28 octubre

Vida y muerte (poesías)

 


Sustitución

 

Hablamos de libertad…

Cuando estamos acorralados

Por la inmensidad

Hablamos de amor…

Cuando absolutamente todo

Esta vibrantemente vivo.

Hablamos de paz…

Cuando no existe el dolor ni el odio,

Ni la soledad.

Hablamos de justicia…

Cuando sólo nos roban el tiempo

Y la oportunidad de ser.

…Humanos:

Que manojo de pequeñas,

Inútiles verdades,

Para cargar.

 

 

Una vida sin palabras

 

Fluctúa

A un paso y medio de la muerte

Sin detenerse.

Todo lo que está vivo…

Todo el amor:

Se arracima, se acostala

Se despega, vaiviene…

Todo lo que es mágico

Tiene una sonrisa afilada

Y un poco mentirosa

Y un chispazo eterno

Que solo dura un momento

En el universo…

Todo lo que es libre

Te engaña

Con una carnada falsa

Que te pueda sacar

De esta perversa normalidad.

Todo lo que está escrito

Ha caducado

Aunque venda frescura…

Solo números y letras

Nos atan tan fácilmente

A esta pantalla horizontal

Donde actuamos naturalmente

Sin saber nuestro papel.

 

 

Oxalá

 

Seguirás a ciegas tu corazón

Aunque se incendie el mundo entero

Transparente, luminosa, eterna:

En un solo instante de silencio…

De tus manos cuelgan los lazos rotos

Que convertían en prisión tu libertad,

De tus dedos se despliegan los rayos

Que construyen un mundo a conquistar

En tu memoria un pensamiento solitario

Destinado a buscar y buscar, sin ceder,

El fin y el origen de todo, en el centro

De tu ombligo tostado por el viento fresco

De cada mañana lerda, cada final del invierno.

 


Un día…

 

Voy, iré, quiero ir…

No iré a pedir nada, solo a dar

Y aceptar, lo que me des, como un regalo.

Solamente, quiero, darte amor…

Y no sé si al final se lo que es amar

Sólo quiero verte, y resplandecer

Pero de mis chispas no te puedo cubrir

Quiero lanzarme en tu mar, aunque nunca

Me acuerdo a tiempo de nadar…

Quiero cerrar los ojos soñando

Y que en el paisaje estés vos, dura o sonriendo,

Y la cara contra el pasto suave

Del bosque que mira eternamente

Las calles solitarias de la ciudad en guerra


 

 

Crueldad humana

 

Guerreros cayendo, desangrados

Equivocadamente decididos

En su acertada irredención…

Desbocados, sin poder romper

A dentelladas el bozal moderno.

 

Una ramalada de sol

Fosforeciendo el copete

De un casal de cardenales

Sobre el alambrado…

El canto del cabecita negra

La prisa del jilguero…

Y caminar, por el campo

Tan entrerrianamente

Hasta llegar a un cruce

De caminos ya cruzados

Y entender que todo es

Inmutable y eterno y…

No podemos nada cambiar

Ni mejorar el mundo hoy…

Sino mirarnos y ser, tal vez

En el reflejo del sol que pasó,

Algo mejores que el día de ayer.

 

 

Ocaso y amanecer…

 

¿Y qué pasa si un día cualquiera

Te despertás estallando sin saber porque?

Si el paisaje absurdo de la dominación

Que marca tu senda angosta se abre…

¿Alcanzarán las lágrimas a recorrer…

Tantos días sin sentido, tanto paisaje

Agobiante del mundo “real”?

¿Cuántos relojes quedan en pie

Tras un segundo de libertad?

¿Cuántas monedas tirarías a la fuente hoy?

 

 

La danza del viento

 

Día tras día, la rutina, se retuerce…

En cada ola que golpea contra la piedra.

Un millón de granos de arena recorren

La comarca musgosa y cortante, donde

Se aferran cangrejos y mejillones negros.

