30 mayo

Flores en la cornisa (Poesías)

 

 


 

Aun así, nacer

 

La perfección acuna el imprevisto

Como la tormenta amamanta al rayo

En la rueda que gira, siempre hay un desbalance

En la puerta, un resquicio, en el sueño, un ceño

Fruncido por viejos, lejanos miedos.

En la mejor tela, un hilo suelto,

Nos tienta a desbaratar la trama

Y en la matriz del infinito, al salir del agua

Una nueva vida se encuentra con el todo.

                                                   

Polos magnéticos

 

Una persona se ve desde lejos

Como luz, una fuerza nos sorprende en ella

Aun entre la bruma, del ajetreo ajeno

Distendida asume su fuerza, conectada

A lo que lleva adentro, vuela, sin soltar la tierra.

Pero así, como esta se ve conectada

Otra es un legado de cortocircuitos

En un plato, playo, servida, esperando

Viva, recelando el desenchufe, asignado

Su tiempo a la capacidad agotada, de desperdicio.

 

Clásico

 

Un rayo de sol  se esconde

Negros nubarrones sueltan al fin, la lluvia

La tierra bebe suavemente el escaso consuelo

Y cada ser que la habita logra un día de frescura

Cada minuto se aprovecha en florecer… y dar semilla.

 

 Pero aguarda, ahí vienen los baluartes

Promotores del bien y la paz, de la belleza

Respiran y caminan, arrancando manojos…

Tirándose de panza en un remolido de fragancias

En un prado que a casi todos les está vedado.

 

¿Así plantean la lucha en que embarcan a tus hijos? (como iguales)

Es la opción invisible para unos  y para otros:

¿Cuáles no llegaran a ver el campo? ¿Cuáles hipócritas

No vivirán igual en su casa, aunque lo digan afuera?

Como un mosquito en la mente, el pensamiento molesta.

 

Pero en el devenir de la facturación anticipada

De los capitales infinitos que aún nos toca deber

En los rincones del mundo de los que aun seremos expulsados

Para que otros pasen con sus ruedas nuevas, gratuitas…

En las tribunas y las pantallas donde se dirimen falsos debates…

Nadie te aviso que todos los agoreros buitres

Están en realidad del mismo lado ¿que sus picos aguzados

Se arrancan los jirones de tu piel? …es tan evidente

Que cada día inventan un nuevo enemigo y esta vez

Te tocara a ti, correr descalzo, saltando de la cama

 

Pero en realidad no querés vivir ¡no hace falta

Ser un sobreviviente, un desconsolado escéptico!

Sino que buscarás la puerta donde pasar de refilón

Hacia los conceptos que hasta ayer creías malditos

Hasta formar parte de los segadores, ciegos

Sordos y mudos.

 

Eterno dios demente humana

 

Como una bala eterna que surcara los mares y los tímidos espacios entre los puertos

Una bala propagandista de las bondades del movimiento eterno, la idea de dios no se cansa…

Recorre cada hora diez mil libros y más escritorios y cambia de nombre para armarse

Siempre busca la otra mejilla ajena, siempre, encuentra en la violencia redención, en la sangre derramada, amor…

Y casi olvidando su miserable vida de bala útil a la mística idolatra, se hace historia y renace distinta al viejo mismo sol.

Como zombis, nuevas cabezas buscan los contaminados, entogados sacerdotes se sientan con paciencia a afilarles los dientes…

 

 

Choque de civilizaciones

Claman a los gritos los amamantadores intransigentes

De todo sistema de dominación que caminan cómodos…

Sin romperse la ropa, pueden pararse en ese lugar

Donde proponer la muerte, donde justifican todo.

Pero por acá ya estamos todos muertos, hace rato

Ayer hoy o mañana hemos sido exterminados

Y caminamos detrás de nuestra cascara, espiando

El mundo que nos deja la barbarie, por si alguno cae

Sin darse cuenta que atrás viene la maquina

Que junta los cadáveres aunque aún latan…

Solo por eso te estábamos mirando, cuando cansada

De dientes apretados, orejas paradas, caminabas

Entre los restos, accidentalmente desparramados

Escombros de lo que alguna vez fue un barrio

Y solo tu postura digna provoco la sonrisa, la mano tendida:

Y la suerte que te hace sonreír en la desesperanza.

 

 

Caminando siempre

 

A veces… cuando el mar se calla

No tenemos calma (seguimos atados, al dolor)

A veces… solo caminamos

Detrás de nuestra sombra, sin llegar aun a la verdad.

 

Y el tiempo, no para, ni el viento

Que arrastra nuestra era hacia atrás

 

Y otro día aún por llegar

 

Vuelvo caminando entre la desolación

Todas las aves de la noche, son mis amigas…

Cuantos perros ladran, cuantos me miran pasar

Cuando salga el sol: ¡serán inofensivos!

El silencio a veces es aterrador…

Cuando oculta la calma, de los asesinos.

Se guardan los cuchillos, un tibio saludo

Solo levemente, se inclinan las almas.

Esa escuela turbia, de la oportunidad

Las calles sin testigos, la necesidad

Y una navaja es tan fácil de usar

Quien no tiene un perro

Para chicotear…

En el corazón…

El dolor ajeno no se siente cuando…

El combustible, es tan barato

Que otra vez hay que irlo a buscar…

 

 

Espuma de rio

 

¡Mira como están esperando, una oportunidad!

Como se afanan y corren ¿no saben?

¿Acaso que van a morir?

Buscando el espejo, donde verse a través de los demás

Intentando superar el mar de cabezas lejanas

En que nos sumergimos para destacar…

Cumplen, acatan, y agachan la frente

Un segundo antes de arriesgar…

Y son buenos cuando es como debe ser.

¿No saben acaso que la vida es hoy

Y mañana no construirán más?

