10 agosto

Libertad y muerte (Poesías)

  


Un recodo

 

Un mundo cambiante

Un túnel de pruebas

Donde caminar hasta el final

Buscando la luz que nos hará

Amanecer de colores

 

Jaulas vacías

 

Solo aprendí a ser libre

Solo practico volar

No pido perdón por eso

Ni me arrepiento

 Del daño que he hecho

A tanta gente formal y perfecta

Que envejeció, esperando…

Cerrarme el bozal al cuello.

Cuido mi jardín, mi sueño, mi amor

Sin pensar en esos paramos

Donde se oxidan tantas jaulas vacías

Que habían preparado para mí.

…pero me alegro por las moscas

Que se revuelcan en la mugre

De los comederos que apenas olfateados

Abandone casi sonriendo…

Con mi estómago ladrando

Mi corazón llorando de pena

Por perderse en un camino,

Un espejismo aceitado

Que me llevaba al punto muerto

Donde se desnuda la trampa…

 

Comer no es estar vivo

Y respirar no es sentir

Caminar es envejecer

Si no lleva a ningún lado…

Conozco mi muerte

Por sentarme con ella a charlar

Si me erizo con su aliento frio

Fue para despertarme a pelear…

 

Ambulante

 

Tanta calle, tanto trato, tanto traqueteo

Mirando pasar las horas que faltan

Para llegar a llenar el monedero

De dientes cerrados y piernas acalambradas

Un gruñido se enciende detrás

De cada transacción bien realizada…

 

Mueren

 

¿Muerte? ¿Qué es la muerte?

¿Es un rayo voraz que llega de repente,

Una tragedia, un accidente, un duelo?

No… o puede ser, también, pero  yo he visto

Morir a la gente de a pedacitos, al lado mío

Segundo a segundo, retazo a retazo de piel

Arrastrándose por el destino cruel, inexorable

Apretando los dientes esperando, viendo

Viéndola, a su propia muerte, en cada trago venir,

Haciendo planes para antes y después

De que los ojos se cierren al final…

 

 

Un nombre era antes una cosa…

 

Como podemos saber, del mundo que nos rodea

Cada cosa, de su historia, la distorsión original

Cuando un nombre se da queda pegado, y ahí…

Las cosas pasan a ser lo que llamamos una vez

Y se adaptan a su historia cayendo como un pato

¡Flechado en el aire, muerto, sin más evolución!

Y las cosas que congelamos acercándolas a su nombre,

Cruelmente deformadas, para encajar con su llamado:

Y una mesa no era tal hasta que la llamamos

Y no sirve sino para comer, pero si la llamáramos silla

Habríamos solo de acostumbrarnos, y sería igual

En ella sentarnos, el nombre seria su transformación.

Y así, el mundo entero lleno de banderines, etiquetas y fechas y precios

No deja lugar a descubrir algo distinto a lo ruin

De la rutina establecida para nacer y morir, y en el medio

Con suerte nos salva el amor de la decadencia

De ya haber sido llamados de tal o de cual…

 

Un camino es un lugar

 

Caminos que se abren en dos, se tuercen

Y vuelven a doblarse para poderse cruzar

Como una trama, una red.  Algunos peces gordos

Pasan rompiendo todo, algunos hilos se cortan

Antes de lo planeado, pero… siempre mas

Queda en el aire y en el mar, para volver a soñar.

 

Algunas palabras

 

Prisión, muerte, desnutrición, delación,

Hambre, charco, bala, sangre, desolación,

Frio, lluvia, oscuridad, llanto, barro,

Sed, miedo, rabia, amor, enfermedad,

Adicción, persecución, represión, soledad…

Cuando todo deja de ser un cuento

La lluvia pierde el romanticismo

Y la fábula de la vida corre, vuela y cada uno

Busca su propia gramática, su propia ley

Del universo sintáctico, que pueda interpretar.

 

 

Simulando el nuevo mundo

 

Demasiados deportistas vendiendo drogas

A través de las pantallas oficiales

Miran caer las bombas sobre los últimos refugios

Mientras los pacifistas señalan, para otro lado claro

Después de fomentar el despliegue del engranaje

De las máquinas de guerra.  Y cuantos libertarios

Se prestan a manipular la verdad para aplastar

A disidentes que jamás van a ver, solo por seguir

Luchando sin perder el confort, vendiéndose

A las cadenas de supermercados, para poder tener

En su mesa el último enlatado. Gente oscura

Comprando luz para su alma a través de eco-paginas

Y miles de niños por segundo desengañados

Del mundo que los libros de cuentos decían proteger,

Mientras otros miles, más felices, no llegaron ni a leer…

 

El viaje

 

Una llamada, aun presa en la garganta

Llega antes de ser, al vigía que otea el horizonte

Un camino que se adentra en el monte

Deja ver sobre el verde el humo de las fogatas

Subiendo, hacia el cielo,  cada día más cerca

Del punto final aun apenas vislumbrado

Con la nostalgia de volver a un lugar, extraño ahora

Con la certeza de volver siendo otra persona.

