27 enero

Recuerdos de familia

 


 

 


Camino, camino, camino y camino.  ¿Caminante no hay camino?  Aja, pero se hace, dijo un catalán.  Como mi primo, que vive por allá en otro lado,  y antes no éramos primos, ni yo de acá, ni el de allá, pero el viento nos cruzó y nos llevó a otro lado.

  Pero ese no era catalán, el que cantaba, sino que lo había llevado el viento, a través de la panza de su madre, desde otros países que había recorrido su esperma antes de caer desesperado, atravesando las fronteras entre la vida y … Entre la vida y que?  

  Nadie lo sabe, por suerte, sino no tendría misterio, solo sería un nuevo cielo prometido, un nuevo infierno, una nueva religión sin gracia: como agacharse a rezarle a un dios que no nos escucha ni nos responde, ni se calza el nombre que le pongamos. 

  Solo adentro nuestro están todas las fronteras, y seguimos sin darnos cuenta.

  Pusimos una frontera entre la vida y la muerte, y de ahí salieron todas las demás, y pagamos caro por eso, el peaje diario de buscar el pan descartando el alma, que ya comerá allá arriba, allá abajo, porque inventamos el espacio, la ley de gravedad, la relatividad cósmica y el tiempo… 

  Todas mentiras de papel, de papeles.  No se comprueban más que por esclavos, atados al suelo, atados al cielo, atados al tiempo y la necesidad necesaria de comer, y después de engordar, y después de guardar más y más en la despensa de la mente abandonada al conocimiento ajeno, externo. 

  Sumamos, acumulamos haciendo de nosotros mismos un país dividido y en guerra, atomizado, deshumanizado.  Pero que importa, lo importante es comprobar lo comprobable, porque es más fácil que mirarnos.

  Y así empezamos.  Y ndespués seguimos al espermatozoide a ver de dónde salió, de qué color era, como nadaba, y de que largo era el picho que lo escupió, porque hay unos mejores que otros y hay que saber de qué lado estamos, y cuando amontonamos una raza cualquiera ya ponemos una línea roja. 

  “De acá no pasas, está prohibido, mas allá es otro país y no se puede mezclar, quedate donde estas que podes perder el alma en manos de esos, que por algo salieron de otro color, de otra medida, de otra concha, y encima se comenta que…. ¿Qué? 

  Que no son como nosotros.”  Y así empezamos a ser iguales, y distintos.  Y empezamos a mirar la jaula desde adentro, fronteras adentro, como un zoológico auto administrado, donde cada jaula da a otra jaula.  Somos los animales más tontos del planeta.

  Y sin embargo, por algo aprendemos a caminar antes que a hablar, para despejar el mundo de fronteras, hoy más que nunca que tenemos zapatillas, y nuestros documentos se hacen en una papelera en Bélgica, y bajamos internet de una empresa china.  

  Como crecemos así, sin darnos cuenta de lo que olvidamos, buscando la silla donde quedarnos quietos, esperando la cucharita en la boca, a los setenta años, sin poder volver atrás.  Por favor matame!   

  Cuando me parezca a esos bichos del zoológico, durmiendo la siesta, juntando pulgas del suelo, espantando las moscas de la carne podrida…  

  No quiero vivir así.  Antes le hago una corbata con alambre de púas al comisario, al procurador, al gendarme, al prefecto, al perfecto, al gobernador y al que imprime las toneladas de reglas que nos dicen cómo vivir.

 Porque mi abuelo era catalán y vino a mezclarse entre indios, y mi otro abuelo era indio y vino a mezclarse entre gringos, y mi otro abuelo era gringo y vino a mezclarse entre pelirrojos, y mi otro abuelo era negro y vino a perderse en la selva antes que seguir encadenado, y mi otro abuelo… 

  Mejor paro acá y no les cuento de mis abuelas, comiendo carne cruda mientras parían, caminando sin piedad por los descalzos, llegando antes de avisar, haciendo un mundo alrededor que solo era penetrado con magia y belleza. 

  Y después salieron a mezclarse, y caminaron, y lijaron el ovulo hasta que quedo tan fino que dejo una puerta abierta, y empezaron a crear el mundo que venía.

