31 octubre

Fanáticos de ayer y hoy...

  

  Una profunda y pasajera tristeza, por el espíritu humano, y luego a seguir como si no pasara nada… 

  Miro el tremendo despliegue policial: seres humanos, enfundados en un traje azul, botas y chaleco en una fila de cinco, aferrando un palo, un pedazo de madera dura y recia cuyo único fin practico y definido es ser estrellado con toda su fuerza contra el cuerpo y la cabeza de otros seres humanos, a un lado, claro, una pistola del calibre 9 milímetros, fabricada para atravesar con un proyectil incandescente a un cuerpo humano a más de trescientos metros por segundo.

  Miro a otro lado y veo otro grupo acorazado y con escopetas… ¡¡¡¿¿Ametralladoras??!!! Mi cuerpo tiene un escalofrió pero yo sigo… es increíble que toleremos esta forma de vida, este condicionamiento total, absoluto y absurdo, esta coerción infinita en todos los órdenes de la vida…

  A la que justificamos con nuestra violencia y nuestra incapacidad de convivir.  Hasta donde me da la vista solo veo grupos de policías, en las calles también pasea el cuerpo de policía montada, toda una bandada de policías en motos… 

  ¡Perros policiales! ¿Para que se supone que son los perros?

  Mientras tanto, en las gradas del estadio, como si fuera un ring donde se miran dos boxeadores, las dos hinchadas (separadas por otros grupos de policías, aquí y allá) saltan y gritan tocan y bailan, agitan sus banderas y deliran con cada jugada peligrosa a favor de su club… 

  Se diferencian  netamente por colores, aunque no mucho por la pasión, la alegría, la entrega desaforada que propicia el fanatismo.  

  Es así como un padre con sus hijos o una madre con sus hijas, adultos, niños y niñas, después de convivir tal vez en el mismo barrio trabajo, escuela, la misma ciudad, después de ingresar casi juntos por las mismas calles, se convierten en enemigos acérrimos al momento de ingresar a la cancha para ser ubicados en sus respectivas esquinas.

  No importa si para eso tienen que soportar humillaciones y atentados a su soberanía personal, a su cuerpo, dejándose revisar, desde los bolsillos hasta las zapatillas, teniendo que poner las manos contra una pared, mostrando sus efectos personales a amenazantes desconocidos.  Se supone que todo es para evitar la violencia, teniendo bajo control al núcleo más duro, a la famosa “barra brava”, para evitar el ingreso de drogas legales e ilegales y armas…

  Un día cualquiera se cruzan unos con otros y se masacran a baldosazos, a piñas, a patadas y palazos… ¡Es que ahí justo no había policías!… no es una ecuación matemática puede ser 10 a 1 o 100 a 20 no es algo racional, humano, los mismos niños en brazos de sus madres son arrasados por la turba, por la masa violenta, donde cada uno estará orgulloso de su patada en la cabeza, de su piedra, de su destrucción, de su gota de sangre. 

  Nadie olvida nada, nunca. En cada partido se resuelve fuera de la cancha una interminable lista de cuentas pendientes.  En las tribunas se canta a la muerte.  

  Los niños asumen y participan en esa guerra, en esa institución, incorporando el fanatismo, la destrucción del otro por sus colores, por sus diferencias, a la vez que la sumisión a los órganos de control de la sociedad.  La idolatría de la violencia.  

  Mientras, adentro de la cancha sigue el juego, donde también los jugadores del otro equipo son adversarios, a los cuales someter al acoso verbal durante los noventa minutos del partido.

  Y por supuesto, entre los mismos jugadores, toda amistad se termina, siendo contenidos a duras penas por el reglamento para no llegar a la agresión física desmesurada e intencional.  

  Claro que en eso mucho tiene que ver el árbitro y sus colaboradores, blancos de todas las críticas y quejas por igual, por ser muy estrictos o muy blandos, por acertar o equivocarse.  

  Estos reciben, a su vez la presión y el acoso de los dirigentes de los clubes, del cuerpo técnico y no dejan de ser responsables de atender a la vez a la seguridad del campo de juego, siempre en riesgo, ya que los alambrados no son garantía de nada: en cada gol, bajo una lluvia de papelitos, amenazan con derrumbarse sobre la cancha.