 

 

Un segundo más…

 

El deslizar pegajoso del tiempo

Y cada segundo encallando en nuestra piel

Parece eterno pero…

Pasará, sólo pasará…

 Tanta violencia irredenta

Tanto acoso infatigable

Nacido del impune placer

De pisotear la fragilidad,

Destrozar el equilibrio,

Desmotivar el tiempo

Acaparar el espacio sin dueño

Que deberíamos compartir…

La tierra gira mientras esperamos

Un poco de respeto humano

Encender el horizonte neto con

Una chispa de amor que no vuele

Arrasada por el viento negro…

Y siempre hay un momento

En que preferiríamos ceder

Y derrotarnos para dar, entonces…

(Como una razón para no decir “¡Gracias!”)

Un corte al hilo del destino intacto

Que nos mantiene tensos, atentos

Al recodo donde la revancha acecha

Donde la felicidad tímidamente

Recostada nos espera, apenas sonriendo…

…Apenas adormilada contra nuestro reflejo.

 

 

Naturaleza

 

Cuando llueve, la tierra ya lo sabia

Y nosotros comparando pronósticos

¡Pensamos que hemos llegado al cenit!

Cuando un pájaro vuela es tan perfecto

Que no necesita aeropuertos

¿Y nosotros? ¡Admirando los radares

Que permiten destruir el cielo entero!

…Mientras toda la historia humana

Es una gota de rocío, amaneciendo

En un escenario imaginario que no la evapore

Donde se reproducen sin pausa:

…Cucarachas que parecen peces,

Cadáveres que parecen moscas…

Mientras hay flechas clavadas en el planeta

Más grandes que nuestros cibernéticos

Palomares de seiscientos pisos…

Y seguimos durmiendo…

 

 

¿Evadirse o resistir?

 

Nadie junta mis pedazos

Después de la tormenta

Esperando el agua y el viento

Me desgajo de esperanzas.

Pegado al suelo me aferro

Resisto el hambre del cielo

Un brote sin esperanza

Nace otra vez desde el barro…

No dejan de admirar el fuego

Que consume mis entrañas:

Que heroísmo morir desangrado

Entre miradas que no sanan,

Corriendo de rincón a rincón

Como una rata mareada…

¿Dónde asomo la cabeza

Si alrededor solo hay trampas?

 

 

Amanecer en calma…

 

Quien va a caminar por

Los quebradizos vidrios de mi alma…

Soplar la brasa humeante

De mi corazón estoico.

Todavía huele el viento

A ese amargor del veneno

Clavando nubes oscuras

En mi horizonte de agua…

Pero no hay tormenta 

Que pueda ser tan mala

Cuando mis raíces no duermen

Cuando el sol no se desangra

Al precio de las falacias…

Y el trino de un pájaro rompe

El recuerdo de la tierra arrasada.

 

Mirando…

 

¡Quiero volar!

Mas alto que esta lluvia negra.

Quiero salir del cartel

Donde se declara la rutina

De mi cacería…

Observador indiferente

Me volvió el tiempo de espera,

Camuflage de guerra:

No me ves.  Tiempo…

Letargo, viento.  ¿Cuánta lagrima aun

Derramará la tarde?

Mientras las caravanas

Afilan el tiempo.

Y al costado del camino

Un verdugo vomita disculpas:

No supo elegir

El hacha mas afilada…

 

17 octubre

Ah si, el amor…

 


 

    Amor, amor… ¿Amor?

   Que palabra rara, casi disonante, malgastada, casi vacía y falsificada, pero no.  ¿Por qué hablamos de amor? 

  ¿Por qué hay tanta gente exigiendo, mendigando, hablando de amor?

  No existe el amor por sí mismo, existe la libertad desde la que nace el amor, no la libertad de no estar preso, de saber que comer mañana, de mirar la lluvia bajo techo o poder comprar el ultimo televisor de 107 pulgadas. 

