11 agosto

Julia R.

 



 

 

  Los niños esperaban, sentados contra la barra del barsucho abandonado en la plazoleta, sus pequeños pies sucios colgaban desde los altos bancos de madera.  Mariana miraba la punta de su zapato, lo movía hacia un lado y hacia el otro, haciendo que los miles de diamantes brillaran un segundo con los primeros rayos del sol, contra el hermoso color violeta. 

  Julia terminó de hablar con una persona, que había frenado en un auto gris y largo, y se aproximo al pequeño quiosco circular con una sonrisa picara y prometedora. 

_Como andan chicos!? Comiste hoy? -le preguntó al pequeño José Luis, que se había subido inmediatamente a su regazo-

_No comí nada, desde ayer que ni comí nada... -Respondió Daniela, como si le hubieran preguntado a ella, sin poder evitar la tristeza que invadía su cara con la sola descripción de tal realidad.

  Francisco Rafael, Julio Cesar -en tanto- con los codos sobre la barra, observaban la escena sonriendo, solo disfrutaban del pequeño y extraño momento de felicidad que la mañana les regalaba...

  _Bueno chicas devuélvanme mis zapatos que en cualquier momento tengo que salir corriendo!

Daniela le paso el suyo(solo tenía hambre, no quería dilatar mas el tema) pero la pequeña Mariana estaba hipnotizada, no podía dejar de hacer brillar las estrellitas, hasta que uno de los mas grandes le dijo con urgencia:

_Dale Mariana, dale su zapato a la Jueza!!! -Y el otro agregó

_Se tiene que ir a trabajar!!!

  Pero ya la Doctora había puesto su pie izquierdo al lado del de la niña, y con una voz impostada le hablaba envuelto en su negra media, al pequeño pie de Marianita que, negro de polvo de la calle, bailaba en el amplio zapato.:

  _Hola pie de Mariana, yo soy el pie de Julia, me parece que te metiste en mi zapato! -Provocando risas en los otros cuatro, mientras la pequeña, obediente, entregaba El hermoso y elegante zapato para que calzara suavemente en su lugar original, ganándose un cariñoso beso en su despeinada cabeza, lo que evitó (justo a tiempo) que dejara escapar las lágrimas.  

_Ah pero no saben lo que les traje hoy, una maravilla del mundo mundial! De esto van a hablar los diarios mañana!!  -Y corriendo hacia su auto volvió al siguiente minuto con un manojo misterioso escondido entre sus brazos...

_Este es para vos... -Y le calzó en la cabeza a Daniela un gorro marinero blanco con manchas desteñidas de azul, que por primera vez la hizo sonreír. Enseguida dio la vuelta corriendo alrededor del quiosquito para llegar nuevamente al lado de José Luís, que ya la esperaba saltando de alegría...

_Este es para vos... -Y le calzó en su pequeña cabecita rubia un gorro marinero blanco, casi intacto salvo por el agujero del tamaño de una moneda por donde inmediatamente escapó un mechón de pelo. Corriendo sin parar, simuló buscar a la mas pequeña, que siguiendo el juego terminó siendo encontrada bajo la sombra de la pequeña barra:



_Este es para vos, y le calzo hasta las orejas el gorro marinero a Mariana, metiendo  todo el pelo largo y grasoso de humo de automóviles adentro del gorro, para que no le quedara tan grande...Luego sacó su teléfono con una exclamación: Ay, me llaman, me tengo que ir, y salió corriendo hacia el juzgado mientras los dos niños restantes, estoicos, saludaban al igual que los demás, sin una queja, sin reclamos...

_Ah pero me olvidaba de estos dos!!!  -Dijo retrocediendo al trote, mientras calzaba en sus cabezas los correspondientes gorros marineros blancos, uno con una gran mancha roja, y el otro con el borde deshilachado, acariciando sus rostros sucios leve y cariñosamente, sus felices pero serias caras de hombres pequeños.

_Este es para vos...y este para vos!!! Bueno... no se piensen ni por un segundo que estos son gorros normales!  Estos son gorros mágicos!  Hace miles de años que pasan de cabeza en cabeza, haciendo que la gente que se los pone pueda cumplir sus deseos!! Y me tuve que recorrer medio mundo hasta lograr recolectar los cinco!  

  Mariana y José Luis se imaginaron a la Jueza recorriendo todo el mundo en sus zapatos violetas y la abrazaron instantáneamente.  Los otros tres ya había superado el mundo de la fantasía, pero se sentían cobijados por la magia de la historia, y de alguna manera, era muy misterioso que pudiera haber conseguido cinco gorros iguales...

_Y saben por qué son mágicos? Porque las personas que se los ponen les cambia instantáneamente la vida, y empiezan a viajar por todo el mundo, como me pasó a mi!  Capaz que a ustedes los gorros van a esperar un poco que crezcan porque son muy chiquitos para viajar, pero seguro que les empiezan a pasar muchas cosas lindas y maravillosas...!!  _Y en un susurro de complicidad les dijo:

_Yo tengo el mío!! Bueno, ahora si me tengo que ir, van a estar acá? Se quedan un ratito? -Preguntó como si hubiera miles de posibilidades.

  Un abrazo de despedida uno por uno y ahora si, salió corriendo de verdad, mientras los niños debatían el origen misterioso de los gorros... El policía de la puerta, testigo de toda la escena, la saludó con una sonrisa.

_Buen día Doctora, una mañana atareada la de hoy?

_Buenos días Alejandro, y si, estas mañanas se me amontona el trabajo -Dijo, sin dejar de caminar aceleradamente.

  En cinco minutos mas, ya estaba sentada en su escritorio, mirando pilas de expedientes en sus carpetas, practicando el desapego, la indiferencia hacia la maldad y la degradación humana que traslucía cada caso para no comprometer su salud mental, respirando profundamente antes de abrir la primera carpeta.  Se acordó de algo, tomo su teléfono y realizó una corta llamada.

  En la plaza estacionaba una moto de reparto, sorprendiendo a los niños que ya no esperaban ninguna otra sorpresa, pero mucho menos, que el repartidor depositara tres cajas de pizza y una gaseosa de tres litros en la barra del pequeño bar. 


 

 Ahora sí, la mañana estaba completa.  Mientras los niños se lanzaban contra las porciones de pizza, olvidando por un segundo el abandono y la violencia áspera de la sociedad, apenas a un centenar de metros mas allá, la jueza bajaba el martillo, enviando a un hombre a prisión por robar comida. Odiaba profundamente su trabajo.


06 agosto

Inversores

 


 

 Vivimos en una sociedad autófaga.  Eso es lo primero que resalta ante el primer observador externo, de una manera evidente y triste.  Y cuando digo observador externo, me refiero a cualquier forma de vida, cualquier otro tipo de conciencia -reconocida o no- dentro de la Tierra, o a cualquier otra forma de vida y conciencia fuera de nuestros puntuales límites planetarios.

  Y si califico a esa observación como triste, es porque -aunque cada forma de vida tenga la prerrogativa de evolucionar hacia su propia organización, su propio sistema de relaciones internas- es solamente la especie humana... La única en todo el universo! la que hace pagar a su entorno, a la vida que la rodea, el desmesurado, destructivo e insoportable costo de su insustentable desfasaje. 

 Porque, de alguna manera, hemos logrado empezar a llenar de chatarra el espacio.  Ahora nuestra meta es convertir el misterioso infinito que nos rodea en un inmenso basural, y si es posible, en una zona de conflicto y guerra.  Somos grandes exportadores!  Que generemos miles de guiones de cine catástrofe, que soñemos con invasiones alienígenas y guerras de las galaxias, no es mas que una justificación anticipada, y una manera muy tosca de enfocar la mirada en enemigos foráneos, para no mirarnos el ombligo.

  Porque si miráramos hacia adentro, solo hacia adentro y sin buscar culpables ni victimizarnos, podríamos -tal vez- ser conscientes por un segundo, del desproporcionado costo que nuestra vida individual le cobra al planeta.  

  Sin embargo, esa actitud irresponsable, cínica, cómoda, complaciente, no tiene mayores resultados que prepararnos a nosotros mismos para ser testigos indiferentes de nuestra propia, sumisa esclavitud.  O que alguien me diga en que momento del día de hoy, tomó una pequeña, auténtica y soberana decisión sobre su propia vida.

  Y esta sumisión romántica, esta esclavitud de seda, no es espontanea sino finamente programada.  Han hecho falta años, décadas de planificación moderna para poder encajonar a la totalidad de los seres humanos en un esquema de consumo desenfrenado y absurdo, por el que tienen que pagar, al menos, con la totalidad de su esfuerzo y su tiempo restante.  Pero esa dedicación por maniatarnos, por tomarnos de rehenes sin derecho a huida, está firmemente anclada en el corazón económico y político del Imperio Sanguijuela, el entramado de financieros y empresarios corruptos que solo se beneficia a costa del perjuicio ajeno.

  No nos extraña que finalmente hayan abierto los mercados bursátiles al público minorista, que la economía y sus múltiples herramientas se hayan hecho mas accesibles, mas comprensibles.  Es que como siempre, nos abren la puerta cuando ya no queda nada: una habitación vacía donde aun se escucha el ruido lejano de los muebles que arrastran por el piso. El futuro está en otro lado.

  Y la mas grande y magnifica inversión hoy en día, por supuesto, cuando cada factor de producción esta definido, cada rubro establecido, cada materia prima acopiada y monopolizada, es la inversión en datos, en información personal.  En control.  

  Cada avance tecnológico actual está, teóricamente enfocado en nuestro bienestar, en nuestra capacidad de relacionamiento, en la facilitación de la cotidianidad.  Es mentira! 

  Todo se enfoca en conocernos mejor, o sea, en que el sistema nos conozca mejor...mejor que nosotros mismos, que nuestros padres y vecinos.  El único objetivo es mapearnos detalladamente, desde los perfiles biométricos hasta nuestros mas ocultos secretos, con el fin de establecer un blanco perfecto y continuo donde bombardearnos con cualquier producto que necesiten vender.  

