19 julio

Listados y rectificaciones (Poesías)

 

 


A través de las sombras…

 

Cuando sembrás una semilla de dolor

Y la regás con miedo…ambición…

Solo podes esperar, arboles negros

Que en su sombra de frio y soledad

Llamen a pájaros, rapaces de verdad.

 

Ignorando las espinas que afilas

Haces tú nido en una ventana vieja

Y mientras el día canta en los gallos

La sangre espera y se pudre espesa

En los cantaros secos, manchados.

 

¿Remontar el vuelo? No es volar

Con una sonrisa cada vez más dura

Tanta luz eterna, solo dura segundos

Cuando se enciende en el fondo de un mar

Que rompe en la piedra de dos ojos secos.

 

Un segundo de luz no tiene precio

¿Quién la usa para verse en un espejo

Y quien para encender el fuego…?

El amor cultiva: disfruta el momento

Entre tanto laberinto… solo pide tres deseos.

 

 

No hay fronteras

 

Palabras

Sueños

Caminos

Miradas

Luces

Al otro lado del rio

Entre la niebla, se adivina

La vida, igual, latiendo

Tras la brisa matutina

Que encrespa el agua:

En las barrancas y meandros

De arroyos mansos,

Brilla la vida en el anzuelo

Que fabrica la sonrisa

En el cuerpo frio del pescador.

 

 

Acercamiento

 

Que pozo profundo se esconde

En un solo corazón, aunque a veces

Zambullirse de cabeza de un tirón

Es perder los dientes sin morder,

Más que heridas viejas de temor.

¡Con que poco combustible rinde

El máximo un cuerpo humano!

Pero el cochero indolente no deja

De dar latigazos,  sin embargo…

Descanso cuando te salto, y vuelo

Si me vas a dar un beso… todo

Tiene explicación menos el amor.

 

 

Corriendo sin aliento…

 

Un segundo de amor es infinito

Y… ¡hay de mí que nunca paro!

Después de 50 días de viaje intenso

Abro los ojos a un país distinto:

El camino corrió delante de mis ojos

¿Será entonces que ya no soy el mismo?

Fue como un tajo, entrar a un país nuevo,

Detener el mundo, acelerar el tiempo…

No se arrepienten asesinos de sus hechos

No habría de hacerlo yo por 1600 besos.

Sale el sol, naranja, y salta,

No tiene por qué perder el tiempo

En unas pocas horas dará la vuelta al firmamento.

Todo lo que está vivo se retuerce y crece, vuela,

(En tan larga travesía no quedan heridas viejas)

Se entretienen brotes nuevos en desafiar al viento.

…y cuando cae la noche oscura,

La luz se concentra en una sola estrella.

 

 

Solo un corazón

 

Un corazón desorientado

Brilla aun entre la niebla

Imagina su camino, dibujando

Y espera conejos blancos

De la selva, que parece una galera

¿Quién lo cuida? ¿Quién lo salva?

¿Quién lo va a acompañar?

En el camino de vuelta

…cuando todo deje atrás.

 

 

 Saltando sin alas

 

No tengo tiempo de esperar al tiempo, y hacer las cosas en el momento ideal…

Empiezo cuando me despierto, corro, salto… ¡seguro me voy a equivocar!

Camino y lucho, sangro, solo lloro en soledad, no hay un fracaso que anote como real.

El sol sale porque la tierra gira, me hago fuerte contra el viento, y ladridos lejanos de perros.

Aprendo mientras despego, las rodillas del suelo (siembro sin esperar, que el cielo sea compañero)

 

Cuando me canso, freno, tropiezo cuando miro el suelo, cuando desato mi corazón: vuelo.

 

 

 

Borneo

 

 

Naturaleza, selva, el cielo viajando entre la brisa 

Que recorre bajo las sombras, amigas, lentas… 

Siempre a tiempo de morder al cogote, se esconde 

Entre las hojas, que caen del almanaque: la pantera

 Mansa cuando come, feliz al dormir la siesta

 Tensa antes de saltar, sin aviso ni piedad.  Desaparece

 En la noche que acuna, después, imposible de ver

 Más que sus ojos que no muestra, el cuero se eriza y

 Se espera la celada que arrasa el tiempo.  Un día mas es 

Para siempre, hoy es toda la vida y el salto milimétrico: 

En un camino perdido quedan los huesos del caminante.

