28 abril

Trigales en llamas

 


  Siempre fue así, siempre igual, no acaba de comenzar un incendio que ya están soplándolo los exaltados y fanáticos, los revolucionarios de pacotilla, exaltados de salón, rebeldes de tiempo completo amantes del marketing de la libertad afiebrada y romántica, donde todas las muertes son heroicas y sobre todo ajenas… 

 Espectros que corren agitando las aguas revueltas de la injusticia vieja y el dolor rutinario, con sus loas eternas a la pobreza y el sacrificio personal que emularan algún día -no hoy pero algún día será el tiempo- .

  Se arrebatan y claman, se exasperan, irritan, indignan, pero no quedará ni el nombre ni el susurro del viento entre sus ropas mucho antes de que la primera gota de sangre llegue a tocar el suelo. 

  Llaman a la rebelión y la violencia como intima meta, como finalidad social mágica a través de discursos enrevesados, que pretenden libertad en la destrucción, y la maldita coherencia cínica y perversa de combatir el odio con sus propias armas. 

  Empujan a los insensatos a inmolarse por ideales y utopías que ellos mismos no siguen, cuando a través de esa misma destrucción ingenua, insignificante, que desnuda la indefensión de los ilusos que marchan al frente, fundaron una y otra vez cada año las huestes de asesinos despiadados que responden hoy y mañana al llamado de la sangre.

  Como patriarcas del apocalipsis corren sobre los sembrados con su antorcha incendiándolo todo, cuando seria tanto más real y constructivo remojar una semilla, compartir, dejar ser bajo el sol cada brote nuevo de lo que sueñan en secreto con acaparar y segar, y guardar en sus oscuros graneros, impúdicos, macabros cínicos contramaestres del poder omnímodo…

   No son capaces de darse cuenta que el juego terminara por quedarse sin fichas, a través de tantas trampas y traiciones, tantos escarmientos anticipados, y su imperio de tumbas y cenizas ajenas no se sostiene sobre la sangre inocente de los que si caerán en la batalla, otra vez, otra vez ellos y no ustedes, mirando conformes como todo lentamente se vuelve brasas y cenizas.

  Seguirán emulando tal vez al dios en que tampoco creen, en su intento vano y pequeño de parecer grandiosos a través del ostentoso, elegante sobrevuelo de rugientes tempestades fabricadas, de señalar enajenados una ola sobre la que venían surfeando.  

  Pero los que se desangran en el llano ven como de repente se sueltan antes que caiga sobre el resto, sobre el común de la población, los indefensos, desprevenidos, los condenados sin motivos y sin pan, y la juventud en flor. 

  Tal vez gocen con los llantos desconsolados de los que caen soñando paz antes que guerra, buscando amor en una piel erizada, en una mirada desnuda que no esconde nada, antes que verdades huecas que sostengan el mundo que se refleja a sí mismo en tanta mentira.  

  Pero ellos siguen avanzando, fingiéndose aterrorizados, sembrando una destrucción que camina atada a sus palabras, como adiestrada y mansa, siempre un par de pasos más atrás de los que la pregonan…

  No morirán los tibios, como siempre, ni los cínicos, ni los hipócritas, ni los falsos profetas del amor y el odio, no morirán los cómodos cómplices ni los conformes sino el resto.  

  Aun estamos a tiempo, de despertar y sacudir el yugo de la infernal estupidez absoluta con que en cada acto y cada transacción cotidiana apuntan y ajustan el tiro de gracia, la sonrisa final de los ejecutores de todas las desgracias del mundo.  

  Porque brote a brote y grano a grano la inmensa majestad de la vida amenaza con cuajar en otra cosa que no sea un humano zoológico sin sentido, en una manera nueva que no adquiera cadenas, en una libertad que no sea de masas “libres” siguiendo a sus líderes hacia el precipicio.

  Balamos a coro camino al ultimo y final acantilado, como ovejas, admirando a los buitres que desde la última cornisa extenderán sus alas sin remedio, sin mirar atrás, si no es para azuzar a los que aun caminen lento.  

  No hay espacio para estar dudando, como si los que marchan adelante no merecieran caer primeros para saciar su hambre de violencia, su sed inconfundible de muerte.