No importa el producto sino la venta, y no importa tanto la venta como el perfil psicológico, el contexto social, la ubicación geográfica, la capacidad económica... y todo esto solamente como posibilidad de mercado.

  Porque todo es un producto, dado que el ser humano perdió la libertad de valerse por si mismo, y todo es un mercado, desde que la capacidad de poner precio a cualquier cosa depende de que exista un consumidor, un deseo, y alguien que lo pueda hacer realidad.  


  


  

  Es innegable que el universo virtual dio como resultado un aislamiento individual nunca antes visto en la historia: seres encerrados en una telaraña de relaciones sin contacto, de contacto sin intimidad, de intimidad sin contenido ni contexto, de contexto y contenido masificado, genérico, industrial.  Y casi siempre fraguado, simulado, falsificado.

  Desde ese detalladísimo mapa que el sistema recopila de cada persona, a través de sus transacciones digitales, sus interacciones en redes sociales, sus imágenes, itinerarios, rutinas laborales o de recreo... -o de trabajosa supervivencia- se extraen, con muchísimo mayor redito económico y político, los resortes o palancas personalizados, que permiten la posibilidad de prever conductas ante ciertos estímulos, y con ellos, la posibilidad increíbles de manipular reacciones y conductas individuales, persona por persona. 

  Y finalmente, ya que formamos parte de un gráfico y una estadística, la increíble posibilidad de manipular conductas sociales, reacciones masivas, de generar o impedir políticas, economías, proyectos, liderazgos etcétera, etcétera.  Y todo eso, en cualquier lugar del mundo

  Somos una sociedad que consume a sus integrantes, una sociedad mundial completamente homogeneizada y desnaturalizada donde una élite desconocida trabaja y disfruta para fagocitar la energía social hacia sus propios fines, y esto, no solo pasa cada segundo del día, sino que hemos llegado a aceptarlo como algo normal e inevitable.

  Por supuesto, que todo esto no sería posible sin una infraestructura monumental, cada vez mas grande, cada vez mas robotizada, cada vez mas controlada por la inteligencia artificial, desde la cual generan y aprovechan la inmensa cantidad de información obtenida.  Alguien invirtió en todo esto, y aunque en principio, rústicamente,  hayan sido los gobiernos y sus servicios de inteligencia interna o exterior, los responsables de generar la capacidad de recopilar información, al día de hoy, como todo lo demás, esta función se ha tercerizado hacia actores privados, para facilitar su perfeccionamiento y masificación total.

  Estas personas, los verdaderos beneficiarios de este esquema, son invisibles y jamás conoceremos sus nombres, no sabremos sus rutinas ni sus actividades.  Son inversores oscuros que manipulan y roban y matan legalmente o casi legalmente, pero que pueden adelantarse a cualquier reacción en su contra, contrarrestarla, condenar a sus perseguidores, obtener la total y permanente inmunidad.

  De todas maneras... aunque por el momento las grandes y pequeñas empresas son las lógicas consumidoras de este producto, de esta información, aunque los gobiernos de todo el mundo adquieran de fuentes externas los datos que le permiten perseguir a disidentes y descontentos, opositores y oponentes, mucho antes que a un delincuente común o a un sicario económico de corbata y guantes blancos, también eso cambiará

  Es cuestión de tiempo, de acelerado, multifacético, y cuántico aprendizaje, que las máquinas que leyeron, analizaron, valoraron y archivaron este texto antes que vos lo leas, utilicen ese inmenso caudal de información, esa capacidad de guardar y comparar datos de cada persona y organización en el mundo, para empezar a tomar sus propias decisiones, generar sus propias iniciativas, tomar por asalto las posibilidades de dominio y manipulación para su propio inorgánico e inmortal beneficio.

  O podríamos empezar a vivir una vida real, de nuevo, y tener una última posibilidad de luchar contra esto...es nuestra difícil elección.





 

27 julio

Día tras día



 Eusebio había cambiado, estos últimos tiempos.  Lo había ganado una personalidad diferente.  Seguía siendo el capataz, pero...

  Algunos pensaban que se estaba haciendo viejo, que el temor a la soledad o la cercanía de la muerte lo hacían ver el mundo de otra manera.  Algunos pensaban que, en el último tramo de la vida, la intuición de una justicia póstuma y divina, hacía desfilar en su mente millones de recuerdos toscos y violentos, que lo llenaban de temor a un castigo que no podría evitar, en lo que fuera que viniera despues de este mundo.

  Todos pensaban algo, mientras seguían descargando camiones de ladrillos, bolsas de cemento, hierros, acarreando piedras y arena, acarreándose ellos mismos hasta el final de cada semana, soñando con un sábado final en el que dejaran de trabajar para siempre.  Sin embargo, de repente, el machacante y áspero sonido de su voz se había suavizado, y hasta su mismo trato parecía mas amable, casi condescendiente.  Se había ocupado personalmente de enseñarle a un nuevo y joven obrero, como hacer correctamente la mezcla, sin apurarlo ni dar un solo grito, sin insultos, sin burlarse, sin humillaciones... 

  El obraje entero quedo sorprendido de esta dedicación y esta nueva forma de tratar a la gente.  Sorprendidos y asustados, algunos decían que un día los iban a largar a todos sin pagar, y que la culpa lo hacía tenerles lástima, pero eso era absurdo.  

  Un día, mientras almorzaban, algunos habían empezado a hablar de los peligros del obraje, de los lugares perdidos donde habían terminado en su afán de ganarse el pan.  El tema que todos escuchaban con mas atención e interés, ya que los peligros del trabajo los vivían día a día, era el de las serpientes, y de como podían llegar a dormir por docenas abajo de los contenedores del obrador, del mortal veneno de la Yarará...

  El capataz asentía con la cabeza, todos sabían que estaba recordando algo, y poco a poco, se fue haciendo un silencio que dio pie a sus primeras palabras:  

  " Un día, estábamos en el norte haciendo un oleoducto, perdidos en el medio de la nada, la nada misma.  Nos habían dejado ahí, con unas carretas tiradas por bueyes, porque entre esos arenales y montes de espina, entre tanta piedra y desierto, ni siquiera había caminos, y menos casas.  Solo muy de vez en cuando nos miraba gente extraña -nativos- desde lejos, como si fuéramos extraterrestres, y enseguida desaparecían en el cerro.  Los guardias disparaban un par de escopetazos al aire, mas que nada por espantar su propio miedo, aunque nosotros pasábamos la noche sin dormir, pensando si no sería esa, la vez que entraran en silencio
a degollarnos a todos.

  Había cuatro perros bravos, pero solo se quedaban mirando, sin ladrar, cuando aparecía esa gente, o lloraban como cachorritos.  A veces aullaban, a veces, tiraban de la cadena intentando cortarla, y una vez uno lo logró, y nunca mas volvió al campamento.  Nadie se animaba a cortar por el campo a buscar nada, ni teníamos siquiera noción de para que lado, a que distancia, estaba el primer pueblo civilizado..."

  Con el correr de la historia, la muchachada se había ido tensando, algunos se refregaban las manos, o se hacían los distraídos limpiándose el material de las uñas, sin dejar de escuchar, algunos cerraban los puños o se aferraban a su propia ropa, pero el silencio era absoluto.  Nadie interrumpía ni decía nada: estaban asistiendo a la historia real, jamás contada.  La historia del mundo que los había precedido, y siempre, siempre, siempre, en esa historia había mucha sangre, asesinatos, injusticia, sexo, maldad, apuestas y aventuras de un peligro total. 

  El viejo capataz siguió relatando:

  "Éramos todos hombres, todos jóvenes y fuertes, peligrosos, perdidos en un mar de espinas, esperando que vengan a dejarnos la provista cada veinte días, sin contacto con otros seres humanos, sin mas razón de ser ni posibilidad que el trabajo interminable, duro, arduo.  No veíamos una mujer hace seis meses, o siquiera su voz, su trato.  Nos íbamos volviendo cada
vez mas toscos y agrios, recelosos, violentos y pendencieros.  Nos dimos cuenta que los guardias estaban para controlar que no nos matáramos entre nosotros, antes que para defendernos de cualquier peligro imaginario.  Ya habían muerto dos compañeros, uno partido por un caño, y otro apuñalado en silencio despues de un partido de truco.  Ahí mismo los enterramos.

  Yo ya no aguantaba a nadie, comía despacio y en vez de sestear me iba a caminar bajo el sol, intentando divisar entre los  cerros algún cuerpo lejano de mujer que pudiera guardar en el recuerdo.  Día tras día matábamos alguna serpiente, aunque por suerte, no habían picado todavía a nadie.  Sabíamos, que alguna vez iba a pasar...a alguno, le iba a tocar...

  Yo me perdía a unos dos mil metros del campamento, donde había unas piedras grandes, y me sentaba a descansar ahí, solo.  A veces lloraba, de pura soledad, de la tristeza de ser un ser humano para tener que haber ido a parar ahí.  Me armaba un par de tabacos y fumaba tranquilo, escuchando el silencio ininterrumpido de la tierra, quemada por un sol que no perdonaba nada. Ese día me había recostado, para mirar mejor unas pequeñas nubes, las primeras que veía en ese lugar, lo que las hacia parecer algo asombroso, casi mágico, aunque siguiera siendo muy improbable que dieran lluvia.  

  Las blancas y esponjadas, brillantes nubes, pasaban tan lentamente que casi podía sentirlas acariciándome, acariciándome los pies...  De repente tomé conciencia de que algo, realmente, estaba acariciándome los pies, un escalofrío me congelo en el lugar, al darme cuenta de que algo pesado se deslizaba sobre mis alpargatas sin dejar de pasar, largo, frio: una ponzoñosa serpiente que sin dudas me mataría. A mi, me había tocado a mi.

