20 marzo

Mostrando los dientes

 

 

  Un perro puede ser adiestrado, educado, amansado o preparado para pelear, incluso contra su propia especie, diez mil años de domesticación  lo preparan para eso.  Puede ser atraído con un plato de comida, con una alfombra deshilachada o un techo que le de sombra a sus miedos.  

  Puede ser domesticado incluso con una caricia, y podrá ser atado con una cadena o encerrado en un pequeño patio, y aun así, correrá a lamer la mano que lo lastima.  Ideal compañero para las desastrosas consecuencias con que este mundo inestable corroe los corazones actuales.

  Catalizador y remedio de los peores estados de la mente: accesible para ser pateado cuando la tensión se hace insoportable (jamás por eso morderá a su dueño).

   ...Y luego, presto a recibir las caricias que conjuren la soledad, fruto de la incoherencia y el funcionalismo imperante en las relaciones humanas. En este mundo trazado por vampiros humanos, el perro tiene un lugar asegurado. 

  Podría decirse que, a pesar de haber superado la etapa de cazadores, donde era tan útil por sus aguzados sentidos, el perro sigue siendo por su función, casi imprescindible a la raza humana.  

  Con su sometimiento y su disponibilidad, mantiene la unidad de las familias, o absorbe el duro costo de la soledad, consumiendo el estrés a cambio de alimentos balanceados, sin sabor. 

  Raza miserable de perros pidiendo compasión para morir llorando juntos en los brazos de sus protectores de la esclavitud, puedo verlos caer a mi alrededor todos los días sin que me muevan un pelo, sordos ciegos o rabiosos.  

  Mutiladas conciencias, ni siquiera tienen la suerte de los animales del zoológico que saben que han perdido su independencia y la añoran dulcemente, como los acordes de una guitarra flamenca añoran la caída de la tarde.

  Un perro no necesita razones para morder, echarse a dormir, correr o descansar, solo recorre excusas ajenas que derivan de otros mundos que no son el suyo, sin pretender entender por o para que ha sido conquistado.  

  Intenta comprender y hacer amistad, a la vez que odia a los gatos que transcurren su vida ociosos, entre dos mundos, sin mancharse con el que aparentan elegir. 

  Es justo señalar la alegría de los perros de la calle, su abandono a la aventura, en búsqueda de la pradera, del bosque virgen que no terminan de encontrar en la acorralada ciudad.

  De vez en cuando alguien pretende rescatarlos, y los humilla nuevamente, condenándolos a un mundo repudiado y cruel, volviéndolos a engrasar con comida balanceada y rejas, muros y estúpida compasión, y el perro llora sin lágrimas, y no deja un día de pedir que le devuelvan su poder de decisión. 

  Es inútil, el inquisidor no solo no entiende, sino que intenta hacer escuela.

  Finalmente, el perro muere de tristeza y vacío, y el ladrón de almas piensa solo que no pudo salvarlo a tiempo, y que le dio los días buenos de su vida.  Ese error lo hace pasar por alto su terrible acto de esclavitud.

 

  Un lobo no puede ser domesticado, ni en cien años, solo dará su confianza a quien desee, y jamás venderá su libertad por nada del mundo, la ama de tal manera que el frio cortante de la escarcha puede sentirlo como una caricia, que el hambre fulgurante que siente al acechar otro animal tan libre como el a través de los bosques lo alimenta como si fuera un ejercicio.  

  Es capaz de sentirse feliz con solo mirar las estrellas, y aun de arrancarse una pata con sus propios dientes antes que quedarse atrapado en una trampa.  Convierte su sed desesperada en una excusa para recorrer nuevos territorios en busca del agua que prefiera beber. 

 Muere arrogante y libre, escupiendo su desprecio a cada ley que intenta sustraer el maravilloso mundo a la mediocridad del futuro prevenido y seco, esclavo y temeroso, inerte y manipulable como el blando metal.

