21 noviembre

Seguimos jugando...

 ¡Claro que si! ¡Seguimos jugando a la Pandemia! Porque algún campeonato mundial siempre tiene que haber, que nos proponga la amnesia social y la apatía regulada.  

  Seguimos pretendiendo que hay enfermedades misteriosas y curas milagrosas que salen de la misma bolsa de este morboso y risueño Santa Claus llamado Capitalismo, solo porque no dejamos de escuchar los latigazos con que acelera a los ruinosos renos de su trineo: ONU, OMS, OTAN, OMC, UNICEF, etcétera, los de siempre.  

  Claro, ahora está en riesgo la especie humana -nos dicen- para que entendamos, que una vez mas tenemos que adaptarnos a todo y sobrevivir, extinguir toda crítica y nuestro propio juicio, y someternos sin queja a este abanico de restricciones y arbitrariedades permanentes que, nos lo han dicho toda la vida, pertenecen al campo de la barbarie y las dictaduras, aunque ahora forman parte del entramado fundamental de nuestras supuestas, bellas democracias. 

  Es que es necesario, y además, temporal, y ya va a pasar... 


 

 Pero no pasa.  

  Todo sigue y sigue y sigue, igual o peor, y se establece aunque no tenga sentido, y como borregos seguimos caminado atrás de un barbijo que absolutamente nadie, pero nadie en el mundo, ha dicho y demostrado que sirva para algo. 

  Es mas, solo salimos de nuestro encierro y de nuestro calambre mental para hacernos dar una vacuna que nadie ha dicho ni demostrado hasta hoy que sirva para algo mas que para lo que se puede ver a simple vuelo de pájaro: un fabuloso e inmenso negocio, mecanizado institucionalmente a través de los gobiernos, cuyas ganancias van, también, por supuesto, a la cima de la pirámide social. 
  Lo de siempre, como era de esperar...

    Claro que, no hay una estadística que no haya sido tergiversada, no hay números ni conteos de muertos que no hayan sido arreglados, fabricados, publicitados y vendidos como el pan caliente de las mañanas, y por supuesto, tampoco faltan los culpables, probables o presuntos, para que la humanidad se atrinchere de un lado o del otro a ambos lados del planeta, de la ciudad, de la calle. 

  Con ocho o nueve titulares en los diarios han puesto a casi cada integrante de la especie humana en guerra contra si mismo.  ¿Pero que pasa alrededor? Cada negocio turbio y cada acto de corrupción continua con mas desparpajo que nunca, cada atropello social, cada pisotón de los imperios y cada ecocidio lamentable y final y cada injusticia y acto de violencia en el mundo, jamás se detuvo, al contrario, todo eso avanzo mas que nunca. 

  Sin embargo nos pretenden encerrados porque nos cuidan, mientras hace mas de sesenta años que la Revolución Verde convirtió nuestra comida y el agua que tomamos en un veneno permanente y cotidiano, en una forma espantosa y lenta de morir adoloridos y sangrando. 

  Nos dicen que debemos cuidarnos de un virus que esta en el aire, mientras la industrialización, el hacinamiento inexplicable en las ciudades y el consumismo a destajo redujo hace rato la calidad de lo que respiramos a la categoría de "Insalubre" mientras también fue envenenado cada pedazo de tierra y cada curso de agua superficial o subterráneo y, como no, cada gesto de amor, desinterés o solidaridad. 

  Todos los días se descubre que, un nuevo material, proceso o ingrediente que usamos en nuestra vida desde que nacimos, resultaba ser tremendamente nocivo, venenoso, mortal, tóxico.  
  Y nos enteramos porque, justamente, han encontrado un reemplazo igual de redituable y rendidor, igual de caro y monopolizable, que pasará a ser parte de nuestra vida sin dejar (ahora si, supuestamente) esa gama de efectos secundarios y mortales que nunca nos fueron notificados a tiempo. 

  En realidad, tampoco nos preguntaron nada, nunca tuvimos opción, como parecemos no tenerla ahora, mas que hacer filas y dejar de preguntar, mas que callar y dejarnos llevar de la mano hacia donde nos pongan, hacia nuestro heroico lugar salvando la humanidad por medio de nuestro silencio y nuestra docilidad total.             

  Claro que la pandemia era necesaria, eso está fuera de discusión: ¿Cómo podríamos reestructurar recursos y esquemas de convivencia de una manera tan rápida y eficaz?

  ¿Como podrían los gobiernos gastar y contratar lo que les viniera en gana sin ningún tipo de control?

  ¿Como podríamos establecer y normalizar la muerte selectiva, al fin, como algo conveniente y natural?