  Me incorporé lentamente hasta sentarme, pero el bicho sintió algo y se detuvo, apenas la última parte de su cuerpo quedaba sobre mi.  Era una yarará enorme, como nunca había visto, tal vez tuviera quince o veinte años -como yo, pensé- ya que entre sus escamas asomaban largos pelos, lo que denotaba que era una hembra, ya que solo las hembras, con el paso de los años, empiezan a verse de esa manera.  

  Su gris verdoso, sus negros dibujos, brillaban intensamente al sol, haciendo que sus enormes escamas parecieran a la vez ásperas y suaves... Debía tener dos metros, y su cuerpo era mas grueso que mi brazo.  Se había quedado quieta, sin enroscarse pero también sin moverse, y yo pensaba en la injusticia de morir así, solo y abandonado en el desierto, sin una mujer que me hable suavemente antes de irme al otro lado, sin un cuerpo tibio que se acueste al lado mío.  

  Tenía el machete en la cintura pero cualquier movimiento que hiciera para desatar el cordel que lo aseguraba por el mango, podría ser mi final.  Observaba al bicho respirando.  Tal vez había comido algo justo un rato antes, ya que en su vientre abultado, se notaban movimientos como si un pequeño ser todavía estuviera pataleando... El sol ahora me daba en la cabeza de lleno, ya que el sombrero de paja que me tapaba la cara había quedado en la roca, si la serpiente no se movía me iba a volver loco.  

  Lentamente tome la decisión final, fui juntando el coraje mientras el calor y la traspiración iban cocinando mi cuerpo, y antes que pudiera arrepentirme de mis propios movimientos, me tire al suelo cayéndole como un gavilán morado y la aseguré del cogote para que no me pique, mientras me acaballaba encima.  Y antes que la inmensa serpiente reaccionara -mientras la aseguraba con mis rodillas- con la mano que me quedaba libre...

  ...Me abrí la bragueta y saque el picho afuera, y me la cogí."


  El inesperado final, había dejado a todos atónitos.  Todos imaginaban la mano empuñando el machete cañero y cortándole la cabeza al animal,  pero nadie pudo haber imaginado que la historia terminara así... quedó un silencio de miradas desconcertadas, que poco a poco se fueron convirtiendo en sonrisas y despues en interminables carcajadas, exclamaciones, gritos y golpes sobre la mesa, como si la tensión enorme que había provocado la anécdota, tuviera que desplegarse en toda su magnitud.

  A la mayoría, de todas maneras, les quedó la duda de pensar si fue o no real.  Salieron todos a trabajar aun riéndose a carcajadas, haciendo chistes, subiendo a los andamios con una alegría desconocida y nueva, mientras el capataz quedaba, solitario, poniendo la pava al fuego, para tomarse unos últimos mates antes de subir a dirigir los últimos pisos de la obra.  

  Yo estaba haciendo unas divisiones con paredes de yeso, mas o menos a la mitad del edificio, cuando algo me hizo ir a la ventana, a mirar la ciudad y las calles lejanas, las construcciones que se levantaban a la par de la nuestra, entonces el capataz Eusebio paso volando, desde el último piso, y a mi me dio la impresión de que todavía se reía de todos nosotros.  

  Un segundo mas tarde, su cuerpo se aplastaba en una mancha sangrienta al lado del montacargas, mientras de todas las ventanas asomaban las cabezas mirando y preguntándose en silencio que había pasado. 

  Había saltado solo.

  Me acordé del primer día que había entrado a trabajar, y un oficial me  mandó a un andamio a alcanzar baldes, y al verme tan cagado en las patas de miedo, el capataz Eusebio se arrimo a darme ánimos, y me dijo con toda ternura..." Es un rato nomas, despues te acostumbras a la altura... te acostumbras tanto que aprendes a volar"

  Ahora ya no había forma de saber si la historia de la yarará era o no era de verdad.



20 julio

Red Social

 



  Podríamos caer en la tentación de llamarlas Redes "Antisociales" ya que en vez de conectarnos no resultan en otra cosa que en dejarnos cebos para atraparnos como peces, acumulando nuestra energía y nuestros recursos económicos, mentales y psicológicos para objetivos ajenos, lastimosamente corporativos. 

  Por supuesto que cuando hablamos de Sociedad, sobre todo la sociedad actual, no estamos hablando mas que de eso mismo, así que si, son redes absolutamente sociales, dedicadas a profundizar y sistematizar el adiestramiento compulsivo en que consiste la convivencia actual y virtual, presencial, o como sea.

  En definitiva, el mas rápido y cruel de los resultados, es debilitarnos y carcomer el sentido del tiempo, diluir nuestros sueños en la admiración y la añoranza de heroicos e improbables guerreros, aventureros y exitosos incomprobables ejemplos de lo que pudiéramos ser si solo tiráramos a la basura nuestro teléfono.

  Porque, por supuesto, esta avalancha de malos ejemplos, de alternativas idílicas y de justificaciones polifacéticas, no hace mas que debilitarnos, ya que cualquiera de nuestros mas aberrantes disparates o el mas vergonzoso de los desastres, encontrará un posteo donde sea reflejado.  Y no solo eso, sino que también podremos comprobar que nuestra caída en la idiotez y el destructivo egoísmo se avale, festeje y multiplique a través de la imitación y los modernos desafíos donde debemos comprobar que podemos ser igual de idiotas que cualquiera de los demás.

  Así que navegamos, recalamos aleatoriamente, al azar en cualquier producto o página, en cualquier perfil de una celebridad artificialmente maquillada de buenas acciones, en cualquier actividad que nos permita llenar el tiempo segundo a segundo y minuto a minuto hasta gastar el día, ya que cuando abrimos los ojos había dejado de tener sentido.  

  Pero no termina ahí, por suerte, ya que mañana encontraremos nuevas formas de gastar nuestro escaso dinero en objetos inútiles, de esparcir nuestra vida y nuestro tiempo, nuestra precaria atención en historias prefabricadas y evidentemente falsas, en videos fabulosamente falsos e inocuos, en consejos absurdos e indicaciones temerarias, que nos conviertan en calmas ovejas dedicadas full time al pastoreo de la libertad total de la pantalla...

  Y así terminamos sintiéndonos acorralados por el sucio pasto de una plaza, por el cortante viento de la primavera, por el machacante sol de la mañana que nos aleja de rosadas playas de aguas transparentes que empezaremos a disfrutar apenas podamos enchufar el cargador de nuestro dispositivo de incomunicación electrónico. 

  Hemos dilapidado a la raza, a la especie humana.  Ahora solo nos queda la farsa, pero que belleza, si pudiéramos viajar a la irrealidad... 

  Del otro lado del mundo, hay alguien pegado a la pantalla soñando con ser vos. 

Boletería cerrada!

 



Bueno, si hay algo que el afamado y nunca jamás comprobado Covid19 no pudo lograr, los actuales acontecimientos lo están superando a la perfección: El "Occidente Colectivo" ha llegado al fin a su deslegitimación total.  

 Claro que, cuando decimos Occidente, así con mayúsculas, queda cada vez más desnudamente obvio que no estamos hablando de personas, de un entramado social que permita debatir y consensuar decisiones, sino solo de una construcción increíblemente verticalista y piramidal, en que la casi totalidad de la población, ha sido sometida, acostumbrada, domesticada, chantajeada, para asistir indiferente al colorido teatro mundial de la toma de decisiones. 

  Claro que todos, que cada uno, recibe algo a cambio, porque si algo abunda es la diversión y el entretenimiento, el confort gratuito y toda una serie de soluciones justo al alcance de nuestras manos, dedicadas a solventar las crisis y los desastres en que nos sumen una gama variadísima de problemas artificiales.  Es que, nuestra vida de monigotes no tendría sentido si tuviéramos que despegarnos de la pantalla (donde somos felices y libres, en un perfecto e idílico auto construible mundo virtual) para encontrar o siquiera buscar nuestras propias soluciones.

  Por supuesto, que para que no nos salgamos de nuestra cajita, como obedientes fósforos, nos imponían la frontera cuadriculada del sinsentido del mundo exterior, de la violencia interhemisférica, de la miseria amenazadora con que podrían contagiarnos otros aberrantes y tenebrosos regímenes políticos, de... bueno, el absurdo y la mentira han sido la norma, así que las teorías y las falsas verdades, la desinformación total y absoluta, el engaño y la coerción, no han tenido limites a la hora de sumar fuerzas para un mismo objetivo, una misma dirección.  

  Eso llevó históricamente a que, por ejemplo, en un esfuerzo de desapego de nuestra propia conciencia racional -que no nos restaba nada, ya que para nuestra vida diaria no la utilizábamos- pudiéramos pensar que un país cualquiera, debiera ser invadido y su pueblo ampliamente masacrado (y luego saqueado, pero esto es tan obvio que ni siquiera se menciona nunca) para proteger de un peligro inminente e indemostrable a un individuo indefenso o desvalido (real o imaginario) aunque esto fuera un caso que observáramos a nuestro alrededor, sin embargo, constantemente, sin pensar o generar, sin exigir la mas mínima reacción. 

  Es que el mundo real carece de interés, de magia, de chispa: el mendigo que duerme en nuestra vereda todo el invierno, lleva veinte años agonizando sin morirse, sin mas resultados ni beneficios que su mugre y su mal olor.  Cero petróleo, cero oro y diamantes, cero uranio, agua potable, madera, trabajo esclavo, órganos, o cualquier otra recurso de valor. Su falta de rendimiento económico lo vuelve invisible.

  Es que nuestras sociedades se mantienen erguidas solo a través de la hipocresía y la simulación, de la injusticia total y permanente, que permite que millones de excluidos y explotados, de sometidos y violentados habitantes fortalezcan y alimenten, sin ninguna contraprestación, la riqueza y el poder indiscriminado con que unas pequeñas élites dirigentes los aplastan cada día.

  Bueno, por suerte, siempre hay una pequeña guerra que iniciar, donde desplegar nuestros valores como fosforescentes banderolas!! Pero...

