14 mayo

¡Gracias! ¡Sigamos juntos!

  




  Como una vez me paso, después de años de dejar de tocar la batería, un día me di cuenta que podía volver a escuchar música, aunque me había olvidado de todas las letras de las viejas canciones…

  Pero un día pude volver a disfrutar la música, nada más que eso, de escucharla, despegándome de la fijación rítmica que me hacía estar atento a cada golpe, destello, silencio, matiz que le diera a los parches y demás el batero o los percusionistas de cada caso en particular… 

  Después de eso, muy pocas veces volví a tocar pero ya no sentí lo mismo, me había liberado, éramos dos, nuevamente, el ritmo y yo, y yo tenía una vida aparte y otras cosas que hacer, y mi tiempo fue derivando por otros caminos, cada vez más lejos de los escenarios y de la música en vivo, salvo la de los tractores y los pájaros saltando sobre la tierra recién arada, salvo la de los parlantes de mi computadora… 

  Y así como todo cambia y cambiamos y cada cosa tiene su ciclo, después de cinco años de vivir pegado a mi cámara, hoy que se fue lejos -o no tanto pero ha escapado de mis manos- y después de tres días que no saco una sola foto, hoy recupere el control de mi visión y mi pensamiento humano, despegándome de la máquina, otra vez ciento por ciento vivo sin necesidad de ningún micro chip.

  Estoy viendo, de repente una simple imagen, una mariposa posándose en una flor, despampanante y exótica en un pequeño segmento de sol entre veinticinco días nublados, y en vez de posicionarme de acuerdo a la luz-apuntar-ajustar parámetros-enfocar-prever los movimientos del objetivo y coordinar los propios-disparar-verificar-evaluar-recalcular-reajustar todo-volver a disparar y así hasta el infinito registrando un mundo que es parte de mi mundo, estaba disfrutando. 

  Porque para cualquier fotógrafo es difícil de explicar las características, la naturaleza de su trabajo, que requiere tirarse de cabeza con todos los sentidos puestos en un pequeño foco, mientras el mundo a su alrededor no se pone en pausa sino que se sigue desarrollando, mientras la cámara y su eventual y secundario manipulador con ella, están completamente inmersos en un teatro del que no participan, del que apenas tienen el registro suficiente para diseñar un itinerario, para poder darle cohesión a una secuencia de imágenes… 

  Estaba viendo entonces una mariposa increíble que alguien me mostraba, de una manera completamente nueva, lo que me causo una felicidad tan instantánea e inmediata que hice el viejo chiste de correr la mariposa porque se estaba comiendo mis plantas, y reímos, cada cual por sus profundos, diferentes motivos, por existir, por el sol, por ser tan ilusos, por estar tan vivos… 

  Es por eso que no creo que vuelva a sacar fotos, que me cuelgue una cámara como antes, que cambie mi rol tan a menudo, de participante y actor a solo testigo parcial de lo que me rodea, pero la invitación está abierta, pueden enviarme sus fotos por correos o mensajes, o arrimarlas personalmente, pueden usar la página como punto de encuentro, me comprometo a compartir y difundir como siempre todo lo bueno y auténtico de la Zona Sur, todo lo que falta hacer y necesita mostrarse, todo lo que me enteren o me hagan llegar… 

  Hay muchas cámaras digitales dando vueltas por el barrio, y todos necesitamos seguir aprendiendo y ver el reflejo de nuestros esfuerzos, y hoy sabemos del valor que tienen las imágenes, además de la organización, de la unión, de la forma de presentar un frente común de cara a los problemas y desafíos comunes, los actuales y los que se avecinan. 

  Todos pueden participar de la construcción colectiva que significa darnos a conocer como comunidad, y siempre será una visión más completa y más amplia la que provenga de una multiplicidad de miradas, de una visión segmentadamente compartida de una realidad que nos abarca a todos, pero que se desnuda en cada cuadra con una capa diferente. 

  Tengo el vicio de escribir, si, de eso no me curo, de mezclar la realidad con la poesía antes que transformarla en mentira, de pensar y analizar, de programar, proyectar y poner en marcha permanentemente planes completamente locos, que un día cualquiera se vuelven sueños cumplidos, y también para eso necesito el aporte, el intercambio y la participación de todos, para que sumen sus proyectos y planes a los míos, para que mis ladrillos tengan o encuentren otros con cuales pegarse y podamos encarar, entre todos la construcción de un lugar mejor, para todos. 