  No sabían que tenían que respetar alguna frontera y se desparramaron, y se cruzaron con mis abuelos, y los hijos eran hijos del mundo.  Pero no fue para perpetuar la especie.  Fue porque la piel no conocía de fronteras.

  Después un día se quedaron en la cueva, mirando la tormenta, y abrazados no se dieron cuenta que allá más lejos iban levantando cercas y alambrados, mientras se amaban durante días y días sin saber que era el tiempo, porque la piel es tan extensa que siempre queda algo por hacer.  

  Sin preocuparse por el sol que había corrido las nubes, y el pasto que nacía de la lluvia y el bicho que nacía del pasto.  

  Levantaron los cueros derretidos del suelo cuando quisieron seguir y llegaron en su vagamundear a un peaje, y les dijeron que de que país eran, y de que raza, y como agarraban la cuchara, y no los dejaron salir, y volvieron, y la cueva ya era ajena, y quedaron buscando un hueco en la divisoria, cada cual, cada uno en su país nuevo.  

  Y así se desparramo mi familia, en mil países, con la sangre mezclada en la sangre caliente, como única brújula en el tiempo.

  Hago lo que siento, es todo mi capital, toda mi memoria genética.  Más allá de eso hay una tonta línea de puntos.  Una frontera.  Una jaula ajena.  Prefiero morir de hambre a comer del plato encadenado.  Prefiero azotarme contra el suelo antes que aceptar que no sabemos volar.  

  El dolor me enseña que todo es posible, casi lo logro, pero me faltaron las alas.  Y miro a mi propia sangre y recuerdo el recuerdo de mil generaciones atrás, y descarto más ese peso de la organización establecida, y corro y salto, y después me desengancho del alambre de púas, y me lamo las heridas, como mis abuelos, y recuerdo más, y recuerdo más como era que empezó todo… 

  Mi único capital es el viento. Me trae noticias de los que antes desparramó.

25 enero

La historicidad histórica de la historiografía historiada: un punto de vista histórico

 


 

  ¡Historia! ¿Qué es la historia? ¿Cómo se fragua? ¿Para que sirve?

  Más allá de “historias que contar” como si fueran relatos para dormir a niños grandes ("como si fueran"... ja) ¿qué valor tiene la historia, la historia escrita?  Y todo su prolífico palabrerío: ¡historicidad, historiográfico, historicismo, histórico, lugar histórico, contenido histórico, fecha histórica!  Hasta la palabra repetida empieza a sonar a podrido, artificialmente pegadas las consonantes como las páginas de ese gran libro de cuentos llamado historia de la humanidad…

  No es necesario ir a las catacumbas ni al sótano de las iglesias, ni a la cárcel más cercana a nuestro domicilio, para conocer otra faceta de la historia, como si hubiera sido encerrada y ocultada a nuestra vista, como si no eligiéramos el cuento de la democracia representativa y los medios masivos de telecomunicación antes que mirar con nuestros propios ojos.  

  Todo está a la vista, y en el mismo lugar, superpuesto como ciudades enterradas.  Cada civilización tapa con pasto y tierra la mayor parte de la realidad. 

  Entonces miramos y decimos, repetimos, aceptamos y nos conformamos, hoy más que nunca, porque la modernidad nos ha robado el tiempo de pensar por nosotros mismos, el tiempo de mirar al frente y construir el futuro desde cada día, en vez de presagiarlo a través del pasado glorioso de falsos próceres y dioses ajenos. 

   Pero claro, como hay un lugar ficticio para cada uno, es mejor volverse ciego y leer el panfleto de turno y olvidar el anterior, y obedientemente ayudar a su purificación y certificación absoluta hasta que se convierta en verdad verdadera, te lo juro, o que me caiga muerto. 

  Sin embargo pareciera demasiado optimista este exterminio de la realidad, este latrocinio, esta sistemática fabulación de los hechos necesarios a la máquina del tiempo.  Basta mirar a los costados de nuestros zapatos para saber que esa cagada de paloma no figura en los libros y sin embargo es real, entonces, cuanto más habrá de eso. 

  ¿Cuantos territorios y épocas se falsean milímetro a milímetro y segundo a segundo? ¿Vivirá la real historia en algún lugar?