  Puedo verlos correr, solitarios o en pequeñas jaurías, sobrevivientes.  Buscando el punto débil para matarlos antes que ellos a mí, o, con la misma mirada y por los mismos motivos, correr juntos por las praderas en total hermandad, cruzando juntos el sol y las sombras.

  Sin embargo el lobo es pasto de fabulas y mentiras elaboradas por los pisoteadores de huertas, por los ladrones de sonrisas, por los vampiros de niños e inocentes.  

  Y como Juancito el Mentiroso, repiten su mentira hasta convencer a los convencibles, temerosos, necesitados de un fantasma que los alivie de su falta de metas, de la casta carga de su orgullo que no logran llenar.  

  Y sin haber visto al lobo ni una vez en su vida, repiten versiones incoherentes, y las mejoran hasta lo insostenible para sentirse importantes.  Y después viven con miedo, buscando alianzas espurias para sentirse protegidos, cuando el lobo bostece frente a sus ojos, una mañana adormecida y fría, lo viven, y transpiran en sueños... exagerado castigo.  

  Puede que el lobo tenga tiempo de jugar con ellos, y limpiar sus colmillos gastados en sus costillas…

  Pero no cometo la torpeza de jugar con los perros, ni de pretender pelear con ellos, humillante descenso a la estupidez.  Solo me es tan indiferente su raza como mis pies pueden serlo al pasto húmedo de los prolijos parques que a veces no puedo más que atravesar.  

  A veces doy el último salto de la trampa mientras los veo elegir quedarse,  con sus ojos y sonrisas de perros, sé que no me envidian, saben que no los envidio, mientras me empiezan a ladrar desde el otro lado de las rejas, como obedientes guardianes, aparentemente feroces en su reclusión. 

  Cuando, a veces, se abre la puerta por error, se quedan mirando desorientados, o se arrastran meándose como cachorros, ensayando disculpas que nadie se quedará a escuchar.

  Mundo de perros sin honor, mundo de lobos sin dolor, mundo de seres humanos sin alma que ensayan una y otra vez su destrucción, consumiéndose unos a otros. Intentando conquistar un planeta que no les pertenece: solo cuando las razas y los países se acaben, dirán que ha llegado la paz, pero tamaña reducción no es posible, cuando cada ser vivo sobre el planeta es una raza.  

 Y cada mota de polvo es un país, donde lo único cierto es la pertenencia, no la nación que acosa la conciencia. 

 

La guerra sin escombros

 

 


Me desperecé una mañana soñolienta… ¿Cantaban los primeros pájaros?  

  El sol se anunciaba en la luminosidad creciente del aire, y yo, sin embargo, todavía estaba a mitad de camino. 

  Porque mi camino era ese cuero, ese cuerpo al lado mío, al lado del mío, relustrado a lengüetazos, despertado a suaves mordiscos, apretado, acariciado, recorrido sin llegar a ningún lado, comido sin matar el hambre, y cada día más nuevo, más lejos de terminarlo.

  Creo que me va a llevar mil años saber qué es lo que me gusta de vos, serán los detalles del calor de tu piel, la temperatura de tus sueños, tu olor remezclado con el mío,  la historia contada en la superficie… será tu forma de reír, de sonreír, de esperar el momento… 

  Será tu forma de invitarme, de dejarte invitar arriba o abajo mío, de rodearme por los cuatro lados, suave o salvaje como el fuego en el pasto seco.  Será por enseñarme a descansar del mundo solo el tiempo suficiente, todo el que necesitamos para clavarnos ese anzuelo en la piel y arrastrarnos como peces salvajes, y sacarlo mirándonos a los ojos para volver acá.  

  Para seguir vivos, en este mundo material, en este almacén anarco capitalista que nos rodea.

  Y no aprendo de libros, ni de nada ajeno a lo que siento, solo me dejo llevar, sin prejuicios ni limites, hasta donde pueda llegar.  Y tal vez podría ser distinto, de otra manera, pero es así, como me gusta a mí.  Y como le guste a cada uno es lo mejor, porque hay pocos espacios de libertad más posibles que el sexo.  Y la libertad de uno es la libertad de todos, no es tan difícil de entender. 

