Matías "El Chino" Larguieri miraba desde lo alto
de la pasarela, a su lado, Amadeo, trataba de entender algo de lo que le
estaban explicando, Amadeo, alias "El Arruinado" preguntaba y
preguntaba y seguía sin entender, provenía de una familia de delincuentes y
degenerados que lo había rechazado por estúpido, decían " El arruinadito?
Si lo mandas a robar toca el timbre"
Pero eso había pasado en una sola
ocasión, porque nadie le quería explicar nada y el era leeeeeerdo como una
morsa en la arena, pero, una vez que entendía, ya no le tenían que explicar mas
nada, y podía ser utilizado con confianza en tareas que los demás no querían
hacer, como ocultar dos o tres fierros entre sus ropas, empetarse 200 gramos de
merca en un tubo de desodorante metido en el culo para pasar los controles de la
Frontera o el Penal, o simplemente acentuar hasta lo imposible su carcomida
cara de estúpido sin igual hasta que la gente dejaba de mirarlo sin darse
cuenta de que estaba vigilando todo.
Y el Chino había descubierto ese
potencial, y ahora era suyo y de nadie mas. Y el Chino lo cuidaba como oro. Y
siempre le decía Amadeo.
-Y como sabes que va a aparecer un comisario?
-Porque esto es un Shopping, y solo venden cosas de marca mil veces mas caras
que las demás, por eso esta lleno de chetos
El Arruinado miro sus ropas orgulloso...
...Mira abajo...mira abajo, le dijo el Chino inmediatamente, que nunca había
despegado sus ojos de la corriente de gente.
-Y eso que tiene que ver?
-Que como son ratas de tiempo completo y nunca los van a aceptar en la alta
sociedad, se visten como chetos para que no se note.
Y como son completamente
corruptos y están forrados tienen que gastar lo mas que puedan para conformar a
sus familias, que no pueden escalar...
-Y cómo vas a saber cual...
-Shhh...fijate, ahí viene uno, cual es?
-El de camisa clara y gafas?
-Noo, ese es un punga y ya nos vio, pero no se va a meter con nosotros ni
nosotros con él. Ves cómo camina ese de camisa rosada?
-Parece que esta de vacaciones en Río de Janeiro...
-Bieen!! Claro, porque a las ocho de la noche tiene que entrar a trabajar, y
camina así porque quiere hacernos creer eso.
Ves, ahí va un cheto de verdad,
distraído, relajado, tostado, eso no es del sol de acá, ahí lo vio el punga,
mira, mira como lo sigue...fijate en cambio la palidez del comisario, super
adicto a la merca, todo el día encerrado, aparenta estar de vacaciones pero no,
es forzado.
Ves? Que hay una tensión en la lentitud artificial con que camina?
Una ansiedad? Si parece despreocupado es porque esta acostumbrado a ser
comisario y que nadie lo joda. Pero...
-Pero que?
-Pero como el miedo no se le va nunca, siempre tiene su pistola, mira bien, se
nota...
-Y por qué le vamos a robar la pistola a un comisario?
-Para practicar...y para que vos tengas tu nueve...
A Amadeo se le revolvió el estomago y sintió ganas de cagar, de cagarse encima
si era necesario: una pistola nueve milímetros para él, que nunca le habían
dado ni una gomera... su impuesta y antigua autocompasión lo traiciono hasta
preguntarle al Chino:
-Por qué para mi? Que voy a hacer con eso?
-Para que la tengas, porque te la mereces...
-Ah...
A veces, cuando no entendía no preguntaba mas, o tal vez no quería que el Chino
se arrepintiera. Merecer qué? Para qué cosa? Una pizca de miedo se coló en su
panorama, también, pero estaba dispuesto a demostrar y demostrarse lo que sea.
-Voy a pedir dos cafés, anda al baño, te espero allá
Dijo, señalando el restorán...
-Pará!!
-Que?
Respondió, ya listo para hundirse en la desilusión
-Tomá, por si no hay papel...
Ahora se le hizo un nudo en la garganta, se dio vuelta rápido para ocultar el
lagrimón que ya veía venir, desde la barbilla fruncida que sin embargo era pura
emoción y no dolor.
El Chino pensaba en todo, siempre, todo el tiempo...antes
que nadie... Si parecía derrotado o perdido era solo una trampa donde se
enterraban las patas sin retorno sus enemigos. Y ahora lo cuidaba como un hijo,
como el quisiera que lo hubiera cuidado su papá...
Abrió la puerta del baño
como entrando a un bosque de malos recuerdos... el punga se probaba ropa nueva
frente al espejo, lo miro, lo evaluó, lo radiografió, y se sonrió frente a su
urgencia emocionada...
-Todo bien?
-Si...
Y de algún lado saco fuerzas para tratarlo de igual a igual:
-Todo bien y vos?
-Bien...Tranqui...
Y siguió evaluándose frente al espejo como si la conversación hubiera
terminado... pero desde el reflejo del vidrio le dijo, antes que abra la puerta
del box
-Vas a aprender mucho vos...
Cuando salió del baño sin las tripas revueltas, se sentía
más grande, más serio, más real que su versión de la mañana, incluso mejor que
los pibes de la esquina, que después de delirarse toda la noche en drogas y
alcohol, pidiendo plata o robando a sus vecinos de la villa, iban a dormir a la
cama que les había dejado tendida su mamá, para despertarlos después con el
desayuno a las tres de la tarde...
La sola imagen le dio asco, él iba a ser un
hombre, no una rata...
Sentado en la taza había analizado todo, y tenía todavía una pregunta mas...
que el Chino escucho con interés, mientras a una seña traían los dos cafés y
las medialunas -lo había esperado...
-Y porque no le robamos el arma a un policía común? No es mas fácil?
-Nooo! Levantas mucho la perdiz! Si pierde su arma se come un sumario, lo
suspenden, la tiene que pagar, perjudicas su trabajo y su carrera, y le sacas
el pan de la boca a su familia... Se va a acordar de vos...para siempre. Un día
hasta se puede vengar...
-Y el comisario no es peor?
-Noo! El comisario no puede quedar tan mal! Nadie se entera, ni siquiera lo
cuenta o lo va a mandar investigar, agarra otra pistola y listo: terminó, todo
normal... un arma más en la calle no suma ni resta y al final ni de tu cara se
va a acordar... bueno... a trabajar!!
No te arriesgues...esperá la
oportunidad...
Amadeo suspiró dos o tres veces hasta que pudo bajar el ritmo y tranquilizarse,
dejar en un rincón la ansiedad, actuar normal... Lo miro al Chino que seguía
sentado en su lugar
-No, yo te espero acá, ahora decidís vos...Tomate tu tiempo. Te espero. Acá.
Amadeo apretó los dientes y salió caminando... a paso normal. Miró su silueta
reflejada en una vidriera, parecía recién salido de la fábrica de nenes bien, y
ahí estaba, el comisario entrando a un angosto vestidor, el saco en el respaldo
de una silla, afuera, con una pila de ropa que seguramente se estaba probando...entró.
En el último segundo antes de abrir la boca, casi sin pensarlo, mientras
buscaba la ubicación de las cámaras, lo gano un personaje y encaró al vendedor
con un acento apenas amanerado:
-Hola! Buen diaa...
-Buenas tardes, adelante, que te puedo ofrecer?
Una pistola! Pensó, y eso ya lo hizo sonreír, mientras improvisaba frente al
vendedor.
-Sabés quee...estoy buscando...
El Chino lo esperaba...