  ¡Pero claro…!  Aunque entre bueyes no hay cornadas.  En este mundo donde todos nos estamos mirando, cada día mas, como halcones con las alas rotas, esperando el mal paso ajeno que nos permita subir un escalón más.  

  Todo vale si es para quedar un día más afuera de la escoba que barre el mundo hacia la miseria y la ruina.  Y así, esa familia que hasta ayer vivía en la costa del rio, comiendo basura, reinventa su propia historia apenas gana un par de cuadras hacia el centro, y se consume intentando criar a sus hijas como princesas, para imaginarlas al despegar en el caballo de un príncipe azul.  

  Y borran de su vida chanchos y cabras, gallinas y patos ¡Por dios, que nadie se atreva!  Los días grises donde solo quedaba la digna dignidad como sustento se reemplazan con un poquito de esto y lo otro, y miran hacia arriba hasta que se caen de espaldas… no importa, si es necesario mentirse a uno mismo también lo haremos, y creeremos en todo lo que lleve a su afirmación.  

  Y así, sumamos, mientras barremos la vereda: grano a grano, se prepara el sustrato donde crece el gran árbol de la historia del mundo a la sombra del cual florecen todas las iniquidades.

  Pero que pasa en el terreno donde queda la historia muerta y los corrales podridos, nada, todo sigue, olvidar no es matar, y un nuevo cerco protegerá la nueva historia viva.  Allá donde la palabra escrita no tiene validez, solo se vive el hoy, y nada se olvida.  Como una capa fina de hielo, aflora al romperse la superficie, la historia verdadera que nadie llama historia.

  ¿Cuál es la historia de los amos del mundo? ¿En qué momento sacaron la cabeza por la alcantarilla y se convirtieron en reyes? Mejor ni saberlo, o empezamos a correr peligro, cuando no alcanza la goma y el lápiz desenvainan la espada.  Los que recuerdan, inteligentemente callan. 

   Callan, pero saben cuándo contar, para no perder identidad, para no perder la certeza de saberse iguales a cualquiera, y elegir en vez de aceptar.  Y cada anécdota es una enseñanza y un recuerdo, no una diatriba o un panegírico… 

  ¿? ¡Pero mira que palabras de mierda, con razón nadie las usa, son del lenguaje escrito, escrito de hace 300 años! Pero entonces... ¿¿¡¡Encima estamos atrasados!!??  Y si, más vale, repetimos dichos de españoles que nos masacraron hace 500 años, estudiamos imperios que fabricaron su historia hace 5000 años, y así hasta no tener historia propia que no se autorice si no es por la similitud con la de nuestros verdugos. 

  Pero que va ser, sin este culto a los muertos no habría validación posible, ni coherencia en el sistema, ni fascismo ni democracia, y mucho menos reyes (es increíble que todavía existan los reyes y toda su sarta de parásitos) ni tanta gente con la nariz tocando el techo de la alcurnia que consiguieron por ahí.  Seguramente cuando la gente empiece a vivir el presente y se preocupe de los vivos, seremos por fuerza un poco más iguales, un poquito nomas, daaaaaaaaaaaaleeee!!!

  ¡Pero no! ¡No, no y no! Que esto está totalmente fuera de concepto,  asumir que somos seres vivos, inclaudicables en nuestro derecho a conquistar el mundo… somos tres mil millones, y no producimos intereses retornables ¡se terrrr  minó!  

  Estudiemos la vida de los faraones que lindos que eran, forrados en oro hasta después de muertos, levantando pelotudeces en el medio del desierto solo para gastar unos millones de esclavos.  Sí, claro, todo sea por los extraterrestres, como el sometimiento actual también tiene un sentido mucho más elevado que el que yo alcanzo a ver, a veer.  

  Me gustaría ser el veedor de este sistema jajaja.  Eehh mira, no hay que discutir sabes, no busques sentido, solo ganar plata para comer, y después te cuento donde quedan los ideales cuando pisas el primer perro con las ruedas de tu auto nuevo, jajaja!! 

  Eso sí que es vida, aunque el perro es simbólico, lo que te va a dar rabia es que este tan difícil de pisar gente, y haya que matarla de a poquito, hasta tener que empezar de chiquitos…

  y a mí que me importa cuánto tarde si el tiempo esta de mi lado, puedo fabricar mil años, un siglo, el día de mañana mismo si se me antoja, solo amontono letras negras sobre páginas blancas y soy el dueño de lo que paso, de lo que pase, de lo que pasara… de lo que tenga que pasar!