  ¿O sí? ¿O podrías sentir mejor, más placer, más libre, si impusieras tu forma a los demás, o los demás te recluyeran en la suya? Creo que no, pero hay que sentirlo para saberlo, o ser parte de la violencia más ridícula de pretender dirigir la libertad ajena.  Y miro la curva de tu espalda cada vez más suave, y temo despertarte antes de tiempo, a pesar de buscarnos entredormidos, entre los sueños.

  Verte dormir es tan dulce que me contengo, me deshago de mis ganas de lamerte un hombro y me deslizo de la cama, sin hacer ruido, solo liberando el colchón, y me digo necesario tu descanso y el mío.  Y me extraigo casi justo a tiempo de evitar el roce de la punta de tus dedos buscándome y enredando mi voluntad en una batalla sin vencedores ni vencidos, una guerra donde los dos bandos se rinden… 


  Tal vez deberíamos poner un límite a esto, a este derroche de besos que no alcanzan nunca, o un horario, un tiempo exacto, pero empezamos tan lentamente que ya se fue media hora y todavía vamos por el principio. Aunque nunca es igual.  

  Pero me gusta… besarte y agarrar esos labios y absorberlos despacito, como se come un helado bien frio, pero calientes, y mirarte un segundo antes de mordisquearte la oreja como un cachorro, y sentirte entregada.  

  Acariciarte… …dejarme acariciar los pelos erizados con la piel de la punta de tus dedos hasta reconocer de nuevo nuestros cuerpos.

  Y bajar sin preguntar nada o pidiendo permiso a tu ombligo, que se eleva y late entre un territorio que espera verme pasar, mientras afuera se escuchan los gallos y el amanecer de la gente atareada.  Como un gato voy a beber al Amazonas, desmontado para mí, que no siempre cuido el planeta.

  Como un labrador aflojo el terreno y muevo, olfateo el olor de la lluvia que llama al cielo, y después recorro todo como una tormenta de verano, de a ratos parando o haciendo torrentes en tu huerta ¿Y cómo saber cuándo basta, si no te cansas, si queda un poco más adentro tuyo por aflorar en expresiones sin palabras, en el ronroneo de tus manos en mi pelo? 

  Sigo,  sigo y me retuerzo buscando la forma de hacer más, la punta de mi lengua a veces como una flecha buscando el blanco, a veces  jugando igual que un niño revuelve la taza de chocolate, o recorriendo como pintando una pared a brochazos. 

   Hasta con la nariz y la pera te hago mía, con mis manos te arponeo a los costados, te agarro para que no escapes y empiezo de nuevo, y sigo.  …me arañás despacito hasta que, acalambrado y cansado llego al tope de mi esfuerzo y me das tregua, y quedo tendido, casi con ganas de darte la espalda y seguir durmiendo, pero me gustan tus ojos mirándome al escapar…

  Y ya me está comiendo la boca con su amor, desayunada, lánguida y estremecida ya me está surcando como un mar urgente que hubiera olvidado navegar.  No puedo más que entregarme, más nada que dejar hacer, dejar pasar, como un pino aturdido por el viento y la lluvia que lo sacuden pero lo alimentan.  

  Y ahora soy yo el que no se decide a frenarte, ni llegas al fin de tus dedicaciones…  ¿Cómo es que podes hacerme traspirar y desregular la presión sanguínea con el solo roce de tu lengua callada?  Siento tanto placer que pareciera extenderse en un territorio más grande que yo mismo y sin embargo esta todo ahí, concentrado.  

  Lejos de soltarme parecieras aferrarte como a una tabla en el mar, sin esperanzas de navío alguno. ¿…pisan la arena tus pies?  Ahora suave me castigas más y no puedo dejarte seguir, y no puedo sacarte sin mi voluntad arrasada por el placer de morir entre tus labios.