 

  


Rocío de invierno…

 

 Caen, giran las hojas, jugando entre el viento, como si no existiera el tiempo,

 Se lanzan los brotes nuevos sin estallar, desde el centro de la rama

 La savia corre sin traspirar.  Pájaros gordos de hinchar las plumas cantan

 Solo cuando no están escarbando el suelo.  Mientras duermen, bajo la tierra

 Los insectos, las larvas y gusanos, no se quejan: caminan y crecen, escapan

 Del pico que se guía por el eco, de pequeños pies que bailan el ritmo del próximo sol.

 Nubes altas, lentas, como pinceladas, antes que llover tapan el sol, sin sonreír

 Imperturbables.  El viento helado fabrica silencio y después lo quiebra, como una rama

 Que nadie creía podrida ¡pero cede! Enloqueciendo a las hormigas que vuelan,

 Cegadas por el primer y último sol de sus vidas.  Y entre la resaca del derroche del verano

 Se animan las semillas lentamente, con un minuto más de sol por día, escondidas

 Entre el pasto seco que aplasta el suelo, asoman las cejas y se desperezan…

 Pocos saben que en el implacable invierno, firme empieza, lenta la primavera

 

 

  …Del otro lado

 

 

 

Un pajarito enjaulado

 Jugando a ser mi carcelero

 No se da cuenta que

 Mi voz solo corre

 Delante de mis sueños

 Camino antes de volar pero…

 En la rama seca donde grita

 Sin cantar, lastima

 Sus alas sin alzar el vuelo…

 Y se oxida por dentro

 Comiendo veneno.

  

 

Socializándome…

 

 No entiendo, la vida, y sin embargo vivo.

 Mi único país es la libertad, pero cuido mi casa.

 No cuento el dinero, pero lo gano.

 No sé qué es la felicidad, pero lo intento.

 No espero nada, apenas se caminar

 Pero me doy, sin quedarme quieto…

  

 

 Porque vivo y muero

 

Una sola armadura en mi corazón

El papel en que está envuelto, de regalo…

Un solo camino: hacia vos, sin restricción.

A través de la selva y el frio, el fracaso y el dolor,

La maravilla, el milagro, el sol y el amor…

De vivir estando vivo, en un mundo mágico

Caníbal, impredecible, rápido, tenaz…

Después de arrasar castillos, trincheras,

Rellenar fosos pisando huesos y reír

Viendo mi cuerpo sangrar: solo pude

Lavar mi cuerpo toscamente en el rocío

De la noche y ante tu puerta dar, indefenso

Tres suaves golpes, hacer silencio, y esperar.

Como parecía ser, solo se abrió una ventana.

 

  

Barrotes para desimaginar…

 

  Cuando se persigue el dinero, se deja de lado la verdad...

 Cuando se perfecciona la ambición, se olvida cultivar el amor...

 Cuando se alimenta el miedo, no hay lugar para la amistad...

 Cuando se justifica la traición, se seca desde adentro todo corazón...

 Cuando se busca la posesión, solo es el preámbulo a la soledad...

 Cuando se busca consumir una persona, la digestión es amarga, lenta y negra...

 Cuando se intenta esclavizar a otro, se pierde antes la propia libertad...

 Cuando se miente la sonrisa, la alegría se funde en el espanto...

 Cuando el sol es artificial, se pierde la conciencia del encierro...

 Cuando solo se ven las apariencias, se hace imposible encontrar un camino...

 Cuando el orgullo manda, no permite retroceder ni frente al abismo...

 Cuando se rechaza la propia confianza, todos los peligros comienzan en el alma...

 Cuando se ponen los pies en la inseguridad, se aferra, rompiendo, el mundo de los demás...

 Cuando se busca aparentar la perfección, solo se construye hipocresía, desprecio y dolor…

17 julio

Hacia arriba...

 


  Un nuevo día comienza, nos dicen los diarios, el sol ha salido, escuchamos por radio, y por una pantalla nos enteramos del frio que nos hace enroscarnos la bufanda, justo a tiempo…  

  Que belleza de mundo muerto, que dulce, que infantil entrega estamos viviendo, atados a una opinión cada vez más imperativa, decadente, ajena, sin intenciones de cambiar, en la comodidad asesina de dejar de pensar por nosotros mismos.  