  Y lo que pienses vos me lo paso por el culo, si ya tengo preparado mi discurso para cuando me muera, porque hay que prepararse, morirse no pasa todos los días y yo quiero que me recuerden bien, no sea que sufran mis huesitos… va a empezar así: 

                                                                    “Aquí yace quien en vida fue un prócer y un ejemplo, (vean las fotos, plis, así, despacito, bueno, bueno, no las arruguen que sale caro...mira acá dándole de comer al perro… ah no esa no, se habrá traspapelado, es de otro muerto) 

  Bueno como les decía, este pilar de la sociedad, que con su tenacidad y voluntad inquebrantable supo forjar la sociedad pulgada a pulgada, contra las adversidades del anarquismo y los tecnócratas que con su falta de perspectiva pretendían…”

  Y así empieza nomas, no quiero adelantarme tanto, porque le voy a dar caña a todo el mundo, cuando esté muerto y sea más bueno.  Todo está indicado a mi albacea.  Y apenas se revuelva el avispero, va la biografía, que ya está contratada, escrita hasta las cosas que van a pasar, porque siempre planifico así yo que va ser, sino no hubiera llegado adonde estoy...

  Y si, no me lo contaron, así pasan las cosas en esas mentes perversas de los archiduques, que no les importa hacer una guerra solo porque se les acabo la mermelada en el desayuno.  

  Es hora que nos demos cuenta y empecemos a quemar libros nomas, si ya fue, no tienen que existir más, si con cada hoja se gasta un árbol del amazonas, yo ni leo más por eso… (cuando empezas a mirar History Chanel al rato te convences de que mataste a Kennedy, y que el mundo se incendia porque vos no bajaste la tapa del inodoro después de mear, que napoleón estaba loco y julio cesar era un capo). 

  Por eso, digo yo, no hay que escribir más la historia, solo contarla a veces, cuando es necesaria, pero para los amigos nomas, así no se esparce tanto, y afilar siempre el machete por las dudas, y… no, no, eso no, pero si alguno quiere hacerlo, desde ya que voy a estar mirando para otro lado, si total después escriben la historia…

  Bueno, los dejo, me voy del lado de los vencedores, a ver si tengo suerte y aparezco en la página de algún diccionario…

22 enero

Lobos, entre la gente, entre lobos

 


 

Sin dudas, no es lo que parece… bienestar, no es lo mismo que estar bien.

  El fin de siglo, el fin del milenio, el fin de año, el fin del mundo, el fin de una era, el fin del fin…

  La propaganda nos empuja a consumir antes que se termine el mundo, el sistema, el confort, el dinero ¿Antes de que?

  Antes del ser humano había un planeta, y seguirá estando después, esta sola verificación lógica debería bastarnos para pensar un poco más en concreto sobre lo que estamos haciendo con nuestro tiempo, con nuestros recursos, con nuestra energía.  

  Cada día afilamos la voluntad para correr atrás de cosas que no necesitaríamos si la televisión no nos hubiera convencido de ello.  Después de diez mil veranos, la especie humana no puede sobrevivir al verano sin aire acondicionado.  

  Los parámetros naturales ¿¿¿Naturales??? …no solo no importan sino que prácticamente no existen, y nuestro cuerpo se acostumbra antes que nuestra mente a doblarse sobre un somier o no hay descanso que sea bueno.  Y no habrá descanso hasta que lo logremos, o estaremos afuera del sistema, como crotos desvelados en el furgón del tren, sufriendo por las publicidades que nos recuerdan nuestras terribles carencias.