  Mi enorme agradecimiento a toda la parte sana y constructiva de esta hermosa comunidad, por estos años de convivencia y respeto mutuos, de caminos y objetivos compartidos, de alegría y esperanza a través de las tormentas, de lágrimas, sonrisas, y amor, mucho amor entre los charcos y baches, el hambre y las balas, entre la impunidad, la inocencia perdida y el abandono, entre los turistas nuevos y las viejas mismas caras de siempre. 

  Porque la inseguridad y la violencia no pueden ser instrumentos tan perfectos para acallarnos, porque la miseria no es una excusa para abandonar nuestros sueños, porque no podemos darnos el lujo de despreciar las mejores herramientas para construir nuestro futuro cuando casi ninguna se nos ha dado más que nosotros mismos, porque somos personas… 

  Porque el ejercicio de la democracia, de la ciudadanía, necesita que se lo apuntale desde nuestro rol particular como ciudadanos, que se lo legitime con una preocupación y una responsabilidad acorde a lo exigible si es que queremos exigir desde una posición favorable.

Gracias, sigamos juntos...¡Por favor!

 

11 mayo

Ciudades y jardines: naturaleza en movimiento

  




  Que pasa cuando el entorno es complicado, conflictivo, cuando todas las callejuelas son oscuras, cuando en nadie se puede confiar, que pasa cuando el ritmo natural de los acontecimientos desnuda capa a capa las apariencias de las cosas hasta que no queda nada más que la realidad, que puede ser oscura, tenebrosa ,macabra, pero es al fin, real.

  “Te voy a explicar una cosa m'ija, la plata se puede pedir prestada, la dignidad no.”

  Esa es la diferencia entre aparentar y ser, entre pretender y demostrar, entre tener y permanecer, porque aunque parezca fácil avanzar en algunos caminos a través de atajos y trampas, no hay una forma de generar confianza sin persistir en un mismo sendero, por angosto y escarpado que parezca, porque la confianza que generemos depende de nosotros mismos y nuestra manera de responder a los desafíos, no a los fugaces y pequeños logros que podamos presentar como propios basados en nuestras incomprensibles actividades humanas.

  Las chicharras cantan en verano, pero en invierno se entierran, aunque parezca que la primavera fuera a ser eterna, las hojas secas caen en otoño, para que la savia buena no se envenene, y así vuelve a ser siempre. 

  El ritmo natural de las cosas no puede ser alterado porque es anterior a sus propias alteraciones, que nosotros, pequeños insectos galácticos, vemos como tragedias y masacres, porque nuestros pequeños pies no nos permiten tomar la menor perspectiva. 

  En nuestro veloz y acotado mundo, las más ínfimas correcciones de la naturaleza parecen grandiosas, los más breves y acelerados desfasajes se viven como catástrofes eternas porque no estamos dispuestos a aceptar que nuestro tiempo es corto, y solo vemos lo que se nos muestra, a caballo de un diminuto fotograma en una secuencia infinita.

  Entonces ¿Qué significa la vida que estamos viviendo? 

  Que todo es un proceso, que no hay causas sin consecuencias que no hay hoja ni brote que no venga de una rama y esta de un tronco, y este de la tierra que lo alimenta. 

  Si hablamos de personas y ya no de árboles, la analogía también nos sirve, porque no hay niños que no vengan de sus madres, de sus familias y clanes y estos de sus barrios, ciudades tribus y naciones y, en definitiva del mismo planeta, que a través del sol hace nacer travestis, rinocerontes y sauces, chinos, comisarios, malvones, negras y alemanes, secretarias, herreros, palmeras y ministros, sin que ninguno pueda escapar a la ley inmutable, a la regla general que los convoca a agachar la cabeza frente a un poder superior. 

  Claro que la naturaleza obedece ciegamente mientras las personas ignoramos toda lógica, atando las relaciones y reacciones humanas a un esquema de poder, de relaciones económicas ficticias y temporales como hojas de otoño, mientras que el tronco común del que emanan todas las directivas, no llega a inquietarse siquiera cuando las rutinarias tormentas producto de las luchas de poder y reacomodamientos territoriales desgajan ramas enteras…

  Porque claro, a veces hay que rectificar y podar, a veces hay que dar forma para mantener el equilibrio, y reformular completamente algunos parámetros para que el árbol de la sociedad no se pudra completamente por dentro, a veces hay que pasar a serrucho ramas enteras porque dejaron tomar sus hojas y hasta sus nacientes brotes nuevos con infecciosas bacterias y virus.

  Dado esto, no hay posibilidad lógica ni racional de dejar un mal que debería extirparse, sin que avance hoja a hoja y rama a rama debilitando y envenenando el corazón de un entramado de relaciones que no van a volver a producir vida, colores y alegría antes de volver a estar sanas. 