Mientras todo lo importante, el equipaje mejor

Entra en un recodo del corazón, viaja liviana

Un camino que deja señales, silbidos…

Y la sombra del monte, la arena, el sol, como eternos

Infinitos testigos, sonríen y apuestan a favor.

 

 

Guerras

 

Guerra y reglas

Guerra y compasión

Guerra y armas prohibidas

Guerra y represión

Guerra y derechos humanos

Guerra y medios de comunicación

Guerra y respeto

Guerra y humanidad

Guerra y niños

Guerra, culpables e inocentes

Guerra y hambre

Guerra y sed

Guerra y verdad

No todas las palabras aciertan en el blanco

No todos los proyectiles son de metal

Ni se ignoró jamás, contra que, ni quienes

Empuñaban las armas

Los defensores de la libertad maniatada.

 

Hacia el sol

 

Hoy me desperté, tan lleno de amor

Que si fuera un pájaro, volaría

Hacia el sol, solo por sentir

El calor tibio que espera detrás de la mañana

Y el viento rugiendo mientras atraviesa mis alas.

No habría distancia que me aleje de mi cielo

Simple y claro mi viaje trazaría, hasta ese árbol

Que marca la esquina de tus sueños

Para posarme en tus costillas, a juntar palitos

Y en tu corazón hacer mi nido.

Cambio de estación

 

Siempre alertas, amanecen los teros…

Apenas canta solitario un benteveo…

¿Amasan o saltan esos horneros?

¿O solo están mirando el barro frio?

La mañana perezosa, quieta…

…el sol brillara lento también

Tanto falta para el comienzo

De la primavera, que:

Se decreta el fin del  invierno.

 

7,25

 

Cuando sale el sol apenas pasada la tormenta

Un sentimiento me ronronea en el pecho

En el aire hay mucho más que una materia, etérea

Y sin piedad ya, crear y destruir son dos caras

De la belleza y el ritmo de lo que olvidamos

Hace un millón de días.

 

 

No hace falta un día más

 

El grueso caño de una escopeta

Visto de frente, la mordida de fuego

De un fusil, no siempre nos alcanzan.

Estamos inmersos en la violencia

Que nos vuelve testigos

De nuestra propia descaracterizacion,

Sin cuestionar que solo somos, y no es poco,

Un hilo más en la trama de los amos del mundo.

 

Todo cuanto

 

Seguir sembrando, sembrando, sembrando…

Tirar semillas en el desierto, flores al viento

Disfrutar de un pájaro cantando en su último vuelo

Mientras se escucha el rugir de los motores

Que arrasan, cada vez más cerca, lo que late

En el lugar recóndito donde los seres callan

Y solo observan.

El mundo no es más escandaloso

A través de los diarios, que desde nuestro propio patio.

Sin embargo la vida desgajada no se rinde

Mientras pueda latir, soñar, o respirar

Y entre los basurales y los huesos

De desconocidos que murieron sin conocer la paz,

Todo el desperdicio de la inmensa maquinaria

Que convierte al mundo en un deshecho

Vuelve a convertirse en tierra, donde florece

La intención de sentirse vivo, y demostrarlo.

 

 

En un solo segundo

 

Puede correr la vida como una película

Puede llegar hasta nosotros el sentido final

Y saber con certeza que… no somos de nadie,

Ni vivimos para pregonar el mal, la muerte, el dolor….

Que no hay raza que haya nacido solo para trabajar

Y adquirir al precio de su vida, su infelicidad.

Que nadie sabe nada de nosotros, y nosotros apenas lo intuimos

Pero errar o caer es mejor en nuestro propio camino.

Que no es tan difícil decir te quiero, sentir, y hasta lastimar

Cuando a veces es necesario, arrancar la espina, aunque

Nos recuerde aun a la flor.  Y dejar ir el tiempo en nosotros,

Correr desde, hacia nuestro corazón.  Y un sentimiento de soledad

Estereotipado, desterrar de la visión del mundo, que todo nos ofrece.

Pero como esperar hasta el último segundo, alimentando cada día la traición

Si podemos darnos cuenta ahora, de que vivir, no está escrito en un libro

Sino sucede a través de nuestros ojos, nuestra cabeza, nuestro espíritu,

Nuestros pies, nuestras manos y todo lo que nos permitimos amar

Sin preguntarnos por qué, ni zozobrar ansiosos

Porque esté, o no esté, a nuestro alcance

 

El mercado de la guerra

  




  Consumo: sangre, destrucción y muerte.  No hay forma más clara de decirlo.

  Asistimos horrorizados, como siempre, a un nuevo capítulo de una larga guerra que amenaza con exterminar a un pueblo entero.  

  Pero no vamos a detener la guerra porque la guerra es todas las guerras, y se hace fuerte con sus miles de tentáculos agarrados de cada corazón ambicioso que olvida la importancia de la vida, y paga muy bien por el botín, y por cerrar los ojos a toda razón, a todo concepto extraño a la victoria misma. 

  Mientras tanto, no detendremos la guerra con nuestra indignación, no con nuestra diferenciación en un bando o en otro, mientras sigamos negando al ser humano que comparte todas las creencias como un punto de partida hacia la libertad.