  Pero claro, como se mantendrían en pie las instituciones si la historia no se repitiera una y otra vez en su macabro guion, si los poderosos no retomaran abúlicos la partida, aunque no les importe el color de sus fichas.

  Como dormirían tranquilos si no pudieran exterminar la sencilla expresión llamada vida a cambio de su sofisticada multiplicación de instrumentos y doctrinas, de maquinarias y jerarquías… 

  Pero claro, nos gusta ser engañados y llegar nuevamente a las puertas de otra trampa mundial donde ser exterminados sin piedad para dejar de morir lentamente de aburrimiento y ausencia de sentido. 

  Vivimos cada día para alinearnos y afirmar -junto con las elites que desprecian al resto-  que su guerra eterna es una necesidad absoluta.  Para que ellos cenen juntos en una mesa llena de cadáveres. 

  Podríamos tenerlas a la vista, pero no: la paz y la dignidad humanas, el amor y la igualdad, la fraternidad y la libertad tan proclamadas, solo llegaran cuando nos hagamos cargo de que son nuestra propia responsabilidad y no ajena.

  Dejaremos de condenar sin causa a nuestros propios hijos cuando decidamos convivir para ser desde la conciencia y completamente humanos, el fin que justifica todos los medios, y no solamente la tinta que decora el tablero de un juego donde eternamente miramos, sin apostar nada…

27 abril

Demasiadas preguntas (Poesías)

 

 


En la seca…

 

En este bosque de árboles muertos

No hay una rama que no se doble

De tantos buitres hambrientos:

Expectantes.  Necios.  Neutrales.

 

No importa ya si la lucha es justa,

Solo están listos a seguir aplaudiendo

Temerosos de perder una pluma

No bajaran hasta que  no se mueva

El cuerpo quieto de latidos, inerte…

 

Pero ante tantas miradas quien

Realmente va a regalarles hoy

El aroma dulce de la rendición

Contra el delicioso sabor de

Morir peleando sin descanso

 

Tal vez ganar, antes que huir

Y al recordar esa agudeza cruel

Del hambre de los inicuos

Reír sin solemnidades ya

En la primera sombra fresca

En el primer sol del camino…

 

 

Como yo, como vos…

 

Como el mar mirándose a través de un espejo:

Me asomo al mar que vive dentro de mí

¿Por qué no me deja ver de dónde sale

El color que tiñe sus profundidades…?

Como si fuera el cielo fundiéndose con el universo

Miro hacia la inmensidad que acecha desde mi…

Como una gota que cae lenta y rítmicamente

Se desagota el sentido del tiempo que resta por venir.

Como un continente que flota en el infinito mismo

Buscando un planeta donde aterrizar intacto

Montañas y desiertos, hielo y selva, ríos polvorientos

Valles y llanuras interminables, y un viento que nunca para.

Como un pájaro borracho que no sabe

Si se ha caído realmente del nido

Caliento mi corazón a soplidos

Esperando que me diga porque late…

 

 

Sólo el mar…

 

¿Cómo navegar eternamente si no existe el puerto

Y atravesar tormentas, una tras otra, sin poder

Tomar un descanso, oler la tierra, construir una casa?

¿Cómo seguir siempre adelante sin creer, después

De haber colgado a tantos sacerdotes, encendido

Templos viejos, ruinosos de su hipócrita maldad?

¿Cómo respirar este olor a sal eterna, esta brisa lenta

De pescados podridos, después de tantos naufragios?

…De haber echado a pique tantos buenos barcos, lentamente,

Sin tener ganas de llorar, y sin embargo, no poder

Perdonar los tiburones ni olvidarlos, y reconocer

Con las manos en el agua, que todo y todos somos

Parte del mismo hilo en un carretel, que asegura tenso

El velamen de una nave que no tiene principio ni fin.

Y esos pequeños pececitos…que usaremos de carnada

¿No eran los más felices? ¿En sus alegres reuniones?

El viento eterno encrespa la conciencia, aunque sea

Imperativo trazar un nuevo rumbo, otra vez, y mirar

Sin soltar el timón el horizonte que se aleja cada vez mas

De nuestro solitario acoso, de esta implacable tenacidad…

 

 


Juegos de mesa

 

¿Cómo escapar al temblor del miedo, y su promesa…?