No saben de un día que llega antes de tiempo

Sin esperar a su consumación…

No esperan que la vida se ría de sus trucos.

Pero panza arriba terminan los peces

Que no aprenden a nadar, mentiras

Que solo una especie lanza: la humanidad

 

 

 

Es necesario descalabrar, descalibrarse…

Es necesario desbarrancar, descarrilarse…

¿Es o no es? Como podemos ver: todo es

En su justa medida, cada palabra y cada musculo

Importante solo si es a tiempo, pero el mundo

Te atiborra de luces lejanas de dulces, de malas ganas

Y cuando ese día llega, cuando decimos “hoy voy a ser”

Ya no estamos en condiciones de crear, ni construir

Ni de tomarnos a nosotros mismos como un puente.

Cuando el malestar de la vida nos presiona ahí vamos

Sin darnos cuenta que solo nos enseñaron a destruir

Cuando lo único que nos cerca es nuestro porvenir…

 

 

Colores y nubes

 

…un niño y un barrilete

Aun mirando atentamente

No se puede definir

¿Quién es el que se divierte…?

¡Quién es el que vuela!

Hay piolas que no atan,

Hay vientos que no arrasan.

Los niños juegan a saltar entre las nubes

Y los barriletes saltan y tiran y piden más piola…

Y como una brasa enterrada viva en las cenizas

La inocencia duerme

Detrás de los ojos de cada desesperado.

 

Inasible

Una emboscada, un plan ejecutado, fría y fatalmente

Un asalto programado contra un castillo de puertas abiertas

Contra un bosque de sombra fresca y noches negras

Un caballo de Troya, estallando suavemente contra las paredes

Mientras aturdido, miro a mi corazón correr bajo las redes

Y tomar las riendas, de nada seré ya responsable

Más que de caer bajo su clara luz de luna, cada segundo

Que mi pensamiento logre capturarla, y son muchos segundos…

En cada hora que dejo de saber, que paso conmigo.

 

Una noche, un día, un año, una vida

 

Solo en facetas se describe un mundo

Solo en la línea recta del tiempo,

Solo en el silencio interno se escucha

El llegar de la nueva era,

Donde el ser humano no ofenda

Donde ser pueda ser posible

Sin ser un blanco móvil, sin tanto disfraz.

Donde la comunidad entera deje de llorar

Por la carestía de la cocaína y el caviar…

Mientras recetas y camiones de snacks

No tapan el hambre ni la verdad.

15 mayo

Narcotráfico y poder

  

 


  Narcotráfico: tráfico de narcóticos.  

  Y a que le llamamos narcótico, que es un narcótico sino una gama amplísima de productos farmacéuticos medicinales y recreativos.  

  Entonces ¿Cuál es el criterio para la legalidad o la ilegalidad? ¿Cuál es el criterio que permite sintetizar, generar, crear sustancias nocivas con la misma facilidad con que se crean medicinas? 

  No hay, no existe.  

  Carecemos de criterio estable, ya que los rótulos cambian con sorprendente facilidad, y todo puede ser legal o ilegal dependiendo del punto de vista imperial, el valor económico, o la necesidad política.  

  A esta altura del devenir humano no podemos pretender seguir coartando la libertad individual con conceptos completamente inconexos como la seguridad o la salud pública, mucho más relacionados con otras políticas tan necesarias como ausentes, pero definitivamente no con el tema de las drogas.  

  Si, para achicar un poco el campo, hablemos de drogas, y dejemos afuera a todas las medicinas formales, al alcohol y el tabaco, a todas las pastillitas que receta el médico para que la gente “normal” pueda aguantar la vida. 

  Viendo las cosas a vuelo de pájaro, se percibe una hipocresía total y absoluta, un doble rasero permanente en la clasificación de las sustancias, en la tolerancia social o la criminalización del consumidor.  

  A primera vista se aprecia en las estadísticas policiales un embate permanente contra los pequeños consumidores y vendedores, que suman al riesgo de la compra y venta al menudeo el de perder la libertad en base a leyes abstrusas y obsoletas. 

  Mientras tanto, a los grandes productores y vendedores de drogas no solo no se los persigue sino que casi siempre forman parte del folclore económico de las sociedades, además de que su impunidad emana ciertamente de un contrato y un negocio que usufructúan las cúpulas políticas y de los cuerpos de seguridad con total tranquilidad y desparpajo.  

  Y no termina ahí, por supuesto, la cascada de billetes que caen, fruto de la paciente suma de millones de pequeñas ventas callejeras.  El empresariado ilegal no tiene más que elegir entre las innumerables opciones que le da el sistema, la sociedad, el marco económico, para legalizarse, blanquearse, lavarse con una facilidad extrema.  

  El dinero abre todas las puertas, pero sobre todo las de los poderosos, siempre ávidos, siempre dispuestos a vender el bien y la seguridad común a precio de ganga, así se tengan que fabricar legisladores y procedimientos nuevos.  

  En la otra punta el ciudadano común solo tiene trabas y desamparo, persecución…

  Porque las mismas leyes que persiguen a los pequeños consumidores hasta volverlos una masa crítica estadística que permita simular que se está combatiendo al narcotráfico, son las que atesoran el poder, los recursos y la propiedad en manos de unos pocos, arrinconando a las personas comunes con todo tipo de dificultades, trámites y gestiones a la hora de emprender cualquier cosa por su cuenta.

  Entonces llegamos al caso de que, en consonancia con la utilidad militar tremenda que rinde a nivel global a las grandes metrópolis autonombradas como policías del mundo la llamada guerra contra las drogas, en cada país se repite el formato hacia adentro, generando excusas y permisos para un control social violento y abusivo, que tampoco busca soluciones sino poder.  

  Y así es como si en la gran escala se invaden saquean y bombardean países, se imponen condiciones y se interfiere en la política local, en la pequeña escala se mata y roba en nombre de la seguridad, se avasalla al ciudadano, se militarizan barrios enteros, solo para mantener una hegemonía que no puede ser sino violenta.