  En ese proceso de saneamiento y control, por supuesto, terminan en la basura las más gráciles y orgullosas flores, frágiles, bellas y efímeras muestras del precio de la decadencia.



  Por lo tanto, no hay un jardinero que le tiemble la tijera en la mano, ni que se detenga antes de darle a su trabajo un final, no hay una forma de que eso no suceda cuando el árbol ya está enfermo, salvo que nos atengamos a la posibilidad de disfrutar viéndolo secarse y morir, como si pudiéramos ser testigos externos de nuestra propia vida perdiendo el sentido, como si nos fuera a quedar tiempo para tomar nota de nuestra propia y desordenada debacle...

  Aténgase, en consecuencia, cada cual a mejorar su tierra mientras este a tiempo, a regar y cuidar algo más que las flores que muestran a los demás, a ser fuerte, a estar sano antes que venga el vendaval, despojándose de ramas secas o enfermas, porque las nubes negras ya están a la vista con una turbulencia que inquieta, de una manera que algunos ya se quejan de los destrozos de la tormenta, pero el viento, en realidad, todavía, ni siquiera empieza.

10 mayo

Pensar o morir

 

 



  Vivimos una era de cambios profundos, de enormes reacomodamientos sectoriales, de búsquedas nuevas entre los escombros de las viejas certezas, mientras caminamos como ovejas rumbo al matadero diario del entretenimiento barato. 

  Sin embargo, estos cambios se dan al mismo tiempo que el estancamiento personal se acepta como regla, que de nuestra mirada se hace dueña la apatía, que reina el absoluto sinsentido.  Entonces…

  Estamos cambiando a pesar nuestro porque llegamos a los límites de nuestro poder, de nuestros sueños de eterna dominación, y quien nos pone límites es el propio planeta, y sobre su borde retrocedemos sin dejar de obrar mal, hasta que un día al chocar espalda contra espalda, nos tope de frente la amarga verdad.

  Porque así como es imprescindible sembrar para tener semilla, hacía falta construir, proteger y cuidar para tener espacios sanos habitables, y desalambrar los límites de nuestro pensamiento para superar los problemas que se multiplicaron mientras nos quedábamos mirando…  

  Como siempre, sin embargo, como nos enseñaron cuando éramos niños, nos detiene el temor al castigo, al ridículo, al aislamiento, a la venganza social… porque: ¿Cuál es el precio de decir lo que muchos piensan y callan, cual es el precio de actuar donde todos omiten cualquier responsabilidad?

  ¿Cuál es el precio de enfrentar los problemas como desafíos y no como fatalidades? ¿De generar soluciones y no culpables? Solo lo saben quiénes no se han entregado, quienes no han cedido a la tentación inmensa de abrir la puerta del desastre hacia los más vulnerables, para escapar un minuto más de las consecuencias de su inacción total, de su egoísmo autodestructivo, de su permisividad hacia todo canibalismo social, aun cuando no genere ningún beneficio personal…

  En estos tiempos de total retroceso humano, aun las mejores intenciones cabalgan muchas veces a lomo de tortuga, a tiro de la más pura envidia, de la impotencia vuelta rencor y malicia, de sonrisas torcidas disimulando antes de la puñalada fatal… y eso cuando no se trata de un simple baño místico, de un simulacro espiritual que solo se declama frente al universo, con la misma facilidad sonriente con que se firma un petitorio anónimo por la paz mundial, cuando son, justamente este tipo de actitudes las que la hacen imposible… 

  Porque frente a la hipnosis narcótica de las utopías, tenemos en nuestras manos la capacidad de actuar, mucho antes que la de quejarnos, o de repartir culpas y culpables.  Mucho antes de soñar con mundos de papel, ideales, que más que marcarnos un rumbo, nos llenan de impotencia y tristeza.

  Porque antes que la magia de la prosa intocable de nuestros pensamientos, nos cerca, nos rodea la realidad por todos lados, y si hablamos una cosa para hacer otra, si decimos algo para obedecer lo contrario, no estamos escapando a nuestras contradicciones sino extendiéndolas.  Como una peste, como un virus que aniquila la coherencia hasta en su necesidad lógica de parecer posible, hasta que toda verdad y toda lucha pierde sentido en pos de la propaganda y el marketing…

  Por lo tanto, no es pretendiendo engañarnos a nosotros mismos a través de la aprobación de los demás como vamos a superarnos, ya que los otros solo nos aprueban por arracimarse a un discurso políticamente correcto, socialmente “conciliador” en base al aislamiento conceptual eterno que les permita, como a nosotros, enunciar sin ser, pregonar sin sentir.  Alardear sin mover un pelo.