 Finalmente te dejas arrancar a regañadientes de mí, para no vencerme, justo antes de quedar completamente trastornado, para poder acariciarte mejor,  y envolvernos en el abrazo que hubiera empezado todo si no fuéramos tan caprichosos en esta necesidad de dar amor, amor, mi amor. 

  Y me fijas ahora al fondo de sabanas arrugadas que todavía no terminan de caer al suelo y me entrego sin quejarme a tu febril mirada que se balancea desde arriba, que no quiero despertar, ni que despiertes del todo hasta que el mundo entero deje de importarnos.  

  Y ya los gurises de vacaciones se oyen en el barrio corriendo y gritando y sacando a pastorear los caballos mientras te acomodo lentamente yo ahora, del otro lado para buscarte mejor.  

  De a ratos entro y salgo, o solo mojo la punta como un hábil pintor que no quisiera derramar una sola gota en el piso, y la gente a trabajar como todos los días mientras mi casa permanece quieta, del lado de afuera, mientras adentro las paredes absorben tus gemidos y mis ansias.

  Golpeo sin lastima hasta despegarnos de la cama, hasta sostenerte en el aire contra mi… hasta que el mar revuelto de tu pelo se funde en mi cuello y libera el puerto finalmente… termino escorado contra tus tetas.  

  Mordiendo el aire cansado y tibio, ya a punto de volverme pájaro y salir volando para cristalizar esta sensación que me recorre sin matarme y sin dejarme vivir en este mundo.   Que vuelve, poco a poco a rodearme hasta que salgo caminando de la realidad, de la cama para calentar el mate como para decir que me desperté temprano.

  Resoplando como un maratonista, me visto ligeramente y abro la puerta para que cambie el aire justo cuando el calor de esta mañana de verano nos deja sonreír a la luz del sol.  

  Mientras ladran los perros a los carros que pasan por la calle, mientras salgo para buscar agua para la ducha, y vuelvo a sentir tu abrazo, caricia y mates para desayunar, mientras empezamos a caer como al azar en el día, en un nuevo día juntos, acechándonos sin terminar de saber quién es la mosca y quien es la araña.

  …

    …Y sin embargo, eso no es lo mejor que podías dar, ni nada de eso es más dulce que la libertad, y un día te deje dormir tranquila para poder seguir mi camino.  

  ¡Buen viaje…!

05 marzo

Biblioteca Paquete

 


 


Estimados, 

    Les escribo para hacerles un pedido, pero antes quiero describirles brevemente los antecedentes hasta el día de hoy:

  Vivo en un barrio costero, donde viven pescadores, ladrilleros, recolectores informales de basura, y otros actores dedicados a actividades mas lucrativas, aunque ilícitas, como el trafico de drogas, el robo o el contrabando.  se encuentra actualmente en plena efervescencia, o por lo menos, silenciosamente, a todo lo que dan las posibilidades.

  Encuadrado en la particular zona sur de Concordia, históricamente indómita, y sin dueños, la carretera, o mas bien, el barrio de "Carretera La Cruz" viene de atravesar una historia de años, décadas de abandono estatal absoluto, falta de recursos, delincuencia y pauperización, donde la lucha es día a día por poder comer, y mantener el rancho indemne entre las bandas y los consumidores o vendedores de drogas.  

  Sin animo de juzgar a nadie, creería que la situación se mantuvo tantos años por el clientelismo político, la falta de perspectivas a futuro, y una total autodesvalorización en los habitantes del barrio, apoyada por los prejuicios del resto de la ciudad, la hipocresía que solo busca chivos expiatorios y la tendencia histórica a tratar al barrio como un gran basural, donde hasta hace un tiempo podían verse lujosas camionetas tirando orgullosamente su basura al costado mismo de las calles, o del muro, la "defensa sur" que bordea el barrio como protección contra las inundaciones, donde luego irían los niños descalzos a buscar comida, ropa o juguetes rotos.