  Y así camino con mi cámara en medio de ese delirio con 40 grados de calor y viento constante, a veces a salvo de todo a veces no. 

  El partido termina y unos se van conformes y otros no tanto, la entrega fue total de todos modos, la gente se retira lentamente, los policías se relajan: por esta vez  no hay que lamentar muertos ni incidentes, y dado el contexto algunos se sacan una foto como un equipo de futbol, nada más que de 45 integrantes.  

  Mientras los protagonistas terminan de ducharse, mientras los dirigentes hacen cuentas,  se va diluyendo en la tarde la fiesta “deportiva” taza, taza, cada cual a su casa… 

  El próximo fin de semana cada cual tendrá su revancha. 

 

Al galope (Poesías)

 

 


Puntualmente

 

He dejado de derivar

Al ritmo del azar

Ahora tengo agenda

Avísame con tiempo

Cuando sea el evento

Un segundo antes…

¡Mañana podría estar muerto!

 

 

Lejos del vertedero…

 

Hay personas que se dedican

A escribir: poesías…

Revuelven un tacho de basura

Donde tiraron metáforas usadas,

Clásicos de la época clásica

Donde todas las mañanas son prístinas

Y el alba atrona de trinos y encima rima

Y el sol se eleva como un ígneo disco

Para envolverse después de sombras, al ocaso…

Y como todo basurero, su ruido solo atrae ratas

Que juegan entre las palabras gastadas

Saboreando metáforas rancias

Y viles coincidencias estilísticas:

Disfrutan, festejan, y después no queda nada.

Pero una poesía viva no necesita de callejones

Oscuros, donde juntar versos descartados

Ni de la pantalla que afirma el ego como único

Producto de un altivo desprecio a los incrédulos,

Sino que cae como una semilla, a campo abierto

Donde tierra y agua deberá traer cada uno

Para ver nacer el signo detrás de lo evidente

Y como planta criar un llamado impostergable

Que anuncie un camino hacia la libertad

Donde todo es fresco, donde todo es viento…

 

 

Un día de estos…

 

Me gustaría llegar

A la casa de mis amigos…

Sin tener hambre, sin temblar de frio…

Avisando antes de aparecer

Con un presente que represente

¡Que los tengo presentes antes de ese día!

 

 

Armisticio

 

¿Cuánto duro la guerra?

Nadie lo sabe…

El tiempo de estrellas mansas y fogones

Solo lo cuentan las leyendas…

¿Ha terminado?

Parece preguntar esa espina que sangra

Volviendo atenta serenidad la alegría.

¿Puede fundarse un país

Sobre las ruinas

Pero nunca apagarse una herida?

Después de tantos segundos en el frente

Quien quiere volver a que…

Los escombros parecen mariposas.

La vida: infinito regalo.

 

 

Sinvergüenza

 

Ya no siento vergüenza de nada

Perdí la capacidad de sentirme en falta

…la culpa ya no me araña con sus garras.

Ya no tengo corazón, se me ha desperdigado

A través de los caminos y los días

Entre abrazos, y madrugadas sin abrigo.

No me escondo ni temo que me vean

Si me hace llorar una gota de rocío

En una hoja festejando al viento.

No me guardo ni mi vida,

Demasiado regalo es abrir los ojos

Después de toparme con la muerte, y el matador.

No tengo posesiones, solo metáforas,

Que protejo para quienes las imaginan.

Olvide casi, casi todas las caras y todos los nombres

Abriendo caminos sin mirar atrás

Vuelvo a encontrarme sin embargo, siempre

Con los mismos gestos, la vida, el amor…

Hay quien admira las bombas, los aviones y las guerras…

Mientras los benteveos solo quieren volar…

Yo puedo morir después de ver, este rayo de sol.

 

 

Al galope

 

De frente al viento que cristaliza los ojos castigados

Mis brazos me duelen, los muslos quisieran descansar…

Olfateo el abismo, más adelante, no pienso parar.