  La libertad de no entregarse mansamente a las cadenas de la estupidez y el hastío, del sinsentido y la violencia gratuita y preventiva, la libertad de disponer de nuestro tiempo sin arruinar el de los demás, de crear sin esquilmar, de hacer sin imponer, de luchar sin masacrar, de cambiar sin destruir, de reconstruir sin expulsar, de disentir sin ofender, de diferenciar sin descalificar.  La libertad de ser, de conciencia, de pensamiento… es la única libertad. 

  Como es una atribución, una posibilidad humana, está al alcance de todos, de cualquiera mientras aporte en su dirección, no importa quien sea, o que haga, todos significa todos, absolutamente.  

  Claro que, cuando la totalidad de la especie humana está enfrascada en un mecanismo de autodestrucción donde todos tenemos nuestra intrínseca función, esa ventana hacia la libertad parece hostil, peligrosa, impracticable.  

  Pero si podemos mantener el enfoque en esa luz al final de este túnel de ambiciones auto frustradas… desde esa libertad de conciencia nace el amor, como una semilla que podemos sembrar…recién ahí es real.

   Claro, por supuesto, no estoy hablando del amor incondicional de los santurrones que solo se declama al viento sin mirar hacia atrás, no del amor perverso de los vampiros que finge dar para esclavizar, del amor enfermizo y paternal de los dirigentes que impone sus efectos sin escuchar quejas, sin reconocer daños.  

  No, no, el amor es un incendio que arrasa la percepción, que descorre los telones de lo imposible, no hay forma de hablar de amor desde la participación full time en un montaje que se acelera noche y día hacia nuestro auto exterminio.  

  No es amor la complicidad con un esquema que desangra el planeta para acaparar recursos que no llegarían a ser utilizados si no se crearan cadenas de necesidades completamente superfluas y tóxicas, que acalla en nuestro nombre las voces de los disidentes, y mata, roba, esclaviza a millones de personas que fingimos no saber que existen.

   ¡Porque ese es el costo evidente! Pero claro, siempre podemos darnos un baño de santidad salvando algún cachorrito, mientras salpicamos al niño moribundo con el barro de nuestras ruedas, siempre podemos envolvernos en yoga y mantras, en new age y permacultura mientras repartimos fósforos a todos los incendiarios  del mundo, no faltan técnicas de maquillaje social, obviamente, sino la vida en sociedad no sería posible.  

  ¿Es la hipocresía el único lenguaje universal aceptado?  Puede ser, pero tendríamos que buscar otros…a tiempo.  En nuestro aturdimiento individual y colectivo, ni siquiera tomamos conciencia de que los réditos de nuestra ingenuidad disminuyen día a día, que nuestra política de “sordos, mudos y ciegos” cada vez nos empuja un poco más cerca hacia el lugar que no se ve, del que nada se oye, del que no se dice nada, pero porfiamos.  

  Una de las maravillas del mundo moderno es que la realidad ha dejado de ser necesaria, todas las tecnologías actuales nos empujan hacia una pecera donde van corriendo la tapa, hasta dejarnos sin aire, pero… cuando eso pase al fin, y no será tan tarde como pensamos…   ¡No somos el gran Houdini!

   Deberíamos empezar a deconstruir nuestro egoísmo, porque las corporaciones no tienen alma, ni corazón, y nos están arrasando por no aprender a ver a los demás como personas, porque el mundo se compone de vida en movimiento y no de máquinas fabricantes de confort absurdo y patético, que como única lección nos enseñan a soportar todo y tolerar todo para poder sentarnos apática e improductivamente frente a un televisor.  

  Porque el mundo no se compone de estas instituciones dominantes, genocidas, homicidas, femicidas, fratricidas, que se basan sin excepción ninguna en la exclusión el saqueo y el exterminio de un sector de la población del planeta, para beneficiar a otro… Claro, que un sector no llega al uno por ciento, y el otro es todo el resto, entonces… ¡Como podemos aun tolerarlo!