  Pero bueno, afortunadamente las cosas van cambiando por el esfuerzo de varias personas, y el empuje de la gente del barrio, que con una sola oportunidad mínima que tengan demuestran su potencial total, mas o menos articulados, mas o menos respondiendo a algún interés político, hay algunas cosas en marcha como talleres de todo tipo, o un gimnasio de box que generan oportunidades, sobre todo, de cambiar la mirada hacia si mismos.

  En  mi caso, hace ya tres años que vivo acá, y desde el primer momento inicie un trabajo de saneamiento en el arroyo que pasa al lado de casa, reintroduciendo especies de peces y plantando arboles... 

 En este momento he logrado el apoyo del INTA, que suministró semillas y frutales, así como de la secretaria de ambiente, interesada en revertir la actual situación de basural a cielo abierto, esperando poner en marcha algún proyecto con su ayuda, en fin, que en realidad todo es a pulmón sin recursos mas que el tiempo, y sin embargo, en estos tiempos hemos puesto en marcha, con los vecinos, casi doscientas huertas, plantando también arboles frutales, y generando comunicación y colaboración y conciencia, lo que repercute en la mesa, en la familia, en la esquina, en el barrio.

  Entonces, tendría mucho mas para contarles pero si no los canse y llegaron hasta acá, voy a ir abreviando, teniendo en cuenta que podremos extendernos y sacarnos las dudas mas tarde, llegando finalmente al centro del asunto que motiva esta carta: hace un tiempo, estoy formando una biblioteca en mi casa, publica popular y de acceso libre, que de momento se expresa en una mesa en mi casa llena de libros. como mi casa es pequeña, mis intenciones son construir una pieza, en barro, aprovechando para hacer un taller de construcción donde se aprenda y divulguen las diferentes técnicas, haciéndola de dos pisos para que el superior quede de espacio fijo para la biblioteca.  

  Mientras tanto ya estoy prestando libros en los siguientes términos: la biblioteca no tiene fichas ni catálogos, aunque los libros que entran van siendo fotografiados y puestos en el Facebook de la misma. 

  Al llevar un libro se paga su alquiler con un producto o servicio, o sea, un alimento, un paquete de bolsas de residuos, una planta o árbol, cinta scotch, trabajo comunitario, etc. etc. por ejemplo, o nada, o participando en alguno de los proyectos en marcha. por eso se llama "biblioteca paquete" y apunta a multiplicar y fortalecer los proyectos y buenas voluntades.  

  Para este emprendimiento es que quería solicitarles cualquier colaboración que pudieran hacer al mismo, en libros o materiales de librería, como hojas, lapices o pinturas o cualquier cosa que pudieran aportar.  

  Dado el estado de emergencia informativa y las necesidades de progresar que no encuentran a veces un parámetro en el cual darles forma, no teman que su aporte pueda ser pequeño ni demasiado grande, y todo sera bien recibido, aunque el norte de la biblioteca esta orientado a los temas ambientales, reciclado, oficios, "autoayuda" gestión comunitaria, cooperativismo, tratamiento de aguas, técnicas alternativas de construcción, huerta jardín y técnicas orgánicas o permacultura, cría de animales, abejas, agroecología, generación de conciencia, y alternativas, energías renovables, etc., o sea, todo lo que ayude a mejorar la calidad de vida como seres humanos, la comunicación, la gestión autónoma y la soberanía alimentaria y social. 

  Esperando no haberlos molestado demasiado ni tan poco, los saludo atentamente, confiando y agradeciendo desde ya su apoyo, que tengan muy buenos días, éxitos y una excelente gestión. 

 

 

  Santiago Presas

  54 0345 156028998

  Calles 68 y 23, Barrio Nuevo, Carretera La Cruz

  Concordia, Entre Ríos, Argentina.

  cp.: 3200

Felices e Incapaces

  Bueno...   Siempre es un problema conocer a gente importante.  Y es un problema porque la gente importante tiene problemas importantes... ...