  Al margen de esto, más allá de las creencias mismas, la guerra  no podría suceder sin nuestra colaboración, atentos ciudadanos inmersos en su realidad cotidiana, cómodos en la ignorancia, más espantosamente inertes y automatizados que los mismos soldados.  

  Por lo menos ellos están poniendo en juego, de alguna manera, su propia vida, y a eso están atentos, pero los miles de millones de personas en el mundo que aún están luchando por tener más de lo que necesitan, más de lo que se produce a su alrededor, son confortables testigos de su aporte a una maquinaria que nunca puede generar paz, justicia, equidad, amor, libertad.  

  Valores anhelos o ideales supremos y compartidos por la humanidad en su conjunto, pregonados hipócritamente por los gobiernos del mundo, verdaderos rehenes de una necesidad de acumular poder, que han delegado solo en su parte más pesada, que es la de defenderlo, y en eso nos encontramos…

  Pero no somos conscientes de nuestro verdadero papel en el devenir del mundo, hemos perdido el contacto con nuestros propios actos, solo funcionamos como robots, perfectamente previstos, o directamente dirigidos estadísticamente en nuestros hábitos de consumo para ofrecernos presuntas opciones en las que no elegimos.  

  Pero no se nos ocurre verificar el sabor de nuestros alimentos con algo real, primero nos vendieron el sabor artificial y luego exterminaron el gusto, y así actuamos en todo, apostando a un mundo falsificado, costoso y superfluo.  

  Pero no contamos en el rédito de nuestro automóvil, las muertes de cada ser humano en guerras por el petróleo, solo nos importa que sea más barato.

  Porque todos sabemos cómo funcionan las cosas, el dinero llama al dinero, mientras el flete lo pagan los pobres, entonces, subsidiamos el consumo de los aviones de guerra con nuestros automóviles, financiamos operaciones bélicas a lo ancho del planeta comprando veneno empaquetado en el supermercado, en vez de plantar una papa, aunque sea en el balcón en una maceta.  

  Pero tampoco vamos a cambiar hasta que nos lleve de la mano un líder fuerte, como estamos acostumbrados, como se acostumbraran nuestros hijos el día que los lleven a la guerra, en esta cultura del suicidio colectivo como respuesta a la voracidad de las corporaciones.

Y así seguimos esquivando problemas y contradicciones que evitamos mencionar junto a las banderas de defensa de la democracia, de la igualdad y la justicia, el ambiente y todo lo demás que nos preocupa, junto al flagelo del hambre que siempre es lejano aunque lo tengamos al lado.  

  Porque nos encanta mentirnos a nosotros mismos, y ser los multiheroes de la pantalla, donde nos sumamos sin pausa a cada llamado a la paz mundial, a la equidad, a la construcción de un nuevo mundo, que, oh casualidad, empieza desde la puerta de nuestra casa hacia afuera, mientras admiramos los aviones, mientras envidiamos secretamente a los matadores.

  Por supuesto, es mejor matar que ser muerto y además los impuestos los pagamos o los evadimos igual, sin distinción de políticas ni beneficios comunes a la vista…

  Porque en realidad, no hay grandes problemas, sino una acumulación indolente y despótica de malas decisiones personales que se convierten en pequeños problemas, que en lo que respecta a nuestra responsabilidad individual no carecen jamás de solución.  

  Pero no tenemos la voluntad de cambiar nuestros hábitos de consumo, ni nuestra visión sobre las relaciones humanas, como no tendremos jamás verdadero poder sumándonos al poder. 

  Y así es como divagamos entre la fantasía de luchar por nosotros mismos al mismo tiempo que fabricamos balas que todavía no nos apuntan, al mismo tiempo que vemos brotar los bancos de otros bancos que aspiran todo el fraudulento sistema monetario financiero, transformando papeles recién impresos en la suma de todos los bienes que produce la raza humana… 

  Y a eso aún le encontramos sentido porque… ¿Por qué?

  ¿Nos vamos a hacer esa pregunta? 

  O seguiremos soñando con ser millonarios felices,  o solo con zafar de la soga al cuello, o con irnos de vacaciones a cualquier lugar privatizado por los fabricantes de divisas inútiles.  

  Bienes sociales, patrimonio humano, territorios comunes, naturaleza virgen al alcance de todos salvo por esos malditos alambrados, sembrados al azar según el humor de los expoliadores mundiales.  Aun podemos cazar y pescar, plantar y cosechar, tomar agua de la canilla, bañarnos en el rio, pero nos venden enfermedad y nos encierran, nos llenan de pestes programadas, de miedo, de culpas ajenas y ambiciones nuevas.  

  Y cada día, al despertar, olvidamos que no somos más que un pedazo del todo, para todo matar y enjaular, y una nueva bomba se abrocha al ala de un avión para que nuestros deseos se cumplan.  Hoy también, si tenemos la valentía de asumirlo, hemos hecho lo mismo.  

  Mañana… mañana…  Mañana nos alcanzara nuestro futuro común. 

 

Felices e Incapaces

  Bueno...   Siempre es un problema conocer a gente importante.  Y es un problema porque la gente importante tiene problemas importantes... ...