Si aferro mi vida hoy, es solo para poder saltar,

Y cobra sentido cada vez, que otros protegieron

Mi latido, mi sangre, mi mirada, mi caminar…

Si he olvidado algunas deudas que no puedo pagar,

Si he olvidado algunas deudas que no pienso cobrar,

Fue para estar liviano a la hora de elegir

A la hora justa, entre arrastrarme o despegar.

 

Solo un guerrero sabe cuanta vida costo su vagabundear,

El valor de un rayo de sol sobre el agua clara,

De la pequeña sombra en el interminable sendero de caravanas,

De la solitaria marcha hacia la libertad.

 

 

Lanzamiento

 

Bajo la tierra, la semilla espera

Lejos escucha el retumbar de las botas

Como estrellas fugaces arrasan su horizonte

Retazos de civilización.  Y ella espera

Endurecida, resistente a todo, aun espera la sequia

El silencio de la muerte y el viento caliente

Aun espera el trueno y detrás la feroz tormenta

Que arrasa la vista donde los árboles muertos

Van dejando caer, a su vez, su semilla…

Y recién ahí en el silencio verde de tímidos gorjeos

Cuando las primeras tacuaritas saltan valientes

Entre la tierra fangosa y podrida…

Lanzará indeclinable su llamado

Al sol.

 

 

De día

 

Un día detenido en el tiempo

Puedo escuchar ¡como chillan

Sus engranajes humeantes!

De todo esto nada quiero

Me bajo de la vida

Cierro la puerta

Y allá dejo

El hoy.

El atardecer

Derrama esa tristeza

Avasallante.

Tomar conciencia

Es estallar…

 

 

Matemos al soldado

 

Matemos al sicario

Al traficante

Linchemos al delincuente

Extrajudicialmente.

Con cuidado bebamos  su sangre

Sin mirar bajo la etiqueta que le calzamos

Donde se vuelve padre, ciudadano,

Amante, hermano… que no tenga oportunidad

De leer un rato bajo el sol, entre niños y perros…

Cacemos a los nazis, a la hora del almuerzo

Ya no hacen falta pruebas, solo hay que elegirlos

Niños contra el piso, lloran viéndose alejar

La cabeza rapada de papa.

Joven pobre: eres culpable, serás acribillado

¡Ya veremos a cuenta de que!

¡Tú no, princesa, sube por acá, y no se te ocurra huir!

¡Ahí va esa puta reventala! Ríen viéndola correr.

No hay lugar donde escapar, del editorial,

Que fabrica listas negras para toda la humanidad

Los medios dicen: “mujer, eres solo carne, y ni tu cría quedara”

Una guerra infinita, total, nos elije sin preguntar.

Cada uno sabe la mentira y la verdad

Mientras los niños juegan a la Play

¿Quién financia a todos los bandos, a la hora de matar?

 

 

¿Escribir?

 

Escribir, para vivir, como un exorcismo

Letras en vez de palabras que no serán escuchadas

Por no poder escupir a los verdugos a la cara

Por tener que soportar las mentiras encumbradas

En los escombros que cargan sobre los hombros ajenos

Sobre la tierna inocencia, sobre la confianza ciega…

Disfrazando malicia de favores, prejuicios de verdades.

Escribir, como un arma, cuando de vieja la verdad tropieza

Entre una trama de cobardías mal atadas, simulacros

Nauseabundos de esperanza, de futuro muerto robado

Que se acaban cuando el vaso vacío se derrama.

Escribir, para vivir, para dejar atrás, ya que no para olvidar

El cerco esclavizante de la mediocridad

Que oxida y rompe, que miente y seca, el alma…

…en un rincón, acurrucada, cuantas veces quedo

Fría, luchando descarnada, por no perder color

Hasta ser tristemente derrotada, en la traición.

Escribir, para atravesar la oscuridad, como un mapa

Que me guie hacia una luz que invente el día

Aunque queden en pie, tantas toneladas

De mentiras, tantas culebras en sus nidos retorcidas.

Escribir, porque no hay voz en mí para expresar

En palabras mundanas, resecas, gastadas,

El alcance de mis sueños, el aroma del mañana

Y el plan infinito de cada metáfora…

Que escapa de sintaxis para dibujar en el aire

Todo el amor, intacto, naciendo de la rabia,

¡Tan agradecido de pescar en este mar!