  No gastamos energía ni siquiera para apagar la televisión de la que descargamos todo formato personal, toda interpretación del hecho público.

  Entonces mentimos, y mentimos todo el tiempo porque es menos peligroso, mientras que está socialmente aceptado como una necesidad que disimula nuestra absoluta improductividad como seres vivos generadores de conciencia, nuestra irredenta incapacidad de evolución. 

  Pero claro, si nadie saca cuentas, si la historia se consume en falsas epopeyas de cartón no atenderemos jamás al peso insoportable de una realidad cruel que sin embargo justificamos: por cada vida que se salva por cobardía, abandonando el territorio y el tiempo a las huestes de la desolación programada, antes, aun, de ver el cuchillo o el filo del caldero, veremos caer a diez de nuestros hijos.

  Seremos testigos del desastre, antes de encanecer, cegados por la ilusión en la que nos han adoctrinado: "es posible alimentar al monstruo y conformarlo para que se quede tranquilo".  


 

  No, de ninguna manera, es imposible llenar con golosinas un abismo insaciable, despertaremos a tiempo o le veremos los dientes de cerca, nosotros, nuestros hijos, y nuestras verdes esperanzas convertidas en gris combustible de la guerra social eterna.

  Cada cual elija.

09 mayo

Vivero Barrial

 





Buen día estimados! les escribo para ponernos en contacto y compartir nuestra corta experiencia, y también pedirles ayuda para que esta sea lo mas productiva posible!

  Estamos arrancando un vivero de arboles nativos en el barrio! en carretera la cruz, es en el terreno de un hogar de menores, que trabajan ahí haciendo cosas de cemento y nosotros estamos recuperando un tinglado abandonado y haciendo almácigos, recopilando información bibliografía y semillas, plantando retoños aprendiendo y muy contentos.  

Nos juntamos los viernes a trabajar y plantar así regamos durante la semana y cualquiera puede participar, colaborar y compartir su experiencia con nosotros...  

  En este momento recién estamos sumando gente, aunque es super emocionante ver los primeros brotes, y que se vaya conociendo el proyecto, ya que el presupuesto es cero, el proyecto esta localizado en el corazón de un barrio marginal(en el que yo vivo) que se recuesta sobre el rio Uruguay al sur de concordia, y dependemos de la fuerza de todos, de las alianzas que podamos forjar, del interés que generemos para lograr algún aporte en materiales trabajo y tiempo para mantenerlo a largo plazo.

  El tema es que no tenemos mucha información, además de la practica, y lo que vamos aprendiendo de otros colegas y proyectos parecidos... quedan invitados a pasar por acá cuando anden por la zona y desde ya que cualquier material que nos puedan enviar será recibido con alegría pues nos ayuda en nuestro camino, cualquier PDF que podamos fotocopiar, o información sobre arboles y semillas...

  Vamos documentando y también haciendo un catalogo fotográfico de arboles, y nos juntamos en un grupo de Facebook para mantenernos conectados y seguir atrayendo gente y dándonos a conocer:

 

https://www.facebook.com/groups/1484380765153597/?ref=ts&fref=ts

 

  Estimamos un par de años para sacar los primeros arboles a la calle, según parece, y la idea es repoblar la selva en galería, plantar en las veredas del barrio, y difundir y apoyar el conocimiento cultivo y disfrute de nuestra flora nativa, gracias desde ya por demostrar que se puede, y esperamos caminar juntos y poder aportar, también, en nuestro caminar, al acervo de conocimientos colectivos para que sigan generándose y multiplicándose este tipo de proyectos.  mis mas cordiales saludos para todos! muchísimas gracias!

 

Santiago Presas

Calle 68 y 23 Barrio Nuevo, Carretera La Cruz

Concordia, Entre Ríos

C.P.: 3200

0345 156028998

08 mayo

¿Por qué periodismo en el barrio?

 

 


Hay días en que parece que todo se hunde en la oscuridad, que empezamos a ser invisibles hasta perder completamente las riendas de nuestro destino, cuando las máscaras caen y la cruda realidad impone su peso puerta por puerta, cuadra a cuadra…en ese contexto, el tener una posibilidad de expresión, una forma de validar nuestra existencia frente al resto de la maquinaria social, un simple medio que refleje nuestro barrio en tiempo real, nuestras diferentes necesidades y miradas, nos da una pequeña ventaja en esta carrera perdida contra la impunidad, el abandono y la miseria. 