¿Cómo escapar de la mesa justo antes que las cartas

Se den vuelta?  Y las apuestas digan: perder o ganar

No es lo mismo pero siempre es el mismo juego.

¿Cuánto dura ese segundo en que miramos a los ojos

De nuestro destino sin saber arrepentirnos porque…?

Siempre es el mismo tiempo: hoy, ayer, mañana…

Y seguimos envasados en la misma piel intacta

Que se esconde bajo nuestras cicatrices, esperando

Que la caricia del otoño derrote los malos presagios

Que los dientes fríos del invierno alejen mordiendo

En el culo a fantasmas y monstruos, sonriendo

Para dejar lugar a palabras como brotes nuevos

Para hacer la primavera con solo cuatro cartas…

 

 

Redención

 

Hay verdades ocultas

Tras kilómetros oscuros

 De decisiones erradas

Y caminos enmarañados

Que no volveremos a tomar.

Hay lugares de los cuales

No nos podemos ir sin dejar

La piel y el alma en una percha.

Hay un momento en que somos

El único lugar en el mundo

Al que podemos volver…

Hay un reloj sin arena

Que en vez de correr espera:

Está fijo en nuestra hora.

El ombligo del planeta

Cuando el murmullo se quiebra

Es donde nos detenemos.

 

 

Atando el ancla

 

Todo lo que sabe el viento

Y lo que ayer lavó la lluvia

Todas las artes de matar

Todas las trampas invisibles

Infaliblemente aptas para

Seguir llenando mi pared

Con los cráneos asombrados

De mis dulces enemigos

No me sirve hoy para caminar

En este campo minado

Que atravieso cada día

Para volver a mi isla de ayer

Conceptualmente desierta

Extraterrestre y austera

Creciendo hacia sus raíces

Añorando un día claro

Donde aterrice en el planeta

Que allá abajo y a lo lejos

Brilla de efervescencia…

 

 

Lento atardecer en el bosque

 

Cuando cae la noche parece hasta poético:

 La danza de las sombras que bailan

Cada vez más cerca alrededor…

Y el silencio, donde tus pasos se escuchan

Y los testigos que se arrancan los ojos

Mientras los jueces se toman vacaciones

De su incomoda imparcialidad…

Los viejos bastiones rematados por monedas

Y todo refugio a la venta, por lo que puedan sacar

Los poderosos no caen (en sus duelos de mentiras)

Solo cambian la piel a tiempo, justo antes

De dar su aprobación al invierno negro.

Como ardillas amontonando nueces

Nos olvidamos de ser libres y los dueños

Del granero en el hueco del viejo roble:

Ríen antes de dormir, a carcajadas

Recordándose al salir con su adustas caras

A pedir más movimiento, mientras

Sus esbirros sellan todas las entradas.

 

 

Silbidos

 

Alguien entro a mi corazón sonriendo

No había cerraduras en su puerta

Y se puso a silbar suave, acariciando el aire

Sin dejar de sonreír,

Mirando, soplándose las manos

Y una manada de lobos se arracimo

Instantáneamente

Adentro mío, rascándome el pecho

Olfateando todo, nerviosos, decididos

Completamente listos para salir al trote

Atravesando la nieve espesa del invierno

 

 

Amanecer en las trincheras

 

Qué fácil es dar consejos desde afuera

 Y apostar a blanco o negro sin jugar

Que justo es indignarse sin dejar

De ver televisión como rutina…

Involucrados firmemente cada día

En la indiferente mirada del hastío…

 

Están al alcance todas las soluciones

Para la vida de los otros, tan claras,

Desde un mundo que solo se replica

(Autoagonizante sin razón, ni sentido)

Mientras intenta encajar a los demás

A la fuerza en moldes inútiles, gastados.

 

Pero una sola gota de vida puede ser

La causa de toda la debacle post-social

Donde todo lo gris y muerto ahora

Parece solo gris y muerto, como era

Cuando vivíamos babeando todo el día

Nuestra letanía feliz de conformes esclavos.

 

Morir no es tan trágico como conservar la vida

Cuando los días pasan temerosos

¿Eso es sangre? ¡Me desmayo!

