30 junio

El fuego(poesías)

 



Conversación 


Un universo de palabras

Un mar de letras donde navegar:

Y pisándolas, avanzar las playas

Hasta una sombra, leve de acentos 

Donde descansar sin quemarse 

Donde asolearse sin tiritar 

  


Las brasas  


Voy a  cuidar una  vasija antigua y reluciente

De todo viento malicioso, de violentas tormentas

Para cocinar  el animal mas arisco que hay

Huidizo, esquivo, que  nunca se deja  atrapar.

De  aromáticas reliquias serán sus cenizas:

Perfumando los ambientes de mi terraza.

De dura madera se harán las brasas, para iluminar

Un  rincón  tranquilo de mi casa, llenando de magia

Mañanas frescas, tensos mediodías y rojo, el atardecer.

Agregaré siempre astillas a las brasas lentas

Donde duerme el fuego que  acompaña  la espera.

Reposaré atento con las armas en la mano...

Soñaré de vez  en cuando con un sendero en el pantano.




Colores y calles


Caminando, acuna el amor a los niños, que no dejaron ser:

Desde el corazón hasta la punta de los pelos.

Dulcemente pinta las calles duras donde la incertidumbre cedió al miedo.

(Las ciudades vieron esto antes, mañana lo verán de nuevo.)

Que rutinario es comer, para los que tienen la panza llena!

Cuanta moda entra en un universo sin problemas!

...El infinito misterio de la libertad despierta,

Haciendo hasta del frío una caricia nueva.

El sol, se desvela como una novedad eterna...

El mismo tiempo es un tesoro que con pocos se comparte.

Se cotiza, en oro, una sonrisa. Se guarda una canción...

Se reservan, alegrías, para cuando ya no queda nada.



Naturaleza


Las hojas caen y  se hacen tierra, donde los insectos penetran,

Donde los pájaros escarban, para  poder volar.

Se vuelven polvo las ramas  viejas, y recuerdos las madrigueras...

Las piedras  se hacen arena, en las lagunas secas, 

Que ayer parecían tan profundas, imprevisibles, insondables.

Se pierde  la memoria de las  tormentas, quedan  vestigios

De  sus consecuencias.  Solo los fuertes dan buena semilla:

Sobrevivirán, a los muros, a los incendios, a tenebrosos jardineros.




Evolución 


Alguien lanzó una flecha hacia el cielo, hace un millón de años

Lo siento, en el nerviosismo de los animales del corral, temen.

Lo sabe mi cuerpo, desintegrándose en sueños, vuela.

Lo sabe la niebla que cubre el puente, haciéndose más espesa.

Lo siento en las tripas que laten, y velan, esperan:

El primer rayo de luz que atraviesa la conciencia.

Como una mano que se estira desde el infinito, sedoso mar,

Atravesando lo desconocido, el miedo, el espacio, el tiempo.

Una flecha vuela sin desviarse, desde, y hacia mi

Para romper el velo de la insensata cotidianidad.  Irreversible





Soñar con lobos


Todos los caminos donde me perdí:

Me llevaron hasta acá, me trajeron hasta hoy.

Y acá es acá, y hoy es hoy.

27 junio

Mundo Tóxico

   

  Uep!  Muy buenos y bonitos días Damas y Caballeros, no estoy vendiendo  nada, solo soy el sistema promoviendo la libertad, el bienestar universal y la felicidad!  

  Nadie será excluido!  Para cada persona en el planeta habrá una solución original y alternativa! Toodo será gratuitoo!!    

  Si.  Conocemos la canción...Después de eso viene un catálogo infinito de productos, conductas, emociones y actitudes enlatadas. 

 Compramos y pensamos lo que se nos permite pensar: nuestras tribulaciones y desilusiones mismas, nuestros fracasos y quebrantos, nuestra venganza y nuestra revolución fue largamente estructurada y diseñada meditádamente para encajar en un esquema de percepción sumiso, estéril y autocomplaciente a la vez.  

  Pero no, no es culpa de nadie en especial, que vivamos en una jaula estética-conceptual completamente sellada: es,  también, nuestra  cotidiana elección, ya que si hubiera un real interés en el ser humano por ser libre, no tomaría solamente los caminos que lo encierran en su esclavitud.     

  Porque en la práctica, el único valor humano reconocido es la "felicidad", que se ha vuelto tan coloreadamente Disney, instantánea y mercantilizada que la podemos pagar en cuotas o al contado, o incluso por anticipado.  Aunque todas las opciones sean obtenidas a través de un intercambio monetario, a caballo de un uso del tiempo que destruirá nuestro cuerpo y nuestro bienestar físico y mental para llegar a cumplirlo.  

 Parece bastante paradójico  no? El camino es siempre el mismo (y eso es lo bueno, podemos recorrerlo con los ojos cerrados, el ser humano moderno no necesita guías), podemos librarnos de las pequeñas incomodidades de la vida a través de soluciones mágicas instantáneas con la sola promesa de pagar por ellas más tarde.  

  Pero claro, el pago es al contado, en realidad, el sistema nos ofrece productos, o a nosotros mismos como productos, en múltiples frentes donde combate nuestra individualidad y nuestra autodeterminación.  Podemos aun realizar el control de calidad y actualizarnos, mejorarnos, continuamente.  Es nuestro privilegio y nadie puede quitárnoslo.  


  Somos el gusano conformista que nació para alimentar a pájaros gordos escaladores de ramas -tampoco saben volar- comprando eternamente hermosas y brillantes alas de mariposa, inútiles, estúpidos y mansos.  Es tan cómodo arrastrarse que todos lo  hacen!. Y tampoco queremos perdernos nada! Por qué habríamos de encerrarnos en nosotros mismos habiendo tanto por disfrutar, incluso el paraíso virtual de flores imaginadas por otros, que nunca llegaremos a comprobar?

 Ni a ellos, los representadores, ni a sus paradisíacas visiones.  Nunca podremos comprobar nada.  