  Y para poder reprimir de la forma más espectacular y justificable posible, para drenar las arcas de la sociedad hacia las instituciones de represión y control, se inundan los suburbios de narcotraficantes oficiales, de armas reglamentarias, de indolente impunidad.  

  Una dinámica perfecta que vemos al fin reflejada en la trabajada apatía y desidia del policía a la hora de tomar una denuncia, hasta el punto de hacernos creer que nosotros somos los delincuentes que nos hemos hecho robar y matar.

  Entonces, que nos queda sino leer los diarios y consumir mentiras, escuchar la radio y consumir mentiras, encender la televisión para consumir mentiras…

  Somos adictos a la manipulación, al engaño, a la sumisión eterna a un cuento al que le roban eternamente la última página: finalmente, nunca se sabe la verdad, nunca se encuentra a los responsables, nunca se encuentra el dinero.

  Nunca tocan la prisión los grandes criminales, nunca salen a la luz los grandes arreglos oficiales.  

  Mientras, seguimos disfrutando de la narcopolítica mundial, arrinconados contra la pared por los narcopolicías en cuanto queremos generar una opción humana, socialmente inclusiva, pacifica, sustentable económica social o ambientalmente.  

  Eso no es negocio, no van a dejar que la gente recupere el poder, el territorio, el tiempo que les es continuamente requisado, y ni siquiera su historia se les permitirá ser guardada, todo está fraguado, falsificado, abrillantado, como una línea de cocaína en un espejo.

  Y en los barrios bajos, cada día un adolescente roba a mano armada a su vecino para terminar muerto con la nariz sangrando… ¡Excelente! 

  Dos pájaros de un tiro, esto marcha, diría alguno, sin reconocerse esclavo de sus caprichos, de sus teorías, de su clase adicta a la dominación… hasta el día en que pasa a ser descartable y tan humano como los humanos descartables que miraba morir con tanta satisfacción.  

  Porque están planteando el mundo en términos económicos, están dividiendo el mundo en zonas de influencia empresariales, y las personas han perdido significación, salvo para ser embretadas en fronteras y países, en regionalismos que las mantengan en permanente desconfianza y litigio, mientras los capitales sin control y sin escrúpulos pasean con viento a favor de una punta a la otra del globo.

  Entonces nos toca reaccionar a tiempo, recuperar la humanidad para poder habitar el planeta, nos toca volver a plantear el mundo en términos de personas.  

  Deberíamos hacernos cargo cada uno de lo que nos toca vivir y modificar, recuperando el poder de decisión en cada pequeño paso, recuperando la cortesía que nos vuelve a hacer humanos, la solidaridad como comunidad que nos hace fuertes, el contacto personal con el otro…

  Pero si seguimos viendo cada calle como una trinchera, cada barrio como un país dividido, cada desconocido como un enemigo, cada muerto como una contingencia de los tiempos, tarde o temprano vamos a ser totalmente avasallados.

  No tenemos chance porque el juego es mucho más grande, y algunos deciden por países enteros, por continentes enteros, y, mientras seguimos jugando a la guerra social, hay otros que mueven las fichas en serio, y sin piedad.  

 Podemos hacernos cargo hoy, de generar opciones, de pintar un futuro posible, aunque sea duro, difícil de ver, de pisar el freno y ponernos en marcha en la dirección contraria.

  Podemos aportar hacia un mundo realizable de paz amor y libertad, o lo único factible será escapar, y cada día, un adolescente de trece años siente que su vida no vale la pena más que para quemarla en una hoguera, porque es lo único que le presentamos como viable.  

  Cada día, cambiamos dinero por sangre nueva, hasta el día que la sangre no tenga valor… 

  ¿Y entonces qué?



12 mayo

¡Vamos, a la guerra!

 


 


 

  ¿Cuantas lanzas se rompieron, cuántos muertos se comió la tierra a lo largo de la historia? Seguimos fabricando manuales escolares fraguados de batallas heroicas y próceres victoriosos, de cabalgatas y cargas de infantería donde todos mueren felices y sonriendo.  

  Legitimamos la historia de la humanidad, una deliciosa torta repartida entre cientos de elites funestas que se apropian de territorios libres, negocian, reparten, masacran a propios y extraños, fundan y refundan sobre los restos humeantes de los inocentes, y finalmente construyen sus capitales sobre los huesos de niños y mujeres, hombres…

  Y justo estas elites, cada vez más corporativas, reducidas, interconectadas y a salvo de todos los males que imparten nos quieren enseñar desde chiquitos que la guerra es casi un mal necesario, que no hay soluciones más duraderas que el rugir de las armas de fuego, y que a toda esta carnicería se la admire en su envoltorio de heroísmo y entrega, de justicia sueños y utopías… 

  Pero que poco tienen de eso: casi todas las guerras, o sea novecientas noventa y nueve de cada mil no tienen razón de ser más que acumular poder y saquear recursos, y no más. Y por supuesto, no es para repartirlos, sino para hacerlos pagar a los derrotados y a los vencedores por igual, para someter y avasallar a las poblaciones ya arrasadas y hambrientas.

  Y todo eso se comprueba cada día en algún lugar pero no nos importa, queremos creer y creemos.  Punto.  Y nos admiramos de las campañas y los vaivenes que han llevado a nuestra nacionalidad sin darnos cuenta que todo fue y sigue siendo un gran negocio.  

  Como premio a la muerte en el frente de batalla nos sustrajeron toda posibilidad de manejar nuestro futuro, en base a alejarnos completamente y para siempre del acceso a la tierra, del manejo de los recursos naturales, del poder de decisión, de cualquier visión crítica que nos lleve a ver como protagonistas de la historia de nuestro país o nuestro planeta, o nuestra aldea como algo más que carne de cañón.