Descubriendo continentes

Al naufragar.

 

25 octubre

Temiendo el nuevo día

  

  Vivimos en un mundo de etiquetas, vivimos en un mundo de miedo, de miedos celosamente protegidos  alimentados por las dinámicas sociales.  Aun abriendo los ojos al amanecer, despreciamos la vida y salimos agobiados y ojerosos de la cama temiendo el nuevo día.  

  Y caminamos entre la gente buscando una ventaja sin dejar de especular, sin dejar de intentar entrever entre la niebla de la ambición y el pantano de la rutina, el daño inminente y oscuro.  Cuando niños temíamos (¿Nos enseñaron a temer?)

   A los monstruos, y aprendimos a adivinarlos, en la oscuridad, acechando bajo la cama, en los rincones… Y esa sensación fue aprovechada al máximo, aceitada con películas de terror, y terrores de película que nos envuelven desde los diarios y noticieros.  

  Ahora ya no esperamos que un monstruo nos muerda las patas, si cuelgan de la cama, nuestros temores han crecido con nosotros, y son mucho más elaborados y complejos, mucho más fuertes y persistentes.

  No esperemos consuelo ni comprensión, hemos dejado de ser niños hace rato, ahora los miedos son reales, o por lo menos, así parecen, ya que están catalogados, jerarquizados y sistematizados, y absorbemos ese oscuro conocimiento de nuestro entorno como si fuera pan, dejando que oscurezca nuestra alma y nuestra relación con el mundo.  

  ¡Pero tememos, y como!  Hemos recopilado una lista tan grande de preconceptos sobre las cosas, sobre las razas, sobre los animales y la naturaleza, sobre las personas, nos hemos acostumbrado de tal manera a guiarnos por prejuicios que ya no nos interesa conocer su origen y nos creemos libres, cuando no damos un paso más allá de las etiquetas que distorsionan el mundo, esos barrotes  “ideológicos” que nos cercan. 

  ¿Cuánto racismo galopa por el mundo, cuanta miseria se fabricó a machete y bala, a topadora y fuego, cuanta injusticia es ley escrita?  

  No importa, siempre habrá más si lo dejamos crecer, siempre habrá más imperio si nos portamos como esclavos, si las viejas mentiras disfrazadas de certezas siguen marcándonos el camino.  

  Y en ese marco conceptual, en esa cabeza cuadrada y predefinida que se acomoda a un sistema de explotación permanente y anacrónico, donde cada acción está preparada, cada respuesta permitida, cada pensamiento aprendido, se nos va agotando el mundo sin que lo veamos, corriendo atrás de la tecnología que nos haga sentir vivos. 

  No esperemos sosiego, somos el alimento del sistema, debemos recopilar todo lo que nos devuelve, aun cuando no pase de ser miedo, ansiedad, angustia… todo eso que nos carcome el pecho encarcelado en una jaula de posibilidades truncadas, de elecciones predefinidas  y opciones crueles.

  Mientras, disfrutemos del paisaje: nazis de laboratorio, rebeldes de manual, niños autómatas, fascistas-feministas destruyendo el corazón de la mujer, y una tendencia suicida a delegar todo, todo, todo lo que nos compete en las fuerzas invisibles y misteriosas de la sociedad. 

   Podemos sumarnos virtualmente al ejercito libertador virtual que lucha todas las batallas sin que, obviamente, los afectados por su solidaridad se enteren…Podemos olvidarnos de nuestra pertenencia al entramado de decisiones y consecuencias nefastas y criminales que atraviesan nuestro tiempo eligiendo culpables de una inmensa galería de villanos y ángeles caídos, y así sentirnos inocentes… 

  Pero no lograremos sentirnos vivos, cuando termina el spot publicitario, y la gaseosa en nuestra mesa solo es un caldo burbujeante que llama al sertal, nos volvemos a sentir estafados. 

  ¿Será por eso que tienen tanto éxito las redes sociales?  

  ¡Donde más podemos mentir sin sentirnos culpables, cambiar de bando cada día, fabricar una vida a medida, golpear y escapar sin culpa ni riesgos, y sin dejar de salvar perros gatos, caballos, indios y  negritos de África!  