  Acá abajo, luchando por que no nos empujen de la hoja que se achica a mordiscones, abarrotada de idiotas, solo podemos aspirar a creer ciegamente en la publicidad.  O en la anti publicidad, también, en un 80-20 por ciento, por ejemplo...

  Todas la opciones han sido presentadas, preparadas, prediseñadas para atenuar nuestro latente disconfort, disfrazado de anticonformismo y rebelión: el gusano no quiere comer mierda por unas alas berretas, además de disfrutar de su interminable gula, quiere elegir sus artificiales alas completamente a su gusto, y lo quiere ahora.  

Y si algo sale mal, seremos héroes, seremos  mártires, seremos grandes precursores de la humanidad, pero nadie dirá  que morimos estúpidamente y sin sentido, eso no vende, no motiva, no genera consumo ni capital.  

  Sin embargo, el rastro es claro, un reguero de sangre ajena sigue a cada escalón que logramos saltar.  

  Somos los beneficiarios hasta que nos volvemos los beneficiadores, porque, no solo no alcanza para todos, todo, sino que como toda máquina, los engranajes sociales deben renovarse continuamente: apenas terminamos de ser útiles, ya estamos al borde del abismo en manos de la autodestrucción, o la cancelación(moderna herramienta de masas acríticas) o el permanente goteo con que la gestión de la seguridad global permite a los poseedores del odio y las armas eliminar sin culpa a los indeseables, sean gobiernos, personas, instituciones o ideas, que también  se matan, para siempre, descaradamente.  


  Y cual es nuestra respuesta?!! Adaptarnos!! Dinamitamos vidas ajenas con total normalidad, sin percibir como se derrumba la nuestra... envejecemos, normalizando todo,  la decadencia y el daño, la esclavitud que esparcimos sobre nuestros hijos a los que lanzamos al aire con una cadena al cuello. 

"El fin justifica los medios" parecemos decir,  colectivamente -mientras intentamos copiar la sonrisa de los "influencers", último síntoma grotesco de la enfermedad colectiva- salvados de la muerte social  con un like de la red, interactuando con hipócritas que esperan sin demora el retorno de su atención para sentirse vivos, útiles, visibles, o, el derrumbe de las emociones podría detener el corazón, aunque ya no bombee  emociones reales, ni sangre  pura, fresca.



  Los corazones de hoy se mueven a base  de esperanzas tan absurdas como siniestras, sean representaciones infames del imperio total que controle, al fin todo, sin más metáforas, o ingenuas construcciones dialécticas de la liberación y la paz universal, mientras empujan trabajosamente un liquido espurio, contaminado, que a duras penas consigue oxigeno para repartir  en nuestro cerebro. 

  Tal vez eso no importe, si mantenemos la suficiente capacidad para oprimir un botón en vez de otro, para seguir una flecha pintada en el piso, para seguir directivas en una pantalla, para recordar los números de nuestra tarjeta de plástico: el mundo que viene al encuentro de nuestra indiferencia, promete profundizarlo todo.

  




25 junio

Crecer

 


Cual es el  problema con la especie  humana  que llegamos al punto de confiar en Inteligencias Artificiales como última esperanza para resolver los problemas  humanos causados por seres humanos?

  Claro que los problemas que solo afectan al ambiente en general, a la naturaleza de la cual no nos creemos  parte, no necesitan soluciones, pero eso es, por supuesto, otro problema, únicamente relacionado a nuestra permanencia como especie y como ecosistema común.  Y cómo las Inteligencias Artificiales no serán adiestradas para esto, afortunadamente, no van  a brindar sus humanizantes reparaciones...  

Sin  embargo, cada día, desplegamos nuestro asombro, nuestro deleite, hacia la tecnología: cruel, irracional herramienta humana para aumentar las diferencias, las inequidades y las injusticias, para establecer y eternizar  la opresión  y la violenta dominancia de unos pocos sobre el resto. 



 Porque, tenemos que empezar a reconocerlo, desde que se invento la espada, la rueda, la escritura, la religión, (Que, por cierto, no deja de ser una tecnología, en todo el sentido de la palabra en cualquier acepción! Tecnología: 1-Conjunto de los conocimientos propios de una técnica. 2-Conjunto de instrumentos, recursos técnicos o procedimientos empleados en un determinado campo o sector.) el ser humano no ha dejado de usarlas como herramientas para oprimir y someter a sus congéneres, y esto desde hace cientos y miles de años. 

 Claro, a través de determinadas técnicas, procedimientos y artefactos varios, la historia puede ser reinventada, los ciudadanos engañados, creados a imagen y semejanza, adoctrinados, multiplicados, clonados, reproducidos, sin más gasto que unos pocos temores, premios y castigos! 

  Dos de los descubrimientos mas fundamentales y revolucionarios de la Física moderna: uno, que la inercia mantiene el movimiento inicial con relativamente poco esfuerzo, así que con solo poner el peso adecuadamente en ciertos sectores de la sociedad, se asegura que nada cambie jamás, ya que  los descontentos no sumarán la fuerza para torcer o detener el rumbo! Y claro, porque todo esto empieza  mucho antes, prácticamente desde que nacemos (o antes)

Otro, la ley de gravedad, esbozada por Newton a través de los descubrimientos de Galileo, nos dice que los cuerpos se atraen, en relación a su masa.  Esto llevó a las conclusiones de que quienes se adueñaran del estado y sus instituciones, quienes tomaran al asalto exitosamente cada centro de poder, se garantizarían la lealtad automática y acrítica de todos los interesados en representar un papel u obtener un beneficio de tales instituciones.

Pareciera entonces que ya no hay nada más que resolver.  Habiendo asegurado el teatro, la farsa incesante, al punto de vender o regalar los boletos, de elegir quien sube al escenario a representar qué, el flujo de poder estaría garantizado suave permanente y uniforme para siempre, pero...