La realidad no quiere correr riesgos

De quedar fija en nuestras pupilas:

Adictos al arte de detenernos.

 

Quiero caer con los ojos bien abiertos

Acariciando la tierra sin pensar que

Hay un déficit de amor en marcha

Que entristece los músculos cansados

De crear refundando desde cero

Un mundo donde no mande la espada.

 

Ver amanecer

 

Hoy vi salir el sol tras la mancha cansada de los arboles

Y un viento luminoso y fresco de otoño me atravesó corriendo

Mientras el mundo gira sólo caminamos lento, esperando

Alcanzar nuestro destino esquivo, inexorable, cierto.

Valió la pena despojarse de todo y hasta del tiempo

Para llegar a este mudo segundo testigo del renacimiento

Mientras los rebaños pastan indiferentes o caminan, aquí y allá,

Repitiendo lo que aprendieron pisando las huellas secas.

En unos segundos todo será lucha, vida, sangre, muerte…

Y llantos nuevos de alegría entre sonrisas de esperanza

Atravesando la depredación constante del alma, viaja,

Hacia nosotros el sentido de las palabras aun no dichas.

17 abril

Una mirada machista sobre el problema de la feminidad

  

  Camino por el centro, una fresca mañana lenta de otoño, veo negocios abriendo sus puertas a pesar del feriado, hermosas mujeres lavan los vidrios o barren las veredas, antes que empiece el movimiento, ajustan su sonrisa, fijan sus metas de venta.  

  Toda la avenida se despierta.  En otros negocios, hombres jóvenes sacan maniquíes o estantes a la vereda, que por cierto no van a barrer, no lo necesitan para construir su estereotipo.

  Miro los maniquíes y no los veo muy distintos a las chicas que atienden los negocios: artificialmente plastificadas, para demostrar que la belleza es dinero, que el dinero es belleza, tal vez algunas tengan sentimientos propios, pensamientos independientes, sonrisas que no duraran más allá del horario de comercio, pero no lo demuestran jamás, porque eso no vende, y estamos en la calle comercial…

 Encasquetadas en la moda efímera y tosca, sus “uniformes” no les dejarían hacer mucho, calculo, si tuvieran otra función que caminar y mostrarse, que hablar y repetir, que escuchar y obedecer, ondular y gustar. 


  Porque vende más el cuerpo de la mujer, no importa si son biquinis, hachas o rulemanes, lavandina concentrada, corpiños o calefones, tampones o gorros de lana.  

  Para llamar la atención del aspirante a macho alfa dominante, dueño monopólico de la decisión, el dinero y toda razón que merezca ser escuchada, todo debe ser envuelto en cuerpos tersos femeninos, en lampiñas, aduraznadas curvas insinuantes, en miradas de niñas obedientes que destilen la ansiedad femenina por convertir el dinero en sumisión, el poder en goce, la autoridad en obediencia.

  Claro, que esto lo consumimos y lo construimos diariamente entre todos, a través de cada día que ese mensaje penetra y se fortalece en nuestra conciencia, cosificando a la mujer a un nivel no mucho más real que su cuerpo, y a ese cuerpo en una mercancía, y a esa mercancía en un derecho, un juguete o un privilegio, o tal vez un premio, llamado a adornar los espacios del poder hegemonizado, allí donde se exprese de alguna manera. 

  Porque fuimos educados en la mirada, a través de esa publicidad, en la doctrina, en la estética posmoderna del desamor, porque es tan insinuante un cuerpo perfecto aprisionado entre ligeras telas, o apretado como una fruta a punto de estallar, empaquetado, etiquetado, completamente sexualizado.  Un cuerpo que fluctúa entre la perversión y la pureza, prostituible siempre, aunque parezca el de una niña de quince años que escandalizados tras su muerte violenta condenaremos al violador de turno.

  Antes de ese día, aprobamos todo por unanimidad, desde pequeños, aprendemos a convalidar eso, desde cada programa de radio o televisión, donde se usa el cuerpo de la mujer como adorno, como relleno, como gancho, como simple reafirmación categórica, a través de su papel y su discurso, de su representación social y corporal, de que el poder y la verdad emanan del hombre.  