  Nuestra función como países periféricos es financiar a los centros de poder para que puedan asumir el choque en marcha, el juego de reyes al que llaman guerra. 

  Pero bueno, consolémonos, al final, también las poblaciones de los países ricos y felices son sacrificados para deleitar a las élites, a esos seres invisibles que fabrican las noticias, lo noticiable, y lo que nunca jamás sabremos que ocurrió.

  ¿Qué nos queda? Seguir muriendo lentamente del veneno acumulado en nuestra grasa y nuestra piel, nuestros órganos, nuestro tiempo, nuestros hogares y nuestra mente.  

  Seguir jugando a la democracia mundial de uno y otro lado para que la enajenación y degradación del planeta siga su curso atravesando ideologías e ideales, partidos, movimientos y asociaciones mundiales...suavemente, sin el menor contratiempo ni retraso.  

  Claro, no nos preocupemos tanto, como las capas de una cebolla, si una mascara se cae ya había otra en su lugar, y después del Coronavirus vendrá otra pandemia, y otra, y otra, no importa cuantas vacunas nos apliquemos o a cuantos vecinos denunciemos.  

  No importa, por supuesto, la verdad, y no importa quien nos mienta mientras no se agote la batería del teléfono o no se vuelva a caer el Wasap.  

 Una voz en la radio nos dice que estamos vivos, una imagen en la pantalla nos convence que aun no hemos muerto por dentro, salgamos corriendo, a comprar...






12 noviembre

Confesión

 


  Cada persona en este mundo, debería hacer una confesión, un acto de sinceramiento frente al espejo, y decirse sin rodeos: "Todo tu esquema de interpretación cayó, caducó.  Todo tu sistema de valores y creencias, tus ilusiones, aspiraciones y soluciones -antes que nada- no conducen a una solución, son el problema"

  Después de eso, dando un paso atrás, ya estaríamos en condiciones de abandonar todo parámetro actual y reeditar nuestra relación con el mundo, con el planeta, con nosotros mismos.  

  Sin arrepentimientos y sin culpas, que es parte de lo antiguo, la esclavitud, el tormento eterno... Para actualizarse y renovarse no se puede construir cada día lo viejo, como si nos enfrentáramos a un pantano con una armadura... hay que desnudarse, despojarse de sentido, de sentidos, ajenos, antiguos, absolutistas como el poder humano necesita que sea todo, para rodar.  

  Tampoco, no es necesario quemar nada, para fabricar humo, arrasar, matar, ametrallar, como si nuestra forma de recorrer el mundo no transitara ya por la violencia en miles de maneras distintas. 
  ¡No se necesita una sola fábrica de balas más!

  Y sin embargo florecen, el aroma de la guerra se siente, cada vez mas, tan intenso como una pradera al otro lado de la calle, y sabemos que el viento esparcirá las semillas.


 No alcanza, no va a alcanzar con permanecer, con quedar vivos, hemos ejecutado una invasión tan veloz y apremiante sobre todos los espacios, ambientes y lugares del planeta, que arrastraremos con nosotros (estamos arrastrando en nuestra caída) al resto de las especies, a todo lo que se conoce como "Vida". 

  Aunque de la misma manera, colonizaron violenta y sistemáticamente nuestras mentes, y también nuestros cuerpos, desde el día en que nacimos hasta incluso hoy, aferrando nuestras necesidades vitales mas básicas a la ganancia del sistema, a la estabilidad del poder.  

  Y esa, no es una base sobre la que se pueda seguir construyendo, hay que empezar de nuevo, empezar de cero, como cada animalito y cada planta, que un día nacen y ven el sol y nada saben de guerra fría ni bitcoins, su vida vale lo mismo que la vida de todo lo demás.  

  Claro, nos parece todo una gran novedad, y nos babeamos de solo pensar en como nos haremos ricos y poderosos con el ultimo gran invento, como nos babeábamos con nuestro primer caramelo, pero que pasará si solo seguimos profundizando el abismo, abriendo brecha siempre hacia lo insostenible y humanicida, la sumisión, el aniquilamiento?  

  Habremos abandonado eso, el espejo no miente, nada de lo que hacemos o sentimos, sirve, hay que mirar el mundo de nuevo, y reconquistar espacios.  "Reconquistar", claro: resignificar, desadueñar, desapegarse, desapropiar, descontaminar, descolonizar, restaurar, desmilitarizar, desimperializar, desacumular, y proteger cada espacio natural, social, o de nuestras mentes que no se esté volviendo un desierto.  