  ¿Pero qué pasa cuando lo logramos?  Nada, no pasa nada, todo sigue igual, si alcanzamos a disfrutarlo antes que cambie la moda, igual el vacío no se llena, no estamos completos con eso, el sistema siguió de largo y nos quedamos mirando, la tecnología avanzo y ya parece viejo nuestro control remoto, lo que antes era novedad ahora es prueba palpable de su antigüedad sin retorno…

Entonces cambiamos de tema, y nos miramos la panza, y decimos “tengo que hacer algo con esto” mañana mismo voy al gimnasio, y empiezo a hacer fierros.  Mañana empiezo a hacer dieta, y dejo de comer todos estos paquetes frizados, precocinados, saborizados, recomendados… 

  Y nuestro pensamiento evita rozar las criaturas colgando de la madre que caminan por el centro comercial, pensando, mientras se miran la panza “tengo que hacer algo con esto” mañana mismo me anoto en el comedor…

   Y ¿Como yo? ¿Como vos? Se apuran para volver al rancho, a mirar la última serie de cazadores de zombis, por DIRECTV, desde su sommier familiar, pensando en el Split que derrote al verano, soñando con el último plasma con High Definition que se compró el vecino, y surfean por los canales acorralando el tiempo. 

  Masturbándose con las publicidades, la esposa tolerando dulcemente el desfile de culos que mejoran el humor de su marido, los niños portándose bien para que los dejen participar, insertarse, acoplarse a la Tinelli Age, jugar al FIFA 21 y comprar al último Maradona para ganar siete a cero. 

  Y así corremos como en una cinta, escapando de la vergonzosa antigüedad, atrás de un beso del futuro, entregados al microchip que calculan insertar a cada recién nacido antes del 2025: ¡“viste lo que están por hacer"! ¡“Pensar que en mi época no había ni computadoras, y ahora los gurises van a nacer con la internet en la cabeza”! (como avanza la humanidad).

  Y mientras en una avenida se le escapa un tiro a un motochorro, y un pibe muere desangrado, en el retazo de selva degradada que rodea a los basurales de la ciudad, un hornero persigue a picotazos a una mariposa hasta hacerla su merienda, a tiempo de volar cuando los restos del atraco pasan por encima de su cabeza. 

  Animales, instinto, todos estamos en la misma jaula, pero la vamos de superiores solo porque nos acostumbramos a vivir mal y peor matar por una sustancia antes que por un kilo de pan. ¡Un kilo de pan! ¿Un kilo de pan? “un kilo de pan” y dicho así neutralmente pareciera que es el mismo pan que comían las huestes de julio cesar, saliendo a la campaña con media arroba de trigo por cabeza… pero no

  Hoy el kilo de pan le cuesta tanto al ambiente que es más ecológico matar a bala que de hambre y, por supuesto, se está imponiendo en el planeta entero. Semillas transgénicas, agricultura extensiva, agroquímicos tenaces y residuales, enormes consumos de agua en riego, descolonización de territorios que se vuelven desiertos verdes, petróleo, petróleo y desocupación, miseria y niños sin respuesta, sin juguetes, sin opciones. 

  ¿Y todo para qué? Para que los tiburones de la punta de la pirámide puedan sobrevivir, ya que todos sabemos que la vida no es vida sin un crucero al año, sin el último modelo de automóvil que haya generado el mercado, sin aire acondicionado inteligente en las 37 habitaciones de la casa, sin el uniforme de los empleados haciendo juego con las cortinas!!

  ¡Aaaah no se…! ¡Cada cual tiene su lucha!

  Pero cuando cae la noche, saciada su sed de triunfo, sobre los huesos de los oprimidos, una gota cae sobre su cerebro como una tortura china: no lo tienen todo, no son los dueños de todo, no pueden escapar a la agonía de una sociedad mundial que se muerde la cola sin llegar a ningún lado, y sitiados, sueñan que se despiertan durmiendo entre la plebe, y cambian cada tres meses de sicoterapeuta porque su dinero no puede comprar la felicidad. 

  Y no lo toleran. Lamentablemente.  Cada día estalla un corazón de rabia y sobreesfuerzo. Cada día se incendia asimismo un corazón de amor. ¿Quién trabajara  más por su propia sonrisa?

 

04 enero

Una mota de polvo, un planeta

 

 

El hombre.  El hombre, la mujer, el ser humano: se reencuentra a sí mismo a través de sus frutos, a través de sus hijos tal vez aunque no siempre.  

  Pero el hombre animal, el hombre bicho, el hombre instinto que duerme atontado por la televisión y las cuotas de la tarjeta sobrevive y espera por sus cinco minutos de fama… la persona que planta una semilla en la tierra como hace mil años, se reencuentra a sí mismo en la justificación de aquella labor, aunque sea magra a veces, aunque sea flaca, de vez en cuando, la recompensa.  