  Cuando le decimos a un niño: "No lo hagas!" El niño va y lo hace.  La niña, va y lo hace.  No es maldad, no son desobedientes ni traviesas.  Simplemente, se resisten a ceder gratuitamente a nuestras convicciones de que el mundo es un espacio ya completamente definido, establecido, enajenado, hasta  el punto de negarles el derecho de construir su propia percepción y su singular experiencia.  

  El hecho natural de la propiedad  privada, del monopolio, del imperialismo, del autoritarismo que aprendemos a  defender cada día, en la mente de un niño es mucho más incomprensible que la muerte o el dolor, que la  soledad o el aburrimiento, ya que como todo ser vivo, nació sin  ataduras, sin prejuicios ni complejos de grandeza, sin racismos o estereotipos de clase.



  Los niños no saben agachar la cabeza, hay que obligarlos, no se resignan a atacar sus propios intereses, hay que agotarlos mediante chantajes, restricciones, y castigos permanentes.  Oscurecerlos, mediante el miedo, durante años.  En eso radica todo el objetivo del aprendizaje escolar, de la interacción social vigilada, y en nada  mas. 

  ¿O  alguien todavía supone que imponer una perspectiva utilitaria sobre la naturaleza o las  relaciones humanas, las matemáticas o un cierto conocimiento de datos históricos manipulados va a representar una ventaja  en un mundo dominado por el favoritismo, la corrupción perversa de la clase gobernante, la violencia estatal y la aristocracia? Seguro que no, pero  otra cosa es decirlo... años de adoctrinamiento nos lo impiden con un temeroso escalofrío. 

El espíritu gregario que  en  todas las  especies de mamíferos se nutre del cuidado de la madre amamantante y se amplía al cuidado y la protección dado por el resto de la  manada, en la degradada  especie humana, se ha instrumentalizado,  lográndolo  transformar a través de la educación y la convivencia, en miedo aprendido al destierro, a la marginación, a la  pobreza, a la falta de patria, de banderas de colores por las cuales matar y morir.

  Claro, no podemos elegir otros caminos y otros consecuentes resultados, somos pequeños, niños, niñas, estamos "a  cargo" de personas mayores, responsables por nuestra educación.  Y qué hacen? Lo mas  simple, rápido, fácil  y  efectivo, nos ponen a cargo del estado, el jefe indiscutible, líder de la manada...  El gran padre y madre que define todos los conceptos y todos los formatos en que serán impresas las más maquiavélicas tergiversaciones como si fueran verdades totales. 

Y así nos enseñan a amar la bandera sobre la que daremos nuestra vida(supuestamente sonriendo) después  de matar a todos los desconocidos que podamos, para imponer el concepto de nacionalidad y territorio con  el  que juegan las élites para revitalizar sus negocios y su siempre ávida industria de la guerra, que, además de maquinas, produce a la par, la gran tijera con que serán cortados nuestros derechos en pos de la Victoria. El Honor.  La estúpida, póstuma, "Gloria" de los muertos en vano.

  Entonces nos enfrentamos al  mundo  mientras nos obliga a desarmarnos pieza por pieza, deshaciéndonos de cualquier concepto útil a nosotros mismos, a nuestra propia independencia y desarrollo.  Autoamordazados, transitamos en puntas de pie innumerables años de institucionalización forzada, solamente para adaptarnos a la espantosa institucionalización voluntaria que supone elegir y adaptarnos a cualquier papel disponible que el teatro social todavía nos ofrezca. 

Hemos "madurado".  Cómo una jugosa fruta estamos listos para que el sistema nos consuma, nos saque el jugo.  Los reguladores autorizados y extraoficiales nos declararán cada día aptos para ejercer las más antihumanas actividades, recompensándonos con antihumanas gratificaciones y esclavizantes retribuciones. 

  Somos parte del  sistema, ya no nos interesa cuestionarlo, sino  obtener lo más y mejor que podamos antes de que se nos agote el tiempo.   Y  siguiendo la brújula del "más por menos" aprendemos maravillados que podemos saltar las reglas sin demasiadas consecuencias, si obedecemos  la regla fundamental de pagar nuestra comisión al poder dominante y perjudicar a los inferiores en vez de  a los superiores.



En la simpleza del juego también están sus riesgos, no podemos quejarnos de los que tenemos arriba o  seremos devaluados, volveremos a la primera casilla sin más que vergüenza y desolación.  Sea cómo  sea, si  todo iba mas o menos bien, habremos dado nuestro más precioso tributo al sistema: carne nueva, nuestros hijos, nuevos hombres y mujeres que retomen el esfuerzo sobre las manijas que hacen marchar los engranajes.

    Y  el recuerdo de la infancia, de la cual bloqueamos casi todos los recuerdos de coerción y violencia, nos parece un cumulo de fantasías  alocadas, una  maravillosa etapa de felicidad y despreocupación que disfrutamos inocentemente, ignorando el costo tremendo  que pagaríamos después.

  Y así retomamos nuestro ultimo deber: adoctrinar a los pequeños cachorros de ciudadanos, mientras los premiamos con golosinas tóxicas, con rutinas que los destruyen en cuerpo y alma, y los chantajeamos para dar y recibir amor a cambio de objetos o sumisión o violencia. 

  Y orgullosos, los entregamos al gran adoctrinador con una orgullosa sonrisa de triunfo: hemos pagado nuestra deuda.  Somos libres.  Podemos esperar nuestra muerte con la satisfacción de haber  brindado lo mejor.




21 junio

Volar

 


  El viejo sueño de volar...

  Tal vez esté en los genes, en la memoria de la especie, que alimentó los miles de intentos suicidas de los pioneros desconocidos de la aviación, intentos rudimentarios que terminaban invariablemente estrellándose contra el suelo.  

  Tal vez esos pioneros desaparecieron antes de tiempo, muertos, o con sus huesos quebrados, agonizantes en una cama, irreversibles. Aunque el sueño colectivo, común, siguiera evolucionando, ya no lo verían, no lo sentirían más en el aire, ni experimentarían en su alocada grandeza.