  Mientras en los duros adoquines, reales, de las calles, nuevas botas brillan a pedido de los atemorizados burgueses, disparando hacia los blancos móviles en que se han convertido los jóvenes pobres, los inmigrantes, los independientes y autodidactas, las minorías, los libertarios y amantes de la vida, y todo aquel que no acepte ajustarse a un molde ficticio que solo deja un resquicio frente a los ojos para ver lo que nos fabrican los medios en sus titulares…

  Pero indudablemente, aun percibimos un peligro en ser nosotros mismos, en el desierto sin señales de la libertad, en la aterradora responsabilidad de asumir nuestros actos, y seguimos mirando fotos viejas para evitar darnos cuenta que hoy en día, somos la realidad, y solamente vamos a modificarla desde nuestras decisiones, desde nuestra imposible coherencia, desde la resolución de una dicotomía cada vez más lacerante: 

  ¿Vivimos? 

  ¿Es real? 

  ¿O solo consumimos vida envasada a costa de la paz, la libertad y el planeta?

  Quien se declara inocente solo delata su mediocridad, su incoherencia, su ambición… ¿Quién es tan cínico para decir que está afuera del problema? 

  Este es mi mundo, todo, todo el mundo, pero solo puedo hacerme cargo de lo que rozan mis pies, y a lo sumo, caminar… 

  Matar… Vivir… Morir…

 

07 octubre

Niños, niñas...

  

  No es el calentamiento global ni el terrorismo especializado, no son los banqueros ni la contaminación, no es el hambre ni la pobreza…

  La tragedia común que abarca a la humanidad a lo largo del globo, es la forma en que tratamos a los niños.

  La barbarie está en nuestra mirada, en nuestra forma de negarles, o digamos retacearles humanidad, sin permitirles expresarse a sus anchas, en nuestra forma de normalizar un mundo de coerción y violencia, en la naturalidad con que pisoteamos su libertad de conciencia, mientras asumimos su total exclusión sobre el poder de decidir su futuro…hasta que lo decidamos. 

  Al margen de cualquier lógica todo se vuelve más triste y perverso cuanto más desarrollo y poder económico pueda ostentar la sociedad que los cobija.  Además, cualquier otro problema humano no tendrá solución antes que este, aunque logremos plantearlo, porque seguiremos generando el monstruo que nos devora, antes de resolverlo… 

  ¿O vamos a resolver la dominación, la violencia, el machismo, la guerra, el racismo y la intolerancia mientras maltratamos a los niños que tenemos en custodia? No, seguro que no ¡Solo lograremos acentuar y perpetuarlos!

  La única ventaja que tenemos es que ellos no están dormidos, y antes de anestesiarlos y desfigurarlos pretendiendo que son de nuestra propiedad, pueden beneficiarnos con un punto de vista sin prejuicios ni ambiciones, sin miedo a decir lo que piensan con total claridad, y con un espíritu de colaboración espontaneo y desapegado.

  Pero no, matemos la fantasía antes de que invada nuestras expectativas, derrotemos la espontaneidad y el respeto, corrijamos el rumbo desde temprano así salen exactamente como queríamos, y acosémoslos hasta que amen el chantaje y la extorsión, es nuestro deber además de nuestro derecho.  

  Y así seguimos divagando a través de la historia sin encontrar el rumbo, generación tras generación de idiotas, masacrando sin sentido lo más sano que tenemos.

  Claro, claro como el agua, claro que no le damos importancia, solo son niños, debemos guiarlos, controlarlos, manipularlos, volverlos máquinas de consumir recursos a cambio de basura… 

  ¿Qué? ¿Les suena conocida la historia? No hay porque apesadumbrarse por lo que somos, la próxima generación que tome las riendas del mundo será nuestro producto, nuestro aporte.  Nuestra creación.



 

05 octubre

Rebeldes de papel

  


  En las trincheras crecen los lirios, en las praderas las cruces, en los territorios libres brotaron alambrados o huertas, en las plazas se sientan las madres a amamantar a sus crías o los soldados a emplazar sus baterías antiaéreas… 

  En cada recodo de la historia personas comunes se hicieron de acero hasta volverse gigantes, personas normales asumieron las necesidades de su época hasta volverse líderes, personas insignificantes y anónimas soportaron todo hasta arrastrar al resto… 

  Y se hicieron historia, y luego ídolos, y luego posters, remeras y frases que podamos repetir sin dejar de comer pororó mirando la novela.