  Si queremos sobrevivir como especie y como seres individuales plenos de sentido, o por lo menos como buscadores del mismo, es necesario que abramos el panorama de la realidad y nos asumamos como especie, como si fuéramos todavía naturaleza, y empecemos a recuperar la empatía, la solidaridad, el respeto (y el auto-respeto) y esos valores que venimos dejando de lado que implican que no hay mejores y peores, merecedores y no merecedores, público y privado, nación y no-nación, porque el tiempo se agotó.  

  Y si, ahí nos daremos cuenta que el poder de hacer esta en la relación cara a cara, en la responsabilidad individual, en la protección de la infancia y los más vulnerables a esta masacre silenciosa del totalitarismo mundial capitalista que infecta casi todos los territorios conocidos.  Y eso será amor, por amor, volver a ser individuos en matrices sociales productivas, constructivas, reconstructivas, antes que reproducentes del desastre actual.

  Todas las opciones están abiertas, mínimamente en marcha, subterráneamente resistiendo como semillas bajo el incendio, solo hay que apagar el televisor para que la luz reviente nuestros ojos y veamos que el mundo que nos rodea se puede tocar y oler, caminar y construir, hacer y florecer… La opción sigue siendo nuestra.

14 octubre

Revólver


 

  Estaba pensando… ¿No? ¡Que útil un revólver! 

  Así, técnicamente simple como una flor, y condensado en un pequeño formato, una tecnología mecánica capaz de trasladar objetos -contundentes por cierto-  de un punto a otro con precisión y rapidez.

  Entonces tengo aquí una pequeña masa elaborada de metal en esta punta de la habitación y con solo mover este dedo en el dispositivo de inicio, puedo trasladarla mediante propulsión a chorro hasta el otro extremo  Pero no solo eso, sino que queda, como vemos, incrustada en la pared.  

  Aparentemente, el sistema solo avanza, sin que a nadie se le haya ocurrido inventar un freno, pero claro, en el casquillo, todavía tibio, solo había lugar para la rápida combustión de la pólvora que empujará el plomo a través del cañón, porque no existe bala sin cañón, no existe cañón sin su proyectil: es una pareja perfecta, efímera tal vez, pero solo cobran sentido en su mutuo ensamble.

   Y ahí va, la bala, en este caso maciza de plomo, aunque hay muchísimos formatos, y muchos más calibres, llegando a fabricar balas de muchos metros de altura y de varias toneladas de peso. 

  ¡Realmente es así!  Se llaman misiles intercontinentales o algo por el estilo… 

  ¿Se imaginan el revolver para ese balín? Pero claro, no hay poesía, solo hicieron un túnel en la tierra y un montón de técnicos que lo mantienen con la mecha siempre encendida, por las dudas. 

  ¿Y porque la gente sigue inventando armas? 

  ¡Porque nadie quiere caminar! 

  Es la sociedad del confort la que nos vuelve tan intolerantes, por ejemplo: antes cuando ibas caminando por el bosque, te podías cruzar con otro campesino y capaz no te saludaba, entonces ante la ofensa tenías que ir a buscarlo.

  O peor, ir a tu casa y agarrar la alabarda, ensillar el caballo, hacer unas tortillas para el viaje, lustrar el escudo por las dudas comente la gente, volver, tocar a la puerta, entablar una situación de guerra.

  Y nunca irte sin dejar clavado al tipo en una pared, incendiar todo, hacer un asado antes de volver…

  Y así con tanto trámite, hasta las masacres eran cortitas, porque cuando caía el sol la gente se quería ir a dormir y los que no estaban tan muertos, se escapaban. 

  Entonces, ahora, vas caminando por el bosque, te cruzas con otro campesino que te mira medio de soslayo, así como… 

  Bueno, cuando termina de mirarte ya hizo cuarenta pasos y tenés que correrlo, pegarle con un palo, todo eso, pero… 

  ¡Pones la bala en tu revolver, y en una forma increíblemente mágica, ella sola hace todo el trayecto y le pega al tipo en la nuca! 