  Pero soñamos con ir a la guerra y ser héroes, desde niños, y para eso nos preparan -por las dudas- para morir, porque nunca se sabe hasta qué punto podemos ser útiles o convertirnos en un estorbo, y nos imaginamos saltando trincheras enemigas a bayoneta calada, o repartiendo miles de balas como un justiciero bajado desde el cielo. 

  No nos imaginamos la realidad de sopor, humillación y desprecio que se vive en la línea del frente, solo para caer al final sacrificados con las tripas al aire sin saber porque morimos, en medio de un mar de barro y mierda que no termina nunca, mirando nuestra sangre escaparse como ayer mirábamos la de nuestro hermano sin llegar a comprender la desolación en sus ojos…

  Claro que no, y no es lo mismo ganar o perder, pero tampoco es muy distinto, igual hay que estar encerrado, atrincherado, igual hay que dormir entrecortado, solamente cuando el cuerpo se termina de desconectar forzosamente, apoyado en una pared sucia y húmeda, si tenemos suerte.

  Igual hay que caminar resbalando sobre la sangre pegajosa en los pasillos, cerrados a toda sensibilidad, solo para salir después a campo abierto a morir como perros de pelea, mientras las elites hacen sus apuestas mirando por sus poderosos binoculares.

  Igual hay que perder toda esperanza de encontrar un sentido propio a morir por una causa ajena y conformarse con vivir a los saltos, con los nervios florecidos y la mente destrozada por la continua incoherencia, y solo vivir, un segundo más, un día mas, no porque tengamos algo para dar sino porque ilusamente esperamos que se termine todo y podamos volver a sentir el viento en la cara sin olor a pólvora y azufre. 

  Y sin embargo no termina una campaña que ya empieza otra, las fábricas de balas no pueden cerrar y empezar a perder dinero, para eso usan a los millones de ingenuos alrededor del mundo que generan un consenso inmediato ante cualquier campaña mediática engañosa que les diga que el monstruo esta en otro lado, que el peligro acecha y crece, que hay que atacar a tiempo antes de perder todo. 

  Finalmente aceptamos casi a regañadientes otra guerra más sin importarnos comprobar nada, sin rascar una sola capa del maquillaje barato que convierte a los peores asesinos en santos de biblioteca, sin atender a las evidencias que apuntan a un gran negocio que finalmente termina de la forma más contraria posible a la propaganda que exigía nuestro sacrificio

 ¡Una vez más hemos sido exterminados por nuestra propia mano! 

  Somos personas, es la única evidencia comprobable, todos, no deberíamos seguir atándonos al tremendo costo de excluir a los demás de la raza humana, de la racionalidad, de la soberanía sobre sus propios actos, ni permitir que lo hagan más con nosotros (que es el paso siguiente, claro).  

  No deberíamos ya aceptar dádivas chorreantes de sangre solo por aumentar nuestro confort, solo para mantener el precio de las divisas, solo para seguir aceitando un estilo de vida que se apoya en el sufrimiento y la miseria de la mitad de la población mundial para que el uno por ciento viva feliz de manejar todos los hilos a su antojo.

  Somos personas, es la única herramienta a nuestro alcance, y nuestra única arma válida y a punto para ser usada, no nos queda más que abrir las manos y los corazones, conectarnos y ver qué es lo que tiene de vida nuestra vida que pueda ser aceptado sin hacer daño, apropiarnos del pedazo de tierra que nace debajo de nuestros pies para generar y sembrar, para nutrir y compartir.  

  Hace falta valentía, valentía y mucho más, para aceptar que vivimos encerrados en una cáscara ajena, donde todo está definido en contra de la vida. 

  Hace falta mucho más que amor para salir de la trampa, ya que el amor nos fue enseñado en un formato extravagante que pocas veces logramos superar, hace falta voluntad y decisión, para asumir el trayecto, la transición hacia un mundo realmente nuevo, hacia un mundo libre.

 No hay margen de maniobra para seguir apostando a los asesinos, para seguir idolatrando soldados y banderas de colores, el siglo se despierta con la furia de una tormenta de consecuencias inevitables que nos agarra sin paraguas, no hay tiempo de seguir fabricando enemigos, no hay tiempo de seguir repintando fronteras absurdas, ni clasificando gente.  

  Solo nos queda hacer del sentido de la vida nuestro propio sentido.



10 mayo

¡Lonja niño, lonja!

 

 




¿Qué nos pasa? ¿En qué estamos pensando? Que nos matan, que nos roban, que no nos alcanza… 

  No hay una expectativa que no esté más alta que el resultado, cualquiera este sea, queremos más, siempre más y siempre a tiempo, y siempre más que los demás, o no podríamos sentirnos a gusto siendo iguales… 

  Porque la igualdad es una enfermedad antigua, de cuando no existían los dioses, de cuando los hombres y las mujeres comían manzanas del árbol cuando no había víboras para freír…tiempos sin dioses ni generales, tiempos sin maestros, de gente sin precio… 

  ¿Y qué? Qué es lo que pasa? Que no podemos, no podemos tolerar hoy en día ninguna faceta incomprensible que apunte hacia la libre expresión, y de yapa tampoco tenemos tiempo, y como si esto fuera poco, no hay lugar en el sistema, no hay ninguna luz entre los parámetros competitivos y degradantes de la personalidad del sistema donde se pueda proteger o siquiera dejar volar un segundo de libertad de pensamiento hacia el aire, sin que sea elegido como blanco para su directa e inmediata eliminación por los cañones antiaéreos de la tradición, los prejuicios, el conformismo, los miedos, la estupidez, la indiferencia y la ambición.