  Cada vez más esclavos, vivimos pensando en sumar más horas de trabajo, adictos a lo que sea que nos vendan, no dejamos un día de recibir nuevos catálogos.

  Corredores del “último modelo” compramos lo innecesario, tiramos antes de haber usado, destrozamos el espacio con novedades inútiles, sin dejar de envenenarnos… pero sonreímos, somos felices, cuando encontramos una publicidad creativa que nos dibuja de  nuevo, como una caricatura, y promete aflojar las riendas a nuestra angustia.  

  Somos técnicamente alegres como resultado de nuestras actividades anti estrés, que se oponen al rígido horario, y hasta la mitad de los días de la semana, nos sobran un par de horas, tarde, para derivar en la televisión, haciendo zapping, sin encontrar nada que mirar.

  Pero no importa, es el nuevo concepto de libertad, elegir, no importa que, lo que quede para elegir, lo que nos dejen, lo que aun este permitido: distracciones, estupidez, frivolidad, indiferencia, hastío, adicción, ambición, frustración… 

  Pretendemos aumentar nuestro nivel de consumo, como un parámetro de felicidad automatizada, pero en realidad solo aumentamos el nivel en que somos consumidos por el mundo, en que somos precintados como un paquete que abrirán en la tienda para extraer nuestra billetera, nuestra tarjeta de crédito, siempre en deuda, en rojo, atrapados por todo lo que aún nos debemos, por el ataque de ansiedad que nos genera la última publicidad…



  Viajamos en cajas rodantes para ser estibados en las modernas bodegas que nos usan de stock, llámenles escuelas, fabricas, supermercados o ministerios, todavía somos útiles, todavía nos tiran nuestro alimento al piso si movemos la cola como perros, monitoreando en silencio, sin decir nada, nuestra idoneidad, temiendo la visita al médico, el viaje interminable al hospital… 

  Apostamos a cambiar nuestra etiqueta por alguna mejor, que deje a las claras quienes somos y como nos deben tratar, miramos hacia arriba solo para recibir alguna humillación, promesa de un trato preferencial que no va a llegar, miramos para abajo solo para saber en qué cabeza poner el pie.

  Avanzamos sin preocuparnos del peldaño que acabamos de abandonar, aunque veamos caer adelante -con un secreto placer- a los que llegaron finalmente al trampolín para saltar, es la trampa final: soñamos con felicidad, alegría, bienestar, amor incondicional, y finalmente, absurdos, indolentes, pluma a pluma y piedra a piedra, perdimos la capacidad de volar. 



05 julio

Campamento minero

  


  De un fuerte golpe clavo su pala en la tierra.  

  El viaje había sido largo, penoso de a ratos, lleno de aventuras que solían terminar mal, salvando el equipo, desnudo de recursos cada vez que tenía que recomenzar, sin embargo, siempre camino, volviéndose a enfocar en su meta, recuperando sus herramientas, avanzando un poco más hacia la entrada, donde la montaña se había plegado como una puerta para poder penetrarla… 

  Un lugar cuidadosamente elegido en base a su experiencia.  Mil veces intentaron llevarlo, arrimarlo, asociarlo, pero llegar antes significaba perder la libertad, entregar su pequeño filón a cambio de comodidad, seguridad que no le interesaba, como declaraba su cuerpo curtido por la intemperie y las cicatrices de otras perdidas batallas.  

  Día tras día el polvo y el calor volvían a castigar sus sandalias, mientras voleaba de un tiro algún pájaro, o alguna trampa a veces dejaba un lagarto descuidado listo para asar al fuego.

