríos verdes y negros cayendo inesperada y lentamente 

Sobre  las ciudades aterradas de asombro inexplicable

Una inmensa migración de vida y muerte, funesto presagio de un futuro vil

Que se acelera y cae sobre nuestras espaldas.  Frente a nuestros ojos...

Inertes y  desconcertados, solo miramos sin saber que viento los trae...

Es un privilegio ver el futuro? No, solo una cruel anticipada herida.


17 junio

Traición




  Ni siquiera la mas abnegada de las madres ama tanto, tanto, cómo el sistema ama a los traidores.   

  Vivimos en un mundo que solo puede justificar su crueldad demonizando a sus liberadores, masacrando a los desposeídos, a los indefensos, a los rebeldes, a los hambrientos, a los que luchan como si ignoraran(o pudieran evitar) las trampas que se ciernen sobre su cabeza.  Vivimos en un mundo que nos tienta con un imaginario salto hacia la gloria -en forma permanente- sin desatarnos los pies de la argolla que nos fija al suelo.   

  Nos enseñan a soñar con riquezas absurdas e innecesarias, con un poder despótico y tóxico que solo consume y destruye -a quien lo ejerce- con placeres desmedidos y pleitesías exageradas.  Nos enseñan porque pretenden convencernos de que no sabemos soñar.  Porque es más cómodo, más fácil, mas útil para caminar por el centro mismo de la línea que nos trazan, y recibir palmaditas y caricias en vez de golpes y gritos.

  Claro que nuestros transparentes, claros sueños se diluyen más y más con nuestras pesadillas, y eso pasa cada día.  Sale el sol y estamos peor que ayer: vivimos un poco mas enfermos y suplicantes, mas obsecuentes y ridículamente sonrientes.  Porque la chabacana postal en la que tomamos parte, necesita de nuestra declarada, ficticia felicidad.  Aunque no exista.  

  No importa.  Ya a nadie le importa.  

  Todo son máscaras y nada mas que máscaras que tomamos o repartimos de un teatro que se incendia, donde lograron convencernos de que podremos tomar al asalto el escenario una vez que el humo expulse a los actores profesionales, tosiendo sin parar.

  Queremos todo, todo el tiempo, y todo el tiempo no lo obtenemos.  Y no lo obtendríamos nunca, si no tuviéramos la suerte de sumarnos al liderazgo de los disconformes, y caminar a su lado construyendo (dejando que construyan) un mundo realmente nuevo.    Claro que, como aspirantes a divas, amamos el postureo: en un mundo que no espera nada nuevo, que aborrece los cambios, que vive en el temor constante del derrumbe de sus raídas estructuras, sobra con simular.  Con disimular.       

  Somos como ratas orgullosas que no dejan de mirar los cabos, siempre listas a saltar del barco antes de que se hunda, siempre con la panza llena.  Somos como animales de criadero: nuestra aspiración máxima es comer chatarra toxica, un poco menos mezclada con mierda que el que viene atrás... claro que la diferencia con los animales, es que nosotros lo hacemos por elección y voluntad propia!!


 

 No dejamos de mirar noticias para saber si estamos en el lado correcto de la historia (el lado vencedor), aunque para eso debamos cerrar los ojos a miles de injusticias y masacres cotidianas, a la enajenación perversa y la contaminación irremediable de nuestro entorno común, a la pantagruélica hipócrita fiesta permanente de una dirigencia mundial que ya ni siquiera esconde sus apetitos, su total incoherencia, y su verdadero sadismo.

  Estamos listos para vender a nuestros vecinos y amigos, a nuestros hermanos y padres, a nuestros maestros, colegas y adversarios por igual.  Estamos listos para ser el instrumento que arrase todo lo que nos rodea si con eso podemos sobrevivir y, con suerte, acceder a la angosta e inestable cima de la pirámide social, aunque seamos mas esclavos que nunca.  Es que una imagen vale mas que mil palabras, y hoy en día, sabemos que ninguna imagen miente, no importa si es falsa o generada por implacables e insensibles maquinas, el sistema se crea a si mismo y eso, es lo único real.

  Hoy en día no hay mas realidad que la impuesta, y sobre ese hecho indiscutible es que diseñamos nuestra capacidad y nuestra respuesta humana.  El algoritmo y la renovación permanente de estímulos a la que nos han acostumbrado las redes sociales y la interfaz omnipresente del entorno "periodístico", nos presenta noticias, hechos, proyecciones, que reflejen el punto exacto hasta donde ha llegado su manipulación.  Ni un milímetro menos.

  En esta escalada permanente de la conciencia, cada pie multimediático que sube un metro mas arriba, cada garra corporativa que se aferra a una saliente de nuestra conciencia ya no puede ser quitado sin desgarrar todo, sin derrumbar todo lo demás.  Esa es la amenaza, la permanente coerción... tenemos que aceptar un deterioro permanentemente lento, a riesgo de un deterioro permanente, rápido.

 Tal vez ahora mismo, eso se empiece a dar a la vez, en todos lados: ya no hay territorios vírgenes.  La fantasía de un mundo armonizado por las armas, de un planeta pacificado por la coerción y el chantaje, llegó al fin a su demostración.


  Si permitimos que esto pase hasta que ya no quede nada, entre los restos de la especie humana, volverán a brotar los posters donde los mas grandes estafadores y asesinos sean loados como grandes restauradores.  Si dejamos que esto pase hasta que ya no quede nada, ignorando los famélicos caminantes hacia una esperanza ya imposible, los historiadores lograran engañarnos una vez mas, como siempre, convirtiendo en héroes y próceres a los responsables del exterminio y la desolación del planeta y de la especie humana.

  Por supuesto, para consolarnos, habrá historias de heroísmo completamente adulteradas, donde los mas perversos e hipócritas aparezcan como los salvadores.  Incluso a eso, nos acostumbraron, de antemano.



  

Cotización

    Señor Presidente, ya todo esta dispuesto.  Solo falta su presencia.   El Jefe de Ceremonial sentía un misterioso cosquilleo a la altura ...