  Ya no se estila: hoy en día, todo está mecanizado, mercantilizado, y ajustado a tiempos acotados y procesos industriales, jerarquías institucionales, costos y materiales… Entonces, quien se va a tomar el tiempo de sentarse con sus hijos, a disfrutar un momento 

  ¿Quién puede hoy en día, educar de una forma distinta, con amor en vez de mandatos, con paciencia en vez de gritos, con ternura en vez de desprecio?… Pocos.  

  Pocos pero existen, aunque la experiencia demuestra que los primeros enemigos de este tipo de educación primitiva, humana, creativa, dedicada y en amoroso pie de igualdad con la infancia son las mismas corporaciones familiares que ven a esos sujetos como fracasados, parias, peligrosos, y temen extenderlo a través de las generaciones, y generalmente se dedican a salvar a esos niños de esa avalancha de parámetros exóticos saboteando a los padres por todos los medios posibles.

  Entonces no hay tiempo para eso, no es legal, no hace al progreso, hay que trabajar, trabajar y trabajar, y mandar a los chicos a la escuela, y después a vóley, básquet, backgamon, karate yudo o lo que ayude a sacarlos de la calle y de las relaciones autorreguladas con sus vecinitos del barrio, con desconocidos sin historia, de colores dudosos. 

  La libertad es una enfermedad que se sofoca con torres de caramelos televisión y programas específicos de socialización estandarizada.  Y cuando todo esto falla se abre la vitrina, con el rictus torcido en los labios, por la decepción, por el desagradecimiento de esos pequeños inadaptados, y con el puño firme se tantea la lonja del cinto corrector, con el convencimiento absoluto de que todavía no se ha perdido completamente el tiempo.

  No importa la humillación laboral del día de hoy, las presiones incomprensibles a las que nos sometió el mundo para construir una cárcel a nuestro alrededor donde todo este digitado de antemano para que solo los poderosos y obsecuentes logren sus objetivos, no importa la agresión que hemos soportado, caminamos de dientes apretados a cagar a cintazos a nuestros propios hijos, corporación oxidental que le dicen.

  ¿Pero quién se puso alguna vez en el lugar de un niño indefenso? ¿Quién se puso a analizar el impacto en su visión del mundo de convertir el amor en violencia y coerción? No, no queremos saberlo, a lo sumo nos sentaremos a ver una película sobre ese tema cuando las lágrimas en sus pequeños ojos sigan cayendo, aun dormidos… 

  Pero nuestra tranquilidad, nuestro tiempo libre está dispuesto a pagar ese precio. 

  Como los seres más irracionales de la creación, catalogamos la lonja como un correctivo, y autorizamos su uso, como una herramienta más, una herramienta extrema, claro, no hubiéramos querido llegar a ella pero todo fallo, la criatura se había vuelto incorregible y bueno, así aprenderá y la salvaremos de un futuro horrible e incierto donde sus errores le terminen haciendo desviar el camino…

  (Claro, con nuestro castigo estamos salvándolos del castigo social, mucho más duro, de cárcel y bala, de fracaso y vergüenza, de exclusión y discriminación) Y en medio de estas reflexiones hipócritas y facilistas, nos absolvemos sin notar que intentan ocultar el hecho de nuestra nula dedicación a la búsqueda de soluciones, de comprensión, de nuestra falta de tiempo para dedicarnos a nuestra propia familia, de nuestra creatividad reducida a cero para formular explicaciones comprensibles que surtan en todo caso, el mismo efecto.

  Pero lo que no podemos es percibir la debacle total, absoluta, en el mundo infantil, de ser golpeado sin razón ni compasión por alguien que quiere, o que supone que lo quiere, como sus propios padre o madre.  La peor de las consecuencias es que lo termina naturalizando, a la larga, entre tristezas y amenazas, ya que no le queda otra que aguantarse, aunque no entienda, y así garantiza el arrastre de la técnica hacia la siguiente generación.  El adulto debería ser más responsable y generar opciones creativas, constructivas, y no degradantes de la relación con sus hijos.  Un niño puede equivocarse, y eso es hasta deseable y natural, pero un adulto tiene miles de herramientas para analizar y buscar soluciones, para resolver conflictos.

  Llegar a los golpes pretendiendo que no hay otro remedio… Solo porque el otro ser, consciente, sensible, soberano, es pequeño y esta indefenso, expuesto y vulnerable, cautivo… ¡Es la negación misma de las buenas relaciones humanas!  Y es un dique firme en nuestra capacidad de evolución.  Y con ello de las posibilidades humanas de convivencia pacífica como familias, vecinos, países, naciones, y entre el ser humano y el mundo que lo rodea…

  Siempre hay una apuesta básica, una elección primaria entre la libertad y la violencia. Claro que la segunda opción parece más fácil, rápida, expeditiva y accesible, pero mirando el mundo que nos rodea, la violencia que como adultos recibimos de la sociedad, las instituciones: ¡deberíamos hacernos cargo de que hemos errado el camino!   Pero claro, como darnos cuenta ahora cuando desde niños nos obligaron a naturalizar la violencia sobre nosotros mismos.  A la vista están los resultados, imperios monstruosos recorriendo el mundo a cintazos tecnológicos, a bombazos justificados en la farsa de que no había otra solución para mantener a otras sociedades menores en un formato estereotipado de sumisión y respeto bajo cualquier circunstancia.

  Hasta que no empecemos por los niños, hasta que no nos tomemos el hermoso trabajo de respetar a los niños, de cesar completamente la violencia sobre la infancia, sin ninguna excepción, no podemos seguir siendo tan ilusos de pensar que algún otro problema del mundo va a encontrar solución en el actual formato que pretendemos validar. 

Niños a la calle…

 

 

Un día, otro día, un día más y la misma incertidumbre.


  Certidumbre.  

  Del invierno, la lluvia, la colección de goteras, las calles sin luz, el barro, la ruleta rusa de cada noche en cada esquina para llegar a casa. 