  Contando con el silencio y la indiferencia del resto de la población, incluidos gran parte de nuestros propios vecinos, si no generamos estas posibilidades como propias, es fácil de poner en duda que alguna vez existan, y es nuestro deber, como comunidad, a través de algún referente corresponsal o institución -de alguna manera- asumir entonces ese rol. 

  Pero hablando de medios y difusión pública, profundizando apenas los conceptos, no sirve y no tiene sentido si hay un monopolio de la producción de información, mucho menos de la denuncia, en entornos conflictivos, porque se vuelve muy riesgoso de sostener si los demás se mantienen en la oscuridad. Al margen de eso, si hay una sola voz, se termina distorsionando el acceso a la información a través del lente particular de intereses sectoriales o personales. 

  La libertad de expresión necesita de multiplicidad de interpretaciones y miradas, de puntos de vista, para que toda la población se vea representada… 

  Pero volvamos a lo imperioso, a lo absolutamente necesario, a la práctica, al periodismo ciudadano, cotidiano, a ejercitarnos en el registro de nuestro particular contexto, de un recorrido por las diversas voces y escenarios, por los diferentes eventos de interés público o proyectos comunitarios que nos atraviesan. 

  Volvamos a mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta de que somos invisibles más allá de nuestra pequeña zona de influencia, y al margen de lo personal, somos invisibles como comunidad, como personas en una realidad de lucha donde no sobra para propinas al sistema…por lo tanto atendamos a lo siguiente. 

  No es un cálculo exagerado pretender que: si el uno por ciento de la población se dedicara a registrar lo que pasa a su alrededor, o en su entorno social, abierto, particular, tendríamos que de 30mil personas, podría haber 300 probables periodistas, con toda seguridad armados de una cámara, un teléfono, internet, y un perfil o portal propio o institucional en alguna red social, blog, o página web… 

  Si atendemos a que el territorio de los barrios del sur, no llega a las seiscientas manzanas, tenemos casi con seguridad un “periodista” cada dos manzanas, si se fijan bien, una frecuencia diez veces más alta que la de por ejemplo, un policía en funciones… 

  Lo normal en los suburbios, como regla que no necesita de excepciones, es la ausencia casi absoluta de registros oficiales, lo rutinario es que los medios masivos solo los mencionen en la sección policial, judiciales, o catástrofe, que la cotidianidad en su cruce diario con una realidad avasallante y urgente se vuelva impredecible y violenta. 

  La gente común inmersa en estos duelos queda, por regla general, vulnerable, expuesta, indefensa…porque sus escasos recursos no pueden ponerse en juego para mover un aparato estatal que debería cumplir sus funciones de contención, fomento y asistencia, de protección y cuidado, de legitimación de la ciudadanía, por igual en todo el territorio a su cargo pero que sin embargo lo hace selectivamente. 



En un mapa que de entrada se descompone en diversos filtros políticos e ideológicos en cuanto a la asignación oficial de recursos, en la práctica parece superponerse a los diferentes conglomerados económicos en cuanto a la calidad, cantidad, o el tipo de servicio que se brinda a la ciudadanía. 

  Esto quiere decir que, aun teniendo a favor el contexto político, en la distribución de los recursos, estos se acentúan en el o los sectores urbanos que representan un mayor poder económico, en forma de infraestructuras, políticas de higiene y seguridad, subvenciones y exenciones etc. No estamos exagerando si mencionamos como plus a estas ventajas el acceso a la información y a las políticas de estado cuando no directamente su consenso, participación o codiseño… 

  A los sectores menos favorecidos, a las clases bajas o los suburbios, por lo general, les toca la ley de la selva y el abandono, el asistencialismo y el clientelismo encarnado en los punteros políticos, destinados a dejar bien en claro de parte de la elite dominante de turno, que no hay un orden racional, un sistema de valores, ni un orden de merecimientos que puedan ser invocados más allá de la sumisión total, del ejercicio crudo y desmedido del poder. 

  


Es cuando todos estos factores se combinan en un contexto recesivo, inflacionario, inflamable, que la dinámica construida entre todos con permisos y omisiones, con dobles raseros y traiciones, encarna al fin en una rutina desoladora y exterminante que sin embargo, lejos de provocar una revisión de políticas personales, algún tipo de devolución social o ajuste o sencillamente un hipócrita mea culpa, no genera mas que indiferencia. 

  La indignada indiferencia con que se busca quedar al margen de las responsabilidades a la vez que se cacarea por las dudas de que las consecuencias que pagan los demás comiencen a rozar las paredes de los que, con mayor o menor responsabilidad, con mayor o menor hipocresía, todavía permanecían o se creían a salvo de la ola que antes alimentaron…



 

07 mayo

Desde mi casa

 

 


  A ver si se entiende un poco más ahora, la responsabilidad histórica que tenemos en cuanto a asumir de una vez por todas (antes de que sea demasiado tarde) las riendas de nuestro destino, del avasallante y complejo tiempo presente que vivimos. 