  O que, aunque haya sido arrasado, por su misma perdida de valor propicie brotes tiernos entre el incendio, y pueda significar una evolución por un camino nuevo donde  nuestra existencia no sea mas que una forma de expresar, propiciar, y multiplicar la infinita variedad de la vida, en su pequeñez  y su simpleza, y en su majestuosidad completa.  

 
   ¿Cómo lo haremos? ¿Por donde empezar?

   Nadie lo sabe, es la aventura total, tal vez la mas grande travesía que podamos encarar como seres humanos individuales y como especie en el planeta: volver, volver atrás hasta ser parte de todo.

  Inventar maneras de vivir que no maten, formas de crear y producir que no esclavicen, que no invadan, relacionarnos unos con otros sin consumirnos, oscurecernos ni vampirizarnos, sin avasallarnos ni menospreciarnos, como un punto de partida que nos permita mirar conjuntamente hacia adelante, aunque estemos al borde del abismo, pero con la certeza de hacer, de ser, algo distinto para crear una realidad distinta.  

  Es nuestra responsabilidad total, no criar una generación más, acorralada por los parámetros actuales: no se puede nacer esclavo...
  

03 noviembre

Diseño social


  Me despierto.  Trabajo, o  solo holgazaneo, o aprendo, me autoinserto conocimientos que me permitan encajar en el sistema.  Soy hombre o mujer, ingeniero o malabarista, mecánico, agricultora, influencer, discapacitado, travesti, comerciante, médica, concejal... no importa.  

  Sea lo que sea me despierto y me sumerjo en las redes sociales, prendo la computadora, o el teléfono, o la radio, quiero saber, antes que nada, la dirección, la intensidad de los vientos que recorren el mundo. 

  Soy un producto, diseñado para mantener la industria en funcionamiento.  Los engranajes de la economía y el poder son tan parte de mi como mi nombre o la sangre que cada día enveneno.

  Inserto datos en el fichero que Google lleva de mi: sentimientos, reacciones, preferencias, dinámicas laborales y productivas, bagaje cultural, economía, prejuicios, etcétera, etcétera, etcétera.  

  Dado el esquema de autogeneración de información, en paquetes adaptados a cada circunstancia especifica, recibo a cambio lo que el sistema me da, lo que considera necesario y pertinente dejar a mi acceso, para poder seguir siendo y haciendo lo usual, lo que hago cada día, lo que se puede prevenir, prever, presentar como deseable y necesario hasta que parezca mi propia idea, mi propio pensamiento, mi necesidad vital como persona.  

  Hago zapping entre L-Gante y Maradona, Pandora Papers, Cocaína, Afganistán, Dólar, y pienso, analizo la información porque soy inteligente y tomo mis propias decisiones, planifico, pretendo merecer mis sueños, apunto, a la satisfacción. 

  Pero antes de mover un dedo el complejo cruce de datos que -dado el inmenso,  volumen, ya empezó a ser manejado por Inteligencia Artificial, sin intervención humana- el sistema recolecta y pone cada ingrediente en mi plato en la medida justa.  

  Vemos y sabemos lo que conviene para ser instrumentos, herramientas ejecutoras de las dinámicas comerciales que justifican la organización humana y la delegación del poder.  

  Si por un segundo dejamos de recibir "información" -o sea, instrucciones detalladas sobre como, cuanto, cuando, por qué, para qué, quien, con quienes, hacia donde etc...- es porque hemos perdido capacidad de consumo y ya no somos un segmento tan interesante del mercado, nos hemos desactualizado y pretendemos vivir de recuerdos, de tradiciones, de anticuadas maneras de ser que no generan nada nuevo.

  Entonces... un escalofrío recorre nuestro cuerpo, y corremos a absorber las últimas novedades antes de ser desactivados, descartados, y perder el ultimo reducto de poder de decisión propia que nos queda, el de decidir de que manera preferimos ser esclavos.

  ¿Qué creerán las futuras generaciones, de la realidad, moldeadas desde antes de aprender a caminar por una pantalla?

   ¿En que creemos nosotros, hoy, adoctrinados sin descanso como simpatizantes o combatientes de una competencia ficticia que oculta la total hegemonía económica y cultural que arrasa hasta los últimos rincones del planeta?

   Todo lo que pensamos es falso.  

  Todo lo que pensamos y opinamos, lo que creemos y sentimos es una foránea elaboración cuidadosamente detallada a través de un cotidiano e interminable formateo de nuestra percepción y nuestra conciencia. 

  Parece tétrico pero eso no va a cambiar, porque antes que nada nos enseñaron a despreciar nuestra propia aprehensión del mundo, porque es mas cómodo: ante la multiplicidad de la información, ante la mescolanza entre publicidad y noticias falsas, ante la ambición acicateada desde todos lados y los remedios psicológicos, mecánicos o químicos que usamos para mitigar nuestra consecuente desilusión, ya ni siquiera confiamos en nosotros mismos. 