  En estas cosas pensaba a veces Pedro, asombrado de la capacidad del ser humano, mientras iba o venía de su trabajo en el hormiguero humano, rodeado de automóviles y máquinas, tecnologías inteligentes, cámaras de vigilancia, asombro y sueños abandonados.  

  Tal vez volvía a su casa.  Tal vez no volvería jamás... Tal vez atravesaba el centro de la ciudad por última vez solo para dejarlo todo, seguir caminando y despojarse de todo, dejar atrás las rutinas y las relaciones, los horarios y las obligaciones, las doctrinas, las humillaciones... 

  Su cotidiano sueño era un día solo seguir: caminar hasta perderse de todo y de  todos, reiniciar la vida, la conciencia de ser, oxidada y ahumada, intoxicada por la oficina y los relojes, la obediencia, la autoridad.  Atrás quedaría un misterio más, un desaparecido más en la ciudad, y sus cosas cubriéndose de polvo lentamente en la mesa de luz y la cama tendida.

  A veces se sentía así, agobiado por el sistema, inútil, destinado a mover un engranaje oscuro del que formaba parte, anónimo y cruel adiestrador de si mismo, domesticador de la especie.  En esos momentos de soledad intensa, en que veía a los demás tan conformes, felices con sus maletines,  disfrutando del trabajo, ni siquiera se sentía humano, no podía compartir esa alegría resignada de zoológico, de animal manso y gordo, esa risueña y triunfal sofisticación de la derrota.

  Se aliviaba un poco mirando los pájaros, atronando el silencio, bulliciosos e invisibles de rama en rama o estallando hacia todos lados, livianos y libres, o los perros callejeros, borrachos de tiempo y despreocupados, pachorrientos, intensos, incisivos y lentos a la vez.  Todos los días atravesaba la plaza, por lo menos a la vuelta, para darse una pincelada de verde y libertad, de aire puro, de seres humanos reales tirados por aquí y por allá...

  Era sábado, eran casi las dos de la tarde de un sábado soleado y no había comido: a alguien se le habia ocurrido hacer un inventario.  Había que establecer firmemente y con total certeza los stocks y los excedentes, las estibas muertas en los galpones y las completas existencias del capital de la empresa, incluyendo materiales entrando a puerto o mercancías alejándose en aviones.  Una de las cosas en que periódicamente alguien aburrido en un sillón los embarcaba a  todos para verlos correr como hormigas atareadas por una vez.

  Traducir todo a números, transmitir al papel y a la pantalla ese universo en constante movimiento era infinitamente tedioso, además de inútil, porque los datos de las siete de la mañana no tenían sentido a las doce, no existían más. 

  Más allá de ciertas tendencias, estadísticas y proyecciones, era imposible sacar nada en claro que fuera real y demostrable, actualizado, útil.  Los gerentes terminaban, de cualquier manera, tomando decisiones instintivas, al bulto, acertando o errando, mientras ponían en juego millones que cambiarían de manos nuevamente, y otra vez, a través de otras decisiones.

  Respiró el aire de la plaza, sus pasos se desaceleraron al compás de las risas y los pelotazos de los niños, de las charlas a los gritos de los feriantes armando sus puestos, de los adolescentes transcurriendo el tiempo sin más necesidad que estar vivos.  Una fila de niños capturó su atención.

  Un extraño y desgarbado personaje, que desplegaba sus cachivaches alrededor de un carromato lo suficientemente moderno para no necesitar caballos vestía a los niños con una especie de mochila de papel o tela, y tirando de una  piola que salía del centro del arnés, los hacía carretear por la plaza hasta que se elevaban un segundo, absorbidos por el viento en el artefacto que parecía una mezcla confusa de barrilete, ala delta, paracaídas y estantería de almacén. Pero ellos, volaban, realmente planeaban por un instante que representaba un par de metros. 

  El niño o niña que se elevaba rozando sus pies sobre el césped, extendiendo los brazos como alas a las indicaciones del... (inventor? Era la única palabra que vino a su mente para describir al sujeto) transformaba su expresión en un asombro cósmico, en una alegría desmesurada y antigua, perdida...en un emocionado temblor que sobrepasaba su imaginación y su sed de aventuras al punto de dejarlos conformes y distintos, livianos como pájaros, a pesar de los chatos itinerarios impuestos por los adultos y de la escuela. 

  Se quedó mirando como se consumía la fila, acompañando la intensidad de las emociones, sonriendo con ellos, sintiendo la ansiedad y la adrenalina de llegar al frente y calzarse el aparato volador.  En un momento se vio acompañando instintivamente con los brazos el planeo de los pequeños.  

  Su mirada se cruzó con la del hombre, y una oleada de profunda vergüenza lo invadió al sentirse descubierto,sin embargo, no se sintió humillado o  juzgado  por él, sino que una sonrisa franca y sincera lo tranquilizó inmediatamente, incluso, creyó ver un gesto secreto en el rincón de sus ojos, en un rasgo furtivo de su mirada de un octavo de segundo.  

  Una paloma llego batiendo las alas ruidosamente hasta aterrizar a su lado,  observándolo misteriosamente antes de encarar un pedazo de pan que se habría desprendido de algún sanguche, luego se puso a picotear sin prisa, desplegando su cuello erizado de azules y verdes, sus plumas tan suaves, tan tersas cómo la seda, teñidas en grises y marrones y blancos...

  Nunca había visto un ave tan de cerca, no un ave libre, claro,  que no se espante, y nunca hubiera  pensado  que un  bicho tan pequeño estuviera tan vivo, demostrándolo en su fuerte pico, en sus rojas brillantes  y rugosas patas aceradas, en su ritual de desgajar la comida, como si fuera un puma destrozando una liebre, con todo su cuerpo coordinado con exactitud para enlazar la vida desde sus ojos magníficos.  