  A ver si comprendemos al fin la importancia de salir de la invisibilidad, de mostrar y mostrarnos para poder demostrar y demostrarnos que existimos, y dejar de ser en el mapa esa zona oscura, ese hueco negro donde falta un diente en la boca llena de la verdad, del noticiero de la historia, esa zona de nadie donde todo lo malo y lo peor puede pasar sin que a nadie le importe, sin que nadie se entere, sin que nadie llegue a tener tanto tiempo disponible para hacer algo o tomar cartas en el asunto. 

  A ver si con esto queda claro, también, qué fácil es, con que poco se puede hacer todo, con qué medios se puede hacer periodismo fuera de los grandes y gastados titulares, de las convenientes noticias, de los grandes negocios, coimas, presupuestos y retornos, porque nada de eso nos toca, para bien o para mal, en esta mezcolanza… 

  Porque a partir de clasificaciones espurias basadas en el color de la piel, el origen, la capacidad económica u otras tantas formas de discriminar, estigmatizar y preparar la opinión pública para la indiferencia el desprecio y el exterminio lento y silencioso, se pretende hundir en la oscuridad total y eterna a 30mil personas habitantes de la zona sur (y así como yo digo “personas” hay gente que comienza por poner esto en duda). 

  A ver si se entiende que en estos momentos en que estoy realizando una perforación para tener agua en un barrio que deja de recibir agua todo el verano es justo, cuando tan oportunamente, saquean y desvalijan mi casa, se apropian sin vueltas y con total exactitud, de cada elemento que constituye mi medio de vida y sustento y me complican la existencia y cada minuto de mi tiempo…y todo parece seguir siendo parte de los azares de la casualidad… 

  Si caminan por otros barrios, por otros suburbios de concordia sabrán que esto es un patrón, un modelo de tratamiento de la realidad, una estrategia de asignación de materiales, funcionarios y recursos para que todo siga en la misma dirección: peor donde está mal, mejor donde está bien, entonces no va a haber otra posibilidad de superar esto que no salga de nosotros mismos, comprometiéndonos plenamente en cubrir ese bache informativo que nos cobija tan amablemente para dejar de existir… 

  ¿Pero que hace falta en realidad para esto? Muy poco, en esta era de las redes sociales, de las imágenes virtuales, de la tecnología satelital y el Wi-Fi, nada más que una cámara, una computadora portátil, una cuenta de correo electrónico, internet (todo esto, que hoy en día está en un solo teléfono)…

  Humm no sé si se me está escapando algo pero es todo el equipo(a veces menos, desde un cyber, a veces con una computadora portátil conectado desde la plaza, la costanera, o en la vereda de algún negocio que emitiera señal de Wi-Fi libre, o hasta desde un teléfono satelital como me prestaron ahora que no puedo moverme mucho de mi casa)

  Y con esto es con lo que he caminado estos cinco años por todos estos barrios de la zona sur, para hacer este periodismo insostenible, injustificable, porque no da ganancias sino perdidas y gastos(si todo pasara por el dinero) que no recibe publicidad ni favores del estado, que no apunta a cubrir las espaldas de los poderosos justificando o haciendo la vista gorda según como toque, en un estilo de prensa mercenaria que solo piensa en dinero y nunca, jamás, en la verdad. 

  Eso es bueno que lo tengamos claro desde ahora y para siempre, también. Porque además de querer hay que poder, pero siempre se puede… pero también además de poder hay que querer, porque hace falta compromiso, hace falta fijar y perseguir objetivos claros, que nazcan desde las necesidades de la comunidad, desde la ética de la paz, la convivencia y el beneficio para todos. 

  De no ser así se cae muy fácil en el sectarismo, la estupidez, el oportunismo, y los pequeños juegos de poder, ambiciones y revancha en que tantos se ocupan día a día por acá, terminando de idiotas útiles y descartables, listos para hacer daño impunemente y volver a su miserable bunker donde comparten todas las carencias y miserias estructurales del barrio, para ser pisoteados -y sus hijos antes que ellos- por la misma rueda del progreso selectivo y la impunidad que creen los beneficiará eternamente, aunque, hay trabajos de los que muy pocos –pocos por no decir ninguno- se jubilan… 

  Por eso mismo, en estos momentos donde y cuando mi misma existencia está en entredicho, no me muevo un solo milímetro de mi camino, porque lo elegí hace mucho tiempo, y más allá de que las posibilidades histórico-políticas aparentemente nulas de que aparezca o se recupere mi valioso, caro y sobre todo único y completo equipo de trabajo, de mi puerta y ventanas otra vez reventadas, inútiles, del cable de internet arrancado a tirones, de mis cursadas en la Universidad Virtual de Quilmes suspendidas, en riesgo de perderlas, completamente expuesto a que los hechos de los que fui víctima se repitan y profundicen, no voy a dejar de hacer lo que hago.

