La consigna es: vivir al derecho en un mundo al revés*
Cuando me pongo a pensar en serio, mientras miro pasar los
remolcadores hacia el puerto, me doy cuenta de una cosa, las diferencias
fundamentales, las únicas que ameritan clasificarse, consisten en estar vivo, o
estar muerto. O viceversa, aunque uno de los dos estados es irreversible
aparentemente excepto algunas viejas leyendas y versiones incomprobables, como
es la calle, donde se dice y se rumorea todo…
Entonces todo el día suena el despertador a las cinco de la tarde y nos ponemos el uniforme, ojerosos, para pilotear drones de transporte toda la noche, o canta el gallo mientras sale el sol y saltamos del catre porque otra vez nos dormimos y se escapó la manada de lobos, o frena el tren y nos quedamos mirando el vidrio que deposita imágenes sin historia en nuestro contexto técnico-sicologico actual: personas viviendo, haciendo todo de nuevo, todo otra vez, cada día, todo lo mismo, frente a nuestros ojos.
Somos testigos de sombras volátiles, alterándose cuando alteran su rutina, corriendo para subirse a un camello amansado a sal y miel, que si pudiera elegir, estaría pastando en el medio de la nada, sin un paisaje de cráteres y tanques quemados.
Claro, pareciera normal todo lo que nos pasa día a día, cada cual autoasignado a su vida y su forma de encajar en la sociedad para que todo siga de la misma manera, produciendo nuestra propia esclavitud y degradación como seres vivos, conformes, cumpliendo funciones fisiológicas básicas con regularidad y exactitud como en un criadero.
Mientras todo lo que hacemos y todos los parámetros, formatos y estereotipos que asumimos y generamos, apuntan a multiplicar reglamentos y modelos, clasificaciones y listas, preconceptos y prejuicios, como si fuera muy peligroso escapar siquiera de la forma de mirar el juego, o de los objetivos de algo o alguien muy ajeno a nosotros, pero también, muy ajeno a la esencia de la vida como hecho mágico, no sé, que se yo, ya se me hizo tarde, tengo que ir a trabajar, en la vieja fábrica de balas de goma de la ciudad…
* Pity Álvarez, cantante argentino.
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