  Por un segundo, tomo conciencia de que la paloma no era distinta a  él, ni él al puma o a la liebre, todos estaban absolutamente vivos, aunque ellos no tuvieran la desventaja de ir a la oficina... se dio cuenta, creyó entender, que la libertad era una opción que -a su alcance- estaba desechando cada día.  Una oleada de emoción lo atravesó, hasta que un reprimido temblor en su pecho, pudo al fin expresarse en una lagrima  que cayo al lado de la afanosa ave.  La paloma,  respiraba, mirándolo.  luego alzó majestuosamente el vuelo.

   Arrasado por la emoción,  embargado  por la vergüenza de llorar en publico, aunque hubiera sido una sola lagrima y nadie lo hubiera visto, levanto la mirada nuevamente hacia la fila de niños, donde solo uno más esperaba su  turno.  Su mirada esta vez  fue de reencarnación y súplica, de infinita tristeza de ser  un hombre y no una paloma voladora.  Creyó ver esta vez en los ojos del inventor, en  su rapidísima mirada secreta, un signo de comprensión y complicidad, un símbolo de espera.  Esperó

  Se sorprendió a si mismo en su capacidad de entablar una relación humana sin condicionamientos ni formalismos, sin tener que decir ni  escuchar "Buenos días, como esta usted? Cómo anda joven? Cómo le va, que se le ofrece?" Simplemente miraba al viejo guardar  su artefacto, mientras  abría la tapa de otro  baúl, estaban  conectados, sobraban las palabras, la comunicación se había dado por  canales desconocidos e irreversiblemente mágicos.  No sabía qué esperaba, no sabía el  nombre ni qué buscaba entre sus cosas ese extraño, no sabía que hacer con su maletín, y lo dejo en el suelo... 

_No se preocupe, yo se lo cuido! -respondió a una informulada petición- Acá está!  Prototipo! Nunca lo probé: creo que me dediqué a la buena vida antes de estrenarlo y ahora estoy demasiado pesado, pero a usted le va a andar bien...

_Yo no... -Iba a decir, yo no buscaba nada... y terminó diciendo: - Yo...yo no se como se usa...

 _Es muy fácil, amigo mío, como lo estuvo viendo!! Apenas  un poco mas complejo.  Se  coloca así, se ata por acá... Con estos  piolines frena, un poco de viento, una  carrerita y... A volaaar!!

  El gesto con que acompañó la última palabra le dio un poco de ternura a la declaración, que, por otra parte, parecía completamente seria. Y él, un ejecutivo, un técnico de primera linea, se dejaba probar un  envoltorio de papel como si un sastre le estuviera midiendo un traje de corte italiano.  Una racha de viento arrastró  un montón de hojas.  Un escalofrió de miedo lo recorrió al sentir el tirón en las cintas sobre sus hombros.  Ya no había marcha atrás.  

_El secreto es ser liviano cómo una pluma! Se agarra de acá...Listo!!

  Pedro sentía  en su cuerpo una adrenalina, un calor, un cosquilleo tan grande que apenas  le soltaron  los brazos, aferrados a los vientos laterales, se echó a correr sin pensar en nada más, a toda velocidad, como un pájaro que despega del puño de un niño, que lo ha liberado, desobedeciendo, de su encierro en una jaula.  Hacia él, venía trotando una brisa que rápidamente se hacia viento, encabritando las hojas de los diarios que los jubilados leían  lentamente, volteando los vasos plásticos y las bandejas de cartón de las mesas y levantando remolinos  de  polvo  y hojas secas.  

  Su confianza era tan fresca y nueva, tan  grande, tan intensa, que cuando chocó con la ráfaga de viento lanzó un  grito y saltó.  La atmosfera lo recibió,  absorbiéndolo cómo si  fuera una burbuja de jabón.  No alcanzó a ver que ahora, el que lagrimeaba, tal vez perdido en antiguos recuerdos, era el viejo inventor, al costado de su anticuado carromato. 

...

  El  viento...

  El  viento estaba vivo, se lo había tragado  como una ballena, y lo llevaba en su estomago etéreo. Podía sentir los coletazos que daba para remontarse en las corrientes de  aire cálido que el sol de otoño rasguñaba de la tierra fría, como jugaba elevándose y arremolinando el  pelo de su frente, para que sus  ojos maravillados admiraran la  ciudad allá abajo, cada vez mas cuadriculada y pequeña.  

  Se sentía  liviano como una pluma, ascendiendo o lanzándose en  picada, a cientos o quizá  miles de metros de altura, lo ultimo que podría sentir es miedo, parecía descansar, acunado en la palma de una mano abierta, que le iba demostrando todas las formas de volar y entregarse al vértigo de la velocidad, a los sensuales planeos, o a las aletargadas y lentas ascensiones circulares.

  Otra  vez estaba experimentando formas de comunicación desconocidas,  no  necesitaba mas  que pensarlo  para que la masa  de aire que lo había  adoptado lo dirigiera hacia  el  punto de su interés, mientras bajaba  ondulando, en giros y curvas  sobre la urbe, que  le permitían observar todo  con un gran  detalle a pesar de la distancia, a  través  del  límpido aire que le había dado la bienvenida. Se  sintió agradecido y feliz, se supo amigo  y hermano del viento y de  los pájaros, pensó: "podría estar haciendo esto toda la vida"

  Pero  seguía siendo un invitado, un invitado de lujo, mimado, apreciado, cuidado al punto de  serle revelado el secreto  de volar... incluso así, el viento, tenia muchas  otras cosas  que  hacer.   Una tibia ráfaga lo fue envolviendo,  sintió cómo lo acariciaba, cómo su cara era cariñosamente recorrida por un amoroso y  dulcísimo gesto, y luego, la mano que  lo llevaba invisiblemente, se deslizo bajo el,  y  quedó solo, en el aire,  a 5000 metros de altura  sobre la ciudad. 

  Se dio cuenta, claro, no lo  vivió como un abandono sino como un gesto de total  y profunda confianza: ahora si, lo habían  echado a volar de verdad.  Respiró hondo mientras sentía, la fuerza  y la  velocidad  del aire deslizarse sobre su cuerpo, el vacío de la inercia con que la gravedad lo atraía  sin cesar  hacia abajo, el quemante oxigeno  que  ingresaba a raudales a  sus pulmones, entibiado por su sistema respiratorio, funcionando al cien por ciento de su capacidad. 