  No voy a dejar de ser quien soy ni de caminar por donde camino, mi única posesión realmente valiosa y propia en este mundo es mi vida y la voy a llevar conmigo adonde valla, al margen de cualquier impune y falso oportunista, personajote, político, funcionario o institución que tenga la intención de quedarse con ella de manera violenta y rastrera para generar el silencio y la oscuridad que mejor los beneficien. 

  Morir no es nunca un buen negocio: pero si hice planes a doscientos años, tampoco fue tiempo perdido, me sirvió para poner en marcha las bases de todo lo que soy y quiero hacer, para pulirme y descartar los pensamientos superfluos, y si mi vida se termina mañana o la semana pasada, acá mismo o mil metros más allá, será completamente en marcha, y mis matadores no podrán sino multiplicar mi ejemplo, porque jamás tendrán mi miedo, ni mí rendición. 

  Por eso mismo, en estos días enloquecedores, donde sin embargo disfruto enormemente cuando puedo volver a ver salir el sol, en los primeros días realmente frescos de este otoño manso, me llenan completamente y desbordan el corazón todos estos pequeños y hermosos gestos de la gente, al compartir unos mates o una charla en cualquier vereda o esquina, la forma en que me han ofrecido lo poco que tienen a su disposición como son sus mejores deseos e intenciones, su manera de compartir la indignación y la tristeza, la impotencia, la rabia, la esperanza, la fe. 

  La fe a prueba de todo. Por eso tal vez anoche un vecino, otro, no de los que participaron en el robo, no los que antes apuñalaron a la perra que dormía en el umbral de casa para dejar libre el terreno, me hizo llegar un plato de guiso “del rico” y yo, que en alguna etapa de mi vida llegue a conocer el hambre de una manera tan atroz y permanente que me acostumbré, que deje de alimentar antes que el estómago toda esperanza, y que todo deseo de vida y chispa de amor convertí en rabia latente y ciega, me di cuenta entonces que hace un día y medio que no comía, atenazado por esta situación, amarrado a este sistema de permanentes incertezas, temores ajenos y estrategias de supervivencia suicidas. 

  Hoy en día, que supere este inconveniente, sin embargo no lo hacen muchísimas personas en mi barrio y mi ciudad, abriendo los ojos desesperados y volviéndose a dormir, sin saber si hoy van a comer… ¿Qué cosa? ¿Cuándo? ¿Cómo…? 

  De cualquier manera, bajo cualquier concepto o punto de vista, y ante otros ofrecimientos que me han hecho, de revólveres y armas, de represalias, ejecuciones sumarias y venganzas, ante las variadas propuestas de brindar indiscriminadamente sangre destrucción y muerte a los responsables de esto, sus hogares, pertenencias y familias, quiero volver a dejar claro, incluso hasta por este medio, que no voy a empezar justo ahora a multiplicar la violencia y cambiar diametralmente de postura.

  Seguiré caminando desde la construcción y el amor, la colaboración, la transparencia, y el diario sostenimiento de un camino de paz, armonía y convivencia que a los idiotas les parece más difícil, porque es un camino de verdadera lucha, hacia la destrucción de personas y bienes, la muerte como instrumento de justicia, la violencia como sistema de resolución de conflictos… 

  No va a venir de mí, ni ahora, ni nunca. Y no es precisamente porque no pudiera, cuando mi mismo cuerpo, después de más de veinte años de práctica de capoeira es un arma afilada y mortal, más silencioso y letal que una bala, con la capacidad de romper en seis pedazos cualquier puerta de la primer patada y acto seguido todo lo que hubiere atrás, personas incluidas… 

  Pero no, justamente por eso, mi único camino es de paz, y si no rinde lo que debiera, es porque la abundancia está en el corazón, en la construcción de valores, en el alma clara y tranquila que me permite disfrutar del viento que a otros arrasa, caminar libre y tranquilo por cada cuadra de la ciudad y sin perder de nadie el saludo ni los buenos días… 

  Mi firme posición ante el desarrollo de estos tristísimos y vergonzosos hechos (“Los gurises le robaron al croto de enfrente”, dijo la mamá satisfecha… 

  ¿Mamá? mientras les lavaba la ropa sucia después de resbalar en el barro de los estanques de mi casa, antes de salir en su moto nueva -pagada con diez motos robadas a trabajadores y estudiantes, a personas decentes que luchan honestamente por sus sueños- a denunciarme a mi quien sabe de qué cosas, por las dudas, para ganar la mano que vienen jugando con barajas marcadas) es mantenerme al margen.  