  Desde cada canción y cada juguete, y cada enseñanza transmitida por la tradición, que para eso se ritualizan, las enfermedades sociales, para poder perpetuarse para siempre a través de la cotidianidad hasta que dejemos de preguntarnos por su absurdo sentido, su tiránico desprecio por el ser humano.

  Claro que el cuerpo desnudo, sin más que su propio concepto, libre y puro, que en vez de ofrecerse a la venta nos hace una pregunta (¿Acaso no somos todos iguales?) no representa el mismo negocio, porque no vende ni compra nada, no se somete al imperio de la decisión económica del efectivo y la tarjeta, no se entrega más que a través de su propia decisión.  

  Escapando de la genitalidad, se esparce por su propia superficie revalidando el resto de sí mismo, hasta hacer de la piel nuevamente una frontera propia, orgullosa e inclaudicable, hasta volver un cuerpo una persona, otra vez, y eso es peligroso, porque sienta un precedente.

  Veamos: ¿Cómo podríamos sujetar a un cuerpo completo, que se escapa de la pulposa isla vagina-nalgas-tetas, que puede mirar y decidir por sí mismo, sentir a su criterio, caminar y elegir, avanzar o retroceder, hablar, callar, construir y crear, y elegir sus propias reglas?  

  De ser así no podríamos mantener en pie siquiera el concepto de dios, ese dios omnipotente y hombre, caprichoso y hombre, indiscutible y hombre, que necesitó inseminar a una virgen en un lugar olvidado y remoto para brindar su legado ya que por regla general son todas putas, desde siempre, desde el inicio del concepto de homo sapiens moderno, que dio a luz a la idea de dios como contrafuerte eterno que sostiene el sistema de valoración y organización social.

  Sin embargo no he recorrido más que unos centenares de metros para confirmar la historia de la humanidad moderna, y nada ha cambiado a través de mis pensamientos: en la plaza central, una mujer elegante pasa de la mano de su marido, evitando bajar la mirada hacia  los indigentes que fuman y descansan en el pasto sucio de la plaza.  

  Tras su sonrisa autosuficiente no se podría adivinar que este buen partido de hoy pago el precio de su amor y su corazón, cuando su padre apago el cigarrillo en la mesa de luz luego de reflexionar, decidiendo su futuro, de forma inflexible, tras lo cual durmió tranquilamente al fin, toda la noche, pero ella no dormiría más que llorando incluso después de casarse por conveniencia…  

  Años más tarde terminaría por aceptarlo, convirtiendo el amor enfermizo en la egoísta posesión de sus hijos, a los que impondría el mismo destino si los tiempos no cambiaran tan rápidamente…

  Mientras tanto, en la plaza que acaba de abandonar, otra chica, tal vez de la edad de su hija, pero sin las posibilidades de ser rebelde universitaria y soltera en contra de todo mandato familiar, descansa abrazada a su mochila rotosa, sin saber cómo va a hacer para salir de ahí ni hacia donde, sin más estrategia que entregarse a uno para no ser de todos, y olvidar la dignidad para no salir golpeada, herida, violada, muerta… 

  En su bolsillo guarda una navaja, aunque podría defenderse con un vidrio roto y su furia ciega, dispuesta a morir por nada, pero lastimando, sin más ganancia que ponerle un último precio a su vida que sea más alto que la misma nada.

    Y puedo ver esto sin terminar de cruzar el centro, pero todo cae por la crisis de capital que hace llorar de alegría a los banqueros, brindar a los gobernadores e intendentes, desvela a los presidentes de cada institución y pone a redefinir las estrategias a todos los comisarios y jefes de calle, empresarios, mandamases y jerarcas del establishment, preguntándose 

  ¿Hasta cuándo se puede tensar la cuerda sin dejar de aumentar las ganancias?  Todos honran a la virgen en sus estampas, a sus madres en sus plegarias, a sus esposas en las cenas de gala, a sus hijas mientras no escapen del honor y el esquema social…  Pero a ninguno se le ocurriría meter a una mujer en un mundo de hombres, de decisiones, de acción directa sobre el futuro.   Tal vez es el único tema en que podrían estar todos de acuerdo.