  También su cuerpo, estirado y forzado al  máximo, le  recordaba una vida anterior a la que había sido absorbida  por la  empresa.  Podía contar y describir cada uno de los músculos de su anatomía, la forma de los huesos, el largo de sus tendones, hasta podía sentir el recorrido de los fluidos dentro de su cuerpo,lubricando sus articulaciones y  haciendo funcionar sus órganos, alimentando sus músculos, entibiando su piel...

  Caía lentamente acunado por la masa ascendente, el olor a hojas secas ya tenia el germen de la  primavera, planeaba y disfrutaba, soltaba los vientos para realizar una leve picada, los  volvía a tensar para remontar de un pequeño salto, en que aprovechaba para cambiar de dirección, se lanzaba  a largos planeos bordeando los suburbios pintorescos, llenos de verde y colores  a comparación  de la alta mole gris del centro.   

  Subía...bajaba...no necesitaba aterrizar, no necesitaba la ciudad.  Embelesado, no sintió el cambio  en la temperatura,  el  frio que destilaba la mole  de cemento trepada constantemente por el viento del sur...

  Pudo sentirlo, cómo atravesar  una pared, las capas de  aire se superponían cómo ingredientes y aderezos en un gran sanguche de miga, pasando  de la horizontalidad a una  desordenada  y revoltosa  oblicuidad, o verticalidad, que lo hacia atravesarlas rápidamente, dando tumbos  y saltos en el  aire  turbulento  y  mezclado, forzando las maniobras y agotando sus energías.

  En uno  de esos charcos  de aire frio, escuchó un ¡Pluc! y pudo ver aterrado  cómo una  sección de  su aparato volador se alejaba por el cielo, elevándose  en busca de la altura (o era él, el que caía?)  

  Con una desconocida frialdad, un  desapego total, ya que estaba en juego, sin mas ni mas su vida, empezó a  rebajar el vuelo, a medida que perdía altura, lentificando el  descenso en un lento planeo, sin dar lugar a la desesperación, cambiando de frente en semicírculos para aprovechar el poco aire ascendente que  aun lograba  capturar mientras entraba de lleno a la marea de cristalizados rascacielos, que parecían engullirlo con su garganta de gris hormigón moldeado. 

  Había perdido maniobrabilidad al cortarse el viento izquierdo, así que forzaba el que permanecía operativo del otro lado. Empezaba a pensar que podría lograrlo, cuando el derecho se cortó también, y con el cordón de lana en su mano, colgando inútil, vio cómo el resto de la frágil estructura que lo  sustentaba  se desintegraba en el aire...

  Choco a toda  velocidad unas banderolas tendidas entre dos altísimos pararrayos, dándose cuenta de lo  inmensas que eran, para verse desde abajo, pero no  pudo  aferrarse a  ellas ni aminorar  la velocidad del descenso, otras, parecidas ya las vio pasar sobre su cabeza, estaba cayendo con  rapidez, pero no hacia abajo, sino  en  una acelerada  pendiente.  

  En un acceso  de derrotismo y miedo, cruzo las piernas  y los brazos, cómo anticipándose al cajón que lo alojaría cuando muriera estrellado contra el  suelo, o tal  vez cómo un intento de meditación  y recapitulación de su vida, pero esa postura lo hizo barrenar como un sacacorchos, y tuvo que abandonarla al  empezar a marearse y sentir nauseas próximas al  vomito. su única opción era  sobrevivir, y la única manera era volando...

  Extendió sus brazos con decisión, e increíblemente, su cuerpo se estabilizo, adoptando  una posición casi horizontal, ralentizando  la caída libre en un escorado descenso diagonal que  incluso podía  controlar  un poco, embocando entre las moles de edificios para evitar el choque frontal,  mientras milagrosamente daba en el centro de una calle. 

  Levanto la barbilla estirando su cuerpo al máximo, intentando tomar  tierra, mientras se acercaba a toda velocidad a la mancha verde de la plaza, pasando por sobre las copas de los arboles de la avenida, para darse cuenta que su cuerpo, al  igual que su vuelo, también ejercía  una diagonal sobre el  ras de  la superficie, atinando a envolver un  poco los codos, plegándolos apenas para no perder estabilidad o arrancarse una mano contra el suelo, mientras veía a unos concentradísimos chicos y chicas fabricando títeres, una cámara enfocando una entrevista a quien sabe que personaje, niños gateando peligrosamente sobre su zona de aterrizaje. 

  Toco tierra inclinadísimo, apenas en el primer metro de césped después de las baldosas, tal vez entrando en la esquina del cuadro del reportaje, con dos pasos veloces que lo elevaron nuevamente en un pequeño salto, volviendo a caer ya casi verticalmente para terminar de frenar en una carrerita corta con que sus pies iban reconociendo el suelo, y que en  unos  metros  mas ya convirtió en acelerada y  luego disimulada  y  lenta caminata de  sábado a la tarde, doblando en la primera calle que cortaba la plaza, instintivamente, hacia la dirección acostumbrada.   

  El humo le  empezó a molestar, pero  no era un día para  retroceder...un poco más y se dio cuenta que era un  incendio, que había tomado el alto piso donde se  abrían ventanas aparaguadas por lonetas coloradas, amenazando con  avanzar completamente hacia una de las  antiguas  casas señoriales de la ciudad, lo cual no parecía importarle o incomodar a nadie, ya que ni siquiera los curiosos se detenían  a ver, y mucho menos se escuchaba una sirena de los bomberos.  

  Pedro  siguió caminando, con la certeza absoluta de que no iba a detenerse en su casa, ni cometer  el error de retomar su antigua vida... mañana sonaría una alarma en una habitación vacía. Mañana...era impredecible saber lo que seria de sus días a partir de ahora, mientras caminaba, caminaba, caminaba...