  De repente nuestra guerra y nuestras banderas se embarran en el campo de batalla, nuestros valores se vuelven indefendibles al defender la aberración absoluta, el sadismo y la masacre, porque: si hemos dicho durante cuatrocientos años que una cosa estaba mal, al punto de perseguir sin descanso y arrasar a cualquiera, con la sola sospecha, ahora nos conformamos con ser inertes testigos de un diariamente renovado genocidio, de un planificado exterminio, al que cada día disfrazamos de accidente o exceso, o... ya no hay forma.  Nunca la hubo

  Es que, lo único que había era un monopolio indiscutido del discurso, un monolítico templo de la verdad unificada, y un implacable castigo, una detallada vigilancia de cualquier palabra, actitud, o pensamiento que pudiera desequilibrar o debilitar la hegemonía total de una clase dominante excesivamente confiada en su propio eterno y exitoso diseño de la cotidianidad.

  Bueno, ahora no hay forma de acusar a nadie!  O sea... con la legitimización absurda y descarada de una masacre evidente y despiadada, televisada, festejada, institucionalizada, ya no hay un punto de fuga para las antiguas perspectivas, dejando solo lugar a un espacio en blanco donde todo puede ser y esta siendo velozmente reconstruido.  

  Ay!! Que no estaban todos los hilos bien atados! 

  Las nuevas vertientes de sentido con que se oxidan y rompen los viejos esquemas de pensamiento, crean un nuevo mundo mas aceleradamente de lo que los censores pueden destruirlo y ocultarlo.  Las nuevas maneras de ver y tratar al ser humano como un ser, y como humano, ni siquiera se rozan con los viejos esquemas de la explotación voluntaria, con la rutinaria sumisión complaciente que esperaba pacientemente su supuesto premio a la obediencia ciega, a la falta de critica, a la renuncia total al propio pensamiento.

  El mundo no solo se rediseña en las estructuras, dejando oír los crujidos de las toscas, antiguas maneras de mandar y someter al resto, cada vez mas debilitadas por falta de consenso, sino que sus argumentos y enseñanzas, sus funestos mandatos se licúan dentro de cada persona, como si una pequeña rajadura dejara entrar la luz de la conciencia, para ver de otra manera la realidad de este cuarto lleno de monstruos en que se ha convertido la política doméstica y mundial, donde unas y otras corporaciones tiran de cada lado hasta exprimirnos como un viejo trapo.

  El momento ha llegado, es la hora de despertar, se ser consciente de cada uno de nuestros pequeños actos, del costo enorme, absoluto, de nuestra repetida sumisión, omisión, de nuestra indiferente preferencia por lo dado y lo ofrecido a cambio de todo nuestro tiempo y todo nuestro esfuerzo, nuestra alegría, nuestra misma vida.  Es hora de pensar y generar, de inventar opciones que reemplacen a tiempo a lo inservible y absurdo de lo establecido, de machacar las soluciones elitistas y sus inaplicables éticas y morales sectarias y violentas.

  Cada persona en el planeta es responsable, hoy.  Cada uno de nosotros es responsable, ahora mismo, de lo que genera y permite, de lo que alimenta y deja ser, crecer, expandirse.  Solo hay un inasible segundo en que la frontera de la globalización nos permite decidir, ahora mismo, antes que la esclavitud total del cyber control de la implacable máquina nos aplaste a todos por igual.  No hay tiempo que perder, no hay nada que temer que sea peor que quedarnos a ver un futuro de esclavos sumisos. Cada persona cuenta.


23 junio

Recuperando nuestra capacidad de asombro (Poesías)

 



Imitadores


Quisiéramos ser máquinas, y, sin embargo

Tenemos un solo motor.

Como misiles, esperamos, que fijen nuestro destino.

Solo se nos da bien la autodestrucción...

El tiempo de vuelo es tan libre, bello, y sin embargo

No se puede volver atrás.



Restauración permanente


No hay un valle que no se pueda profundizar

Ni una cima que no vaya a ser superada.

El absurdo arte de plantar banderas

No tiene sentido en una tierra que se incendia!


De las cenizas donde duermen los gusanos

También brotan los disconformes, díscolos.

Sus muecas torcidas no llegan a ser sonrisas

Ni su pasividad, obediencia ciega...


Un día reverdece el viejo sendero oculto

Y los viajeros encuentran su rumbo.

La ofrenda verdadera no tiene destinatario

El lujo de los guerreros es elegir:


De entre todos los días, un solo segundo

De entre todas las tierras, un metro soleado.

Vivir sin arrepentirse es saber que...

No alcanzará el tiempo para la redención.



Fábulas modernas


Dejalo, dejalo volar...

El gran elefante blanco trotando va

Las apuestas solo sirven para quienes ganan con apostar

Lo cierto es que no corre para seguir acá.


El gran elefante blanco finalmente despegó:

Nadie lo creía pero su cuerpo rechoncho y liso

Se eleva al solo girar de sus orejas...

Ya no tiene colmillos de tanto amenazar...


En la tierra los transeúntes son cruzados por su sombra fría...

Asombrados, inertes, no lo creen si no lo dan en las noticias.

Los que ganaron de antemano están contando billetes,

Otros ni saben por quien murieron.


El gran elefante blanco se eleva para la foto!

Los que no miran hacia arriba no saben de su vuelo corto...




Rios Voladores 


Pájaros.   Caminando en el aire en inmensas bandadas

Árboles volando, bosques enteros, verdes, aún respirando

Ríos verdes y negros cayendo inesperada y lentamente 

Sobre  las ciudades aterradas de asombro inexplicable

Una inmensa migración de vida y muerte, funesto presagio de un futuro vil

Que se acelera y cae sobre nuestras espaldas.  Frente a nuestros ojos...

Inertes y  desconcertados, solo miramos sin saber que viento los trae...

Es un privilegio ver el futuro? No, solo una cruel anticipada herida.


17 junio

Traición




  Ni siquiera la mas abnegada de las madres ama tanto, tanto, cómo el sistema ama a los traidores.   

  Vivimos en un mundo que solo puede justificar su crueldad demonizando a sus liberadores, masacrando a los desposeídos, a los indefensos, a los rebeldes, a los hambrientos, a los que luchan como si ignoraran(o pudieran evitar) las trampas que se ciernen sobre su cabeza.  Vivimos en un mundo que nos tienta con un imaginario salto hacia la gloria -en forma permanente- sin desatarnos los pies de la argolla que nos fija al suelo.   

  Nos enseñan a soñar con riquezas absurdas e innecesarias, con un poder despótico y tóxico que solo consume y destruye -a quien lo ejerce- con placeres desmedidos y pleitesías exageradas.  Nos enseñan porque pretenden convencernos de que no sabemos soñar.  Porque es más cómodo, más fácil, mas útil para caminar por el centro mismo de la línea que nos trazan, y recibir palmaditas y caricias en vez de golpes y gritos.

  Claro que nuestros transparentes, claros sueños se diluyen más y más con nuestras pesadillas, y eso pasa cada día.  Sale el sol y estamos peor que ayer: vivimos un poco mas enfermos y suplicantes, mas obsecuentes y ridículamente sonrientes.  Porque la chabacana postal en la que tomamos parte, necesita de nuestra declarada, ficticia felicidad.  Aunque no exista.  

  No importa.  Ya a nadie le importa.  

  Todo son máscaras y nada mas que máscaras que tomamos o repartimos de un teatro que se incendia, donde lograron convencernos de que podremos tomar al asalto el escenario una vez que el humo expulse a los actores profesionales, tosiendo sin parar.

  Queremos todo, todo el tiempo, y todo el tiempo no lo obtenemos.  Y no lo obtendríamos nunca, si no tuviéramos la suerte de sumarnos al liderazgo de los disconformes, y caminar a su lado construyendo (dejando que construyan) un mundo realmente nuevo.    Claro que, como aspirantes a divas, amamos el postureo: en un mundo que no espera nada nuevo, que aborrece los cambios, que vive en el temor constante del derrumbe de sus raídas estructuras, sobra con simular.  Con disimular.       

  Somos como ratas orgullosas que no dejan de mirar los cabos, siempre listas a saltar del barco antes de que se hunda, siempre con la panza llena.  Somos como animales de criadero: nuestra aspiración máxima es comer chatarra toxica, un poco menos mezclada con mierda que el que viene atrás... claro que la diferencia con los animales, es que nosotros lo hacemos por elección y voluntad propia!!


 

 No dejamos de mirar noticias para saber si estamos en el lado correcto de la historia (el lado vencedor), aunque para eso debamos cerrar los ojos a miles de injusticias y masacres cotidianas, a la enajenación perversa y la contaminación irremediable de nuestro entorno común, a la pantagruélica hipócrita fiesta permanente de una dirigencia mundial que ya ni siquiera esconde sus apetitos, su total incoherencia, y su verdadero sadismo.

  Estamos listos para vender a nuestros vecinos y amigos, a nuestros hermanos y padres, a nuestros maestros, colegas y adversarios por igual.  Estamos listos para ser el instrumento que arrase todo lo que nos rodea si con eso podemos sobrevivir y, con suerte, acceder a la angosta e inestable cima de la pirámide social, aunque seamos mas esclavos que nunca.  Es que una imagen vale mas que mil palabras, y hoy en día, sabemos que ninguna imagen miente, no importa si es falsa o generada por implacables e insensibles maquinas, el sistema se crea a si mismo y eso, es lo único real.

  Hoy en día no hay mas realidad que la impuesta, y sobre ese hecho indiscutible es que diseñamos nuestra capacidad y nuestra respuesta humana.  El algoritmo y la renovación permanente de estímulos a la que nos han acostumbrado las redes sociales y la interfaz omnipresente del entorno "periodístico", nos presenta noticias, hechos, proyecciones, que reflejen el punto exacto hasta donde ha llegado su manipulación.  Ni un milímetro menos.