  Nada para comer, nadie a quien pedir, la única certeza es ser un blanco móvil al pisar la primera calle asfaltada… 

  El frio que empieza a morder y solo se puede ser un poco más duro, el barrio desmantelado, sin opciones más que aguantar, cada rancho es una trinchera, la necesidad no toma prisioneros, lo que tenga que pasar pasará.  

  La ropa del año pasado cayéndose a pedazos, los perros que por suerte amanecen todavía entre las tablas, y las estrellas y la luna que destilan la promesa de una helada nada romántica para esta noche.

  Quien va a entender atrás de los vidrios encortinados que dan al patio con rejas sobre la avenida…

  Quien va a pretender sentir cuando los platos se tiran sin tocar a la basura…Como pretender saber lo que es el hambre de días (cuando la panza se cierra hasta a la misma queja).

  ¿Intentar…que? ¿Hay acaso un lugar para escapar, o donde conseguir lo poco que se necesita? 

  Ah sí, pero hay que caminar, cuadras y cuadras de arena y piedras, de caras torvas, caminar arrastrando dos días sin comer no se vuelve más que un acto de voluntad suprema, lo único que queda es la dignidad, el orgullo, solo para ser pisoteados en cada mirada, en cada prejuicio latente de violencia.  Pero no hay para el colectivo, 

  No hay forma de enervarse por los embotellamientos ni el precio de la nafta súper, no hay beso de  mama, no hay charla de hombre a hombre con papa, no hay caricia y cubrecama, pan con manteca y medias de lana…


 Y la calle… La calle no tiene alma que se pueda comprar, con la misma indiferencia acoge al violador y al asesino, o al ángel, o al desposeído, al policía, al corrupto, al millonario, al nadie y al personaje, al tierno y al maldito.  

  ¿Cómo sobrevivir sin dinero sin respaldo, sin colchón, sin una caricia dulce de mujer...?

  Pero la ciudad es estática, y caminando se conoce.  Más vale no volver para morir al barrio, aunque la policía este al acecho, aunque la noche se alargue de peligros, y de miedo.  

  Cualquier cigarrillo es un amigo que espanta la soledad, cualquier trago es un golpe contra el frio, un homenaje a la vida, a la libertad.  

  Y de la calle es lo que está en la calle.  Y así se comparte y se defiende, y así se encuentra un banco y unos cartones, o un matorral escondido, un vagón, un comedor, una plaza amiga, una cocina generosa, un par de pies que caminen a la par…la yunta

  Y la información es vida, y la confianza-desconfianza y alguna tarde de aprender, a generar la moneda entre las olas de este mar de indiferencia asqueada.  

  Tarjetas o malabares, chamuyo, chamuyo, y la vergüenza que queda en la nevera, aprender a correr, a robar, a mentir… 

  A esperar que pase la lluvia, a elegir a las personas por el brillo del ojo, y seguir adelante, siempre en cero, siempre sin  un techo cierto, siempre un día más… 

  Cómo van a entender los que cierran la puerta con llave para desparramarse a mirar el televisor, enervados por las cuentas a pagar, por la economía que no deja planear las vacaciones, por el costo del gas y los servicios y la cuota del club!


  Y caminar, y caminar sabiendo quienes son, se aprende a mirar y a escuchar, y al final se pierde la noción de sociedad, cuando el gendarme mata, cuando el policía droga, cuando el magistrado se vende, y el político roba, cuando cada peso que pasa volando va para un fin espurio y secreto pero sabido, a medias tolerado, a medias negociado entre trajes y autos nuevos por otro premio oscuro.

  Y el hambre como testigo viendo pasar todo, y la certeza de la libertad como única propiedad, innegociable, y el silencio y la indiferencia hacia el daño y la maldad, cuando solo se cuenta con la propia vulnerabilidad… 

  Cómo van a entender mirando noticieros, donde todo está exactamente al revés, donde los culpables prometen buscar a los culpables, donde la propaganda lleva siempre a un escalón más alto el consumismo y no alcanza, y el estatus ganado convierte en viejo todo lo del año anterior. 

  Cómo entender talones rajados de frio, envueltos entre el pasto, pies descalzos enterrados en la panza o el lomo peludo de un perro para poder dormir temblando y todos los cuerpos acalambrados dándose calor en una plazoleta cualquiera, pasando la noche con vino, y un pedacito de frazada sucia y las pulgas, los piojos, la desolación de cerrar los ojos sin privacidad ni nada que guardar sintiendo el viento en la cara…

  Cómo entender calándose las pantuflas frente a la estufa mientras suenan los hielos en el wiski, mientras los niños duermen en cuartos independientes para despertarse a desayunar y la jornada escolar…

  Cómo entender lo que no tiene razón de ser, lo inaceptable.



08 mayo

Disolución (Poesías)

 


 

Maquinizados

 

¿Es ajena la bala que sembramos en otra mano?

¿Es  merecida la muerte que derramamos por el suelo?

Mientras dejamos crecer las causas de nuestra codicia

Mientras dejamos volar las aves negras de la mentira

Entre nosotros y ellos se desfigura el yo

Y ya no hay culpables que podamos seguir señalando

Para las causas justas o injustas, para las luces del teatro

De la convalidación espontanea sincronizada

A través de los medios masivos de desinformación.

La sangre de todos y cada uno chorrea, negra, sucia

Y en el vertedero corre rauda la conciencia, inútil.

 

Oteando el mar

 

No lloro por tu partida, no estoy llorando en realidad

No lloro por tristezas vanas o pasajeras

Menos por ver un alma volar

Solo mi cuerpo busca una salida a la opresión

De estar encerrado en un envase en medio del universo

Donde corren los espíritus libres como el viento…

Solo me sorprende un poco el mundo

Al ser tan pequeño y largo a la vez

Y el tiempo pretendiendo ser exacto

Y las rutas que tanto acercan como alejan.