  Vos, te atas los cordones de las zapatillas y seguís caminando, no traspiraste, no se te arrugo la ropa, no se te mancharon las medias… 

  Bajarán los buitres o alguien tirara el cadáver al basural para que se lo coman los perros, todo puede seguir su curso… 

  Imagínense entonces lo trabajoso que era ir a hacer la guerra a otros países, que ya es difícil de por si por la dificultad del idioma, o sea:

_Dame tu país o te mato

_¿Eh?

_ Es la guerra Wacho!  Correte que tengo que incendiar todo!!

_¿¿Ah??

   Y así, una vez que salías y te organizabas daba lo mismo conquistar un país que cuarenta y cinco y terminaban haciendo imperios y poniendo el mismo idioma para todo el mundo y así se iban ocho o catorce años y para cuando volvían a su casa estaba todo cambiado y encima tenían los caballos cansados. 

  Y eso era muy importante, porque antes todo se hacía a caballo, había que aprender a dormir a caballo, a comer al trote, a galopar tirando flechas -que no es lo más fácil.  Y todo en ese estilo.

   Claro, hoy en día, agarras un joystick y manejas un avión que tira una bomba en cualquier lugar del mundo y los soldados en los cuarteles pueden seguir jugando a las cartas. Cobrando sin hacer nada, sí, pero sin generar viudeces ni orfandades locales que son las que importan. 

  Después atrás del avión va un barco y se trae todos los tesoros y listo… 

  ¡Un trámite! 

  Por eso todos quieren la bomba, por eso no quieren que los otros la tengan, y todo empieza con este pequeño artefacto, a ver… voy a trasladar este trozo de plomo hacia esa cucaracha en la pared… ¡Le erré!… 

  ¡Otra vez! 

  ¡Otra! ¡Ni se asusta, que humillante que es esto! 

  ¡Otra vez… ya fue!! La mate de un culatazo. 

   No me gustan las armas, no tengo puntería…


02 octubre

Todos nosotros


 

  El ser humano tiene una energía propia, irradiante, infatigable, a imagen y semejanza del sol que generó la vida en nuestro planeta.   

  Esa energía no puede ser impedida, guardada, contenida: si no puede aprender buscará deshacer, si no puede construir buscará destruir, si no puede amar buscará lastimar, porque finalmente las variables socioeconómicas y culturales sólo definen un contexto de posibles acciones, reacciones, omisiones, interacciones, en un mundo binario, compacto y rutinario donde todo, hasta lo impredecible es previsible.  

   Pero claro, seguimos siendo seres vivos,  aunque generemos nuestra propia, mutua, destrucción, al contrario del resto de las especies, que se realizan sin dejar de respetar el mundo y sus tiempos, sin dejar de integrarse sustentablemente a la acuciante y laxa dinámica de este mundo predador. 

   Por nuestra parte, cada mañana al tomar nuestro papel en la construcción común de las rutinas que la acumulación de poder definió como más útiles y necesarias, estamos haciendo lo mismo que aprendimos, y aprendimos a legitimar y naturalizar: la servidumbre, el vasallaje y la jerarquización de la vida y las personas como camino y método para la supervivencia común como especie.  

  Bah, ese es el discurso, que ya no tenía sentido hace quinientos o dos mil años, si es que alguna vez lo tuvo, pero lo seguimos forzando.  

  Más allá del hecho de que el fruto de esa acumulación de sentido, de energía, de tiempo, no se traduzca a la protección de la especie, sino, antes que eso, al exterminio selectivo y la esclavocracia, como siempre fue, hasta el día de hoy. 

   Mientras tanto, en un proceso de deshumanización de la transmisión del conocimiento, todas las facetas del intercambio, de las interacciones sociales, pueden ser traducidas a dinero.  

  Eso lleva a que el poco sentido de realización personal que quedaba en el uso del tiempo y el espacio pierdan como plumas las ultimas chispas de sentido, ahora en la jaula universal de nuestra tradición dogmática, mesiánica, monotemática, solo queda el esqueleto de la humanidad pesado y denso, estamos atados a la tierra, y quien dice tierra dice códigos y quien dice códigos dice orden, o sea fuerza, arbitrariedad. 