  Y que nos queda? Opinar sobre lo opinable y dejar ser, dejar pasar, ya que nuestro poder no alcanza mas que para eso, y por eso nos sentimos tan felices tomando partido por los unos o los otros, y cambiando luego de bando (es nuestro beneficio, nuestra prerrogativa como inertes amebas del destino) ya que pase lo que pase, lo único importante es aferrarnos a nuestro pequeño margen de maniobra llamado vida humana.  

  Y desde esa tabla flotando en el mar, creemos para creer que algo tiene sentido, como si la guerra fuera la guerra y como si cada problema humano fuera un problema al que alguien le busca la solución, y no un diseño entramado y complejo mediante el cual se promedia o se hace tabla rasa de la humanidad, lo que toque, como en una jarra de cerveza se barre la espuma por una cuestión de presentación y calculada estética.  

 Y así, transcurrimos cada día, con cada vez menos preguntas y ningún cuestionamiento, técnicamente vivos, automáticamente útiles, y listos para linchar a cualquiera que piense distinto, o que piense igual, ya nos da lo mismo: lo importante es subsistir.


01 noviembre

Asertividad (Poesías)

  



Iluminación

 

¿Te gustan los amaneceres y el vuelo de las aves?

Acaso, no es hermoso el crepitar, del fuego sagrado…

Meditas o rezas, ayudas a un anciano, reconfortas,

La marisma sin norte a la que llamas “corazón”.

¿Por qué te elevas? ¿Por qué te arrastras?

¿Existe ese mundo nuevo, donde aterrizar?

Se conforman los ciegos, con su oscuridad

De brillantes colores inimaginables…

 

 

Fluxo

La montaña tose porque no sabe llorar

Sabe que sus lágrimas serán, envenenadas

La vida o la muerte, que mas da, no se puede

Atrapar, la libertad, en una jaula.

 

Hormiguitas pululan de aquí para allá

Afanosas tras su miga de pan, sueñan.

Ciegas a su nido en llamas, corren,

Azotan caballos en su corazón…

 

Se abren dos puños llenos de pájaros negros

Para que el cielo se tiña de destellos

 Las viejas manos siembran incendios,

Se arrastran, lentamente, los insectos:

 

Los desiertos se mueven, el cielo se queja

Ignoramos todo, lo que va a pasar…

Lanzan los dados en una mesa lejana

No importa el resultado, tienen que jugar.

 

 

Divagar…

 

No hay lugar adonde ir… ¡Ni siquiera hay forma!

¿Escapar? Esta es nuestra casa, el infinito,

Planeta que rodea nuestra piel, constantemente, por todas partes.

Las flores y el barro, la sangre que gira en cada corazón

Iluminado, oscurecido, apagado, agonizante o en llamas,

No deciden el peso de las maquinas que matan

Para que las ruedas implacables de los imperios

Acaparen todo, lo que aún está vivo, como simple combustible.

No necesitamos pensar, sentir, amar, si todo nos lo indican

No necesitamos saber, mirar, experimentar, comprobar…

Si caminamos por donde nos dicen que, debemos caminar.

Pero el mundo se agotó, para los saqueadores, ya no alcanza

Con exterminar a los débiles.  Acribillar disconformes: ¿Para qué?

La guerra es contra la humanidad, pero dormimos, intensamente

Acunados, acariciados, con el ronroneo de la propaganda derramada

Sobre nuestra dignidad artificial, fabricada, como todo lo demás.

 

 

 

Engranaje y trama

 

Miles de caminos nacen también cada segundo

De la trama que nos atraviesa desde todos lados

Nada nos ata a la esclavitud sino el temor

(La comodidad de vivir en un corral caliente)

 

Dejamos de temblar apoyados, espalda contra espalda

Dejamos de pensar eligiendo un bando donde disculpar

La apatía de pisotear, cada día, nuestra propia vida.

Somos felices aumentando nuestro precio de engranajes

 

Orgullosamente exterminamos, marchitos, apagándonos…

La amplitud inmensa de ser parte de todo, lo que nos cerca. ¿O solo nos circunda?

Cada mentira tiene un precio, que podemos financiar de nuevo

Mientras vemos pasar la vida entera, aun pensamos en nuestro entierro.

 

 

Fluidez

 

¿Hoy ya es mañana?

O en que estaba pensando

¿Es el mismo sol, la misma tarde?

¡No!



Felices e Incapaces

  Bueno...   Siempre es un problema conocer a gente importante.  Y es un problema porque la gente importante tiene problemas importantes... ...