  De hecho, la historia los guardo para que los usufructuemos, y eso hacen algunos, en el bar, en la escuela, el trabajo, en la calle, discutiendo, repitiendo, ensalzando a muertos que aun así están más vivos que ellos.  

  Y caminan, caminan desparramando su baba, saltando sobre los mendigos, esquivando los niños descalzos, justificando el despojo cuando lo tienen enfrente, sin ser capaces de poner el cuerpo, para correr impecables a sus cuevas a desenrollar doctrinas, en la comodidad de la inacción cultivada, de la prestigiosa y cómoda utopía.

  Sin embargo, a pesar de esta ambigüedad el día pasa, igual, y ninguna solución parte de ignorar los problemas cuando están a la vista, por más ideales que se lleven como banderas, si siempre queda lejos el campo de batalla… 

  Pero lo saben, en su interior lo saben y lo sienten, cada vez que hay que decidir mal, cada día que dejan pasar sin salir de las palabras, y llega el día en que solo queda la hipocresía, pura y sombría, como un pájaro negro que los ronda, afilado el pico, listo para arrebatar sueños verdes, lanzándose a través de palabras vacías.

  Y queda la cascara, la mirada torva que no quiere parecer avergonzada, aunque ya su máscara se resquebraje… 

  Entonces tiran un manotazo más y recolectan una nueva tropa de ingenuos, entre los que prometerán elegir su sucesor, mientras venden la actitud que no tienen, mientras calculan la cuota insignificante de poder que podrían trocar por entregar una manada de sangre nueva al engranaje.  

  Ganar tiempo antes que se disperse en la bifurcación del camino hacia el materialismo romántico.

  En fin, nunca llegan a tanto, pues no dejan de ser parte de un manojo de ambiciosos inútiles que otros más poderosos recolectan a su vez para sí, ellos sí, sacar algún provecho de su instinto de indisciplina sistémica. 

  Igualmente se los ve muy activos por la internet, obvio, porque no se pretende estar en el ojo de la tormenta, de ninguna tormenta.

  Toda esta movida moderna se da a través de “hastags” “selfies” y cosas por el estilo, y la idolatría por ciertas páginas, comunidades, ideologías, siempre y cuando no exijan pasar a la acción, definiendo sus contradicciones en una posición coherente que acarrearía, por lógica pura, el abandono inmediato de su estilo de vida, y aun relaciones y posiciones en la sociedad y el ámbito laboral.

  Pero entonces ¿Para qué es el juego? ¿Adónde llevan estos dislates sobre la guerra y la paz, sobre el mundo, el agua, el petróleo, la resistencia, los imperios?

  Imposible saberlo, pero como diversión, es de las más improductivas, mientras se siga apostando a los problemas mundiales lo suficientemente globalizados para quedar fuera de nuestro alcance, al mismo tiempo que la realidad comprobable se desprecia por no representar un ámbito de aplicación valido.  ¿Y esto por qué?



  Porque hemos llegado a establecer hasta un circuito inofensivo de rebelión acotada a las necesidades de regeneración del sistema, estratificado en niveles de engaño y manipulación que a la vez que controlan la dirección y virulencia de los procesos de cambio, los aprovechan automáticamente para generar más consumo y estereotipos que terminaran desviando el interés mansamente hacia la próxima novedad.  

  Luego todo estará tranquilo hasta que el mercado necesite oxígeno y empiecen a resaltar corporativamente las voces de los antiguos y nuevos disconformes, una vez más.

  ¿Pueden parar la oreja? Ya se escuchan los incoherentes desaforados, los indignados cómplices, los justicieros pagos, los gritos de los aterrados por el tambaleo de sus seudoprivilegios, ahí está, creciendo otra vez el rio seco…

 


Felices e Incapaces

  Bueno...   Siempre es un problema conocer a gente importante.  Y es un problema porque la gente importante tiene problemas importantes... ...