  Lo poco que le devuelve la tierra, lo poco que le pueda sacar como un pionero entre las piedras y la arena caliente, es parte de sí mismo, del amor que pusieron las mujeres y los niños con las manos en la tierra, tratando como iguales a unas semillitas diez veces menores que sus propias uñas.  

  Cada yuyo que se arrancó, sin lastima y sin embargo sin rabia, es el anuncio de un nuevo mundo que mansamente se deja descubrir, desde abajo, como si la tierra entera se elevara y echara a volar, como un pájaro sorprendido entre los surcos…

  Cuando plantamos una semilla apostamos a un mundo que podamos disfrutar, fuera del paquete, fuera del olor a plástico de la fábrica, con un sabor diferente al universal saborizante diluido.  Un compromiso ineludible con los elementos: de lucha y comprensión, de contención, de acompañamiento, de manejo de lo inmanejable.

  La naturaleza que nos muestra el camino, el sendero entre lo ancho de los cataclismos y despliegues de agua y sol, de hielo y sopor, de sudor, cansancio y esperanza cierta de cosecharnos a nosotros mismos…

  A pesar del Fotoshop, de DIRECTV y la Haig Kuality My Fiurer, miles de colores desconocidos esperan a despertarse, mil veces más reales, aromas penetrantes y vivos que los aromatizantes de nuestros encerrados ambientes no logran captar mínimamente… 

  Y un día entre las tormentas, entre un recreo del sol abrasador, entre la tierra reseca o mojada, nuestras manos arrancan el fruto fresco para tirar en la olla o en el plato sin tener que hacer la cola del supermercado.  

  Por un segundo recuperamos la libertad de seres vivos en el planeta que habitamos, y recuperamos la conexión con la impiadosa naturaleza… si estuviéramos atentos hasta podríamos sentir en el mundo la urgencia lenta de convertirnos en tierra a nosotros mismos, porque el planeta también se reencuentra a sí mismo a través de sus criaturas, lentas y pequeñas, que van y vienen de arriba abajo, de afuera adentro. 

  Tal vez sea hora de aprender de los que saben, de meter las manos en la tierra y dejar que nos enseñe todo, como ella sabe, impiadosa, avasallante y lenta, paciente y exacta, abarcando y descartando todo a la vez, para ella, la humanidad entera no es más que un lote de gusanos en una osamenta. 

  ¿Podemos sentir todavía esa conexión?  Sin orgullo, sin resentimientos… ¿podemos todavía volver a ensuciarnos las manos sin sentir asco? ¿Sin correr a buscar el alcohol en gel antes que los afamados gérmenes patógenos nos destruyan?

  ¿Podemos dejar a nuestros hijos correr y ensuciarse sin gritar como si fuera un crimen? Que difícil la tenemos… cuando nos echaron de la tierra, nos echaron de nosotros mismos, perdidos, sin saber adónde buscar, comemos todo lo que nos ponen en la boca, como cachorros en el zoológico, pero adentro nuestro… algo sabe, una parte que no se convence, todavía se sorprende del amanecer.

  Es tiempo de recuperar la tierra, nuestra tierra, en la práctica, en lo posible, en lo mínimo vivo que pueda volver a nosotros, luz y color, vida, no necesitan hectáreas, ni toneladas…

  En la más pequeña maceta, en el más tenue chorro de luz del sol, nos espera una respuesta, un reencuentro, una deuda pendiente, un manantial de sentido. 

   ¿Seremos tan tontos de seguir esperando? El futuro es hoy, y nos seguimos mirando las uñas limpias, pensamos, nunca están tan limpias… ¡Pero habría que ensuciarlas! ¿Podemos crear tierra en vez de basurales? ¿Podemos generar vida en vez de contaminación? 

  Somos referentes de la existencia, cada pequeña cosa que hacemos se multiplica en mil planetas posibles y sin embargo votamos.  Esperamos cuatro años para delegar nuestra responsabilidad por comodidad, para que otros no hagan lo que nosotros tampoco íbamos a hacer.

  No hace falta esperar la reforma agraria, la repartija del mundo, la devolución de las tierras comunales a los grupos autóctonos, la descolonización amable de los imperios sangrientos… en una sola maceta esta la victoria, pero ahorramos para el treintayseis pulgadas.  