  Ahora estaba en un pequeño claro, casi un oasis, donde algo de césped brillaba bajo la sombra de los arbustos torcidos por el viento y las piedras que cada tanto rodaban… 

  Sin demora, antes que poner en  marcha el campamento, tomo su pico y golpeo un par de horas, hasta casi ver caer el sol, hasta lograr poner una cuña en la grieta, y cansado, conforme, se retiró, con el gusto de la montaña en la boca polvorienta, el anuncio de la veta en el desgranarse del polvo que unía las rocas, enraizadas, firmemente ligadas a la mole sin atreverse a insinuar su corazón… 

  Esa noche apenas si durmió, soñando, había llegado…

  La primera semana solo preparo el terreno, alejo el campamento un poco de la sombra de la roca para que lo despertara el primer sol, y paso a paso mapeo las grietas en el granítico caparazón, algunos de los mineros viejos que pasaban lo saludaban sonriendo, otros, que apenas comprendían la montaña, no alcanzaban a mirarlo más que de reojo por las dudas los contaminara con su extraña forma de actuar, todos volvían cansados solo para tirarse en una lona esperando el sol para reencender un pequeño fogón y reanudar…

  Después de un mes barrenando la piedra extendió el material sobre una lona polvorienta, desenrollo la mecha, cuidadosamente, de cada petardo -ya había logrado una cierta disciplina que se reflejaba en el brillo traspirado de sus músculos al sol- puso las cargas en los pequeños pero profundos buracos y las apretó con fuerza, luego encajo los petardos, midió las cuerdas y las mojo por última vez con una mezcla de almidón y pólvora, por si llegaban a fallar, viejas de tanto esperar… 

  Las cuerdas se balanceaban al sol, miro la telaraña con admiración, como si la hubiera hecho otro, y se alejó, prendió el ultimo cigarro, y con él la punta principal, y, caminando, se alejó… Con la mole a sus espaldas, monitoreaba el curso de la operación a través de las caras de los asombrados inexpertos colegas.  Agarro su sombrero justo un segundo antes de la primera explosión.

  Reflexionó sentado en un montón de escombros mientras el humo y el polvo se despejaban suavemente con el viento, la mole estaba ahí, solo algunos cascotes caían, las rajaduras no habían llegado a conectarse, había faltado material, distribuido con exactitud, pero no había alcanzado.  

  Apagó su cigarro en un gesto que concentrara su tristeza su rabia y su frustración, contra un afilado borde cortante, arranco un pequeño arbusto y lo empezó a masticar, sin demora, se preparó para continuar con el trabajo más duro del mundo…

  Un artista de la zapa no necesita más que pedir pólvora, y se tomó el día visitando campamentos,  viendo en otros sus aciertos y errores, tirando ramas en fogatas converso con otros seres humanos luego de días y días de no abrir la boca más que para comer, recupero la fe en el trabajo duro, inacabado que también soportaban los demás, se sintió respetado por el resto de lo que no era su duro y caprichoso sector de la montaña, y aprendió a mirarla sin ambición ni esperanzas, volvió con su mochila llena. 

  En el fogón, bajo las cenizas encontró aun una brasa encendida para desayunar…

  Trabajó todo un mes en profundizar los agujeros, en hacer otros nuevos, sin pretender desanimarse cuando alguno se desmoronaba, lo que pasó casi con todos, ahora, de todos modos, la peña había quedado marcada, su figura altiva mostraba una sombra dibujada, su orgullo no podía mentirle más al pico y la azada, al barreno, a la paciencia del hombre de carne y hueso penetrando la roca inerte, estéril. 

  Dudó luego, en su mente verifico el procedimiento, se alejó solo lo suficiente para que el rugir de los cascotes no le volara el sombrero y encendió la mecha casi con tristeza…

  Tal vez ganarle a la montaña significaría un tesoro, o tal vez nada, tal vez volver a casa, el oro y la plata no importaban tanto como el desafío que había sido interpretar, entender a la montaña, tallar la roca y vencer venciéndose a sí mismo.  

  ¿Qué habría bajo esa coraza?...Tal vez nada, se repitió.  

  ¿Qué le había dado a  la montaña más que su piel curtida, su voluntad, su propia coraza?  En el último segundo, se dio vuelta a mirar, concentrado en los puntos que bordeaban  la ya dibujada boca de la cueva… 

  Los últimos chispazos anunciaban la explosión, se acuclillo con una mano en la tierra para sentir el temblor…



Posters y frases (ceros y unos)

 

 


  Reviso hoy el tráfico de mis redes sociales, chequeo las aplicaciones caminando, apenas si tengo tiempo de escribir… ¡LOL! ¡WTF! Emoticón (grandioso recurso que resume, sintetiza y a la vez desorienta sin generar compromiso, sin exigir conexión emocional ninguna)  

  De vez en cuando miro alrededor, para no chocar con nadie, es así todavía: aún hay que soportar a algunos estúpidos reales…

  Si hay algo que está terminando de destruir esta era virtual, si hay algo que le faltaba desvirtuar, ya que no desvirtualizar, es la conciencia de ser del ser humano, ya no hay vida real, solo carteles, frases gastadas, posters, ya no hay emociones sino expresiones dibujadas ¡de color amarillo! 