 
















09 junio

La belleza como arte

 

  No existe dominación sin supremacía, ni supremacía sin autoconsenso, y no existe el autoconsenso si no podemos ser dueños de las cosas, y no solo de las cosas sino también de sus nombres y sus definiciones, del proceso de su creación, de los factores que posibilitan su supervivencia, del camino que lleva a la asignación del sentido...  

   La belleza cómo parámetro humano, se sostiene mediante el estatuto de lo "no-bello", y esto, esta interpretación, nos  permite hacer lo  que hacemos los humanos  para  ejercer  la dominación, conquistando uno de los últimos reductos donde podría esconderse aun  la libertad: la sensación, la piel, el corazón, la percepción directa del mundo anterior a los prejuicios, el  imperio de los sentidos que escapa  al estereotipo  y a la máquina por adelantado, que aun prescinde de directrices  e instrucciones, de categorías, mandatos y relaciones de poder.  

  Entonces agarramos esta percepción desnuda y la maniatamos mediante parámetros y categorías, en clasificaciones, jerarquías, como si cada objeto percibido fuera un matambre que no podemos desatar sin que se pierda a si mismo, aunque, intuimos, eso es mentira.  

  Entonces convertimos  una mirada en poder, y decimos que los colores  de la mariposa o las manchas del tigre son "más bellos" que el pulido y oscuro élitro de un escarabajo, y las escamas de  un pez tropical más interesantes que una hormiga, que una flor explota de vida con mas intensidad que una hebra de hierba.  

  Eso nos sirve, o sea, sirve a los usufructuarios del teorema de la dominación, que para eso inventaron la historia del arte, los museos, las galerías  y los concursos donde generan doctrina, donde convierten premios y dinero en tendencias y formas de describir la realidad.  En nuestro devenir como seres humanos, donde las emociones se  mezclan con la supervivencia, un montón de escombros podría ser mucho más bello, intenso y revelador que las pirámides, un charco de agua de lluvia más que la costa de Ibiza o Copacabana 

  Sin embargo, derrotamos el ser para parecer, a fin  de convertir todo en dinero, y convertimos la percepción en una permanente y automatizada clasificación, para hacer de nuestro tiempo un instrumento  ajeno destinado a acumular poder.  

  Despreciamos el barro para amar la porcelana, y nos  babeamos mirando las hebras de oro en la capa del rey, antes de ser ajusticiados, mientras nos observa tristemente una paloma que, ahuecando sus grises plumas para entibiar a sus desnudos y opacos polluelos, condenados al escopetazo, los ve llenos de vida...

  Así, luego, damos un paso más y trasladamos nuestra mecanicidad a todo lo que nos rodea, atribuyendo características y relaciones humanizadas a la naturaleza, a los animales y a las plantas, a los territorios y al  mismo transcurrir del tiempo.  

  Estáticas definiciones que están muy distantes de la  realidad, de cualquier realidad menos la nuestra, encapsulada en factores productivos y utilitarios, en preconceptos comerciales, monetariamente autocomprobables que nos permiten dinamitar el amplio espacio del mundo alrededor para apilarlo prolijamente en estanterías científicas y técnicas, en conceptos manejables, "racionales" y transaccionables. 

 Entonces tomamos un rasgo de la vida, al azar, que pueda ser a veces un semáforo, a veces un freno, a veces una guía sobre como sentir y cómo  ser, porque eso es más  fácil que desintegrarse en el infinito mar de la percepción  que nos despoja de la esclavitud de ser humanos, y estar destinados a convertir nuestro tiempo en una  moneda de oro, en el filo de una espada, en el barrote de una prisión para los demás y para nosotros mismos.  

  Por supuesto, no es esto lo que se declara, en la permanente guerra informativa de la que somos parte,  cómo blanco y proyectil  a la vez.  No dejamos nunca de ser abanderados de la estética y las buenas  costumbres, atletas olímpicos de la jerarquización, de la estratificación, racistas de la mirada, sectarios  de la interpretación, buscando el brillo del diamante en cada amanecer para poder decir que la vida es bella y merece ser vivida...

  Por supuesto, no lo logramos, sino solamente hundirnos en una  depresión ética y estética que  profundiza nuestra esclavitud conceptual, ahora convertida en insalvable abismo donde caemos para ahogarnos en las turbias aguas de la insatisfacción, del malestar, del flagelo moderno  de la renovación mecánica compulsiva que,  sin  embargo, no nos lleva a nada,  a  ningún lado.

  Y sin darnos  cuenta, cada vez que nos acercamos a  encarnar o reunir  alrededor  los  parámetros de lo  bello, cambian las perspectivas, se renuevan los conceptos, y somos arrasados  por una  nueva  moda.  

  Es  el tiempo  de lo feo, que  antes quemamos  y enterramos, y no podemos  rescatar las cenizas  sino inmolarnos para no desentonar,  y  endeudarnos en palabras, matices  y conceptos,  hablar y hablar, convertirnos en vintage y aspirantes a  vanguardistas pero no aceptar jamás que el  problema está  en la obvia imposibilidad de reducir el mundo a un solo atento y vigilante ojo sin caer a la vez, víctimas de  su rayo totalizador  hegemonizante.  

  Finalmente, el precipicio: como todo lo demás, las corporaciones, terminan adueñándose de la imagen, los conceptos, la historia, y de todo, y la belleza pasa a ser nada mas que un sesgo económico-publicitario que es usado para vender y vender, para aumentar los precios y la servidumbre humana, para masificar la grosera afuncionalidad  y el decadente diseño que fluctúa entre lo frágil y lo efímero cómo garantía.  

  Para disfrutar la belleza, justificamos el formateo impuesto por la hegemonía mundializada, y la destrucción de lo bello y vivo para imponer "lo bello", académica  e históricamente perfecto, cinematográficamente seductivo, comercial y logísticamente lucrativo.  Vivir en  sociedad, nos hace pagar el  costo de ser humanos: "bellamente" humanos.