Baigón, Bayer, Fuyí… ¡Mira ese bicho! Mataloooo! Las cucarachas nos comen porque somos sus mejores aliados, y los pájaros chocan contra los edificios, y se escapan un día más de la jaula, pero solo un día.

  Nosotros no tenemos esa suerte, nacimos entre barrotes, nos sentimos cómodos así.  Rezamos, para que nunca cambie. Amén

Hijos de la calle

 


 

_¿No tenés juegos?

_No, no tiene nada esta compu

_¡Tenés que hacer así! ¡Ves!

_No, no da juegos la señal, ni páginas de música, ni nada…

_Ahhh

_¿Y tu hermano?

_¿El que te robo la bici? Allá esta. En casa

_Y como se porta

_Mal

_Jaja ¿?

 _¡Y si!  Toma pala, fuma porro, toma cerveza…

_¿Y vos?

_Yo no, yo soy chiquito

_¡Y  por qué no te vas a dormir! ¿A cuanto querés llegar?

_Si, ya me voy, es tarde… ¿qué hora es?

_Dos menos diez… ¿y para qué es la plata? ¿Se la  tenés que dar a tu mama?

_Si, para que cocine…

_Ah… bueno mandale saludos a tu hermano ¡Decile que se porte bien!


  Yo agarré mis cosas y me subí a la bici, la desprotección, la inocencia de los seis años, igualmente, solo genera malicia en otros:  mirando desaprobadoramente mientras le contaba la plata al niño, seguramente pensando que trabajaba para mi…por suerte nadie vino a hacer quilombo, les alcanza con indignarse y pedir más seguridad.  Mas estética…

  Lo invitaría a tomar una gaseosa si hubiera algo abierto a esta hora, pero así son las cosas, solo entre la desolación, a pedir monedas, para volver caminando treinta cuadras en la madrugada a entregarle todo a su mama. Caminadora incansable de sus hijos.  Soledad, hambre frio, sueño, cansancio, no dejan de ser parte de la rutina diaria, de una representación de la vida que no conoce segundos actos, finales felices… nos saludamos, me voy. 

  Parece una buena noche, seguro se quedara hasta llegar a los cincuenta pesos.  En el gazebo de la plaza, otros niños juegan felices, de casualidad por una vez en la vida compartiendo territorio, esperando que sus padres terminen de juntar la escenografía del teatro, esperando la navidad por sus regalos, la noche por su cama caliente, su rica cena… 

  El niño de la calle ni siquiera los mira, hoy no tiene tiempo de hacer nuevos amigos, de jugar y saltar, solo metas, solo itinerarios, solo suerte o verdad.

_Ey! Un día de estos vamos a hacer capoeira?

_Aja

_Bueno, cuando me cure el dedo ¿sí?

_¡…bueno!

  La sonrisa que fabrica, bajo esos ojos atentos, es una ironía contra el sistema, una bomba hacia los piadosos, los mismos que le dan una moneda, a cambio de un almanaque, una estampita, o nada.  … solo algunos saben lo que le dan,  solo algunos saben lo que el niño pide…

  Como traducirles los conceptos de ese niño que vive en un mundo de adultos, y sin embargo se mantiene inocente, en un mundo de esclavos se siente libre.  En la coerción urgente del hambre nunca le falta ni le sobra una porción de comida ¡Y aunque no le sobre, no se olvida de convidar!

   ¿Individualismo? Individualidad, persona de seis años, mirando caer en las drogas duras a su hermano de ocho, futuro pasto de comisarias, sonriendo entre los golpes de la vida, compartiendo el tiempo solo lo suficiente para no perder de vista su objetivo. 

  Pedaleo hacia el barrio, en la noche fresca,  algunos giran en la noche, todavía, tal vez mañana no estén, pero el cielo es el mismo.  El destino es personal. La vida renace y muere cada vez que sale el sol de nuevo. La sombra de los árboles en el asfalto, tiembla con el viento que hace bailar los focos: dice que la noche también es el día.

Felices e Incapaces

  Bueno...   Siempre es un problema conocer a gente importante.  Y es un problema porque la gente importante tiene problemas importantes... ...