  No necesito escucharlo, lo veo escrito en sus caras al bajar de sus autos nuevos en la calle del Banco, con sus maletines, hacia la cima de su mundo perfectamente configurado… pero… ¿Acaso conozco a ese tipo? ¿De dónde me suena? ¡Ah ya se! Reconozco el auto… es el mismo que cada fin de semana deja en el barrio bajo a una nueva niña caminando descaderada… 

  ¿Qué tipo de perversiones le permitirá la pobreza suburbana, la marginalidad? ¿Cuantas opciones tiene una mujer joven y pobre sin recursos ni escolaridad, o serán solo buscar el mejor precio al que puede llegar antes de marchitarse y comenzar a decaer sin elegancia ni piedad? Me encojo de hombros, que mundo cruel este… y sigo, no miro, no quiero pensar más.

  Por suerte podre olvidar todo pronto, me digo mientras miro las mangas de la camisa mal planchadas por la muchacha(es que a veces no la dejo trabajar tranquila) y sonriendo ingreso en un mundo a mi medida igual a mí, donde toda verdad y opinión está a mi favor, olvidare todo para volver a representar, en este escenario arreglado, antes que bajen el telón…  

  No quiero pensamientos negativos el día de hoy, tengo fiesta en la oficina ¡Seré el nuevo jefe de sección! ¡Espero que mis viejas compañeras me hayan hecho una torta y me empiecen a tratar mejor si quieren premios!  ¡Al fin da sus frutos el esfuerzo de estos años en el Ministerio de la Igualdad!

 

08 abril

Morir cien veces

 

  Micaela, que lindo nombre, seguramente fue cambiando y adaptándose a la persona, hasta amoldarse, hasta ser parte de ella, hasta que el nombre y la persona fueron indivisibles, y con ese nombre murió asesinada para terminar junto a un camino de tierra rural, siendo rápidamente cobijada por la exuberante vegetación de Entre Ríos.


  Seguramente hay un torrente de dolor genuino y lacerante en sus más cercanas relaciones, sus humanos acompañantes de la cotidianidad, que como siempre, pueden dar fe de un mundo completo y en marcha, de un bagaje de sueños, compromisos, actitudes, de una visión del mundo que no imaginaban ver finalizar así.  

  Seguramente hay un montón de indignados de ocasión, de sangrientas justicieras, que sin más información que el reflejo ampliado del horror que se esparce por las redes aprovechan para destilar su odio y su necesidad de venganza, de escarmiento social, de crucifixión y hoguera eterna para el asesino, y para cuantos más puedan agregar a su rosario de ajenos causantes de la maldad, del caos, de la degradación del mundo en la que buscan su infame redención…  

 Tal vez, una semana antes, estaban pidiendo el mismo escarmiento para la víctima fatal de ese proceso, para Micaela.

  Porque como siempre, la utilidad de los chivos expiatorios es llenar de inocencia a los demás, es olvidar nuestro innoble papel en este plan macabro, de espectadores inertes frente a la cotidiana destrucción, de justificadores del asesinato diario, de facilitadores ideológicos de la cacería, de cómodos cómplices de la muerte ajena.  

  Porque en cuantas cabezas al día de hoy, que llenas de horror se rasgan las vestiduras pidiendo justicia, una semana antes la hubieran tildado de puta, solo por ser mujer, por desplegar su independencia, por aspirar a la libertad de conciencia… 

  Cuantos de los que hoy se esmeran en repetir el horror pidieron abiertamente ese final para ella por zurda, por negra, por perder el tiempo predicando una igualdad y una esperanza para todos que hoy se diluye entre la tierra mojada a través del rastro de los gusanos en el pasto podrido.

  Hay un dolor punzante y legítimo que ahora mismo está comiendo el pecho de algunas personas…tal vez de a ratos se abrazan y siguen, tal vez están llorando solos y en silencio, tal vez están desoladas frente a una pared en blanco intentando proteger la intimidad de su dolor frente al show de la manipulación, del aprovechamiento de la muerte y la perversión con obscenos fines políticos… 

  Tal vez intentan concentrar años, décadas de recuerdos en una sola lagrima para alzar la cabeza y seguir adelante, y protegerse a tiempo del show, para convertir su impotencia y su bronca en una herramienta de reconstrucción social y no al revés: en un arma de destrucción mutua que se sume a la irracionalidad cotidiana que nos lleva a todos a ser testigos cotidianos de esto, de estas tragedias y tantas otras cada día.