   Mi elección es dejar que el sistema social-legal-político y las instituciones pertinentes, los poderes indicados para tales casos, con todas sus falencias y contradicciones, con todas sus mezclas de ambiciones y leyes o lagunas legales, negocios turbios, zonas oscuras y dobles raseros, lleguen por si mismos a la solución de estos problemas o sean testigos de su propio resquebrajamiento, decapitación y reformulación total, como pareciera ser el único camino o consecuencia posible dado los actuales indicios de cómo se vienen desarrollando los hechos. 

  Dada esta situación escandalosa, si no tenemos claro lo que somos, si se hace imposible saber dónde estamos parados, por lo menos deberíamos tener bien claro que queremos, adonde apuntamos como comunidad, y como vamos a construir el futuro de nuestros hijos. 

  Sí, porque lo que está en juego es justamente el futuro común, la misma posibilidad de futuro, porque me pasó esto a mí, otra vez, de nuevo, pero le está pasando al 50 por ciento de una comunidad de 30mil personas, porque esto pasa cada día, a cualquier hora, a pleno sol de la siesta o silencio absoluto de la noche en decenas y decenas de hogares en toda la zona sur, llegando al punto de expulsar familias decentes cada mes, que vendiendo sus terrenos y hogares vacíos y desmantelados por el dinero o las opciones que les den, buscan otros horizontes que nadie les puede garantizar que sean mejores que estos… 

  O sea, no vendrá más que de nosotros mismos, de la propia comunidad, la rectificación, el saneamiento y control primario de nuestro territorio, nuestras calles, espacios y costas, fronteras y posibilidades latentes, en base a lo que toleremos o dejemos pasar, fomentemos, apoyemos, etc. 

  Yo por mi parte, continuo con el mismo compromiso de siempre, de apuntar a la soberanía alimenticia mediante huertas urbanas y/o comunitarias, de protegernos protegiendo el ambiente de tanto basural a cielo abierto, de tanto desmonte y extracción, de tanto humo cancerígeno y negro, de cuidar el uso y tratamiento del agua potable y buscar soluciones o formas de mitigar el desborde eterno de alcantarillas y aguas servidas. 

  En cuanto a lo estrictamente humano, no voy a dejar de apostar por la gente del barrio, mediante la difusión y apoyo de cualquier evento cultural o artístico propio, de la protección y mejora de nuestros espacios de uso común y público, de toda iniciativa destinada a fortalecer y mejorar la comunidad, sea donde sea y sin importarme quien las haga. 

  Mientras tanto, con la connivencia de algunos, la complicidad de otros, la indiferencia de unos cuantos y el desinterés de la mayoría, como si fueran cuatro adolescentes de los suburbios reunidos en una mesa de bloques de cemento contra el piso de tierra, se preparan en algún lujoso hotel, brindando con champan, negociados millonarios que solo podrán perjudicarnos a todos. 

  Unos y otros en el barrio se quedaran mirando, para dejarnos con el “derecho” a decir, igual que como dicen ahora pero años más adelante cuando se diluyan los hilos de la pasiva y a la vez retorcida permisividad pero no sus consecuencias, que “se robaron todo” que todo se hizo mal, que estamos peor que antes, que acá no se puede vivir más… 

  Mientras pienso, hoy, cada día, yo también -en tanto no alcanzo a juntar los suficientes retazos de mi voluntad desmantelada para lavar un solo plato en esta zona de guerra que fue mi casa- en la expresa pero a la vez velada recomendación de un anónimo funcionario público que me dijo sonriendo a la vista del desastre “¿y no probaste con mudarte?”…

Desde la Cortada 68 esquina 23, Barrio Nuevo de Carretera la cruz, Concordia, Entre Ríos, Argentina, a los 29 días del mes de abril de 2016, archívese, publíquese, difúndase para que las cenizas se hagan semilla nuevamente, y el desinterés, conciencia…

Santiago Presas, periodista, capoeirista, jardinero y plantador de árboles, ser humano, ciudadano de la República del Sur, en este mismo momento: aún vivo y soñando.

 

Felices e Incapaces

  Bueno...   Siempre es un problema conocer a gente importante.  Y es un problema porque la gente importante tiene problemas importantes... ...