 

Cuando empiece a desenrollar tu recuerdo

Y mis brazos envuelva de sueños, ponga

En la tierra, todo este amor, esta saudade

Para conectar dos mundos paralelos

Y cuando intentes una y otra vez

Poner en marcha un mundo entero y nuevo

Camines con mis ojos y mires con mis pies

Y si el camino es duro y llega el hambre

En medio de la abundancia misma

Puedes comer, de mi corazón

La porción que se va con vos.

 

Agua de beber

 

Ayer me mojo la lluvia en la calle…

Un mundo se desplego bajo el agua

Un segundo duro, pero mis raíces se encontraron

Con el camino y la luz que enciende

Hoy me mojo la lluvia, en la carretera

Buscando un árbol que de fruta, para plantar

Una apuesta por el futuro común de la humanidad

De los pájaros y de los ríos, y de las sonrisas que abrazan.

Rebosante de amor, mis ojos se abrieron hoy, a otra dimensión.

 

Capoeira

 

Jogando Angola en la madrugada, al compás de viejas cumbias

Al borde del rio, al borde del tiempo, al borde del mar,

En medio de una selva de ojos entrecerrados

De medias sonrisas afiladas como guadañas…

Recorriendo Luanda paso a paso, acariciando el sonido

De un birimbao, gingando al ras del suelo, del cielo.

Toda la luz recorre un rayo de sol, o de luna

Para cantarle a una semilla aún  bajo la tierra

Y un camino deja huellas para cumplir una promesa

Al viento, de volver a ser capoeira, regional.

 

Después de la guerra

 

Entre los escombros avanza la naturaleza,

Entre el abandono, el color, y la maravilla

Sorprende.  Un día resuelto el misterio

Cobra el tiempo su promesa y llega

Entre las cosas nuevas y buenas,

Entre lo persistente y lo efímero,

Y a pesar de la lluvia, a pesar del cielo,

Del camino, el barro, el barrio…

Una brisa fresca seca y deja crecer,

Apuntala el tallo que cimbra.

 

Sin idea

 

Bostezando adormilado, quieto

O corriendo tras el horizonte

Saltando y sudando trampas…

El frio de la indiferencia, el calor del amor

La calle y la luz del sol, hambre.

Cada día se descubre a si mismo

Armando un andamiaje sin tablón

Un trapecista sin red, un león

En una selva de papel, no vive bien…

 

Nacimiento fortuito

 

Y como un pedazo de arte esculpido en una ladera

En forma de caballos saltando a través de las matas

En forma de surcos y una temporada de lluvia

Como un día de sol que no esconde nada

Como un pez volador saltando al través

De las ventanas que surcan el agua…

Una nota mansa a través del éter

Un arrullo de olas frescas lavando otra vez el mar.

Y como siempre no es fácil caminar entre tanto cuchillo

Tanto cirujano de cuerpos ajenos sangrando.

Pero bueno, la vida es el único valor

A ser creado.

 

Contra el horizonte

 

A veces cuando nos rodea la inmensidad

Y los días pasan lentos como horizontes arriba del tren

Como barcos de papel rodeamos el mar, sin tiempo para pensar.

Cualquier peligro es mejor a esta quietud, decimos

Pero oliendo la calma chata se revuelve el cuerpo

En recuerdos de otras tempestades, mientras aparentamos

Calma, tras los recuerdos que apenas delata nuestro rostro

Cuando el viento lleno de arena nos hace volver el flanco

Hacia la puerta del refugio…cavernícolas

 

Hoy no encajo

 

Como esta tan ancho y largo el mundo, como tan espeso

Que mi gente se pierde entre leguas eternas de miseria y pajonales

Entre miles de baldosas en las ciudades, y costras de miedo viejo

Entre el robo y la opresión, entre el amor y la traición

Entre tantos caminos preñados pariendo caminos.

 

Solo se puede seguir adelante, mirando para recordar, a veces

Entre tanto llanto y lagrima seca, entre la maleza y la esperanza negra

De vivir un día más hasta mañana, como se pueda…

Esquivar a la muerte adelantada, con un amague de risa fresca

Como una sombra fresca en la tormenta, de arena.

 

¡Como esta tan redondo el mundo, tan estirado este pañuelo!

Que antes de perseguir escapo, antes de acechar me oculto

De a ratos, entre la quietud de la resignación sin elegancia

Entre la roña de la corrección apática, y el frio de la ignorancia desesperada.

 

Hoy no encuentro una arista para agarrar el mundo, para entender el rumbo

No tengo tiempo para interpretar, tantos millones de insensatas decisiones

No alcanzo formas de interpretar tanta debacle instituida.  Abro y cierro la puerta…

No puedo enfilar mis pasos, no puedo apilar las piedras, ni siquiera afilar mis armas.

Ni espero justicia ni paz, ni honra ni retribución, hoy solo me siento a mirar

Mi vida como colgando de un clavo, esperando, por su oferta, el pago.

 

Fin de la civilización

 

Una vieja mascara más, que cae rajada por el tiempo

Otra farsa caduca que se llena de ratas

Pero nadie se percata, ni se espanta al menos, del tiempo pasado

A la sombra de una mentira, a los pies de un gran abismo

Que aún sigue tragando a los mejores, a los más inocentes

Y cuando la noticia llega a la mesa, llena, no es tal

Ni están muertos los que faltan

Ni es tan tarde para reciclar el basurero

De premisas y sonrisas, de disfraces y deslices.

¿Porque cuando la causa de todos los problemas ya no está,

Los problemas se multiplican igual?

¿De que sirvió matar al mensajero?

¿De qué… entregar el alma?

Millones se defienden sin más armas, que su respiración

Sin otra estrategia que un corazón fuerte y huesos duros.

Y entre el hambre y la desesperación…

Un gran concurso se arma, para fabricar la nueva cara

Que tape la rajadura que nadie quiere ver

¿Y los que no viven de eso? ¿Y los que no tienen lugar?