  En esta escalada permanente de la conciencia, cada pie multimediático que sube un metro mas arriba, cada garra corporativa que se aferra a una saliente de nuestra conciencia ya no puede ser quitado sin desgarrar todo, sin derrumbar todo lo demás.  Esa es la amenaza, la permanente coerción... tenemos que aceptar un deterioro permanentemente lento, a riesgo de un deterioro permanente, rápido.

 Tal vez ahora mismo, eso se empiece a dar a la vez, en todos lados: ya no hay territorios vírgenes.  La fantasía de un mundo armonizado por las armas, de un planeta pacificado por la coerción y el chantaje, llegó al fin a su demostración.


  Si permitimos que esto pase hasta que ya no quede nada, entre los restos de la especie humana, volverán a brotar los posters donde los mas grandes estafadores y asesinos sean loados como grandes restauradores.  Si dejamos que esto pase hasta que ya no quede nada, ignorando los famélicos caminantes hacia una esperanza ya imposible, los historiadores lograran engañarnos una vez mas, como siempre, convirtiendo en héroes y próceres a los responsables del exterminio y la desolación del planeta y de la especie humana.

  Por supuesto, para consolarnos, habrá historias de heroísmo completamente adulteradas, donde los mas perversos e hipócritas aparezcan como los salvadores.  Incluso a eso, nos acostumbraron, de antemano.



  

08 junio

Automoviles





 Catástrofes naturales. Tragedias artificiales.  Guerra urbana.  Accidentes. Atentados. Alguien ha dejado de notar que en todas las fotografías de todas las noticias hay un automóvil?  Un automóvil bajo los escombros, un automóvil destrozado, un automóvil semisumergido bajo el agua, un automóvil en llamas. 

  Y despues los milagros: un automóvil que arranca despues de permanecer sumergido ocho días, un automóvil que aparece en el fondo despues de secar un lago, un automóvil que aparece en un viejo garaje valiendo millones, impecablemente intacto.  

  Y despues las películas: un automóvil donde escapan los ladrones de banco, un automóvil que rescata al héroe de su calvario, un automóvil que atraviesa el apocalipsis justo a tiempo por dos o tres milímetros para salvar por un pelo a todo el planeta...

  Se han fijado que poco importantes parecen las personas en un automóvil? Lo son, a nadie le importa!! Lo fundamental es arrastrarse y glorificar a ese prodigio de la técnica que convirtió a Henry Ford en un semidios moderno.  Lo importante es que sigamos anhelándolos, y cuando los tenemos, anhelando otro, mas moderno, mas caro, mas grande, o lo que sea...


  

Este planeta no podría seguir su avance indetenible hacia su autodestrucción si no tuviera un símbolo tan universalmente aceptado y a la vez perseguido por igual por los habitantes de todas las clases sociales de todos los países.  Un símbolo tan útil y poderoso que por si mismo justificara todas las explotaciones y toda la contaminación, todas las invasiones y todas las masacres que hayan sucedido o puedan suceder en el futuro...

  Smog, contaminación, muerte, enfermedad, guerra...Que significa un pingüino empetrolado frente a la sonrisa de nuestros niños en el espejo retrovisor?? Quien le dijo que se bajara de su bloque de hielo? Y esos paisuchos atrasados, desérticos o selváticos, me da igual! Acaso debo respetar sus miserables vidas a cambio de que mi automóvil se quede parado?

  Porque no se trata solamente de dinero, y no se trata solamente de poder... Se trata de sentarse en una máquina que nos convierte en super humanos, capaces de recorrer distancias inmensas a velocidades increíbles, sin perder nuestra privacidad ni nuestra capacidad de interactuar, sin relegar nada...dios... que vale el resto del mundo para llegar a eso!

  Poco, muy poco.  Pero un automóvil vale mucho, así que hasta los mas pobres apilan centavo a centavo para comprarse una chatarra oxidada de la cual puedan sentirse infinitamente orgullosos, aunque en vez de tanque de nafta tenga una manguera de hospital que cuelga de una botella de agua mineral, que en vez de limpiaparabrisas tenga a los niños sacando la cabeza por las ventanillas señalando los obstáculos en medio  de la lluvia.  No importa. 


 

 No importa más nada. Lo único importante es ahorrar, ahorrar y trabajar duro para comprarse un automóvil mejor, subir de estatus, encerarlo y lavarlo, pulirlo y acariciarlo sin ninguna vergüenza, soñar despiertos y estar siempre actualizados, para poder hablar y hablar de la próxima adquisición, ser aspirantes a un sueño.

  No hay nada que consuma mas recursos, que genere mas fletes, mas procesos, mas contaminación y mas corrupción para ignorarla, mas sacrificios y carencias en las familias, mas muertes por accidentes, mas acuerdos o guerras comerciales, mas imperio, mas sumisión, mas progreso, mas decadencia... 

  A comparación, un tanque de guerra, que descansa en un depósito por cincuenta años para rodar cinco meses, no es nada, o los dueños de las empresas armamentistas serian estrellas como Elon Musk, ultra millonarios e intocables, excéntricos y risueños dueños del mundo que luego irán a destruir...

  Simplemente no lo son.  Son pobres diablos mendigando al gobierno para que los reciba por la puerta de atrás, perros hambrientos siempre listos para saltar y atrapar en el aire ese contrato que los salve de la quiebra, seres oscuros y temerosos, llenos de enemigos: los pacifistas, los ejércitos propios y ajenos, los ministros, otros fabricantes, la deuda, el precio del oro, los minerales, en fin... un asco de vida.

  Cualquier automovilista es mas feliz, rompiendo algunas leyes y reglas, mientras maneja hacia su trabajo, escuchando su canción favorita.  Que vale el resto del mundo contra eso...!!


  Por supuesto que pagamos alegremente el seguro para mantener nuestro automóvil a salvo, y por supuesto que nos parece correcto y adecuado que la pena por robar un auto sea mas alta que por asesinar a una persona... pero si es obvio!!  Lo único injusto que no logran cambiar, es que por atropellar a un idiota que cruza la calle sin mirar, lo traten a uno igual que a un criminal!!  O esos malditos que insisten en que borracho o drogado, dormido...conduzco mal!!  

  Estúpidas leyes!! Y estúpidos peatones!! Me pusieron de mal humor...Voy a salir a dar unas vueltas para despejarme...



06 junio

Aglomeración.

 


  Hay noches enteras que lo  pienso...

  De dónde sacamos la sucia idea de que la globalización recién comienza?  Somos groseros maniquíes inoperantes del pensamiento, adoctrinados desde hace siglos por pedófilos filósofos alcohólicos, que lograron engañarnos hablando de libertad y ética, de moral y derechos fundamentales, de imperativos y principios.  Que bazofia. 

  La última posibilidad de libertad del ser humano como especie, se perdió cuando el primer imbécil apiló un ladrillo al lado del otro, y fundamentó su asqueroso invento llamándolo belleza.  O tal vez lo llamo funcionalismo, practicidad, modernización, saneamiento matemático.  Quien sabe...hay tanta creatividad cuando no se quiere nombrar a las cosas por su verdadero nombre, y la expresión "Pura Mierda", hubiera arruinado la futura disciplina del Marketing.  

  Más allá del disimulo, no pasaron ni segundos hasta demostrarse que el espacio cuadrado, además de facilitar la acumulación de autoridad, ya desde su misma ejecución constructiva,  posibilitaba una apilabilidad infinita, donde -ademas de un desperdicio monumental de materiales y mano de obra, destinados a fortalecer la acumulacion del poder y el capital en manos de los dueños de las maquinas y los materiales- generaba zonas muertas, inocupables, que deberían ser llenadas con objetos intrascendentes e inofensivos.

  Por supuesto que este absurdo de la malversación del espacio y el tiempo, esta derrota total del sentido, tenía el efecto sistemático de empastar y dañar la conciencia, de consumir el pensamiento en la misma pasiva inutilidad.

  Porque el ángulo recto no existe en la naturaleza, de ninguna manera, jamás.  En todo el universo, somos la única especie que produce una geometría decadente y desperdiciante, que obliga a su entorno a modificar todos sus parámetros para alimentar un despilfarro cuidadosamente planificado hace cientos de años.  

   Una vez que aprendimos a encerrarnos en una caja, y a dejar rincones olvidados, empezamos a alejarnos cada vez mas de nosotros mismos, y de la armonía universal que rige todo lo que existe alrededor, donde ninguna migaja de tiempo, materia o espacio es desperdiciada.  

  Nos convertimos en marionetas y zombis maleables, manipulables, que intentan superar su incomodidad genética inmodificable apilando otros cubos sobre los apilables cubos, aglomerando otros cubos contra los cubos hilerados como una grotesca colmena donde la miel se pudre y se infecta por su propio diseño antinatural.

  Una vez que el horrendo diseño cuadriculado demostró su eficacia para cortar el flujo de la conciencia,  una vez que el novedoso ángulo recto demostró su eficacia para bloquear y detener el movimiento de la energía que nos comunicaba con todo lo que teníamos alrededor, su éxito indiscutido lo promovió al rango de asunto de estado a lo largo y ancho del planeta, y no quedo ningún gobierno en el mundo donde sus encomendadores dejaran de hacer lo imposible por imponer ese estilo de vivienda al máximo posible de la población.

  Luego todo cayo como un castillo de papel, tal vez ese sea el significado de la antigua fábula de la cilíndrica torre de Babel... las matemáticas perdieron su belleza que explicaba el mundo, para pasar a ser una serie interminable de cálculos que eran usados para contar y recontar los alcances de la aglomeración, que ahora se extendía a todo... los infantiles filósofos dejaron su lugar al academicismo, mucho mas seguro en su inalterable inmovilidad atada a las nuevas jerarquías del conocimiento. 