05 junio

Bolardos humanos (Poesias)

  





Percepción

 

Ser pájaro o serpiente, gota de agua, hoja que cae...

No es casualidad sino causalidad, eternidad.

No hay diferencias entre planetas habitados o inhabitables

Entre asesinos y descuartizados, entre el sol y la oscuridad.

Cada segundo es una estrella que cae, cada grano de polen,

Puede explotar en universos mas amplios que el nuestro. 

 

Escenas y arquetipos


Cómo conocer la lealtad sin haber sido traicionado?

Cómo conocer la traición sin haber amado?

Cómo conocer el amor sin dar todo por nada  a cambio?

Cómo dar, sin agradecer con  total felicidad?

Cómo agradecer sin lagrimas, sin sangre, sin dolor?

Cómo atravesar el sufrimiento sin ser, completamente?

Cómo ser nosotros mismos sin dejar todo lo  demás de lado?

Cómo dejar todo atrás, o a un costado, sin lealtad, sin amor?

Solo nacer, y morir, da lo mismo...




Historia de la posmodernidad


El viento desgrana lentamente antiguos edificios, allá lejos, sin prisa, sin pasión

Inexorable, a pesar del  ejército de remendones que tapan las rajaduras del imperio.

Desparrama restos, vuelan hojas quemadas, viejos pagarés que el polvo derriba:

Sobre pantanos incultos y esteros arrasados, en espiral caen, parecen dinero, embelesan,

Aglutinan, fertilizan, el terreno sembrado de canallas, bufones, oportunistas y eunucos, 

Siempre tan lejos del humo de la batalla, como cerca del botín que será abandonado.

Gane quien gane, pierda quien pierda, no escucharán lamentos agonizantes,

Ni dejarán de sonreír hasta el ultimo segundo, llenando sus bolsillos de sangre,

Ajena, inconstante.  Secándose en las uñas que extienden los dedos fingiendo la escena

De una fugaz, perversa, hipócrita mano de ahogado, que quiere ocultar y no puede,

La causa y el fin de sus desvelos, de su miedo, de su fatídico migratorio vuelo.





Compromisos de  papel


La ignorancia es  un  placer efímero

Consolando  idiotas de  corazón  líquido.

…Todo esta  conectado,  concatenado.

Cuántos mueren  en los  campos  de batalla

Para que otros puedan bailar, desaforados?

Cuánta  sangre volviéndose arena

Bajo los  arboles que todavía no nacen

Para matizar los desiertos? Estrellados

Páramos que  atraviesan los indiferentes

Lanzando sus flores de  papel

Escudados en  su  pequeña, venenosa, dulce,

Artificial felicidad. Oscura herramienta de cobardes

Siempre  dispuestos a pagar anticipadamente

Las cruces de los vivos, aún esperanzados,

Que todavía ven pasar, desde su ventana

Rumbo al cadalso, la  trinchera, la fabrica...



Necrofilia eterna


Cada día rendimos culto  a los muertos, y despreciamos a los vivos.

Homenajeamos a los que hicieron, mientras perseguimos  a los que hacen.

Cada día pisoteamos las nuevas soluciones, sin abandonar los viejos problemas.

Santificando decrépitos y fantasmas lisiamos a los que avanzan sin riendas.

Encerramos  a los que crean, apagamos con barro, a  los que iluminan.

Vale mas estar despierto  sin ojos, que dormir el resto de todos los inviernos?

Sonreír con las piernas en la mano, antes que andar, libres, un ultimo metro?

Un mundo de héroes gastados y viejos encara sonriendo el precipicio:

Ya  elegirá, en todo caso, a los culpables: el circo, el ritual, el sacrificio...

Como si alcanzaran los cuerpos  a tapar el foso, a construir el puente con los huesos.

Como si volar y esparcirse en el intento, no fuera mas hermoso que morir de miedo...




Es tu tarea!


No es mi tarea, darle sentido a tu vida

No es mi tarea, salvarte de vos mismo

No es mi tarea,  transformar tu odio

No es mi tarea, no es mi tarea...

No es mi tarea, reconstruir tu amor propio

No es mi tarea, salvar tu dignidad

No es mi tarea, rearmar tus pedacitos

No es mi tarea! No es mi tarea...

No es mi tarea, protegerte de tus miedos

No es mi tarea, hacer valer tu tiempo

No es mi tarea, restaurar tu brillo

No es, no es, no es, mi tarea...


Inexistencia


Podes beber del mismo vaso de los muertos pero no encontrar su paz.

Todo alrededor sigue siendo tan bello, sin importar los ojos que lo miren?

Cómo se convierte el rojo de la sangre en el verde de las hojas?

Cómo se convierten las verdes hierbas en el rojo de la sangre?

El Pájaro no  esta en la rama vacía.  El pájaro estaba en la rama vacía? 

Creemos saber.  Sabemos, si voló la rama o voló el pájaro?



Guiado  por  fantasmas


No  es necesario creer, que todo es tan necesario,

Ni tomar un camino solo porque nos digan, que hay que caminar.

Fantasmas vienen hacia nosotros, fantasmas sonríen y se van

Dejan al  gusano migajas, para llegar a nuestro corazón.

Pero  la vida es más quede esperar, es más que penar

Por un vaso  de vino, por  un plato de pan:

Hasta el último segundo hay una puerta abierta

Que nos  mira, y espera, vernos pasar...




Devenir


Un día el gallo  cantará, al mismo sol,

Y no será el mismo sol, no sera...él mismo.

Un día las cenizas hechas tierra, florecerán

Entre las verdes hojas, y los insectos agiles

Parecerán las estrellas brillar igual, pero no:

Habrán cambiado de lugar...lejos o más cerca,

Y el viento que derribó tu casa tantas veces

Hará girar las aspas del molino: agua fresca


















 



Felices e Incapaces

  Bueno...   Siempre es un problema conocer a gente importante.  Y es un problema porque la gente importante tiene problemas importantes... ...