No importa, igual, serán utilizados, para amordazar

A sus propios sueños mutilados, su sangre en la copa chorreando…

Una nueva raza humana, se fragua cada tanto, exacta

(Entre los gritos de los que piden asesinar en nuestro nombre)

A lo que estamos acostumbrados, a nuestra intolerancia

Al amor, a la verdad, a la sed de dejar de esperar…

 

Aun así

 

Aun así saldré a mirar el sol naciendo sobre la maleza

Aun así volveré a pisar las calles nuevamente

De lo que fui yo, Santiago, ensangrentado

Aun así el viento de los días por venir

No me dejara mirando atrás de un vidrio

Ni regalare mi muerte, ni será en vano mi vida

Ni este segundo de miseria de pensar

Que solo puedo quedarme quieto

Y mirarlos avanzar, destruyendo todo

Mientras la tierra espera, caliente

Mis pies descalzos, a los saltos…

07 mayo

Esa vieja modernidad

 

 

Vivimos en un mundo de acciones. Un mundo en acción, tremendo, implacable, devastador y milagroso.  

  Vivimos en un mundo eterno e inalterable, y a la vez, modificable, escaso y predador pero a nuestro alcance, perceptible y abundante, generoso…

  No pareciera haber contradicciones reales entre cualquier pensamiento pensable, todo es posible, todo puede suceder, en cualquier momento, en cualquier lado, y todo al mismo tiempo… en un planeta inabarcable, inmenso y variado, nuestro pensamiento es hijo del mundo que nos acuna, del mundo que pisoteamos. 

  No podría ser de otra manera, como no podría engordar un gusano fuera de su manzana… pero nos despertamos en este laboratorio llamado sociedad de consumo y apenas abrimos los ojos nos convencen que nuestros pensamientos son los amos del mundo de una manera tan clara que ya han sido catalogados y perfeccionados para su mejor funcionamiento por los medios de comunicación de masas y ya no necesitamos ni siquiera pensar…

  ¿Y qué es la acción sin pensamiento, en que se transforma? Obviamente, en omisión ¿es el otro polo dialectico no? Transformamos la acción de estar vivos en la omisión misma de la vida, en la ausencia de reflexión y decisiones, en el paso adormecido del rumiante que se olvida del matadero y convierte su camino en una nueva vida, su cautiverio en un paisaje inerte.

  ¿Cuándo fue que dejamos de espantarnos de los alambrados, de los rebencazos? ¿Cuándo fue que decidimos obedecer para que le caigan al de al lado, al que vive sin entender los límites impuestos, al que no acepta entregar su poder de decisión?  

  En la raza humana, siglos de servidumbre ocultan las respuestas, toneladas de doctrinas, ramilletes de dioses…  Vivimos en un mundo ajeno a nosotros mismos, resignados a ser fichas de un juego que no es nuestro juego, enganchados al carro de cada imperio que nos necesite, pendientes de cada novedad que nos sume insignias del lado de la normalidad, de lo establecido, de la hegemonía. 

  Queremos estar del lado de los ganadores aunque sea peleando quinientos contra uno. 

  ¿Y después qué?.  Por fuerza debe nacer otro enemigo, entonces… después hay que tratar de no ser resignificados, recategorizados como disidentes, al azar o no tanto.

  Pero todo es posible, somos el combustible de una máquina que no detiene su marcha, y omitimos nuestra vida como precio para poder subir a evaporarnos…

  Entonces les transmitimos el manual a nuestros niños sin pensar, nos enrolamos sin críticas en cualquier sistema de validación social, como un club o un trabajo, un sindicato, una empresa, un rol cualquiera en la sociedad.  

  Y desde ahí multiplicamos todo, exactamente igual que antes, aun cuando nos demos cuenta que ya no alcanza para todos, hemos perdido la capacidad de imaginar opciones, y solo podemos caminar hacia el matadero.

  Más allá de las metáforas, nuestro estilo de vida actual es un camino hacia la muerte, nos envuelven en estadísticas, en relaciones temporales, en historias de grandes imperios, en memoria adulterada del desastre. 

  Y cuando llegamos a un principio de conciencia de nuestra situación, nos venden soluciones apócrifas, respuestas clasificadas, actitudes autodestructivas… sin embargo estamos a tiempo de analizar nuestro proceso de percepción y volverlo más personal, más propio de nosotros mismos, más cercano a nuestros sentidos, para poder recordar soluciones a nuestros problemas que no sean fabricadas por nuestros enjauladores. 

  Aun mas, vivimos pendientes de la mirada inquisitiva de los otros, encerrados en un estatus enfermizo y destructivo de “normalidad” aceptando como fatalidad de los tiempos cada aspecto destructivo de nuestra cotidianidad, cada nuevo espacio conquistado a nuestra libertad por el sistema absorbente y total que nos envasa en un rincón cada vez más reducido, predeterminado e inmodificable de nuestro ser total… 

  Y desde las posibilidades totales como seres humanos, nos deslizamos cómodamente hacia la oscuridad de la descaracterizacion como seres vivos y la delegación de nuestra responsabilidad individual y colectiva sobre el mundo que modificamos con nuestros actos.

  Entonces, podemos aun volver a convertirnos en sujetos más que objetos, sujetos de acción, activos, responsables… pero es incómodo, nos obligaría a replantearnos completamente… 

  Paguemos entonces el precio de nuestra comodidad y aceptemos vivir como fichas de un tablero que jamás caminaremos, hasta que nos coman estratégicamente sin dejar rastros, solo para que otras fichas ocupen temporalmente nuestro lugar ante la atenta mirada de los amos del juego.

 

Felices e Incapaces

  Bueno...   Siempre es un problema conocer a gente importante.  Y es un problema porque la gente importante tiene problemas importantes... ...