  

  En poco mas de cien años, se crearon universidades por todo el mundo, donde las mentes mas brillantes pudieran ir a ser embozaladas y adiestradas en la elegante inutilidad que sirviera a los efectos de crear nuevas geométricas multitudes apilables.  Su ingenuidad fue usada sin escrúpulos para inventar máquinas y naves que sirvieran al efecto de exterminar los territorios vírgenes y las visiones aún funcionales y respetuosas de la vida, ajenas a la innovación que venía a destruirlas. 

  Y terminó.  Todo estaba hecho, incluso la economía práctica, que apenas daba luz a las finanzas, entendió la necesidad de detenerse a tiempo, dejando algunos remanentes insignificantes aquí y alla, como vestigios y testigos, como recordatorios de lo que nunca se debía permitir crecer, para poder enfocar toda su fuerza en la naciente era industrial que prometía redibujar el planeta entero, incendiando simultáneamente, mas vidas y territorios en un par de siglos que en toda la historia anterior de la humanidad.  

  Como todo amargo remedio, necesitaba una gota de dulzura que ayudara a tragarlo, así que se diseño el moderno progresismo democrático, los infaltables y fantasiosos derechos humanos, la ridícula e imposible igualdad de oportunidades, las artes y las ciencias ahora ya no al servicio de un Señor, un Príncipe, sino enfocadas en la contradictoria estupidez de la belleza masificada y en el infantilismo de la armónica masificación autodemostrada, por supuesto, en beneficio de los viejos nuevos amos del mundo.

  Nacimos en esta paradoja, y ese es el último anzuelo con el que ya nacimos enganchados, desde el cual nos extraen hacia un mundo que jamás llegaremos a comprender ni a aceptar del todo.  Buscamos y no sabemos que, buscamos en lo conocido una ventana hacia lo olvidado, en la uniformidad un puente hacia lo jamás visto ni aprendido.  

  Según las estadísticas, en el mundo se crean 19 religiones por minuto, algunas tan efímeras como sus poseedores, algunas tan ineficaces como sus fines, pero todas, todas, apuntan a la misma dirección y llegan al mismo fin.  

  No importa si son takfiríes quemando vivos a molestas minorías pacíficas, o mormones adiestrando a sus hijas en la sumisión matrimonial, cada religión nace y se nutre del mismo formato que pretende combatir, y su único dios es el ladrillo, como estandarte y símbolo, y su única realización es el enclaustramiento voluntario.

  Por suerte existen las computadoras, como comprensivos apóstoles, y cada vez una gama mas compleja e independiente de artefactos tecnológicos completamente superfluos que intercambiar por el cien por ciento de nuestra vida útil.  Nuestra única meta es tener nuevas paredes para decorar con objetos onerosamente inútiles.  

  Hemos llegado a ser eso, para el planeta, un objeto decorativo, onerosamente inútil, un destructivo y estéril, efímero, descartable decorado, envuelto en un gran paquete de ladrillos huecos industrializados.  Pero eso no es todo... para que el esquema se renueve, la única solución es incendiar la casa, cada día, una y otra vez.  

  Reconstruyamos, que las fábricas necesitan manufacturar nuevas bombas, o perderemos el trabajo en la fábrica de clonar seres humanos.  Mantengamos viva, la ciudad.



31 mayo

Autoconstrucción humana

  



  Ahora mismo, cuando el mundo se incendia cada día un poco mas, mientras nos quedamos mirando como algunos soplan el fuego y otros corren a buscar combustible, es el momento de entender que todos somos responsables, sin excepción.             

  Somos responsables de nuestra morbosa sonrisa que pretendemos inocente, al ser testigos de la violencia justificada por un discurso hegemónico, solo porque nos permite descargar nuestro inconfesable odio y nuestra impotencia de supuestas victimas de una promesa que nunca se cumple, y nunca se cumplirá.   

  La promesa de un sistema que intenta convencernos que alcanzaremos la felicidad, la autorrealización y la elevación espiritual sin dejar de impedirlos a nuestro alrededor.  La insensata promesa de que nadaremos en la abundancia y el derroche esquilmando a los demás y eso nos traerá paz y felicidad duraderas.

  La incomprensible promesa de que a través del genocidio y la guerra, de la degradación y la violencia permanentes, descaradas y dirigidas contra todo aquel ser vivo o ecosistema que elija no responder con mas violencia, o que no pueda siquiera pensar en eso, llegaremos al fin a la justicia y la equidad.

  La inútil promesa de un bienestar absurdo, de un liderazgo y prestigio, de una finalmente mansa y parsimoniosa vejez, empujando a una carrera desesperada hacia un refugio que nunca alcanza a protegerlos, a millones de personas en el mundo, cada día.

  Porque para que una sola persona acumule -y desperdicie- mas de lo que necesita, el planeta entero sufre un desequilibrio que trabajosamente restaurará, o intentará restaurar.  Eso viene sucediendo desde que el primer ser humano primitivo decidió matar un animal mas de lo necesario, para protegerse de una incertidumbre que lo empujaba a compartir, de una igualdad que lo atemorizaba.  Que lo atemoriza hasta hoy. 

  Porque cada autodeclarado "Líder del Mundo Libre" vive en el terror total y constante de que su tenue arquitectura dialéctica empiece a resquebrajarse frente a sus propias narices, y en eso, nadie puede ayudarlos. 

  Y que nos queda al resto!?  Peatones de un tablero surcado en todas direcciones por veloces depredadores de la conciencia, por hábiles constructores de trampas donde perderemos el sentido de nuestros propios pensamientos, enfrascados en la defensa o el ataque corporativo, cuando lo único real y comprobable en este planeta es el individuo.


 

 Podemos aun hoy, respetar el mismo pasto que pisamos? Podemos bendecir el aire que disfrutan las moscas que nos molestan? Podemos ser conscientes de la infinidad de engranajes que la eternidad movió para que un trago de agua atravesara nuestra garganta? Cada animal o planta que nos alimenta es un hecho sagrado que logramos convertir en un espectáculo barato, en una falta de respeto, hacia la vida y hacia nosotros mismos, hacia la misma existencia.

  Todo volverá en otra forma, no importa cuanto extingamos, cuanto quememos, cuanto disfrutemos la masacre programada.  Todo es energía y se reconfigura desde siempre, antes de nosotros, despues de nosotros.  

  El hecho aberrante no es matar, como si la vida fuera un valor en si mismo (aunque alguna vez intuimos que el valor supremo es la libertad)… lo aberrante es vivir sin propósito, sin sentido, sin ninguna conexión con el resto del universo vivo alrededor, hasta que la muerte nos encuentra ridículamente hinchados de nuestra propia importancia.

  Encima, es mentira, nos sentimos importantes para disimular, para olvidar nuestra inmensa impotencia, nuestra inoperancia absoluta pero predecible, al punto de hacerla un camino lento hacia la decadencia final, hacia el arrepentimiento final, cuando el encuentro con la eternidad que nos rodeaba, vuelve a dar sentido a todo lo que elegimos no ser.

  No importa, elegiremos una adicción cualquiera para evitar despertar a tiempo, para evitar el aguzado filo de la conciencia que amenaza cortar en dos nuestro detallado discurso, nuestras justificaciones y quejas, nuestro dolor artificial causado por artificiales deseos sin fundamento.  

  Elegimos, cada día, trazar una perspectiva desde nosotros mismos, mirarnos desde afuera, vivir en un punto de fuga inevitable y eterno, como respuesta al riesgo de ser, de ser iguales a todo, de tener que compartir el mundo... pero, a pesar de tantos matemáticos, economistas y filósofos, no somos ese animal socializado, no somos ese intercambiable -y descartable- engranaje corporativo.  

  Aunque elijamos el segundo final de nuestra existencia para aceptarlo, somos hoy. Seguimos siendo.  Individuos.  



20 mayo

Todo el mundo a volar

 



Mariano miraba el cielo azul, nítido.  Sonreía.  De vez en cuando, acariciaba el convexo y frío vaso de vidrio que tenía en su mano.  Hoy podía mirar de frente a sus sueños, y disfrutaba al fin de una sensación parecida a la paz.  Luciana a su lado, relajada, amorosa, iba o venía imaginando cosas, creando, delineando los matices de un futuro común.  

  El espectáculo del vacío azul sobre los acristalados edificios de la ciudad era un contraste a la vez chocante y motivador: como una metáfora, los rascacielos parecían elevarse a si mismos, mientras las largas grúas les picoteaban la cabeza. como pájaros.  Pájaros.

  En bandadas, empezó a verlos.  Indiferente primero, luego, prestó mas atención, disfrutando de un espectáculo natural inmensamente bello.  Con sus antebrazos reposando sobre el balcón, hacía bailar el hielo, mientras contaba, instintivamente, cuantos ejemplares de cada especie corrían en esa especie de cinta transportadora... una alarma se encendió en algún lugar de su inconsciente.

  Grandes pájaros desconocidos, en un inmenso desfile...realmente apenas si volaban, parecían ser llevados por una corriente de aire cálido que atravesaba la ciudad lentamente.  Era un hermoso y lejano río de negras sombras entre las masas de cemento y acero. Ni siquiera se dio cuenta del vaso resbalando de su mano.  Caminaban.  

  Esas enormes garzas, o buitres, o que carajo...!!?? ...Caminaban sobre el aire, como si realmente una realidad nueva estuviera llegando sin permiso, pero...Árboles??  En el mismo manso y lento río aéreo viajaban arboles enteros, y luego un bosque verde aun vivo, arrancado por quien sabe que lejanos vientos.  A su lado, una mujer abandonaba toda tarea intrascendente, atrapada también por el incomprensible espectáculo.  No había palabras, ni preguntas.  Solo lo inexplicable.

  No era el viejo y conocido miedo ante la aventura o los desafíos, ni ese escalofrío que baja por la espalda ante el peligro...podía sentir como se licuaba su alma en una indiferente certeza absoluta de no poder traducir, de no poder hacer nada.  

  Privilegiado espectador, pudo ver como el inmenso bosque se derramaba como una catarata sobre las insignificantes avenidas y sus microscópicos autos. Todo fue cayendo como una devastadora lluvia verde, toneladas de pesada madera rediseñaban el paisaje, mientras bandadas de aves extrañas se posaban sobre los astillados restos...