  Tal vez habría que fijarse en la enfermedad que sufrimos como sociedad, en vez de apuntar a los síntomas como causas y justificaciones para amputar de raíz toda humanidad, toda empatía, toda justicia y lógica, toda racionalidad y paz, de la poca que queda.  

  Porque la hipocresía total, la santurronería desvergonzada, la venganza social absurda que pretende linchar a un asesino mientras crea miles a cambio, y miles de víctimas por igual cada día, que pretende llorar por una injusticia y un crimen mientras tolera cientos cada semana que pasa, que exige “todo el peso de la ley” para un desequilibrado perverso pero pobre, mientras mira a otro lado frente a los crímenes de los perversos poderosos, de los sádicos millonarios, de los sangrientos y enfermizos dueños de su entorno…no va a solucionar ni cambiar nada.  Absolutamente: nada. 

  Si vamos a pedir justicia que no sea venganza, si vamos a pedir seguridad que no sean balas, si vamos a exigir tranquilidad que no sea a través del exterminio y la sangre derramada, porque eso es tan viejo y tan actual que muchos lo viven cada día, que muchas Micaelas caen bajo el peso de esa maquinaria sangrienta pero legal, horriblemente oficial, incontrastablemente rutinaria, aun a veces, muriendo en plena infancia o antes de nacer a pesar de todas las esperanzas.  

  Porque miles de niños y niñas hambrientas son el costo de la sonrisa oculta de los indignados de ocasión, porque miles y miles de adolescentes enfermos son el costo de la riqueza inconfesable de los entristecidos funcionarios, de los serios y adustos ejecutores de la indignación capitalizada.

  Si vamos a hablar de Micaela, hablemos de ella, de su forma de soñar y bailar como algo legítimo, humano, de su mirada única y particular como un derecho absoluto, de sus decisiones como un ejercicio de soberanía incontrastable, indiscutible.  

  Si vamos a hablar de justicia hablemos de nosotros y nuestro permanente doble discurso, nuestra doble vara para medir las culpabilidades y los castigos.  Si vamos a hablar de sociedad hablemos de nuestra enfermedad social, de nuestra decadencia, de nuestra irredimible complicidad con cada una de las causas de destrucción y muerte cotidiana, de nuestra indiferencia monolítica frente a cualquier injusticia, de nuestra doble moral, de nuestra falta de ética, de la ambición inmensa con que construimos y justificamos los crímenes que no vamos a señalar.  

  Si hablamos de asesinos, hablemos de nosotros mismos, de nuestro estilo de vida, de nuestro ambiguo discurso y de la educación enlatada y virtual que damos indiferentes a nuestros niños, de nuestro consumo cotidiano de violencia recreativa y explicita frente a la televisión, de las realidades espantosas pero normalizadas a las que exponemos sin filtro ni explicaciones a nuestros hijos.  

  Si hablamos de justicia, hablemos de igualdad frente a la ley, hablemos de una justicia que alcance a ser justa para los ricos y poderosos tanto como menos injusta para los invisibles y agonizantes. 

  Hablemos de una justicia, de una policía y un sistema penal que no sea un negocio que lucre a través del delito la extorsión y la muerte, de la prostitución y el narcotráfico, de la miseria y la desesperación.  

  Si hablamos de sociedad reconozcamos que la política no puede seguir siendo el crisol donde se forja el beneficio a través de las peores y más macabras mecánicas de muerte institucionalizada, legalizada, de la entronización ideológica del poder como un fin en sí mismo que justifica cualquier medio, cualquier herramienta o instrumento al margen de la lógica, el bienestar social y la necesidad vital de un futuro común compartido…

  Si hablamos de sangre, pidamos por la que corre, aun, en nuestras venas aguadas y cómplices de todo esto, antes de que se siga haciendo cada vez más tarde…

 

 

Felices e Incapaces

  Bueno...   Siempre es un problema conocer a gente importante.  Y es un problema porque la gente importante tiene problemas importantes... ...