  Y una desierta y dura frialdad interior. 

  No importa la contradicción, somos lo que publicamos, dice un viejo adagio del año pasado, creo que ya ha cambiado, pero no la necesidad de fabricar mediante una imagen, otra vida.  No importa si ni una sola palabra se comprueba, solo se expresa y otros la “corroboran” con su aprobación para significar que están del mismo lado.  

  No importa si no nos creen, si saben con certeza que estamos mintiendo, no hace daño, no suma ni resta un sí o un no, tampoco hace falta estar para sumar, conocer para opinar, saber para juzgar... 

 Nada es real sin embargo: la instantaneidad, el rápido tráfico de la información, el anonimato y lo incomprobable han derrotado a toda necesidad de coherencia.  

  Se vive en un mundo de buenos amigos virtuales, de luchadores invisibles que salvan planetas y países imaginarios, de enemigos ficticios, fantasías que nos parecerían exageradas hasta en un comic y sin embargo creemos… 

  En diez minutos podemos rescatar a  cuatro perros, ir a diez velorios, pasar por dieciocho cumpleaños, asistir a eventos, ponernos el disfraz que queramos, o darle rienda suelta a nuestras emociones sin asegurar destinatario, ametrallando el mundo para asegurar el blanco.

  Toda validación es digital, toda imagen es una prueba en si misma -aunque sea una caricatura- de lo que querríamos escribir debajo, y su posterior difusión y aceptación, por otros que también la comparten, la refuerza por su misma dinámica de auto ratificación.   

  La tecnología de la era digital se retira y vuelve a por más como una triste ola negra, sembrando un ejército de marionetas que se prestan los piolines para poder bailar, mientras simulan escuchar alguna música… 

  Mientras tanto, el mundo gira y sigue, un nuevo vaivén, una sacudida y todos los posters pierden el sentido, hay que volver a dibujar una verdad, o pedirla prestada, no importa, ya no hay recuerdos de haber sido, todo es instantáneo, virtual, todo puede volver a ser fabricado, incluso la realidad, porque necesitamos creer, para que crean, en un enfermizo trueque que nos descaracteriza como seres humanos, donde dejamos a un lado toda capacidad de interpretar, de mirarnos, de ser un poco más que espectáculo y apuntar a lo esencial, para no dejar de ser personas… 


  Pero en un mundo tan auto vigilado que miramos alrededor para descubrir como todos nos miran ¿qué queda sino aparentar? ¿Quién se desnuda frente a los demás, frente a un mar de tórridos desconocidos? 

  Quien pretenda salir del estereotipo, y de la estereotipada rebeldía, deberá dedicarse a cocinar un pensamiento en una era sin tiempo ¡cuando todo viene hecho, todo premoldeado para hornear en nuestro cerebro!  

  Y así volvemos a elegir, nos zambullimos de cabeza en la superficialidad, como pingüinos bajo el hielo, pescando aquí y allá un bocado que nos haga sentir vivos, corremos atrás del premio sin ver nunca el anzuelo, mientras pretendemos que la libertad es un traje que podemos dejar secando en una soga.

  Pero cuando volvemos, el viento la ha dejado en el piso, trastornada y sucia, pisoteada por la migración eterna entre los polos de las tropas del "todo bien-todo mal".  

  No importa, si podemos mojar los dedos en un frasquito de veneno y disparar habremos recomenzado, seremos una mala foto hasta encontrar otra mejor y atentos conectaremos nuestras venas a los conductos de la autopista digital, cambiaremos nuestra sonrisa por opacos ceros y unos, una vez más.  



 

Felices e Incapaces

  Bueno...   Siempre es un problema conocer a gente importante.  Y es un problema porque la gente importante tiene problemas importantes... ...