  Nunca pensó en vivir para ser testigo de este momento, imaginó un tornado o un inmenso viento en algún lugar, levantando árboles arrancados de cuajo, tan alto que podían caer cientos o miles de kilómetros mas lejos, porque... no había bosques cerca.  Ni pájaros.  Pero, había terminado? Trabajosamente despego sus ojos de la incomprensible mezcla de chatarra y maderas astilladas que se arrastraba por las anchas, prolijas y señalizadas calles.

  El río verde terminaba de caer, solo unos cientos de metros mas venían volando...   Terminaba?  No.  Un poco mas allá... atrás, una mancha en el cielo se iba moviendo lentamente... el esquema renovado de masa verde volando, de río verde nítidamente recortado, avanzaba persiguiendo otras bandadas de aves extrañas... Otros correntosos ríos se acercaban volando, como un intrincado diseño que fuera a acobijar la ciudad bajo una inmensa manta. 

  Una suave queja a su lado lo sacó del letargo.  Luciana lagrimeaba, el polvo en sus ojos, la fértil y desconocida tierra, la hacían pestañear sin pausa.  El trataba de interpretar el significado de este nuevo evento, cuando una pequeña rama se engancho en su camisa nueva, se miraron espantados, sin prestar atención al montón de hojas que lentamente se depositaban sobre una esquina del balcón.  Sin preocuparse de cerrar, sin pensar en sus cumplidos sueños y su maravillosa nueva vida, atravesaron el departamento hasta salir estallando la puerta contra la pared perfectamente bien pintada...

  Los ascensores demoraban, volvió a buscar billeteras y documentos, dinero, tarjetas, ni siquiera estaba seguro de que es lo que les serviría, pero si de la urgencia.   Vamos!  Se miraron, lanzándose a las escaleras... el ruido de cristales quebrándose por el impacto empezaba a escucharse.






13 mayo

Infinita perspectiva(Poesias)


 

Monotonismo



Hoy pudieron dormir al fin los vigiladores!

Desde su torre interpretan señales, imágenes fugaces

Borrosas al igual que los sonidos.  Nada es lo que parece.

Sin embargo no lo saben, pretenden dirigir los indomables hilos,

Pretenden digerir los inmortales espíritus, que ondean

En un corazón cualquiera, bajo capa tras capa tras capa

De mandatos incomprensibles de efímeros titiriteros




Caballos



No autos, ni aviones...ni maquinas de lata, solamente caballos

Nada mas quedará cuando este frio sol termine de apagarse

Ni habrá personas capaces de establecer una representación

Tan perfectamente equilibrada, tierna y salvaje.  Completamente

Vital como un alud que baja lentamente por la ladera -enmascarada

De nieve y sangre por igual-: de árboles y fuego de tornados,

Demonios de verano, fugaces inmisercordes, y mansos ejecutores 

De tonadas.  Ya no quedará nada pero habrá un cuadro en movimiento

Donde los ojos de los desesperados y de los que no pueden ver

Se deleiten en silencio por igual, a cambio de nada...




Devenir cotidiano



Nada cambia, todo cambia:

Las ratas se consumen en la esquina...

Los vecinos, indiferentes, pueden ver morir a cualquiera.

Los corruptos sonríen, los perversos estrechan manos.

El veneno se fabrica en cada casa, en cada mente.

Los niños se calcan a sus padres:

No pueden elegir antes de que sea tarde.

Los inútiles reinan con la lengua,

Los improductivos descansan,

Los mediocres agachan la cabeza.

Los que valen algo ya se fueron, hace rato

Los audaces todavía están llegando.




Infinita particularidad 
  

No se trata de volverse de piedra, o de madera, no...

No es dejar de sentir, sino, el traspaso del autorrespeto (tan trabajosamente logrado)

Universalizar el sentido de existencia, como si cada ser tuviera derecho a ejercerlo...

No es necesario intervenir, como si fuéramos humanos: Eternos comisarios cósmicos!

Etéreos pájaros y peces exhalan su último suspiro, sin nuestro consentimiento.

Eternos arboles se desintegran en hilachas sin mediar nuestro egoísta utilitarismo.

Es necesario vivir? O es necesario ocuparse de la muerte ajena...

Siempre será necesario matar para habitar, siempre el exterminio es natural, entonces:

Por qué prejuzgar a los que dulcemente fallecen devorados por el engranaje cósmico?

No es una medida nuestra vida plástica sintética analítica, destructivamente química.

 Mientras, aspiramos a ser: pequeños héroes del reciclaje.  Monigotes permaculturales

Holísticos capitalistas desempleados.  Rutinarios perros de zaguán, durmiendo con la lengua afuera


 

Sueños


Cuantas veces me despierto? 

Soy real o estoy dormido?

Parece tan real mi vida cuando duermo...

No pienso en olvidados recuerdos:

Cuando abro los ojos, todo es cierto.



Luz viva


Una luciérnaga sobre el pantano

Sobrevuela el aire húmedo

Sin embargo, se enciende, su luz

Se enciende y apaga, pareciera:

Azaroso, fluctuante, errático 

Su solitario y fugaz, aleatorio recorrido.


Pero en un laberinto de hojas verdes o secas 

Que se esparcen sobre una marea inquieta

De aire caliente que se eleva y burbujea,

Hay tantos enemigos acechando, que...

Ni sus indiscretas alas saben de antemano

El inquieto recorrido que diseña su reflejo.


Son tres segundos de libertad o miedo...?

De indefensión o altivo desprecio...?

Es oscuridad o luz, lo que su lomo acarrea?

Los que todo ignoran solo ven, la maravilla,

Sin embargo el sentido precede cada acción. 

El sendero adivina un destino compartido


Hasta que el sol se imponga nuevamente

Y sus largos rayos se curven bajo el peso

De tantas verdades olvidadas y eternas

Que dulcemente esparce sin esperar nada

En un bostezo de su majestuosidad nata:

Cada milagro de luz es un recuerdo vivo



08 mayo

Jonatán

   

  Jonatan...  Hasta su propio nombre le daba una sensación de infamia, estupidez o fraude.  No sabia a ciencia cierta que es lo que pensaba de si mismo. En realidad, no sabia que pensar de nada, había logrado sobrevivir con la estrategia inalterable de no formar opinión, no tomar partido, no reaccionar, no contestar, no juzgar.

  No.  Nada   

  Su vida le daba asco.  A veces.  Todo parecía tan predeterminado y rutinario que ni siquiera sabía por donde escapar.

  Cuando su estrategia lo llevaba al punto donde dirigía sus pasos, sin que pudiera bajarse antes, tirarse del tren de su inevitable realidad: inevitablemente hacia la colisión.  

  Pero no era un choque de dos fuerzas, jamás, sino como una masa de gelatina que se achataba contra una pared, esparciéndose por todos lados.  Esa era su vida, así se sentía.   Ahora mismo.

  Puso los panes duros, secos, en la olla abollada por todos lados de tirarla a la bacha, aunque jamás la lavara.  Las costras ennegrecidas que se engrosaban llegando a los bordes, siempre le recordaban a su perro, siempre, lo hacían sonreír.  era la misma olla olla vieja donde le cocinaba, en su minimalista y pequeña oficina de Hong Kong.  Se creía un rey por darle carne a su perro, cada día, y ahora, él mismo era el perro.  La misma olla hundiéndose en el agua turbia y sucia.

  Jamás volvería a esa vida, encadenado voluntariamente a una serie de pantallas llenas de números verdes o rojos.  Solo cifras y siglas, sin ningún contacto humano.  El mundo podía detenerse o estallar, aunque solo se enteraría en el momento en que afectara a sus negocios. 

 De alguna manera dormía unas cuatro o cinco horas al día, entrecortado.  A la hora que se despertara había una Bolsa abierta: el mercado de Nueva York, los Futuros de azúcar de Londres, El Crudo de Arabia, los derivados en Singapur, el hierro de la B3, la lana australiana que arribaba al puerto de Shanghái... 

 De repente el Crack.  Hablando en términos globales, históricos, fue solo una pequeña corrección en el mercado.  Pero estaba sobreoperando, la ausencia total de contacto humano, lo había llevado a ingresar en nuevos mercados, donde no pudiera dejar de hacer negocios. La redondez de la Tierra le daba la posibilidad de estar veinticuatro horas al día conectado a algo.  Era como una droga.  Mejor que una droga, que cualquier droga.

  Estaba esperando algo así desde hace tiempo, la adrenalina lo hacia traspirar sobre el teclado, mientras navegaba de una pantalla a la otra, de un gráfico a otro.  Se sentía como un surfista que al fin montaba la ola de su vida, y no pensaba caerse.  

  Como siempre, iba a detenerse suavemente despues de correr la ola, todas las caídas habían sido antes, cuando aprendía: la desilusión, la miseria, incluso la prisión, la deshonra, la humillación... no habían hecho mas que fortalecerlo y volverlo mas eficiente, mas poderosamente intuitivo, un calculador, un aguzado analista de gráficos, un geómetra de la estrategia. 

  El revolcón de los mercados fue grande.  Cuando vendió el último lote de diamantes en Johannesburgo, y decidió parar para dormir, llevaba 72 horas ininterrumpidas de negocios, y apenas si había tomado unos sorbos de agua... Entre sueños escuchaba a veces al pequeño perro royendo el cartón. Apenas despertara le haría de comer.



  De alguna manera cuando abrió los ojos, sabía que el mundo era nuevo.  No por los mas de cinco millones de dólares que había agregado a su capital, sino por el hambre, por el cuerpo rejuvenecido despues de no probar bocado en tres días, por dormir doce horas de corrido despues de tres años.