  Tampoco alcanza el planeta para las utopías humanas, por más bellas que sean, porque no alcanza, somos demasiados y demasiado estúpidos o ingenuos para darnos cuenta de que nuestro estilo de vida, nuestra postura frente a la vida es la enfermedad que se expresa en la decadencia de nuestro cuerpo, de nuestro sistema de convivencia e intercambio, en la decadencia de nuestro sistema de gobierno y distribución de poder, atribución de responsabilidades, premios y castigos.

  No es tan fácil de visibilizar desde adentro, porque nacimos adentro de esta jaula dialéctica-conceptual que nos impone dioses e ideologías, visiones, costumbres… todo pareciera tan natural que hasta la rebeldía está codificada, enumerada, estructurada en base a las necesidades del poder, lo que también quiere decir que es traducible monetariamente, cotizable, multiplicable según los medios de producción vigentes.  

  Entonces se hace necesario salir del circulo de la polaridad y actuar en formatos coherentes 24 horas al día, formatos nuevos con material social viejo… no es pequeño el desafío, pero tampoco la necesidad de reformular, o mejor dicho, refundar completa y totalmente los parámetros actuales, y eso solo será a través del desenfoque la prueba y el error, de la creatividad, pero sobre todo de la consistencia en el tiempo.  

  O sea, después del acto cenital de nuestra declaración de insumisa rebeldía y disconformidad, de la indignación con que nos declaramos ajenos al mundo tal cual es, hace falta la continuidad, después del símbolo, la consistencia en el tiempo para no ser parte al siguiente minuto, nuevamente de manera completa, funcional y perfecta, del sistema que acabamos de defenestrar…

 Como cualquier adicción, deberemos tomar las cosas con calma y ganar un segundo, un minuto más de coherencia por día, hasta que la balanza se incline para el otro lado y ya no sintamos esa imperiosa necesidad de actuar en contra de nuestros pensamientos declarados, de destruir y autodestruirnos.  

  Porque obviamente nuestra única arma valida, efectiva y eficaz es la coherencia, no se puede oponer la fuerza a la fuerza sin establecer la ley del más fuerte, sino más bien la firmeza de mantener la misma dirección a través de la tormenta de contradicciones y problemas, de dudas, retrocesos y basura, mucha basura y objetos inútiles, pensamientos obsoletos, estrategias hacia la nada que se marchitan y mueren,  que van a quedar en el camino hasta que podamos amanecer dos días seguidos bajo la paz mental que da la certeza de que algo pudiera tal vez tener sentido.

  Y esa es la única manera de dar combate a la hegemonía cataléptica que dicta el salto mundial hacia el precipicio del fin de la convivencia con la naturaleza, si dejamos a esa elite rancia seguir decidiendo por nosotros a través de su ejército de instituciones y políticos que no ven, no hablan, no escuchan por nosotros, sino para asegurar y producir la acumulación y el monopolio de todo lo acumulable… 

  Es por eso que hay que salir de las listas, de los catálogos y del mundo conocido, despegarnos del pensamiento cómodo y apilable que también se expresa en la nueva permacultura y otras artes supuestamente encaminadas a sacarnos del pozo.  

  Hay que atomizar –recuperar- el poder hasta reducir el combustible de la maquinaria global, y crear un nuevo mundo, una pequeña coherencia conectable como concepto social humano, que se enraíce en nuestra relación con el resto del mundo.  

  De esta manera generar la estabilidad desde cada pequeña relación y acción en un espacio y un tiempo que no son nuestra propiedad sino compartidos con el resto infinito, y en infinita evolución, de formas de vida y organización del planeta. 

  La única historia, es nuestra historia.

Felices e Incapaces

  Bueno...   Siempre es un problema conocer a gente importante.  Y es un problema porque la gente importante tiene problemas importantes... ...