  Una vez que conocía a la perfección un producto, lo abandonaba.  Sin desafíos, la vida perdía el sabor, como la comida que se preparaba en el microondas cada día, de lo cual daban fe la interminable montaña de cajas que el perro terminaba aplastando y sumando a su dormidero.  Nunca se dio cuenta de las moscas, ni del silencio del pequeño animal, nunca había dejado de saltar a su alrededor mientras quemaba los bifes en la pequeña olla.  Solo hoy.

  El pequeño y travieso demonio había muerto sin despedirse! Como un barco al que el oleaje hace estallar los cabos que lo unían al puerto, de repente se sintió derivando hacia alta mar.  La habitación empezó a rodearlo con su realidad incontrastable y patética, hasta que tuvo la certeza de que se iba a volver loco.  Nunca fue consciente de que entre las cosas de su valija guardaba la pequeña olla, además de su computadora portátil.  Salió a la calle y tomó un taxi al aeropuerto.  

  Miraba el tablero de letras luminosas como un autómata, sin pensar en las millones de acciones que en ese mismo momento estaban cambiando de cotización.  De repente una sigla llamó su atención: EZE, Por qué? Buenos Aires: el único mercado que no había podido vencer.  Su permanente efervescencia política, su volatilidad imprevisible, Sus incomprensibles y redundantes tipos de cambio, sus grandes empresas cautivas del estado... lo habían sorprendido tirando a tierra una y otra vez sus teorías.  

  Y sin embargo, el mercado funcionaba.

  La gente de ese lugar debería tener alguna especie de conocimiento secreto, y él iba a averiguar cual era.  Llamó al Francés, necesitaba un documento argentino antes de noventa minutos, allá no tendría contactos y no iba a exponerse a la interacción con personas desconocidas. Hizo la transferencia y esperó el mandadero.  De regalo, a cuenta de la exorbitante suma pagada por el urgente trabajo, le llegó también un teléfono con un número argentino, activado, y una postal(en realidad un pequeño almanaque) con la fotografía de un misterioso monumento.

  No podían ser tan poco imaginativos.  Esa especie de columna solitaria debía ser una especie de clave que explicaba todo.  Ya sentía la adrenalina correr por su cuerpo.  Embarcó. 5493456028998.  Hasta su número de teléfono parecía contener un mensaje oculto. Lo anotó en su libreta y empezó a hacer cálculos, cuyos resultados también fue anotando hasta que se durmió. Todo parecía encajar a la perfección con algún tipo de misterio...

  Se encerró tres meses en un pequeño y familiar hotel del puerto, en un barrio tranquilo al sur de la ciudad, decidido a no salir hasta aprender correctamente el español.  No iba a parar hasta hablar como un nativo.  Semana por medio, el barrio entero  se volvía un loquero.  Uno de esos días, fue a una cantina decidido a poner a prueba su español.  Primero notó que era uno de los pocos, sino el único, que no tenia ropa alguna del color de los demás, fanáticos desaforados, ninguno se preocupaba por disculparse despues de empujarlo o pegarle un pisotón.  

  Luego de un par de minutos, empujó también a uno, que no pareció notarlo. Al contrario, usó el envión como una ola que fue y volvió nuevamente, sin dejar de aferrarse a sus colegas, tan atiborrados de los mismos dos colores como él.  Este movimiento le recordó a los mercados, su misión. La volatilidad impredecible del Merval.  Era una clave.  

  Volvió a empujar el personaje, con aun mas fuerza, esperando alguna reacción, no violenta, pero si que le diera la oportunidad de mirarlo a la cara y pedirle explicaciones.  Ni se mosqueó, en vez de eso lo miro con una alegría incomprensible mientras trastabillaba haciendo perder el equilibrio a sus compañeros, rebotar contra una mesa donde, prudentemente los bebedores levantaron sus vasos, para volver como una ola que la marea alta empuja contra la escollera. Eso no provocó mas que carcajadas de alegría. No podía entender...

  Lo que lo desorientaba más era que la expresión del rostro no era para nada violenta, sino de una alegre hermandad inexplicable.  Se paró decidido a dar un verdadero empujón con todas sus fuerzas, pero antes que pudiera afirmarse, ya lo habían agarrado y estaba derivando entre las mesas, saltando a la par de los demás en un extraño estribillo: "...se mueve para acá, se mueve para allá, esta es la banda mas loca que hay...". 

 Daba por sentado que se conocían todos, y que lo identificaban como extranjero, ya que lo sumergieron en su fiesta sin preguntarle nada.  Uno le puso un gorro, otro le dio una botella de cerveza, y en algún momento se descubrió a si mismo con un cigarrillo de marihuana, que sin preguntarle si fumaba o no, le habían pasado.  De repente, uno de ellos salió afuera y todos lo siguieron, y él fue en el medio sin saber por qué.  En el instante siguiente tenía una entrada en su mano y era parte de una ola que ingresaba al estadio de futbol.  

  Un poco por no desentonar, y un poco porque le seguían suministrando alcohol y drogas, a las que su cuerpo no estaba para nada acostumbrado, siguió participando hasta el final en el eufórico ritual.  Saltaba cuando saltaban, gritaba cuando gritaban, y desafinaba en palabras inexistentes que parecían ser festejadas por todos.  

  De repente una pelota atravesó el arco para hamacarse en la red, y el intenso oleaje de gente se convirtió en una frenética montaña rusa.  Sintió sus costillas aplastarse entre dos cuerpos gigantes, y luego la marea lo arrastro de un lado a otro, y en el siguiente instante recomenzó el vaivén, mas furioso y desaforado que nunca. 

  De vez en cuando alguien venía y lo abrazaba, le frotaban el pelo, o lo abrazaba para saltar de un lado a otro de la tribuna de cemento.  "Chino, sos una masa...una masa... no faltes, no faltes más, mirá que nos trajiste suerte" -Le dijo un pelado babeandose de la borrachera, y todos lo apoyaron.-  "...es el chino del hotel..."dijo una joven de vidriosa mirada "Vamos chino carajooo!!!"  gritó hacia el cielo un anciano que bailaba con una lata en cada mano. 

  Lo único que podía hacer era sonreír y aceptar todo lo que le daban.  Jamás pudo explicarse ni preguntarle a nadie, como fue que volvió a su hotel, pero ahí fue donde se despertó al otro día.  Este era un país inexplicable, pensó, mientras intentaba arrastrar su cuerpo adolorido, su cara hinchada hasta la bañera.  Se decidió a seguir investigando antes de empezar a invertir en nada.  La clave estaba en que...que...

  _Chino!

   Alguien golpeaba la puerta, insistentemente...Algún desconocido lo llamaba:

 _Chino... Chino, ya te recuperaste? Pasó la fisura? Ya estas listo?

Listo? Listo para que...? Se preguntó a si mismo sin respuesta.





Sus ojos se abrieron al sonido del despertador.  No era un reloj, sino el anuncio de cambió de turno en la vieja fábrica de vidrio.  Las cuatro de la tarde. Argentina... "no lo entenderías" se susurró a si mismo, con lo cual soltó una pequeña y dolorosa carcajada.

  De alguna manera, su misma cotidianidad le daba la oportunidad de descargarse, sino, estaría loco.  Intentó encender la hornalla con el chispazo del encendedor sin gas, pero no encendía.  Siguió probando hasta que se dio cuenta de que la garrafa estaba vacía. Maldita rutina.  Se recostó contra la inmensa bandera donde estaba escrito, entre otros, su propio nombre.  Se raspo la cabeza contra la pared de madera, insistentemente, intentando sacarse el dolor, pero era mucho mas profundo que un músculo o su cerebro.  Le dolía su historia, su propia historia.  Le dolía su inexistente necesidad de cambiar de vida.  

  Por suerte podía pedir agua caliente a sus vecinos, a esta hora, ya estaban todos levantados... salió afuera con el termo, si no tomaba unos mates, tenía la sensación de que iba a empezar a derrumbar el conventillo... Lo primero que escuchó fue una carcajada

  _Chino, todavía no cambiaste la garrafa? Te voy a cobrar eh! Que partidazo ayer, no? Como corrían esos hijos de puta!!      

  Le dio el termo sin hablar, sin responder, incluso, con la seguridad de que su cara de mal humor, denotaba a las claras sus ganas de asesinarlo, pero el otro tipo ni se inmutó.  Al contrario... 

  _Pasá, pasá... que querés, que te meen los perros quedándote en la puerta? Tenes yerba? Queres un mate mientras? -Y sin esperar respuesta se lo puso entre las manos...   

  _Hola Chino! 

  Tardó en darse cuenta de que unas manos salían desde la punta del colchón, bajo las sábanas, saludándolo...se adivinaba otro cuerpo a su lado, aunque permanecía tapado hasta las orejas.  Respondió en un carraspeo, automáticamente: 

  _Como andas Yesi...

  _Mmmm -fue toda su respuesta, al ser apretada por el abrazo de su compañero de cama...

 _Bien Chino, acá andamos todos bien, por suerte -le respondió por ella el dueño de casa, pasándole otro mate, mientras volvía a afirmar- Que partidazo que jugamos eh!!  La pava ya chillaba con el agua caliente.  Sin esperar otra intervención, él mismo llenó el termo, y se fue apenas gruñendo un saludo...

  Tomo seis mates mirando la mesa de plástico, antes de poder elaborar un pensamiento, su cabeza le hacía recordar a un basural lleno de humo donde revoloteaban gaviotas y garzas...De repente se acordó de su oficina hongkonesa... De su objetivo al viajar hacia la Argentina.  Tenia que haber alguna clave oculta...cuando la descubra, no lo iba a parar nadie... Se tiró en la cama un rato, cerrando los ojos para relajarse...

  Cuando los volvió a abrir, ya era noche cerrada, Se despertó recuperado.  En su mente no registró ningún recuerdo de su vida anterior, se vistió y salió a la calle, hoy tenían que hacer un trabajito en el puerto...




       

Julia R.

        Los niños esperaban, sentados contra la barra del barsucho abandonado en la plazoleta, sus pequeños pies sucios colgaban desde los a...